Los acontecimientos de la última semana representan un punto de inflexión en la situación política. El Gobierno de Biden, en alianza con el Partido Republicano liderado por fascistas, está criminalizando la oposición política del genocidio en Gaza, que actualmente se concentra en las universidades, a través de un despliegue masivo propio de un Estado policial.
Las manifestaciones continúan expandiéndose en los campuses universitarios de todo Estados Unidos en respuesta a la intensificación del genocidio en Gaza, que está financiado, armado y políticamente facilitado por el Gobierno de Biden.
Cuando un periodista le preguntó el lunes: “¿Cuál es su mensaje para los manifestantes?”, el presidente Joe Biden respondió: “Condeno las protestas antisemitas”.
La acusación de “antisemitismo” es la “gran mentira” de Biden. No tiene ninguna relación con la realidad. Su comentario del lunes siguió a una declaración del domingo en la que denunció el antisemitismo “reprensible y peligroso”, que “no tiene absolutamente ningún lugar en los campus universitarios, ni en ningún lugar de nuestro país”.
Repitiendo esto hasta la saciedad, el Gobierno de Biden, toda la élite política y los medios de comunicación esperan abrumar a la gente hasta que acepte que las protestas por el genocidio de Gaza están animadas por antisemitismo.
Esta calumnia se hace aún más absurda por el hecho de que muchos participantes en las manifestaciones, y un gran número de los arrestados, son judíos, y organizaciones como Jewish Voice for Peace (JVP; Voces Judías por la Paz) han protagonizado las protestas.
El martes por la noche, la policía arrestó a más de 300 miembros de JVP que participaban en un Séder de Pésaj cerca de la casa del senador Chuck Schumer en Brooklyn. Esta festividad judía conmemora la liberación de los hebreos de la esclavitud en Egipto. Los manifestantes llevaban camisetas que proclamaban: “No en nuestro nombre” y “Los judíos dicen: cese el fuego ya”.
En todo el país, la policía irrumpió en los campus universitarios y llevó a cabo cientos de arrestos. En la Universidad de Nueva York, policías con equipo antidisturbios arrestaron a más de 100 estudiantes y profesores el lunes por la noche, golpeando a los manifestantes y usando gas pimienta. En la Universidad de Yale, 47 estudiantes fueron arrestados el lunes. En Cal Poly Humboldt, la policía antidisturbios irrumpió en un edificio de la universidad y arrestó a estudiantes. Nueve estudiantes fueron arrestados el martes en la Universidad de Minnesota.
El martes por la noche, los líderes estudiantiles de Columbia dijeron que los administradores de la universidad habían amenazado con llamar a la Guardia Nacional para reprimir la protesta, lo que aumentaba la posibilidad de otra masacre como la de Kent State del 4 de mayo de 1970. En ese incidente, cuatro estudiantes universitarios de Ohio fueron asesinados por la Guardia Nacional de Ohio durante una protesta contra la guerra de Vietnam.
Biden está llevando a cabo su ofensiva en alianza con, y a instigación de, los principales fascistas y antisemitas de Estados Unidos, como la congresista Marjorie Taylor Greene y los senadores Tom Cotton y Josh Hawley.
El martes, Hawley y Cotton se unieron a otros líderes republicanos del Senado, incluidos Lindsey Graham y Charles Grassley, para exigir que Biden vaya aún más lejos. La carta de los senadores aplaude la declaración de Biden condenando el “antisemitismo”, pero pide que el Gobierno que lleve a cabo procesos penales y deportaciones de los participantes en las manifestaciones.
La carta declara que hay un “brote de turbas antisemitas y proterroristas en los campus universitarios”, dirigidas por “alborotadores pro-Hamás”. Alega que “los manifestantes antiisraelíes, alentados por destacados izquierdistas, se han concentrado en los campus universitarios en los últimos días”.
Establece que “la policía federal debe actuar de inmediato para restablecer el orden, enjuiciar a las turbas que han perpetuado la violencia y las amenazas contra los estudiantes judíos, revocar las visas de todos los extranjeros (como los estudiantes de intercambio) que han participado en la promoción del terrorismo y hacer rendir cuentas a los administradores de las instituciones educativas”.
Esta carta revela el contenido político fundamental de la campaña de represión en las universidades. Lejos de ser una respuesta a presuntos incidentes de violencia antisemita, tiene como objetivo prohibir todas las formas de oposición de izquierda a las políticas del imperialismo estadounidense.
El lenguaje en sí es una incitación a la violencia, apelando a fuerzas como las que se reunieron en la manifestación “Unite the Right” en Charlottesville, Virginia, en 2017, que culminó con el asesinato de la contramanifestante Heather Heyer.
El asalto policial a los campus es un abierto repudio a los principios más básicos de la libertad de expresión. La concepción de la “autonomía” de las universidades, en la que se fomenta y protege el debate abierto, está siendo completamente anulada. Las instituciones académicas se están transformando en agencias para la promoción de la política de guerras imperialistas, a punta de porras, arrestos, expulsiones y deportaciones.
En un informe de 2019, el Consejo de Europa declaró que “la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho no pueden volverse una realidad ni mantenerse a menos que las instituciones de educación superior, el personal y los estudiantes disfruten de libertad académica y autonomía institucional. Por el contrario, no podemos tener una democracia auténtica a menos que la comunidad de educación superior e investigación pueda indagar libremente”.
La represión de la oposición política en las universidades es la vanguardia de un esfuerzo sistemático para desmantelar la libertad de expresión en los Estados Unidos. Esta campaña ya se está extendiendo a los lugares de trabajo, como lo demuestra la decisión de Google de despedir a más de 50 empleados por protestar por sus vínculos con el Gobierno israelí.
La represión masiva que ahora se desarrolla en las universidades está inextricablemente conectada con la erupción global del imperialismo estadounidense. En 2022, Biden proclamó que esta es la “década decisiva” en la que Estados Unidos “ganaría la competencia por el siglo XXI”. Biden se ha propuesto construir un “nuevo orden mundial” dominado por Estados Unidos a través de la violencia militar, con el objetivo de subyugar a Rusia, China e Irán.
La victoria en la “competencia geopolítica entre las principales potencias” requiere la integración perfecta de todos los aspectos de la sociedad, dijo Biden, declarando: “La Administración de Biden-Harris ha derribado la barrera entre la política interna y la política exterior”.
Ante la represión en universidades de todo el país, el mundo es testigo de la implementación de esta política de subordinación de todos los aspectos de la sociedad a las políticas de guerra del imperialismo estadounidense.
El papel destacado de la Administración de Biden y el Partido Demócrata en el apoyo al genocidio en Gaza y la represión de la oposición política interna demuestra que la política del supuesto “mal menor” es un callejón sin salida. Las políticas de guerra y los ataques a los derechos democráticos cuentan con el pleno apoyo de todo el establishment político estadounidense porque reflejan las necesidades centrales del sistema capitalista.
En respuesta a las crecientes protestas en las universidades y más allá, Joseph Kishore, candidato del Partido Socialista por la Igualdad a la presidencia en las elecciones presidenciales de 2024, declaró en X/Twitter el martes:
Esta batalla... no se puede librar solo en las universidades. Debe ser llevada a la clase obrera, que tiene el poder social para oponerse al imperialismo y cuyos intereses sociales están en conflicto con todo el sistema capitalista.
La campaña electoral del Partido Socialista por la Igualdad hace un llamamiento a los estudiantes y profesores de todos los campus para que acudan a las fábricas y otros lugares de trabajo. Llamamos a los trabajadores a denunciar el ataque a los estudiantes y organizar protestas para exigir el fin de la represión. La lucha contra el genocidio en Gaza debe desarrollarse como una lucha de la clase obrera internacional contra el imperialismo y el sistema capitalista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de abril de 2024)