Ante la aborrecible destrucción dejada por el campamento de refugiados de Jabalia en Gaza el martes, Estados Unidos y sus aliados no solo han justificado las atrocidades perpetradas por Israel, sino que han proclamado que la población civil de Gaza constituye un objetivo legítimo para la violencia militar.
El martes, los aviones de guerra israelíes arrojaron múltiples bombas sobre la densamente poblada comunidad de Jabalia, que alberga el mayor campamento de refugiados de Gaza, cobrándose docenas de vidas. El siguiente día, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) respondieron a las grandes muestras de enfado por la masacre volviendo a atacar el campamento de Jabalia. La cifra de muertos por ambos bombardeos ha aumentado a 195, además de 120 personas aún desaparecidas.
Las autoridades israelíes se regodearon en haber atacado deliberadamente una zona de cientos de mujeres y niños. “¿Pero sabían que hay muchos refugiados, muchos civiles inocentes, hombres, mujeres y niños en ese campamento de refugiados, cierto?”, le preguntó Wolf Blitzer de CNN al teniente coronel Richard Hecht, vocero de las FDI.
Hecht dejó en claro que su respuesta es afirmativa. “Esa es la tragedia de la guerra, Wolf”, replicó.
Cuando le preguntaron sobre la declaración de Hecht, el general de brigada Pat Ryder, vocero del Pentágono, respaldó el ataque acusando a los palestinos de servir como “escudos humanos”. En respuesta al bombardeo, el senador Lindsay Graham declaró públicamente que “no existe un límite” en la cifra de muertes de civiles en Gaza que EE.UU. está dispuesto a tolerar.
Los planes de EE.UU. e Israel se están volviendo claros. Por 50 años, las potencias imperialistas han discutido una “solución” al “problema” de los palestinos. Han hallado una: “la solución final a la cuestión palestina”.
Israel, con el apoyo de las potencias imperialistas, está librando una guerra de aniquilación masiva y limpieza étnica, cuyo objetivo es matar al mayor número posible de palestinos y expulsar de Gaza a quienes queden con vida, ya sea esparciéndolos por el mundo como refugiados apátridas o expulsándolos al desierto del Sinaí.
El miércoles, una diputada del Parlamento israelí y exministra de Información, Galit Distel-Atbaryan, pidió “borrar toda Gaza de la faz de la tierra” y hacer que “los monstruos gazatíes vuelen hasta la valla sur e intenten entrar en territorio egipcio, o morirán... Gaza debe ser borrada”.
La declaración de Craig Mokhiber, exdirector de la Oficina de Nueva York del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al anunciar su dimisión el martes, describe lo que es cada vez más evidente para el mundo entero. “Se trata de un caso clásico de genocidio”, señaló Mokhiber. “El proyecto colonial europeo etnonacionalista en Palestina ha entrado en su fase final, hacia la destrucción acelerada de los últimos restos de vida palestinos indígenas en Palestina. Es más, los Gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y gran parte de Europa son totalmente cómplices de este horrible ataque. Estos Gobiernos no solo se niegan a cumplir con sus obligaciones de “garantizar el cumplimiento” de los Convenios de Ginebra, sino que, de hecho, están armando activamente el ataque, proporcionando apoyo económico y de inteligencia, y dando una cubierta política y diplomática a las atrocidades israelíes”.
Este asesinato masivo y limpieza étnica de Gaza está siendo activamente aprovisionado y dirigido por fuerzas estadounidenses. El martes por la noche, el New York Times informó que “hay comandos estadounidenses en el terreno en Israel”. Esto siguió a las declaraciones de Salman al-Harfi, exembajador de Palestina, quien dijo que las tropas estadounidenses “están involucradas en operaciones militares sobre el terreno en Gaza”. Los funcionarios estadounidenses, además, están debatiendo la posibilidad de que las tropas estadounidenses desempeñen un papel aún más directo en el conflicto, incluida la ocupación de Gaza por parte de fuerzas estadounidenses y de la OTAN.
La brutal guerra contra la población civil de Gaza es el producto de tres décadas de guerras interminables por parte de Estados Unidos tras la disolución de la URSS, a partir de la guerra del golfo Pérsico, con su “autopista de la muerte”, pasando por la destrucción sistemática de la infraestructura civil de Yugoslavia, hasta la invasión y ocupación de Irak y Afganistán durante la “guerra contra el terrorismo”.
Estas guerras globales han hecho metástasis en lo que Estados Unidos considera un conflicto global omnipresente, dirigido contra Irán, Rusia y China. Como dijo Blinken en un testimonio en el Capitolio: “Para nuestros adversarios, sean o no Estados, todo esto es una sola lucha”.
La masacre que está teniendo lugar en Gaza marca la adopción por parte de Estados Unidos del genocidio como herramienta de política exterior. El “nuevo orden mundial” de Estados Unidos, al que Biden volvió a referirse este mes, se está construyendo sobre el asesinato en masa.
La facilitación y justificación de crímenes de guerra por parte de Estados Unidos y sus aliados ha demostrado la total hipocresía del imperialismo de “derechos humanos” estadounidense. Cuando Rusia fue acusada de bombardear una sala de maternidad en Mariúpol en marzo de 2022, que mató a tres personas, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris declaró que fue “un crimen de guerra y punto final”. Sin embargo, Israel ha asesinado a miles de civiles deliberadamente con el respaldo pleno del Gobierno de Biden.
Millones de personas en todo el mundo han respondido a la criminalidad de EE.UU. e Israel participando en manifestaciones masivas. Los gobiernos imperialistas tienen la desfachatez de tildar estas manifestaciones contra los asesinatos masivos de “antisemitismo”.
El genocidio lo está llevando a cabo el Estado israelí, que funciona como títere del imperialismo estadounidense. No representa al pueblo judío, gran parte del cual ha participado en las manifestaciones contra la matanza.
Los trabajadores deben exigir el cese inmediato de los bombardeos estadounidenses-israelíes sobre Gaza y la desmovilización de todas las tropas israelíes y su retirada de la frontera con Gaza. Hay que poner fin al asedio de Gaza y proporcionar inmediatamente alimentos, agua, electricidad, atención médica y todas las demás necesidades.
El mes pasado, un grupo de sindicatos palestinos hizo un llamamiento a los trabajadores de todo el mundo para que se negaran a manipular material bélico. El 31 de octubre, una coalición de sindicatos belgas de personal de tierra de aeropuertos pidió a sus miembros que “dejen de manipular envíos de armas a Israel”. El World Socialist Web Site insta a los trabajadores de todo el mundo a participar en huelgas para cortar el suministro de cualquier recurso que pueda apoyar el genocidio de Israel. Los estibadores, el personal de los aeropuertos y los trabajadores del transporte de todo el mundo deben negarse a tramitar cualquier envío de armas destinado a Israel.
Las manifestaciones que han estallado en todo el mundo en oposición al genocidio de Israel deben profundizarse y ampliarse mediante un giro hacia la clase obrera y sobre la base de un programa socialista. Este movimiento de masas debe ser dirigido contra todos los Gobiernos capitalistas y los partidos políticos de la burguesía.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de noviembre de 2023)