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Perspectiva

El asesinato de Hasan Nasralá: el imperialismo abandona toda moderación en su guerra global

El World Socialist Web Site denuncia el asesinato ayer del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, y el de cientos de civiles en Beirut a manos de Israel y Estados Unidos. El bombardeo masivo que mató a Nasralá es una clara violación de varias leyes internacionales en materia bélica, incluyendo prohibición a los asesinatos y a los bombardeos indiscriminados en áreas civiles.

Personas en el sitio donde fue asesinado el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, en los suburbios al sur de Beirut, 29 de septiembre de 2024 (AP Photo/Hassan Ammar) [AP Photo/Hassan Ammar]

A través del asesinato de Nasralá, las potencias imperialistas están comunicando que no tienen ningún límite con tal de colocar nuevamente cadenas sobre las excolonias.

Nasralá era el secretario general de Hezbolá desde 1992. El grupo se estableció como una “Resistencia Islámica” contra la ocupación israelí del sur de Líbano entre 1982 y 2000, inspirándose en la Revolución iraní de 1979. Durante la invasión israelí de 2006, el grupo movilizó un amplio apoyo popular, obligando a Israel y al Gobierno de Bush a aceptar un cese el fuego respaldado por la ONU que fue comúnmente interpretado como un desastre para Israel. Ahora, Israel está sacando provecho del ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás para vengarse de forma sangrienta por eso bochorno.

El sábado, aviones de combate israelíes F-15 lanzaron 85 bombas, la mayoría de las cuales eran “rompe búnkeres” de una tonelada proporcionadas por Estados Unidos, sobre un complejo subterráneo donde Nasralá se reunía con otros líderes en el centro del Líbano. El ataque destruyó por completo varios complejos de apartamentos de gran altura.

“El ataque derribó al menos cuatro edificios grandes en dos lugares y causó graves daños en un área que abarca 300 metros”, informó el Washington Post. “Un video, filmado desde una ventana, muestra al menos cuatro columnas distintas que se elevan sobre el suburbio de Dahieh, en el sur de Beirut. Las columnas parecen tener docenas de pies de ancho y alto, ondeando sobre los edificios de abajo. Los gritos son audibles en el fondo”.

El intento de la Casa Blanca de distanciarse del ataque no solo fue absurdo desde el principio, sino que se contradijo rápidamente. Israel publicó imágenes de aviones israelíes despegando con las bombas bajo sus alas, enviando una señal clara y deliberada de que esta masacre fue “hecha en los Estados Unidos”.

El presidente estadounidense Joe Biden, respaldó pronta y públicamente el asesinato de Nasralá y declaró: “Su muerte por un ataque aéreo israelí es una medida de justicia para sus muchas víctimas”. Biden añadió: “Estados Unidos apoya plenamente el derecho de Israel a defenderse contra Hezbolá, Hamás, los hutíes y cualquier otro grupo terrorista apoyado por Irán”. También dijo, “ordené a mi secretario de Defensa que aumentara la presencia defensiva de fuerzas militares estadounidenses en la región de Oriente Próximo para disuadir cualquier agresión y reducir el riesgo de una guerra regional más amplia”.

Las repetidas afirmaciones del Gobierno de Biden de que está buscando un “alto el fuego”, una “desescalada” y una “solución pacífica” a la crisis de Oriente Próximo son simplemente desinformación en tiempos de guerra, destinada a facilitar el objetivo real de la Casa Blanca de provocar una guerra regional contra Irán. El Gobierno de Netanyahu, financiado y armado por los Estados Unidos, no es un actor independiente, sino que funciona como representante de los Estados Unidos.

Cabe notar que Netanyahu ordenó el asesinato de Nasralá desde la ciudad de Nueva York, el día en que pronunció una diatriba belicista en la Asamblea General de las Naciones Unidas amenazando con librar una guerra con Irán. “No existe un rincón en Irán que el largo brazo de Israel no pueda alcanzar. Y eso es cierto para todo Oriente Próximo”, amenazó.

El discurso de Netanyahu en las Naciones Unidas explicó sin rodeos el papel del genocidio de Gaza y la campaña de asesinatos de Israel en el Líbano como parte de una campaña liderada por Estados Unidos para reorganizar Oriente Próximo.

Netanyahu hizo referencia centralmente a un mapa que mostró hace un año en las Naciones Unidas el 22 de septiembre de 2023, tres semanas antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. El mapa mostraba a Israel abarcando todos los territorios palestinos, como parte de un marco geopolítico junto a los Estados regionales alineados con Estados Unidos de Egipto, Sudán, Jordania y Arabia Saudita, en una especie de imperio israelí.

Netanyahu dijo: “Este es el mapa que presenté aquí el año pasado. Es un mapa de una bendición. Muestra a Israel y sus socios árabes formando un puente terrestre que conecta Asia y Europa”.

Luego levantó un segundo mapa que identificaba al Líbano, Irán, Siria e Irak. “Ahora fíjense en este segundo mapa. Es el mapa de una maldición. Es un mapa de un arco terrorista que Irán ha creado e impuesto desde el océano Índico hasta el Mediterráneo”. Dijo que Israel está “comprometido a eliminar la maldición”.

Declaró: “Con el apoyo y el liderazgo estadounidenses, creo que esta visión puede materializarse mucho antes de lo que la gente piensa”.

El “Nuevo Oriente Próximo” descrito por Netanyahu es un componente crítico de la campaña de guerra global del imperialismo estadounidense, que incluye la guerra contra Rusia en Ucrania y la acumulación militar estadounidense en el Pacífico dirigida contra China. El asesinato de Nasralá tuvo lugar cuando Estados Unidos se encuentra a punto de aprobar el uso de armas suministradas por la OTAN para atacar el interior de Rusia, cuando el Gobierno ruso amenaza con responder recurriendo a las armas nucleares.

En todo el mundo, el imperialismo estadounidense está cruzando deliberadamente todos los límites que previamente habían moderado su guerra global.

La declaración de un piloto israelí que participó en el asesinato, “Los alcanzaremos a todos, en cualquier parte”, es, de hecho, la consigna del imperialismo estadounidense, que busca reconquistar el mundo a través de la fuerza. Está normalizando todos los crímenes de guerra posibles: el terrorismo, los asesinatos e incluso el genocidio.

El asesinato de Nasralá es solo el último de una serie de atentados con bombas y asesinatos orquestados por Israel contra Hezbolá y otros aliados de Irán. El 17 y 18 de septiembre, Israel detonó miles de bombas que había colocado en los dispositivos de comunicación utilizados por los líderes de Hezbolá. Hace poco más de una semana, Israel mató al alto comandante de Hezbolá, Ibrahim Aqil, en Beirut. Estos eventos se produjeron solo dos meses después de que el líder político de Hamás, Ismail Haniya, fuera asesinado por Israel en Irán.

En medio de la arremetida israelí contra los funcionarios de alto rango de Hezbolá, ¿cómo es que su líder decidió celebrar una reunión de alto nivel en Beirut? Nasralá creía que Estados Unidos e Israel no se atreverían a llevar a cabo un ataque tan masivo en el corazón de Beirut. Este error de cálculo se basó en una perspectiva política ruinosa, compartida por los Gobiernos de Líbano, Siria e Irán.

La respuesta de los regímenes de Oriente Próximo al genocidio de Gaza y la ofensiva contra Líbano ha demostrado la bancarrota del nacionalismo burgués.

Algunos, como Egipto y Arabia Saudita, son aliados clave de Estados Unidos, que facilitan el genocidio de Israel en Gaza y el reparto colonial de Oriente Próximo. Otros, como Irán, ofrecen concesiones interminables a favor de las potencias imperialistas para llegar a algún tipo de acuerdo negociado que los dejen intactos. Están desesperados por encontrar un acuerdo con Israel y Estados Unidos, porque les aterrorizan las implicaciones revolucionarias de cualquier lucha seria en su contra.

En su documento de 1927, “La revolución china y las tesis del camarada Stalin”, León Trotsky explicó que la principal preocupación de la burguesía en los países atrasados es preservar su riqueza y privilegios contra las clases trabajadoras. “Es un grave error pensar que el imperialismo une mecánicamente a todas las clases de China desde afuera... La lucha revolucionaria contra el imperialismo no debilita, sino que agrava la diferenciación política entre las clases”.

Las clases dominantes iraníes, sirias y libanesas no son más capaces de llevar a cabo una lucha sistemática contra el imperialismo que Chiang Kai Shek en China.

Una alternativa revolucionaria solo puede construirse sobre la base de la teoría de la revolución permanente de León Trotsky. El ajuste de cuentas con el sionismo, el perro de ataque vicioso del imperialismo estadounidense, no se puede lograr sino a través del desarrollo de un movimiento de la clase trabajadora en Oriente Próximo y en todo el mundo.

El movimiento contra la guerra debe estar animado por la perspectiva del socialismo internacional, dirigido a poner fin al obsoleto sistema de Estados nación que está inseparablemente ligado a la guerra imperialista y al colonialismo y reemplazarlo por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de septiembre de 2024)

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