Los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés) celebró un webinario el miércoles pasado sobre las elecciones mexicanas donde respaldó a Claudia Sheinbaum, la protegida del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO.
El DSA pidió a sus partidarios que hicieran campaña y votaran por Sheinbaum, aunque solo alrededor del 1 por ciento de los 12 millones de posibles votantes mexicanos en los Estados Unidos están registrados para las elecciones del 2 de junio.
El verdadero interés de la discusión no fue tanto en México, sino en cómo replicar en Estados Unidos el éxito electoral de Morena, el partido liderado por AMLO que controla ambas cámaras del Congreso y casi las tres cuartas partes de los Gobiernos estatales.
Si bien el DSA no ha respaldado oficialmente a Joe Biden en las elecciones estadounidenses, el apoyo a Morena es un ensayo para unirse a la campaña de reelección del Partido Demócrata.
Alina Duarte, periodista mexicana y educadora del Instituto de Formación Política de Morena, comenzó advirtiendo que la pseudoizquierda tendrá que depender menos de la política de identidades, ya que el partido es “conservador en temas feministas”, y la coalición de derecha Fuerza y Corazón por México está utilizando el género y el origen indígena de su candidata Xóchitl Gálvez en la campaña.
“Están tratando de que la política de identidades defina las elecciones, pero tenemos que verlas a través de un análisis de clase”, dijo. Sheinbaum y Gálvez “representan intereses diferentes” y “dos proyectos nacionales”, continuó Duarte. Argumentó que Gálvez representa a la “oligarquía con el pleno apoyo de Estados Unidos”, mientras que Morena representa a la clase trabajadora, incluidos los “30 millones de beneficiarios de los programas sociales” creados bajo AMLO.
Kurt Hackbarth, escritor de Jacobin, una revista asociada con el DSA, la siguió. Describió al presidente mexicano como un “político carismático y único en la vida” de “calidad irrepetible”, elogiando su “forma de utilizar expresiones, su vocabulario”, así como su origen de clase trabajadora. (Los padres de López Obrador eran pequeños comerciantes.)
Explicando el éxito electoral de Morena, Hackbarth dijo: “AMLO hizo campaña como candidato anticorrupción con una disciplina de mensaje claro”, trayendo de vuelta a la “izquierda” un tema utilizado durante mucho tiempo por la derecha. Además, AMLO lidera una “amplia coalición” y “ha hecho lo suficiente para mantener el centro y la izquierda felices”. Como ejemplo, citó los limitados programas de bienestar social, las pensiones complementarias y los aumentos del salario mínimo, así como la decisión de pagar precios exorbitantes para comprar plantas eléctricas a transnacionales como Iberdrola.
Hackbarth aplaudió el historial de la propia Sheinbaum como jefa de Gobierno de la Ciudad de México y sus promesas con respecto a la continuación de los programas sociales, los aumentos del salario mínimo y los proyectos “verdes”. “Ha sido una campaña muy disciplinada”, añadió.
En general, el evento ofreció una profusa propaganda que retrata a Morena como un “partido de masas” y un “frente amplio” que representa a la clase trabajadora y que debe ser apoyado incondicionalmente. Sin embargo, esto requirió ignorar los orígenes históricos y el contexto internacional del partido, así como sus políticas más consecuentes bajo AMLO.
No se mencionó, por ejemplo, que López Obrador fue un miembro destacado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó México durante siete décadas y del Partido para la Revolución Democrática (PRD), que ahora pertenecen a la oposición de derecha. En sí, Morena está compuesta principalmente por funcionarios de la élite política tradicional y fue creada para ofrecer una nueva fachada para que los mismos intereses burgueses continúen gobernando.
Tampoco se mencionó la militarización sin precedentes del país bajo AMLO, la participación de México en los ensayos de guerra de Estados Unidos o sus masivos recortes de impuestos corporativos. La pandemia de COVID-19 fue presentada como “un golpe que el mundo arrojó” a México, sin mencionar la temprana adopción por parte de AMLO de la política de “inmunidad colectiva” de Trump, anteponiendo las ganancias empresariales a las vidas humanas, lo que ha resultado en un exceso de mortalidad de más de 700.000 muertes por la pandemia en el país.
Instado por los comentarios de los asistentes, Hackbarth lamentó que Sheinbaum “no haya mencionado a Palestina”, al tiempo que dejó en claro que esto no afecta su optimismo con respecto a su futuro Gobierno.
La histórica ofensiva que ha emprendido Morena contra los migrantes empobrecidos también habría sido pasada de alto si este reportero no la hubiera mencionado en una pregunta escrita.
“Los migrantes no votan”
En respuesta, Hackbarth contó una anécdota de viajar en un autobús en el sur de México que se detuvo tres o cuatro veces en los puntos de control de migración, donde le pedían documentos y se llevaban a cualquiera que pareciera centroamericano. No mencionó que el incierto paradero de estos migrantes es una pesadilla.
La mayoría de las veces, los soldados, decenas de miles de los cuales están en servicio de “contención de migrantes”, u otros funcionarios detienen a los migrantes para enviarlos de regreso a la frontera sur de México o deportarlos. Un gran número de informes de derechos humanos han documentado que las tropas entregan a los migrantes a bandas criminales para ser extorsionados, asaltados, violados, torturados, reclutados por la fuerza o incluso desaparecidos.
Hackbarth dijo: “Al principio, [AMLO] llegó a la decisión de conceder en materia de migración para quitarse a Estados Unidos de encima y poder avanzar en el frente nacional... Tomó la decisión basada en la realpolitik de sacrificar el tema de la migración. La conclusión cínica: porque los migrantes no votan”.
La moderadora del evento, Luisa Martínez del Comité Político del DSA, intervino en este punto, afirmando que, como alguien que por mucho tiempo era una inmigrante indocumentada, “Entiendo la situación política. Estos son los tipos de problemas que enfrenta la izquierda cuando está en el poder”.
El argumento de que es justificable aceptar cualquier política fascista exigida por el imperialismo para alcanzar y permanecer en el poder solo demuestra que el DSA y Morena no son organizaciones de “izquierda” y no ofrecen ninguna forma de enfrentar la amenaza de la opresión imperialista y el fascismo.
Al ofrecer tales coartadas para Morena, la discusión sobre México demuestra el carácter proimperialista de grupos pseudoizquierdistas como el DSA. Sin duda, presentarán argumentos similares de “realpolitik” para restar importancia a la implacable persecución de los trabajadores migrantes en los Estados Unidos, o para ese caso, la matanza en Gaza a manos de EE.UU. e Israel a fin de reelegir a “El Genocida Joe”.
Lo que el DSA defiende en México son las políticas reformistas meramente simbólicas de Morena, al tiempo que permite que el imperialismo estadounidense y la extrema derecha se salgan con la suya en todos los temas fundamentales.
Las políticas sociales y del salario mínimo de AMLO han estado estrictamente dirigidas a apaciguar la lucha de clases cada vez más explosiva en México. Estas políticas no han afectado los intereses de lucro de la élite gobernante, que está obteniendo ganancias récord, y han tenido un efecto mínimo en sacar a los mexicanos de la pobreza.
La propia Sheinbaum dijo a El Financiero el viernes que, gracias a Morena, “la polarización social no existe”. Ella dijo:
Las decisiones económicas más importantes en el país se han tomado por consenso, y esa es una virtud enorme del presidente y la vamos a seguir. El salario mínimo no se ha impuesto, han sido grandes empresarios, medianos, que dicen vámonos a aumentar los salarios… lo mismo con la inflación, el presidente no dijo “control de precios”, no, se sentó con Walmart, con Comercial Mexicana, con Chedraui…
Forbes México lo reconoció. “Hay condiciones para la inversión, estabilidad y garantía política de continuidad que hacen atractivo al país. El entendimiento entra las cúpulas empresariales con las autoridades genera confianza en la perspectiva de desarrollo para 2024”.
El DSA está liderado por charlatanes al servicio del Departamento de Estado de Estados Unidos, cuya principal preocupación son los intereses de Wall Street y los preparativos para la guerra. En agosto pasado, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que pertenece al DSA, viajó a Colombia, Chile y Brasil para impulsar abiertamente la política exterior de la Administración de Biden, incluida la promoción de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania.
Como comentó el WSWS sobre el viaje, el DSA asiste al imperialismo estadounidense en “reforzar su control semicolonial sobre su “patio trasero” en Latinoamérica y sofocar la lucha de clases tanto en casa como en el resto de la región a fin de buscar la hegemonía global mediante guerras económicas y militares”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de abril de 2024)