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Perspectiva

¡Construyan la oposición socialista al Gobierno derechista de Starmer!

Sir Keir Starmer asumió su cargo a la cabeza de un Gobierno laborista que se dirige a una colisión con la clase trabajadora británica. Debe su victoria “arrolladora” completamente al odio a los conservadores que ocuparon el poder por los últimos 14 años, al sistema completamente antidemocrático de mayoría relativa y al hecho de que el giro hacia la izquierda no encontrara una expresión socialista organizada.

Estos factores han colocado a un nuevo monstruo reaccionario en el poder que está mucho más lejos a la derecha que cualquier líder laborista anterior, tras recibir un poco más que una tercera parte del voto popular ante un ausentismo electoral récord. Le tomó varios años a Tony Blair ganarse su reputación de criminal por su participación en las guerras de Afganistán e Irak, y de pirómano social thatcherista por su promoción de la desigualdad y las privatizaciones.

El primer ministro laborista sir Keir Starmer pronuncia un discurso en 10 Downing Street, Londres, 5 de julio de 2024 tras ganar las elecciones generales el día anterior y ser confirmado primer ministro por el rey Carlos III en el palacio de Buckingham [AP Photo/Kin Cheung]

Starmer comienza su mandato con las manos manchadas de sangre por su respaldo al genocidio en Gaza y la guerra de Ucrania, tras expresar una feroz oposición a las demandas sociales de la clase trabajadora y comprometerse con la represión policial de las protestas contra el genocidio. En el lenguaje de la derecha política, habla sobre unir al país y colocar al país antes que al partido. Pero “el país” está dividido en dos, y el ex fiscal jefe Starmer y su Gobierno están del lado de los bancos, las corporaciones y el aparato militar y de seguridad.

La pregunta que muchos trabajadores y jóvenes de todo el país se harán, solo un par de días después de entregar a los conservadores de Rishi Sunak una derrota electoral sin precedentes, es: “¿Cómo nos deshacemos de sus reemplazos?” La ventaja del propio Starmer en su distrito y la de muchos de sus ministros se redujeron a la mitad o más, incluso en la noche de las elecciones.

El gran número de votos para los independientes, y en cierta medida para el Partido Verde, reflejan el deseo de una alternativa política. Pero los candidatos que reciben estas papeletas son representantes de la política ruinosa de protestas, pacifista y pseudoreformista que ha definido la “oposición” al establishment político durante décadas y ha creado la actual sensación de estancamiento y frustración.

Al igual que en Europa y Estados Unidos, existe el peligro de que esto lleve a los trabajadores a la extrema derecha en su búsqueda de una salida. Aunque el Partido Reformista ganó en gran medida su apoyo rompiendo a la extrema derecha de la base conservadora, su total de 14 por ciento de votos es una advertencia de que el ascenso de Trump y Le Pen tiene sus raíces en un proceso global de traiciones a los intereses de la clase trabajadora.

La única forma de avanzar es a través de una lucha contra la política pseudoizquierdista. Los trabajadores que se toman en serio la lucha por el socialismo en Reino Unido deben, sobre todo, extraer las lecciones de la experiencia de Corbyn.

Al ganar dos victorias en las elecciones por la dirección laborista de 2015 y 2016, Corbyn tenía un mandato abrumador para destruir todo remanente de Partido Conservador 2.0 dirigido por los blairistas. En cambio, protegió a todos los parlamentarios laboristas dentro de su partido “amplio”, donde los blairistas conspiraron para calumniar y expulsar a sus partidarios, sabotear sus posibilidades de elección y sacarlo de la política. Starmer comenzó su marcha hacia el poder desde el propio gabinete en la sombra de Corbyn.

Si Corbyn hubiera emprendido una lucha contra sus oponentes jurados, toda la constelación de la política británica se habría transformado. El exlíder laborista ganó cerca de 13 millones de votos en las elecciones de 2017, frente a los poco más de 9 millones de Starmer. Pero ha mantenido su postración ante el Partido Laborista hasta el día de hoy, incluso después de haber sido expulsado de sus filas por presentarse como independiente, un paso que tuvo que ser obligado a tomar, y solo a última hora.

Entrevistado por el Evening Standard antes de las elecciones, Corbyn explicó que “por supuesto” se alegraría de ver ganar al Partido Laborista y que respaldaría al partido en el Parlamento por las “cosas buenas” que hace. Su campaña en Islington Norte fue cuidadosamente limitada para no entrar en conflicto directamente con Starmer.

Una vez más, Corbyn sofocó el potencial de un movimiento de masas contra el Partido Laborista. Al derrotar al laborista Praful Nargund, ganando un 50 por ciento más de votos, podría haber encabezado un movimiento nacional contra sus candidatos entre los trabajadores y los jóvenes que, en cambio, votaron contra los conservadores y a regañadientes por Starmer, se inclinaron por una variedad dispar de independientes y Verdes, o se negaron a votar.

Fue, es y siempre será la decisión de Corbyn porque el alfa y omega de su política consisten en evitar cualquier enfrentamiento entre la clase trabajadora y su amado Partido Laborista, una organización con más de un siglo de historia de traiciones a las luchas y aspiraciones de los trabajadores. Mantiene un apoyo personal gracias a el pragmatismo de la política electoral y el cinismo hacia la posibilidad de derrocar al capitalismo.

Tales concepciones debilitantes deben romperse. Juegan un papel mucho más importante en mantener a los Starmer del mundo en el poder que cualquiera de sus propias fortalezas inexistentes.

Como para demostrar el punto, dentro de unos días, Starmer volará a Washington D.C. para participar en una cumbre de la OTAN junto a muertos vivientes políticos. Se unirá al presidente francés Emmanuel Macron, cuyo partido Ensemble probablemente apenas se mantenga en el Gobierno por la gracia del Nuevo Frente Popular. El senil presidente estadounidense Joe Biden se tambalea al borde de verse depuesto como candidato demócrata y el desacreditado canciller alemán Olaf Scholz completan el castillo de naipes en el corazón de la alianza imperialista.

Pero, a pesar de ello, estas figuras nulas están planeando una guerra y una economía austera de guerra de dimensiones asombrosas. Discutirán cómo librar la próxima etapa de la guerra entre las potencias imperialistas y Rusia en Ucrania y cómo financiarla a través de la creciente explotación de la clase trabajadora y la destrucción de los servicios públicos. Los planes para el reclutamiento y la represión estatal también ocuparán un lugar destacado en la agenda.

Por su parte, los laboristas ya se han comprometido a aumentar el gasto en defensa, por importe de decenas de miles de millones, y a modernizar sus armas nucleares, incluida la construcción de cuatro submarinos nucleares, de miles de millones de libras más.

Esta es la contradicción fundamental en el corazón de la situación política mundial actual, que se reduce a la crisis de liderazgo en la clase trabajadora. La élite gobernante está asumiendo enormes riesgos por la desesperación de su posición social débil y en crisis, pero si un movimiento revolucionario no les arrebata el poder, hundirán cada vez más a la sociedad en la barbarie.

Los trabajadores y los jóvenes tienen la tarea de construir ese movimiento revolucionario. En Reino Unido, la amplia oposición al genocidio en Gaza debe ser el punto de partida para una lucha contra el Gobierno laborista y su programa de guerra imperialista.

El Partido Socialista por la Igualdad asumirá ese desafío. Nuestra campaña electoral tiene como objetivo romper la conspiración de silencio mantenida por los medios capitalistas, los principales partidos, los sindicatos y lo que pasa por la “izquierda” sobre los graves peligros que enfrenta la clase trabajadora, y construir una alternativa socialista al partido de Starmer de genocidio y guerra. Se basó en un rechazo de y un historial de 9 años de lucha contra el corbynismo.

Esa perspectiva ha sido totalmente reivindicada. Ahora debe ser asumida por todos los trabajadores y jóvenes socialistas en todo Reino Unido.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de julio de 2024)

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