Este Día de Acción de Gracias, el grueso de la población tiene poco que agradecer. El peso aplastante de los precios inflados de necesidades como alimentos, vivienda, salud, guarderías y transporte sigue afectando a las familias de clase obrera. Los trabajadores están teniendo dificultades para costear cenas con pavo para sus familias y amigos, después de que el costo promedio de un plato de Acción de Gracias aumentara 19 por ciento desde antes de la pandemia en 2019, según la American Farm Bureau Federation.
Pero existe una realidad completamente distinta en el entorno de los ricos y ultrarricos. Las copas de champaña suenan en Wall Street, en el hotel Mar-a-Lago de Donald Trump, en la Casa Blanca y Capitol Hill, cuando la racha alcista de la bolsa de valores y la bonanza que ha llovido sobre los oligarcas de EE.UU. y sus servidores políticos bajo Joe Biden se acelerarán masivamente bajo el Gobierno entrante de Trump.
El presidente saliente Biden está pasando su feriado en Nantucket, en la casa de David Rubenstein, el fundador milmillonario de Carlyle Group. La candidata presidencial derrotada Kamala Harris estará bronceándose en Hawái. La mayoría de sus votantes, así como los de Trump, intentan a duras penas solo sobrevivir.
Las filas de los multimillonarios de Estados Unidos crecieron a 800 bajo Biden y su riqueza colectiva aumentó en un 62 por ciento a más de $ 6.2 billones (sin contar los cientos de miles de millones adicionales acumulados en el aumento del mercado de valores desde la elección de Trump). En diciembre del año pasado, el 1 por ciento superior de los estadounidenses se llevó el 21 por ciento de todos los ingresos personales, más del doble de la proporción del 50 por ciento inferior. El uno por ciento superior de los estadounidenses poseía el 35 por ciento de toda la riqueza personal y el 10 por ciento superior poseía el 71 por ciento, mientras que el 50 por ciento inferior poseía solo el 1 por ciento.
En menos de ocho semanas, la camarilla de multimillonarios, fascistas y charlatanes de Trump asumirá el cargo. Buscará imponer una agenda de deportaciones masivas y represión estatal, una escalada de la guerra y el genocidio, más recortes de impuestos para los ricos, el desmantelamiento de lo que queda de la red de seguridad social, el desmantelamiento de la salud y educación públicas, y el levantamiento de prácticamente todas las regulaciones sobre las grandes empresas. Las cosas no podían parecer más optimistas para los parásitos financieros que controlan ambos partidos y todo el sistema político.
Elon Musk, el compinche de Trump y el hombre más rico del mundo, con una fortuna de $300 mil millones y contando, se unirá al multimillonario Vivek Ramaswamy al frente del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de Trump, donde planean recortar el presupuesto federal en $2 billones. Esto significará la destrucción de Medicare, Medicaid y el seguro social y el despido de cientos de miles de trabajadores públicos.
Esto se suma a un desastre social que ya enfrentan las masas. Casi el 40 por ciento de los estadounidenses, en una encuesta realizada por Harris Poll para Bloomberg News en diciembre de 2023, dijo que su hogar recientemente dependía de dinero adicional a sus ingresos regulares para llegar a fin de mes. De ellos, el 38 por ciento dijo que las cantidades adicionales apenas cubrían sus gastos mensuales sin nada de sobra, y el 23 por ciento dijo que no era suficiente para pagar sus facturas.
Desde diciembre pasado, los despidos masivos en los sectores automotriz, aeroespacial, minorista y otros han seguido extendiéndose, devastando aún más a las familias de la clase trabajadora. Estas condiciones ya han desencadenado una ola de huelgas, en Boeing, en los muelles, en el sector automotriz, en las que los trabajadores se rebelaron contra los burócratas sindicales y votaron contra los contratos propatronales.
Aquí hay algunos índices clave de la realidad social que enfrentan amplias capas del pueblo estadounidense en el Día de Acción de Gracias:
Hambre
- Según la Encuesta de Pulso Familiar más reciente de la Oficina del Censo (octubre de 2023), uno de cada ocho adultos estadounidenses tiene dificultades para costear suficiente comida. Casi 28 millones de adultos en todo el país, el 12,5 por ciento de la población adulta, viven en hogares donde a veces o con frecuencia no hay suficiente para comer. Esta es la cifra más alta alcanzada desde el primer año de la pandemia de COVID-19.
Situación de calle
El documento “Estado de la falta de vivienda” de la National Alliance to End Homelessness, edición 2024, informa:
- En 2023, el aumento interanual en el número de personas sin hogar fue del 12,1 por ciento, el mayor aumento desde que comenzó la recopilación de datos en 2007.
- De 2022 a 2023, la falta de vivienda para familias enteras aumentó en un 15,5 por ciento.
- Más personas que nunca están experimentando la falta de vivienda por primera vez. De 2019 a 2023, el número de personas que entraron en albergues de emergencia por primera vez aumentó más del 23 por ciento. En el transcurso de 2023, casi un millón de personas se quedaron sin hogar por primera vez.
- La enorme carga del costo vivienda están en aumento. El número de hogares de inquilinos que pagan más del 50 por ciento de sus ingresos en alquiler aumentó dramáticamente, aumentando más del 12,6 por ciento entre 2015 y 2022.
- Más de la mitad de las personas sin hogar en albergues y un poco menos de la mitad de las personas sin hogar fuera de albergues tienen un empleo formal.
Pobreza
- Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Estados Unidos tiene la tasa de pobreza más alta entre los 26 países más desarrollados del mundo. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) clasifica a los Estados Unidos en segundo lugar detrás de México en una escala de lo que los economistas llaman “pobreza infantil relativa” cuando se compara con 35 de las naciones más ricas del mundo.
- En 2023, la tasa oficial de pobreza de los Estados Unidos, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, era del 11,1 por ciento. En 2023 había 36,8 millones de personas en situación de pobreza.
Esperanza de vida promedio (en años)
- La esperanza de vida general en los EE.UU. era de 76,4 años a principios de 2023, la más baja en más de 20 años.
¿Cómo es esto posible en el país más rico del mundo? La respuesta es un sistema en que la clase trabajadora, que produce toda la riqueza, se le roba sistemáticamente la gran parte de lo que produce sobre la base de la propiedad privada de los medios de producción, la producción con fines de lucro y la estructura del Estado nación que rige la vida económica y que es históricamente obsoleto.
Los niveles de exceso oligárquico y parasitismo en los Estados Unidos son particularmente grotescos debido a la completa subordinación política de la clase trabajadora a la élite gobernante por medio del sistema bipartidista. La exclusión de la clase trabajadora de la vida política es impuesta por la burocracia sindical y sus parásitos pseudoizquierdistas en grupos prodemócratas como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés).
Esto se refleja en hechos tales como el congelamiento del salario mínimo federal en $7.25 por hora, ni siquiera suficiente para sostener la vida humana. Mientras tanto, el monopolio bipartidista gasta un billón de dólares al año en la guerra y el ejército y un billón al año para pagar una deuda nacional de 34 billones de dólares y en aumento. Estos últimos pagos, que enriquecen directamente a los bancos y fondos de cobertura, se suman a un total combinado de 12 billones de dólares repartidos para rescatar a la élite financiera en las crisis de Wall Street de 2008 y 2020.
Los millones de trabajadores que votaron por Trump lo hicieron como protesta contra la indiferencia no disimulada de Biden y Harris ante el impacto devastador de la inflación y la austeridad, incluida la expulsión de 40 millones de personas de las listas del Medicaid. No votaron por la instalación de una dictadura, la detención de trabajadores inmigrantes en campos de concentración vigilados por los militares para su deportación sumaria, la expansión de la guerra global del imperialismo estadounidense contra China, un aumento en el apoyo de Washington al genocidio en Gaza ni la destrucción de millones de empleos y servicios sociales básicos.
Quedarán atónitos y enfurecidos por lo que se avecina bajo Trump, y resistirán, masivamente y a escala revolucionaria. León Trotsky en su monumental Historia de la Revolución r usa dedicó un capítulo a “El zar y la zarina”, en el que escribió sobre la ceguera cognitiva que parece poseer a las clases dominantes en vísperas de los levantamientos revolucionarios. Escribió:
Ante esa inundación histórica cuyas sus olas se aproximaban cada vez a las puertas de su palacio, el último Romanov antepuso solo una muda indiferencia. Parecía como si entre su conciencia y su época hubiera algún obstáculo transparente pero absolutamente impenetrable.
Trotsky continuó:
El zar no tenía necesidad de recurrir a narcóticos, pues llevaba en la sangre una “pócima” fatal. Lo que ocurre es que sus efectos eran particularmente asombrosos contra el trasfondo de los grandes eventos bélicos y la crisis interna del país que impulsaron la revolución.
La clase dominante estadounidense se enfrenta a un ajuste de cuentas histórico. La única fuerza social que puede detener y revertir el deslizamiento hacia el fascismo y la guerra mundial es la clase trabajadora, en los Estados Unidos e internacionalmente. Luchará, pero requiere una perspectiva y estrategia científica marxista e internacionalista y la construcción de una nueva dirección, que solo pueden lograr el movimiento trotskista, el Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. ¡A todos aquellos que ven los peligros y quieren luchar, les decimos que se unan al Partido Socialista por la Igualdad y asuman la lucha por la independencia política de la clase obrera y el socialismo!
(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de noviembre de 2024)