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Perspectiva

El genocidio intencionado: la matanza en Gaza sigue los designios de Washington

El viernes, Reuters reportó que Estados Unidos ha enviado 14.000 bombas de 2.000 libras (900 kg) desde octubre para su uso en el genocidio en Gaza. Estas masivas bombas, entre las más pesadas del arsenal estadounidense, son capaces de destruir cuadras enteras de ciudades y matar a personas a 365 metros de distancia.

Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, inspecciona el progreso del genocidio en Gaza durante una visita al cruce de Kerem Shalom entre Israel y Gaza. Lo acompaña el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien tildó a los palestinos de “animales humanos (Evelyn Hockstein/Pool Photo via AP) [AP Photo]

El reporte de Reuters, que por primera vez muestra la composición exacta de los envíos de armas estadounidenses a Israel, indica que el Gobierno de Biden envió a Israel más bombas de 2.000 libras que cualquier otro tipo de bomba o misil combinado.

Solo hay una explicación de por qué Estados Unidos ha enviado tantas de estas armas tan destructivas para su uso en una zona urbana densamente poblada: la administración Biden busca consciente y deliberadamente la destrucción completa de Gaza y la masacre de tantos palestinos como sea posible.

La “guerra” de Israel en Gaza fue, de hecho, concebida por sus arquitectos en Washington como una guerra de aniquilación. La destrucción sistemática de hogares, escuelas y hospitales civiles no es un subproducto accidental, sino el objetivo deliberado de la política estadounidense. El objetivo no es minimizar, sino maximizar, el número de civiles muertos.

Es un genocidio organizado y perpetrado según los designios de Washington.

El 24 de julio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, vendrá a Washington D.C. para presentar un informe de progreso sobre el exterminio del pueblo palestino ante una sesión conjunta del Congreso y recibir más instrucciones sobre la próxima fase del genocidio.

El World Socialist Web Site llama a los trabajadores y jóvenes de todo Estados Unidos a venir a Washington D .C. el 24 de julio para manifestarse contra esta glorificación pública del genocidio en la capital del imperialismo mundial.

Si bien toda la clase dominante ha respaldado el genocidio, la clase trabajadora, la fuerza social que crea toda la riqueza de la sociedad, debe oponerse a la bárbara masacre de los palestinos y luchar para protegerlos.

No hay tiempo que perder. Con cada día que pasa, la población de Gaza está siendo sometida sistemáticamente a una hambruna, privada de atención médica y asesinada por centenares a la vez.

Según todos los indicios, el número oficial de muertos en Gaza, que asciende a 37.765, es un recuento sumamente incompleto. Hace casi cuatro meses, el activista político Ralph Nader estimó que “al menos 200.000 palestinos ya deben haber fallecido y el número de víctimas se acelera cada hora”. Desde entonces, la hambruna deliberada de la población solo se ha profundizado.

El sábado, el Wall Street Journal informó sobre la existencia de un plan para reubicar a la población de Gaza en una serie de campos de concentración, en los que serán desplazados y encarcelados permanentemente.

En un artículo titulado “La visión de posguerra de una Gaza dividida en zonas de seguridad”, el Wall Street Journal informó sobre un plan estadounidense-israelí para crear un “refugio temporal” en forma de “islas geográficas cercadas junto a sus vecindarios y custodiadas por el ejército israelí”.

Toda la población de la Franja de Gaza será asesinada o encarcelada permanentemente, en la “solución final del problema palestino” de Washington.

En todo el mundo, millones de personas han quedado conmocionadas por la brutalidad del genocidio estadounidense-israelí. ¿Por qué, se preguntan, un Gobierno que se dice “democracia” desea ver a toda una población de 2 millones exterminada o encarcelada?

La respuesta se encuentra en la política global del imperialismo estadounidense. Frente al declive de su hegemonía económica, la clase dominante estadounidense ve su relativa ventaja militar como la única forma de mantener el dominio geopolítico. El imperialismo estadounidense ha instigado efectivamente una guerra con Rusia en Ucrania. Al mismo tiempo, se está preparando para la guerra con China. El Gobierno de Biden ha proclamado una “década decisiva” en la que Estados Unidos buscará establecer un “nuevo orden mundial” mediante el uso abrumador de la fuerza militar y la violencia.

Al intentar establecer su “nuevo orden mundial”, el imperialismo estadounidense está dejando en claro que será absolutamente despiadado y que no hay límites en el número de personas que está dispuesto a matar.

En una mesa redonda en mayo, el exjefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, defendió abiertamente y legitimó el asesinato en masa de civiles, declarando con orgullo que “Estados Unidos ha matado a mucha gente inocente”. Otro panelista, el director ejecutivo de Palantir, Alex Karp, declaró: “Tienes que estar dispuesto a ser feroz” y “tienes que asustar a tu adversario”.

Ya sea conscientemente o no, el general y el empresario se hacían eco de las palabras de Adolf Hitler a su Estado Mayor: “Nuestra fuerza consiste en nuestra velocidad y en nuestra brutalidad”.

El imperialismo estadounidense, que se está pudriendo, considera que la única salida a su crisis histórica es la erupción de la violencia y la brutalidad. La Tercera Guerra Mundial que está tramando verá un uso efectivamente ilimitado de la violencia a escala masiva.

De esta realidad se desprenden dos conclusiones esenciales.

En primer lugar, es imposible oponerse al genocidio en Gaza fuera de la construcción de un movimiento de masas, basado en la clase trabajadora, contra la erupción global de la guerra imperialista.

Figuras como el senador demócrata Bernie Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez han combinado críticas verbales al Gobierno de Netanyahu con un apoyo abierto a la escalada de la guerra de Estados Unidos contra Rusia y los planes de guerra contra China. En realidad, el Gobierno de Biden ha dejado claro que está librando un conflicto único que abarca todo el mundo, del cual el apoyo al genocidio en Gaza es un componente crítico.

En segundo lugar, no tiene sentido apelar a Biden ni a cualquier facción de la élite política para detener el genocidio. Hasta ahora, muchas protestas contra el genocidio han tratado de apelar o presionar a Biden y a los demócratas para que cambien de rumbo. Pero la crítica pública de Biden al “bombardeo indiscriminado” por parte del régimen israelí no es más que una cubierta de su apoyo total para matar a tantos habitantes de Gaza como sea posible. Él es, de hecho, el arquitecto y autor del genocidio, con Netanyahu como su matón bajo contrato. Como Biden ha repetido incesantemente durante su carrera política: “Si Israel no existiera, tendríamos que crearlo”.

Por estas razones, la manifestación y concentración del 24 de julio organizadas por el World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad será una protesta contra Joe “El Genocida” Biden y el Gobierno que dirige, no un llamado a éste. La manifestación y concentración proporcionarán un foro para que los trabajadores y los jóvenes elaboren estrategias sobre el camino a seguir en la lucha contra el genocidio en Gaza y la erupción más amplia de la guerra imperialista.

Después de nueve meses de asesinatos en masa en Gaza, se deben extraer lecciones definitivas. La lucha contra el genocidio en Gaza es la lucha contra la erupción global de la barbarie imperialista, que a su vez expresa las características más esenciales del sistema capitalista. Por lo tanto, la lucha contra el genocidio de Gaza es necesariamente una lucha de la clase obrera internacional contra el capitalismo.

Instamos a todos los trabajadores y jóvenes que estén de acuerdo con estos principios a que nos acompañen en Washington el 24 de julio.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de junio de 2024)

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