'El entusiasmo 'general' por las perspectivas del imperialismo, su defensa furibunda y su pintura con los colores más brillantes son los signos de los tiempos', declaró Lenin en su obra El imperialismo. El dominio del capital financiero sobre todos los ámbitos de la sociedad y la lucha de las grandes potencias por 'el reparto del mundo y la dominación sobre otros países... hacen que las clases propietarias se pasen totalmente al lado del imperialismo'.
El papel del partido La Izquierda de Alemania en la actualidad no podría describirse mejor. En unas condiciones en las que las potencias imperialistas están hundiendo de nuevo al mundo en el abismo, organizando el genocidio en Oriente Próximo e intensificando la guerra de la OTAN contra Rusia, el partido La Izquierda se sitúa totalmente 'del lado del imperialismo'. Esto se expresó con especial claridad en la llamada 'Conferencia para la Recuperación de Ucrania' en Berlín. El destacado político del partido La Izquierda Dietmar Bartsch se encontraba entre los participantes.
En X (antes Twitter), Bartsch, el último presidente del grupo parlamentario del partido La Izquierda en el Bundestag presumió de su participación. Publicó una foto de su tarjeta de participante y escribió:
La Conferencia para la Recuperación de Ucrania en Berlín puede y debe dar un impulso importante para apoyar a los ucranianos en su vida cotidiana en paralelo a los esfuerzos de paz. Infraestructuras civiles, hospitales, electricidad, calefacción: Alemania también puede hacer más. Los préstamos para la reconstrucción no deben ser dictados por Blackrock & Co. sino que deben incluir condiciones justas para Ucrania.
Por supuesto, Bartsch es muy consciente de que la conferencia no trataba ni de la 'paz' ni de la 'recuperación' civil en interés de la población ucraniana. La conferencia, a la que según el gobierno alemán asistieron más de 2.000 personas de más de 60 países, tenía dos objetivos principales: movilizar más apoyo militar para la escalada de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania y repartir el botín de guerra entre las potencias imperialistas.
De hecho, los planes de guerra de la OTAN van mucho más allá de la cuestión de la 'defensa aérea'. A espaldas de la población, la alianza militar prepara una intervención directa con tropas terrestres de la OTAN para reforzar al agotado ejército ucraniano y atacar directamente a Rusia. Antes de la conferencia, el propio Scholz dio luz verde al bombardeo de objetivos rusos con armas alemanas. La OTAN también está aumentando los arsenales nucleares destinados contra Rusia y China.
Las declaraciones posteriores de Scholz en la conferencia no dejaron lugar a dudas sobre los deseos imperialistas detrás de la demencial escalada bélica. 'Cientos de empresas alemanas' ya estaban 'activas en Ucrania, con 35.000 empleados sólo en el sector del automóvil', alardeó Scholz. 'En comparación con el período anterior a la guerra', el volumen del comercio alemán incluso había 'aumentado significativamente'. En cuanto al 'número de nuevas garantías de inversión del gobierno alemán', 'Ucrania ocupa el primer lugar mundial' y 'el número de miembros de nuestra Cámara de Comercio Exterior en Kiev aumentó más de un 60% el año pasado'.
'Todo esto me demuestra que la comunidad empresarial comprende el potencial de Ucrania', prosiguió Scholz. 'Es un país grande con una población bien educada'. 'La agricultura ucraniana' era 'un actor global' y el país también tenía 'un gran potencial ... en energías renovables e hidrógeno, pero también en sectores emergentes como la digitalización y el armamento, la tecnología sanitaria y los productos farmacéuticos.' Todos estos campos serían, por tanto, 'objeto de especial atención en nuestra conferencia'.
Otro 'campo' es la 'batalla por las materias primas', según un documento de la agencia de comercio exterior Germany Trade and Invest (GTAI), dependiente del Ministerio de Economía de Habeck. Ucrania tiene 'grandes yacimientos de hierro, titanio y litio, algunos de los cuales están ahora controlados por Rusia'. Los puntos clave del gobierno alemán para la conferencia de reconstrucción piden explícitamente 'una mayor integración de Ucrania en el comercio (de materias primas) de la UE en el marco de la Ley de Materias Primas Críticas de la UE'.
El programa depredador-militarista de la conferencia se desarrolló en términos concretos en los diversos paneles. Además de la explotación económica y el saqueo de Ucrania, la atención se centró en el fortalecimiento de la industria de defensa y el desarrollo de la producción bélica local.
Bajo el título 'Asociaciones para fortalecer el arsenal ucraniano del futuro: la industria de defensa ucraniana como factor clave para la resiliencia y la recuperación', entre los participantes se encontraban el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, el ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, Alexandr Kamyshin, el primer ministro holandés y futuro secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el presidente del Consejo de la Industria de Defensa Ucraniana JSC, Herman Smetanin, el director senior para Ucrania de BAE Systems, Christian Seear, y Armin Papperger, presidente del Consejo del fabricante de armamento Rheinmetall.
Pocos días antes de la conferencia, el gigante alemán de la defensa, cuyas acciones se han disparado desde el comienzo de la guerra, y Kiev habían inaugurado su primera instalación conjunta de reparación de tanques en Ucrania. Al mismo tiempo, la empresa, que hizo una fortuna armando a la Wehrmacht (ejército) de Hitler, anunció que el nuevo vehículo blindado de transporte de tropas Lynx también se fabricaría en Ucrania.
La militarización y el saqueo de Ucrania están siendo organizados directamente por algunas de las mayores corporaciones y bancos. En uno de los paneles, la ministra alemana de Finanzas, Christina Lindner (liberal demócrata, FDP), que trabaja actualmente en un nuevo presupuesto de guerra y austeridad para Alemania, debatió sobre el 'marco y las condiciones para el crecimiento económico y la resiliencia' en Ucrania con su homólogo ucraniano Serhiy Marchenko, la presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Nadia Calviño, el consejero delegado del Deutsche Bank, Christian Sewing, y el exsecretario de Estado estadounidense y miembro del consejo del conglomerado de telecomunicaciones VEON y estrella de Kiev, Mike Pompeo. En otras palabras: los empobrecidos trabajadores ucranianos que no están siendo triturados en primera línea van a ser explotados aún más brutalmente en el futuro.
El contenido general y el impulso de la conferencia dejaron claro la agresividad con la que el imperialismo alemán, en particular, está volviendo a sus tradiciones criminales. Ya en la Primera Guerra Mundial, el control de la rica en recursos y geoestratégicamente central Ucrania —junto con el establecimiento de la hegemonía alemana sobre 'Europa Central'— fue uno de los objetivos de guerra declarados del imperio del Kaiser. Hitler continuó esta política en la Segunda Guerra Mundial. En la guerra de aniquilación contra la Unión Soviética, que condujo al Holocausto y costó la vida de al menos 27 millones de ciudadanos soviéticos, la conquista y el control de Ucrania desempeñaron un papel central. 'El objetivo geopolítico-estratégico y económico ('¡Queremos cabalgar hasta Ostland!') es una continuidad del expansionismo guillermino-alemán', escribió el historiador Fritz Fischer.
Ahora, el imperialismo alemán persigue una vez más el objetivo de separar a Ucrania y a otros países que pertenecieron a la Unión Soviética y al Imperio Ruso de la esfera de influencia de Moscú y ponerlos bajo el control de la Unión Europea dominada por Alemania. Y ello con el pleno apoyo del partido La Izquierda.
Bartsch no participó en la conferencia como crítico, sino como vehemente partidario. En su discurso en el Bundestag tras la conferencia, declaró:
No sólo estuve aquí ayer para el discurso de Zelensky, sino también con muchos colegas en la conferencia. Me parece bien que, tras dos conferencias anteriores, esta conferencia se haya celebrado aquí en Berlín y que el Gobierno Federal haya asumido la responsabilidad.
Sólo criticó al Gobierno alemán por el hecho de que 'un representante de BlackRock se sentara en el podio' de la conferencia de Berlín. Dudó de que 'una reconstrucción sostenida de Ucrania sea posible con gente así'. En lenguaje llano: Alemania y Europa no deben dejar el control de Ucrania en manos del capital financiero estadounidense. La recuperación era 'el reto central para Europa', explicó. Y él 'cree que tenemos mucho por delante, también para nuestro país'.
El nacionalismo extremo y el militarismo del partido La Izquierda no tienen su origen simplemente en individuos de derechas como Bartsch, sino en el carácter y la historia del partido. El partido La Izquierda nunca ha sido una organización de izquierdas o socialista, sino siempre un partido burgués que articula los intereses del aparato estatal y de las clases medias acomodadas. Su organización predecesora, el SED/PDS estalinista, reintrodujo el capitalismo en Alemania Oriental y, con ello, también allanó el camino para el retorno del militarismo alemán, que ahora apoya cada vez con más agresividad.
Por lo tanto, el partido La Izquierda es cada vez más odiado por los trabajadores y los jóvenes y —dondequiera que comparta el gobierno a nivel estatal— también debido a sus políticas de austeridad social, armamento del Estado policial y ataques a los refugiados e inmigrantes. En las elecciones europeas de principios de junio se hundió, obteniendo sólo el 2,7% de los votos.
Los trabajadores y los jóvenes que quieren luchar contra el imperialismo y la guerra deben ajustar cuentas conscientemente con el partido La Izquierda y sus ramificaciones divisionistas, como el BSW de Sarah Wagenknecht, y construir el Sozialistische Gleichheitspartei (Partido Socialista por la Igualdad). Es la única fuerza que declara la guerra al retorno del militarismo alemán y al desarrollo de la guerra mundial y arma la oposición contra ello con una perspectiva socialista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de junio de 2024)