Las elecciones presidenciales de 2024 están más dominadas que nunca por la participación directa y masiva de un puñado de multimillonarios y oligarcas capitalistas que controlan ambos partidos políticos.
Este hecho fue puesto de relieve durante el fin de semana, cuando el hombre más rico del mundo, Elon Musk, anunció una rifa de $1 millón por día desde entre los que firmen una petición derechista para defender las primeras dos enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos. Como director ejecutivo de Tesla y la plataforma X, Musk (con un patrimonio neto de $250 mil millones) anunció el pago el sábado en un mitin que organizó en Pensilvania para promover la campaña del republicano fascista Donald Trump.
El dinero provendrá de America PAC, un comité de acción política (PAC, por sus siglas en inglés) a favor de Trump creado por Musk con una donación de $75 millones. America PAC creó la petición en línea, supuestamente dirigida en apoyo de la “libertad de expresión” (contra los intentos de frenar las publicaciones de fascistas en las redes sociales) y los “derechos a la posesión de armas”, según la interpretación de la Corte Suprema, controlada por la ultraderecha.
Los únicos requisitos para los ganadores es que sean votantes registrados y vivan en uno de los siete estados bisagra, que son los más disputados en la contienda presidencial: Arizona, Georgia, Míchigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Musk ha utilizado la petición en línea de America PAC para generar apoyo político para Trump. Primero ofreció $47 por cada referencia que resultara en una firma (el presidente elegido el próximo mes, ya sea Trump o Harris, sería el 47 en la historia de los Estados Unidos). Más tarde aumentó el incentivo a $100, antes de decidirse por el último truco publicitario.
Desde que se unió por completo a la campaña de Trump hace tres meses, Musk se ha convertido en uno de los cuatro principales patrocinadores financieros del republicano fascista, uniéndose a Timothy Mellon (patrimonio familiar neto de $14 mil millones), heredero de la fortuna bancaria, que donó $150 millones al Super PAC Make America Great Again; Miriam Adelson (patrimonio neto de $35 mil millones), quien dio $95 millones al Super PAC Preserve America; y Richard Uihlein (patrimonio neto de $6 mil millones), quien inyectó $49 millones en el PAC Restoration.
La sección de la clase dominante detrás de Trump está rompiendo abiertamente con las formas constitucionales de gobierno, respaldando el ataque fascistizante de Trump contra el “enemigo interno”, es decir, toda oposición a las políticas de la oligarquía corporativa y financiera.
Sin embargo, un artículo en Forbes publicado la semana pasada señala en su titular que “Kamala Harris tiene más milmillonarios respaldándola prominentemente que Trump”. El desglose de Forbes registró 79 milmillonarios que respaldan a la candidata demócrata, en comparación con 50 detrás del republicano.
Entre los 28 milmillonarios que donaron al menos $1 millón a grupos que apoyan a Harris se encuentran el antiguo director ejecutivo de Google, Eric Schmidt (con un patrimonio neto de $38 mil millones); Michael Bloomberg (con un patrimonio neto de $105 mil millones); el cofundador de Home Depot, Arthur Blank (con un patrimonio neto de $9.5 mil millones); y la heredera del imperio alimentario de Cargill, Gwendolyn Sontheim Meyer (con un patrimonio neto de $5.1 mil millones), entre muchos otros.
El principal PAC prodemócrata de la oligarquía capitalista, Future Forward, ha recaudado $700 millones, principalmente de magnates prodemócratas de la tecnología de la información de Silicon Valley, California. El cofundador de Facebook, Dustin Moskovitz, ha donado más de $50 millones desde 2020, según un informe.
El dinero del PAC se suma a las vastas sumas recaudadas directamente por los candidatos y los dos partidos controlados por las corporaciones. Según las últimas presentaciones ante la Comisión Federal Electoral, los comités de recaudación de fondos para la campaña de Harris, el Comité Nacional Demócrata y los comités estatales del Partido Demócrata recaudaron $652 millones en el tercer trimestre de este año. Esto fue casi el doble de los $340 millones que la campaña de Trump y el Partido Republicano recaudaron durante los mismos tres meses, hasta el 30 de septiembre.
Estos enormes recursos financieros se centran casi por completo en los siete estados más reñidos, y en particular en los llamados estados industriales del norte del “muro azul” de Pensilvania, Michigan y Wisconsin, que Trump ganó en 2016 contra Hillary Clinton y perdió ante Joe Biden en 2020.
Solo en Pensilvania, el estado con más votos electorales, 19, ambos partidos capitalistas han gastado casi $500 millones en anuncios, según la firma AdImpact, $275,1 millones para los demócratas y $222,5 millones para los republicanos. Míchigan se acerca a ese total, seguido de Georgia y Wisconsin.
Cualquiera que vea la televisión o se conecte en línea en un estado bisagra se encuentra inmediatamente con anuncios de campaña, de un carácter generalmente fascista a favor de Trump (usualmente demonizando a los inmigrantes) o de Harris (retratando a la defensora millonaria del capitalismo como alguien preocupada por las condiciones de vida de los trabajadores).
El inmenso papel de la oligarquía capitalista es un reflejo de la realidad del Estado, que no es un árbitro neutral sino un instrumento de dominio de clase.
Las elecciones en sí se desarrollan en condiciones de una conspiración de silencio sobre los problemas fundamentales que enfrenta la población en los Estados Unidos y el mundo, incluido el genocidio en curso en Gaza, la escalada de la guerra en Oriente Próximo y contra Rusia, la ruptura de las formas democráticas de gobierno y el crecimiento colosal de la desigualdad social.
Y mientras que los multimillonarios se disputan la compra de sus candidatos preferidos, se excluye cualquier oposición auténtica. Al comentar sobre los pagos de Musk de $1 millón, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad (SEP; Socialist Equality Party), Joseph Kishore, señaló:
Los partidos y los candidatos independientes en los Estados Unidos se ven obstaculizados en todo momento por una amplia gama de medidas antidemocráticas, desde leyes de acceso a las boletas electorales hasta restricciones en la cobertura y la censura de los medios.
El World Socialist Web Site fijó su atención en la importancia histórica de la abismal brecha social en su declaración editorial de Año Nuevo de 2024. Señalamos:
Toda la retórica sobre defender la democracia y luchar contra el fascismo mientras se ignora la cuestión fundamental del poder de clase y económico —y, por ende, la necesidad de movilizar a la clase trabajadora a escala global para derrocar al capitalismo— consiste en una demagogia cínica y políticamente impotente.
La riqueza de los milmillonarios debe ser expropiada, y las gigantescas corporaciones deben transformarse, sin compensación para los grandes accionistas, en servicios públicos controlados sobre la base de atender las necesidades sociales, no el lucro privado. Las instituciones antidemocráticas y los órganos represivos del Estado capitalista (los organismos profesionales militares, policiales y de inteligencia) deben ser abolidos y reemplazados por organizaciones de control y poder obrero, para establecer una economía democrática y planificada a escala mundial.
La experiencia de la campaña electoral de 2024 solo ha confirmado esta evaluación y la necesidad urgente de que la clase trabajadora combine la defensa de la democracia y los derechos democráticos con la lucha política por expropiar la riqueza de los oligarcas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de octubre de 2024)