La ley de presupuesto promulgada por el presidente Joe Biden el sábado ofrece el mayor gasto militar estadounidense en la historia. De los 1,2 billones de dólares asignados a los seis departamentos federales, el Pentágono se ha hecho de dos tercios o aproximadamente 825 mil millones de dólares. Un proyecto de ley de presupuesto separado promulgado por Biden el 8 de marzo para otros seis departamentos federales incluye 23,8 mil millones de dólares para los programas de armas nucleares estadounidenses administrados por el Departamento de Energía.
Cuando se contabilizan todos los demás fondos asignados a las operaciones militares y de inteligencia a través de otros departamentos y agencias, es probable que el total supere el billón de dólares, aunque la cifra real se mantiene secreta, ya que gran parte del gasto relacionado con el ejército en vigilancia, el lanzamiento de satélites militares y otras operaciones es clasificado.
El gasto militar total de Estados Unidos, incluso aquel basado en las cifras disponibles públicamente, eclipsa el de cualquier combinación posible de países. Solo Estados Unidos representa el 39 por ciento del gasto militar mundial total, equivalente al de los siguientes 11 países combinados. En comparación con el total estadounidense de 877 mil millones de dólares para 2022, el último año para el que se dispone de cifras globales exhaustivas, el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz estimó que China gastó 292 mil millones de dólares y Rusia 86,4 mil millones de dólares.
El gasto militar ruso es una mera fracción del gasto combinado de los aliados de Estados Unidos en la OTAN, que supera los 300 mil millones de dólares, de los aliados asiáticos de Estados Unidos en el llamado Quad (India, Japón y Australia, 160 mil millones de dólares combinados), y de los Estados clientelares de Estados Unidos en Oriente Próximo (Arabia Saudita, Israel, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, 130 mil millones de dólares combinados). El gasto militar combinado de Estados Unidos y sus principales aliados supera con creces los 1,5 billones de dólares o dos tercios del total mundial y cuatro veces el de Rusia y China.
Dadas estas cifras, no hay forma de evaluar la postura militar estadounidense como algo menos que un programa para una guerra mundial.
El imperialismo estadounidense ha sufrido un prolongado declive histórico en su posición económica. De casi el 50 por ciento del PIB mundial al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos cayó al 40 por ciento en 1960 y al 27 por ciento en 1971, cuando el presidente Richard Nixon puso fin a la convertibilidad del dólar en oro debido al creciente déficit de la balanza de pagos. La participación de Estados Unidos cayó a apenas el 15 por ciento del PIB mundial el año pasado y se espera una disminución mayor en los próximos años.
Pero cuando se trata de la producción de material de guerra, de las armas que pueden destruir vidas humanas tanto con una precisión milimétrica como por millones, Estados Unidos no tiene igual.
Esta contradicción, entre la disminución de la base económica y la acumulación militar masiva, explica la ferocidad de la política exterior estadounidense. Se ve reflejada en la unanimidad de los dos principales partidos capitalistas, los demócratas y los republicanos, sobre la necesidad de aplastar la creciente amenaza de China, cuya economía está en camino de superar a la de Estados Unidos, y subyugar a los posibles aliados de China en Rusia, Irán y Corea del Norte. En lo que respecta a Wall Street y Washington, deben provocar una confrontación con China lo antes posible, porque las tendencias subyacentes están en su contra. No tienen tiempo que perder.
Las incesantes afirmaciones de la Administración de Biden y sus apologistas en los medios corporativos, de que el Gobierno de los Estados Unidos procura evitar el uso de la fuerza militar, o busca evitar la expansión del conflicto en Ucrania o restringir el genocidio israelí en Gaza, no soportan el mínimo escrutinio.
El verdadero salvajismo del imperialismo estadounidense fue puesto de relieve por una disposición clave del recién aprobado presupuesto del Pentágono. Los demócratas y republicanos en el Congreso acordaron prohibir el envío de un solo centavo de ayuda estadounidense para la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA, sigla en inglés), que alimenta a millones de refugiados palestinos diariamente, incluida la mayor parte de los 2,3 millones de personas en Gaza. Más allá de los encontronazos entre Biden y Donald Trump este año electoral, tanto los demócratas como los republicanos están unidos en el apoyo a emplear las hambrunas masivas como arma de guerra.
El candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad (SEP, sigla en inglés), Joseph Kishore, declaró en una publicación en Twitter/X el lunes:
“La votación en el Congreso demuestra la realidad: el genocidio en Gaza está hecho en Washington. Está siendo armado y financiado por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Cuenta con el respaldo tanto de los demócratas como de los republicanos. La Administración de Biden y el Partido Demócrata nunca podrán lavarse la sangre de las manos ni encubrir su culpabilidad en esta matanza masiva”.
Kishore concluyó:
“La lucha contra el genocidio debe librarse como una lucha contra los partidos demócrata y republicano, como una lucha contra las guerras imperialistas cada vez mayores, incluida la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, y como una lucha contra la clase dominante y el sistema capitalista”.
Como informó ayer el WSWS, la ley de presupuesto proporciona decenas de miles de millones de dólares para las empresas gigantes de armas como Lockheed Martin, General Dynamics, Boeing, Raytheon y otras que lucran de la guerra, que fabrican aviones de guerra, submarinos nucleares y misiles de toda descripción.
El proyecto de ley también incluye 300 millones de dólares para la Iniciativa de Asistencia de Seguridad de Ucrania, que mantiene vivo el flujo de contratos del Pentágono para envíos de armas a Kiev, a la espera de la aprobación esperada de una asignación suplementaria que agregaría 60 mil millones millones en apoyo militar y financiero para Ucrania, y 14 mil millones de dólares más para Israel. El proyecto de ley ha sido bloqueado por los republicanos del Congreso a instancias de Trump, pero el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha prometido que someterá la legislación a una votación después de Semana Santa, con la expectativa de una rápida aprobación bipartidista.
La aprobación bipartidista del presupuesto militar récord es una respuesta indiscutible a todos aquellos que afirman que es posible prevenir una Tercera Guerra Mundial presionando al Partido Demócrata o apelando a las agencias internacionales del imperialismo como las Naciones Unidas. La única fuerza social que tiene tanto la fuerza como el interés social para oponerse a la guerra imperialista es la clase obrera mundial.
El WSWS y los Partidos Socialistas por la Igualdad, las secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, están luchando por el desarrollo de un movimiento de masas global de la clase obrera contra las guerras imperialistas y contra el sistema capitalista que las causa, sobre la base de un programa socialista internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de marzo de 2024)
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