Fuentes al interior o cercanas al equipo de transición del presidente electo fascista Donald Trump advirtieron a CNN la semana pasada que implementarán “una estrategia agresiva hacia Latinoamérica”.
Esto presuntamente incluiría la reactivación de las sanciones económicas catastróficas contra Venezuela para tumbar al Gobierno de Nicolás Maduro. Una fuente dijo que, para obligar a los países a recibir a migrantes deportados y acatar otras órdenes estadounidenses, “Todas las opciones están sobre la mesa. Una vez que el presidente reestablezca la credibilidad y las consecuencias, no será tomado a la ligera”.
La selección del senador de Florida, Marco Rubio, como secretario de Estado, ofrece más que un vistazo a lo que está sobre la mesa. Bajo el primer mandato de Trump, Rubio fue uno de los arquitectos de la campaña de “máxima presión” de sanciones al sector petrolero de Venezuela que privó al país de las reservas extranjeras necesarias para comprar alimentos y medicinas, lo que resultó en decenas de miles de muertes y millones de refugiados.
En ese momento, Rubio insistió en que había que considerar una intervención militar estadounidense, afirmando a la publicación fascistizante Breitbart que “el régimen de Maduro se ha convertido en una amenaza para la región e incluso para Estados Unidos”.
Si bien el gabinete de Trump está lleno de otros militaristas antichinos, Rubio representa a un sector de la élite política particularmente preocupado por asegurar el control de las reservas de petróleo más grandes del mundo, ubicadas en Venezuela, y otros recursos estratégicos y posiciones vitales en América Latina en preparación para intensificar los conflictos militares y económicos a nivel mundial.
Esto es lo que quiso decir cuando declaró durante una audiencia en el Senado en 2022: “Simplemente no podemos permitir que el Partido Comunista Chino expanda su influencia y absorba a América Latina y el Caribe en su bloque político-económico privado. Eso dejaría a nuestro país peor y atraparía a los pueblos de América Latina y el Caribe en una generación de sufrimiento y represión. Así que tengo la esperanza de que nuestra nación comenzará a abordar esta amenaza de frente y revitalizará seriamente nuestro compromiso en la región”.
Más recientemente, Rubio se opuso al acuerdo alcanzado entre Caracas y el Gobierno de Biden para organizar las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela a cambio de exenciones temporales a las sanciones, a pesar de que era claramente una trama de Estados Unidos para alegar “fraude” independientemente del resultado.
La semana pasada, rechazando la declaración de Maduro como ganador por parte de las autoridades electorales venezolanas, el secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, declaró en X que el candidato respaldado por Estados Unidos, Edmundo González Urrutia, había ganado “rotundamente” y era “presidente electo”.
El día anterior, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó con apoyo bipartidista un proyecto de ley que prohibiría al Gobierno de los Estados Unidos tratar con cualquier persona o entidad con vínculos comerciales con Caracas. Además, congelaría más activos venezolanos e impondría otras sanciones. Ahora pasará al Senado.
Estas últimas decisiones preparan el escenario para una gran intensificación de las conspiraciones para derrocar a Maduro en vísperas de la toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero.
De manera similar, en 2019, Trump había declarado al títere de EE.UU., Juan Guaidó como “presidente interino”, pero éste fracasó a la hora de incitar a los líderes militares venezolanos a llevar a cabo un golpe de Estado para colocarlo en el cargo. Sin embargo, la pandilla de agentes de la CIA en torno a Guaidó se robó Citgo, la valiosa subsidiaria estadounidense de la petrolera estatal venezolana, y organizó una invasión fallida de una fuerza mercenaria dirigida por un ex boina verde para secuestrar a la dirigencia venezolana.
González y su Plataforma Unitaria han fracasado aún más miserablemente que Guaidó en instigar un golpe de Estado; sin embargo, desde Blinken hasta Rubio, el imperialismo estadounidense solo conoce el lenguaje de la devastación económica, la subversión y la guerra para contrarrestar su pérdida de hegemonía económica.
Las manifestaciones de gran tamaño contra el presunto fraude electoral de Maduro en julio duraron solo un puñado de días. Para septiembre, González había firmado una declaración cobarde reconociendo su derrota electoral ante las autoridades venezolanas para evitar una orden de arresto y poder huir del país a bordo de un avión de la Fuerza Aérea española.
La líder fascistizante de la coalición opositora respaldada por Estados Unidos, María Corina Machado, cuya candidatura fue descalificada por los tribunales y que también enfrenta órdenes de arresto, dijo recientemente al New York Times que teme salir de su escondite, que supuestamente se ubica en Venezuela.
Sin embargo, la elección de Trump ha esperanzado a los golpistas en Venezuela sobre un enfoque aún más abiertamente neocolonialista.
Machado aplaudió a Trump por nombrar a Rubio para secretario de Estado y al legislador Mike Waltz para asesor de Seguridad Nacional, señalando que sus equipos están en “contacto permanente”. La destitución de Maduro, argumentó, sería “una enorme victoria de política exterior en el muy, muy corto plazo” para el Gobierno de Trump.
Machado, que durante mucho tiempo ha exigido sanciones estadounidenses y una intervención militar extranjera, también ha estado trabajando estrechamente con el Gobierno argentino del presidente fascista Javier Milei en la preparación de provocaciones contra Maduro. Al igual que Milei, pertenece al Foro de Madrid fascista y aboga por grandes privatizaciones, recortes sociales y el dominio abierto de la oligarquía financiera.
Desde el sábado, Machado y el Gobierno de Milei lanzaron una campaña alegando que la policía venezolana estaba asediando la Embajada argentina donde seis de sus asociados más cercanos permanecen asilados.
González Urrutia, tras ser agasajado durante dos meses en las capitales europeas, anunció la semana pasada que planea regresar a Venezuela para ser investido como presidente el 10 de enero, la fecha constitucional para la transición del poder.
Por su parte, el presidente Maduro calificó de “ridícula” la decisión de Blinken e insistió en que ganó las elecciones y planea comenzar su tercer mandato el 10 de enero. Como de costumbre, reflejando los intereses serviles de la clase capitalista venezolana que representa, Maduro ha combinado bravuconadas demagógicas con llamados al Gobierno entrante de Trump.
El jueves, Maduro dijo que la oposición patrocinada por Estados Unidos quería llevar a cabo un golpe de Estado y advirtió: “No subestimen al pueblo venezolano porque tiene aquí en Venezuela y en este continente nuestra fusión popular, militar, policial. Se van a arrepentir”. El mismo día, anunció un “nuevo capítulo” de la “poderosa alianza” de su Gobierno con Irán sin proporcionar ningún detalle.
Maduro también había felicitado a Trump por su victoria y había pedido “una situación de ganar-ganar”, añadiendo absurdamente que “no dudé ni un segundo en solidarizarme y desearle buena salud y una larga vida” cuando el multimillonario fascista se enfrentó a dos intentos de asesinato. Por supuesto, Trump no solo se solidarizaría con cualquier asesino de Maduro, sino que probablemente elevaría el precio de su cabeza.
De hecho, un miembro del círculo íntimo de Trump es Erik Prince, el milmillonario fundador de la empresa militar Blackwater, quien lanzó “Ya Casi Venezuela”, una recaudación de fondos para sobornar a oficiales militares venezolanos u otros para detener o matar a los líderes venezolanos. Sin duda, este fue un tema de discusión cuando Prince asistió al hotel Mar-a-Lago de Trump a principios de este mes para la gala del Comité de Acción Política Conservadora donde protagonizó el argentino Milei.
Cinco días después, Prince escribió en X:
Váyanse ahora, criminales, o enfréntense a un juicio despiadado... Nosotros @yacasivenezuela somos como Papá Noel. Hicimos una lista y la estamos revisando. Pronto el pueblo libre de Venezuela recordará quién ha sido travieso y quién ha sido bueno.
Nota importante: después del 10 de enero, solo serán blancos criminales y no conservarán ninguna protección diplomática.
Etiquetó a Maduro, a su esposa, al ministro del Interior Diosdado Cabello, al ministro de Defensa Vladimir Padrino, al presidente de la Asamblea Nacional Jorge Rodríguez, a la vicepresidenta Delcy Rodríguez y al fiscal general Tarek William Saab.
El segundo mandato de Trump será presidido directamente por oligarcas que quieren levantar todas las restricciones sobre el empleo de los recursos del Estado estadounidense para recolonizar el mundo al servicio de Wall Street y aplastar a la oposición en el extranjero y en casa.
Durante una entrevista reciente, Prince abogó por “volver a ponerse el sombrero imperial, para decir que vamos a gobernar aquellos países [incapaces de gobernarse a sí mismos]”. Además, glorificó el ataque terrorista israelí con buscapersonas en Líbano y denunció al aparato militar y de inteligencia estadounidense por volverse demasiado “temeroso a tomar riesgos”.
Elon Musk, el principal patrocinador de la campaña de Trump, celebró descaradamente el golpe de Estado de 2019 contra Evo Morales en Bolivia, escribiendo: “Haremos golpes de Estado contra quien queramos”. Su empresa Tesla tiene intereses importantes en las reservas de litio más grandes del mundo en Bolivia, que están controladas principalmente por empresas chinas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de noviembre de 2024)