En el marco de la Feria de Literatura de Izquierda de este año en Núremberg, la editorial en lengua alemana del Partido Socialista por la Igualdad (Sozialistische Gleichheitspartei) Mehring Verlag organizó el pasado sábado la presentación del libro León Trotsky y la lucha por el socialismo en el siglo XXI, de David North. North es presidente del consejo editorial internacional del World Socialist Web Site y presidente del Partido Socialista por la Igualdad en Estados Unidos. El evento tuvo lugar unos días antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que se enfrentaron el fascista Donald Trump y la candidata militarista y de Wall Street Kamala Harris.

Más de 50 visitantes asistieron a la conferencia de Peter Schwarz, que habló sobre la actualidad de la perspectiva de León Trotsky. Schwarz es secretario del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y editor del WSWS.

El libro de North es una recopilación de artículos escritos durante los últimos 40 años que explican las cuestiones fundamentales del marxismo, del que Trotsky fue el representante más destacado en el siglo XX. North defiende y desarrolla la perspectiva del internacionalismo socialista, que ahora vuelve a tener una importancia decisiva. Schwarz comienza situando el libro en el contexto de los acontecimientos políticos actuales:

“Quien mira la situación mundial actual sin anteojeras ideológicas no puede evitar la conclusión de que la sociedad capitalista está en una crisis sin esperanza en todo el mundo”. La guerra y el fascismo estaban en aumento y el capitalismo se hundía cada vez más en la barbarie, dijo Schwarz.

Se refirió a la horrible magnitud del genocidio israelí en Gaza y enfatizó que la política pro-bélica de los EE.UU., Alemania e Israel en Oriente Medio estaba dirigida contra Irán. Al mismo tiempo, la guerra por delegación de la OTAN contra Rusia amenazaba con escalar hacia una catástrofe nuclear. El objetivo principal del imperialismo estadounidense era preparar una guerra contra la emergente potencia económica China, continuó.

Schwarz explicó que la política de guerra va de la mano de una intensificación de la guerra de clases contra la clase obrera, que está soportando los costes del rearme. “La guerra y la guerra de clases son incompatibles con la democracia. Esa es la razón del ataque sistemático a los derechos democráticos fundamentales y el crecimiento de partidos fascistas como Alternativa para Alemania (AfD)”. Schwarz explicó las razones objetivas del ascenso de los fascistas:

Para luchar contra la guerra y el fascismo, uno debe entender sus causas. Estas no residen en las “malas intenciones” de individuos particulares o líderes políticos, sino en las contradicciones y leyes de la sociedad capitalista.

Por supuesto, los individuos juegan un papel en esto. “Sin embargo, el líder es siempre una relación entre personas, la oferta individual para satisfacer la demanda colectiva”, como escribió una vez León Trotsky sobre Hitler.

Hitler, un holgazán, no descendió sobre la sociedad alemana desde el exterior como la encarnación del mal. Fue elegido y nombrado Canciller del Reich por las élites militares, políticas y empresariales porque necesitaban que él y su movimiento fascista aplastaran al movimiento obrero y llevaran a cabo los planes imperialistas de conquista: la lucha por el “espacio vital en el Este”, como la llamaban los nazis.

Esto se aplica de una forma u otra a todos los políticos, incluidos Trump o la AfD. Son el producto y la encarnación de ciertos intereses de clase. Por lo tanto, es inútil tratar de obligarlos a seguir una política diferente mediante apelaciones morales, presión desde las calles o similares.

En este contexto, Schwarz citó el prefacio del libro en el que David North muestra la lógica detrás de la política de conquista de Hitler. Se basaba en la necesidad de obtener acceso a los recursos globales y al mercado mundial. “El crecimiento incesante del militarismo imperialista, que inevitablemente conducía a la guerra mundial, significó la bancarrota histórica del sistema de los Estados-nación”, escribió North.

Por lo tanto, también es imposible “separar el capitalismo de la guerra, del mismo modo que no se puede convencer al diablo de que se corte las garras. Para evitar la guerra y el fascismo, hay que derrocar al capitalismo”, explicó Schwarz. Al mismo tiempo, la lucha de clases se estaba intensificando en todo el mundo, por ejemplo, con la huelga de Boeing en los EE. UU. o los recortes de personal en VW en Alemania. Schwarz enfatizó:

El desarrollo de la lucha de clases, el desarrollo hacia la revolución socialista, es un proceso objetivo. Lo que impulsa a los trabajadores a la lucha no son los “agitadores”, como siempre imagina la burguesía, sino la incompatibilidad de sus intereses elementales en la vida con el sistema capitalista, que exige una explotación cada vez más aguda.

Pero la conciencia política necesaria para ganar la revolución socialista no se desarrolla espontáneamente a partir de la lucha de clases. Requiere la construcción de una dirección, un partido político, basado en una comprensión materialista de la dinámica social y en las lecciones de las luchas de clases pasadas. En esto reside la inmensa importancia de León Trotsky para la lucha por el socialismo en el siglo XXI.

Schwarz subrayó que Trotsky fue el líder más importante de la Revolución de Octubre junto a Lenin y que también la había anticipado teóricamente con el concepto de revolución permanente en 1905. Pero la perspectiva de la revolución socialista mundial, en la que se basó la Revolución de Octubre, había sido reemplazada por el programa nacionalista de Stalin, quien afirmaba que el socialismo podía construirse “en un solo país” independientemente de la economía mundial.

Como explica David North en su libro, para Trotsky la cuestión del internacionalismo revolucionario era decisiva. North escribe:

Como tendencia surgida dentro del Partido Bolchevique, en las condiciones de las derrotas sufridas por la clase obrera en Europa Central y Occidental tras la Revolución de Octubre, el estalinismo representó una reacción nacionalista contra el internacionalismo marxista. …

La lucha contra la dictadura burocrática estaba inextricablemente ligada al programa del internacionalismo socialista. El mismo principio estratégico se aplica a todas las tareas políticas en la situación mundial actual. No hay soluciones nacionales a los grandes problemas de la época contemporánea.

Cuando Trotsky fundó la Cuarta Internacional en 1938, fue atacado por otras tendencias políticas, dijo Schwarz. Habían tratado de responsabilizar a la propia clase obrera de las derrotas de los años 1920 y 1930, como el ascenso de Hitler en 1933. Pero, de hecho, estas derrotas no fueron el resultado de la incapacidad de las masas sino de la traición de sus partidos y líderes políticos. Por eso Trotsky afirmó en el programa fundador de la Cuarta Internacional que la cuestión clave era la crisis histórica de la dirección proletaria.

Schwarz concluyó sus comentarios con un llamamiento urgente a construir una dirección de ese tipo en la clase obrera hoy, aprovechando las lecciones de las experiencias pasadas. Se dirigió especialmente a los oyentes más jóvenes en la sala: “Debéis aprender y estudiar. No os conforméis con frases vacías. Utilizad cada minuto libre para estudiar y comprender estas lecciones históricas, porque son la clave de una política que pueda llevar a los trabajadores a la meta”.

Aunque la voluntad y la determinación de luchar son indispensables, no son suficientes; Schwarz explicó que las ideas marxistas deben guiarse por una correcta valoración de la realidad objetiva y una comprensión científica de la sociedad. Citó el artículo “Lenin, Trotsky y el marxismo de la Revolución de Octubre” del libro de North:

No puede haber revolución sin voluntad, es decir, sin el más alto grado de determinación subjetiva. Pero la voluntad y la determinación deben guiarse por una correcta apreciación de la realidad objetiva, sobre la que debe basarse la práctica del movimiento socialista. Desde un punto de vista teórico, el rechazo de la glorificación de la voluntad subjetiva como base de la acción política separa al marxismo de innumerables variedades de política radical pequeñoburguesa, incluidos el anarquismo y el maoísmo, y, por supuesto, el más contrarrevolucionario de los movimientos de masas de la clase media, el fascismo.

La tarea, según Schwarz, es construir el Comité Internacional de la Cuarta Internacional como un partido internacional basado en las lecciones de la historia para hoy, “que sea capaz de dirigir las luchas revolucionarias en desarrollo de la clase obrera y liberarla de la influencia paralizante de la burocracia sindical y de varias organizaciones pseudoizquierdistas, para armarla con una perspectiva socialista revolucionaria”.

A diferencia de las organizaciones y editoriales estalinistas y anarquistas representadas en la feria literaria, la editorial Mehring representa la tradición del movimiento trotskista y se dirige a los trabajadores y jóvenes interesados con su programa de libros marxistas, buscando respuestas a las grandes cuestiones políticas e históricas de nuestro tiempo.

Además de la nueva publicación León Trotsky y la lucha por el socialismo en el siglo XXI , en el stand de la feria también se vendieron otros libros de David North, entre ellos La lógica del sionismo: del mito nacionalista al genocidio en Gaza; Un cuarto de siglo de guerra: la campaña estadounidense por la hegemonía global 1990-2016 y La Escuela de Frankfurt, El posmodernismo y la política de la pseudoizquierda : una crítica marxista.

El libro ¿Por qué han vuelto? Falsificación histórica, conspiración política y el retorno del fascismo en Alemania y otros escritos del Comité Internacional de la Cuarta Internacional también despertaron mucho interés.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de noviembre de 2024)