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Perspectiva

El UAW anuncia ratificación de los contratos propatronales en las Tres Grandes - ¿cuál es el camino adelante para los trabajadores?

Los trabajadores automotores en huelga en la planta de ensamble de Stellantis en Sterling Heights, Míchigan, 23 de octubre de 2023 [AP Photo/Paul Sancya]

Después de postergarlo por días, el sindicato United Auto Workers (UAW) anunció el lunes que sus convenios colectivos con General Motors, Ford y Stellantis fueron ratificados por los miembros del UAW, afirmando que fueron aprobados por el 64 por ciento de los trabajadores en las tres empresas. “Los miembros se han pronunciado”, dijo el presidente del UAW, Shawn Fain. “Después de años de recortes, meses de nuestra campaña Stand Up y semanas en los piquetes de huelga, hemos cambiado la situación para el trabajador automotor estadounidense”.

Fain y sus comunicadores expertos en engaño están vendiendo un cuento de hadas de que las bases están contentas con los acuerdos y con la farsa de la huelga “ stand up ” o “de pie” que los produjo. Incluso si se aceptara el conteo oficial del UAW, 36.500 trabajadores votaron en contra de estos acuerdos que el UAW, Biden y la prensa corporativa han descrito como “históricos” y “trascendentales”. Muchos más hubieran votado en contra si hubieran considerado posible luchar por algo mejor.

En el convenio de GM, el 47 por ciento de los trabajadores de producción votaron “no”. Se aprobó por solo 2.002 votos de los 30.860 emitidos. Los trabajadores de siete de las 11 plantas de ensamble de GM derrotaron el acuerdo con votos en contra de hasta el 69 por ciento, y se aprobó en otras tres por márgenes mínimos. Los trabajadores de Ford y Stellantis de la planta de camiones de Kentucky y del complejo de ensamblado de Toledo, dos de las mayores plantas automotrices del país, lo rechazaron decisivamente.

Además, dado que el proceso de ratificación no fue supervisado por las bases, nada de lo que diga la burocracia del UAW sobre la votación puede tomarse al pie de la letra. Todavía el miércoles pasado, los medios de comunicación pronosticaban la derrota del acuerdo con GM, hasta que se produjo una votación supuestamente mayoritaria a favor del “sí” en la planta de Arlington, Texas. Los trabajadores de base están haciendo circular peticiones para anular los resultados porque los funcionarios del UAW incluyeron los votos de miles de trabajadores de Ultium y GM Subsystems, que ni siquiera eran empleados de GM, entre otras irregularidades.

Desde el principio, Fain hizo todo lo posible por dividir a los trabajadores y desgastar su resistencia. Las limitadas huelgas nunca implicaron a más de un tercio de los afiliados. Hicieron más daño económico a los trabajadores que a las empresas. El sindicato solo convocó a las plantas más rentables justo antes de anunciar los acuerdos, y envió a los trabajadores de vuelta al trabajo antes de que vieran los contratos, ni hablar de votarlos.

En cuanto a los acuerdos “históricos”, los aumentos salariales del 25 por ciento en cuatro años y medio no compensan la enorme caída de los salarios reales de los trabajadores automotores causada por las concesiones del UAW durante la restructuración de la industria en 2009 y la inflación más alta en décadas de los últimos años. Las principales demandas de los trabajadores —la restauración de los beneficios pagados por la empresa para los jubilados, el final de los niveles salariales y el abuso de los trabajadores temporales, las semanas laborales más cortas y aumentos importantes para los pensionados— fueron abandonadas por Fain y el aparato del UAW.

Lo más significativo es que los nuevos acuerdos abrirán la puerta a un ataque masivo contra el empleo durante la transición de la industria automotriz a la producción de vehículos eléctricos. Los directivos del sector han asegurado a los inversores que cualquier modesto aumento de los costes laborales se compensará con creces recortando puestos de trabajo.

El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, que ha afirmado que la industria necesita un 40 por ciento menos de trabajadores para producir vehículos eléctricos, declaró que la empresa “atacará los gastos y el despilfarro en todas nuestras operaciones”. Con la ratificación de los acuerdos, todas las empresas están acelerando sus planes de “despidos voluntarios” para expulsar a los trabajadores cualificados y a los que trabajan por horas.

¿Qué conclusiones debemos sacar?

En primer lugar, si los trabajadores automotores hubieran tenido sus propias organizaciones independientes en las fábricas, esta traición habría sido derrotada. Las consecuencias de estos acuerdos llevarán a muchos trabajadores, incluidos los que votaron “sí”, a emprender nuevas luchas. La oposición del 45 por ciento, según los informes oficiales, aumentará al 90 por ciento. Pero estas nuevas luchas deben organizarse mediante el desarrollo de comités de base para abolir el aparato y transferir el poder a los trabajadores.

La declaración de victoria de Fain resultará pírrica. De hecho, la aprobación de los contratos ha dejado al descubierto sus pretensiones de “reformar” el aparato y acabar con la corrupción. El aparato de la UAW, junto a los partidarios de Fain en los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) y otras organizaciones pseudoizquierdistas, está controlado por un ejército de funcionarios muy bien pagados, cuyos ingresos y vidas de clase media-alta dependen de su colaboración en la destrucción de los empleos, niveles de vida y condiciones laborales de los trabajadores que dicen representar.

Esto no solo se ha demostrado en las Tres Grandes, sino también en Mack Trucks, donde Fain y los burócratas locales del UAW dijeron a los trabajadores en huelga que serían despedidos y sustituidos por rompehuelgas si votaban en contra de un contrato respaldado por el UAW que habían rechazado por un margen de tres a uno tan solo un mes antes.

La oposición al contrato en Mack fue liderada por el Comité de Base de Trabajadores de Mack Trucks. Will Lehman, un trabajador de Mack Trucks que se presentó como candidato socialista a la presidencia de la UAW contra Fain con un programa que proponía la abolición del aparato del UAW, desempeñó un papel destacado. Lehman obtuvo casi 5.000 votos y habría ganado muchos más si la burocracia del UAW no hubiera privado deliberadamente del derecho de voto a cientos de miles de miembros del UAW.

La Red de Comités de Base de Trabajadores Automotores, que incluía a grupos de trabajadores de las plantas de GM en Flint y Lansing, de los complejos de ensamble de Stellantis en Warren y Toledo, del complejo Rouge de Dearborn, Míchigan, y de Mack Trucks, fue la única organización de base que les dijo la verdad a los trabajadores, desenmascaró las mentiras de Fain y organizó la oposición al acuerdo propatronal. Se han sentado unos cimientos importantes, pero estos comités deben construirse y ampliarse en todas las fábricas.

La lucha de las Tres Grandes y Mack Trucks también demuestra que los trabajadores no solo luchan contra las corporaciones y la burocracia del UAW, sino contra toda la clase dominante y su Estado. Fain estuvo en contacto constante con Biden y funcionarios de la Casa Blanca.

La política de Biden es el corporativismo, es decir, la integración del aparato sindical en la gerencia y el Estado, sobre la base de la defensa de los intereses de la élite gobernante. A cambio de la complicidad del UAW en la masacre de los puestos de trabajo con los vehículos eléctricos, el Gobierno de Biden presionó a las empresas automotrices para que dieran acceso a la burocracia sindical a las nuevas plantas de baterías de vehículos eléctricos, de modo que una parte de los bajos salarios de los trabajadores se descuenten automáticamente para pagar las cuotas al UAW.

La transición a los vehículos eléctricos forma parte de la disputa del imperialismo estadounidense contra China por el control de recursos vitales, cadenas de suministro y mercados. Tanto Biden como Fain se han referido repetidamente al papel del UAW en la reconversión de fábricas para la producción militar durante la Segunda Guerra Mundial, y, lo que no se ha dicho es que se comprometió a no hacer huelgas.

Fain está claramente audicionando para desempeñar un papel protagónico a favor del imperialismo estadounidense, confirmando lo que dijo el gran revolucionario León Trotsky en 1938: “En tiempos de guerra o revolución, cuando la burguesía se ve sumida en dificultades excepcionales, los dirigentes sindicales suelen convertirse en ministros burgueses”. Fain y el UAW organizaron un festejo con Biden este mes en Illinois para aplaudir los acuerdos propatronales del UAW, mientras millones de personas en EE.UU. y en todo el mundo denunciaban al “genocida Joe” por respaldar la masacre israelí de palestinos en Gaza.

La oposición de los trabajadores automotores a los contratos traicioneros forma parte de un movimiento cada vez mayor de trabajadores en todo el mundo. En Estados Unidos, más de medio millón de trabajadores han participado en huelgas este año, y los actores de clase obrera están luchando actualmente contra la traición de su lucha por parte del sindicato SAG-AFTRA. Se está produciendo un resurgimiento mundial de la lucha de clases, desde las batallas de los trabajadores de la industria automotriz en Europa, Turquía y China contra la reestructuración, hasta las luchas masivas de los trabajadores y los jóvenes contra el genocidio en Gaza y los esfuerzos de los Gobiernos capitalistas de todo el mundo para hacer que los trabajadores asuman el coste de la guerra imperialista.

Los trabajadores automotores y sectores cada vez más amplios de la clase obrera seguirán viéndose empujados a la lucha. La lucha contra la desigualdad debe fundirse con la lucha contra la guerra imperialista. La Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB) lanzada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional en 2021, es el medio organizativo por el que los trabajadores pueden unir sus luchas y coordinarlas más allá de las fronteras nacionales.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de noviembre de 2023)

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