El siguiente artículo es el primero de una serie de dos partes.
Ha pasado un mes desde que el Sindicato de Trabajadores de la Comunicación (CWU) dirigido por Dave Ward y Andy Furey logró impulsar su, favorable a la empresa, 'Acuerdo de Recuperación, Crecimiento y Transformación de Negocios' en una votación cuyos resultados se anunciaron el 11 de julio.
El impacto del acuerdo de la CWU ya lo están sufriendo decenas de miles de trabajadores de Royal Mail: nuevos procedimientos de castigo por asistencia y reducción del pago por enfermedad; el cierre de las oficinas de recogida de paquetes; recortes en el tiempo de clasificación en interiores que obligan a los repartidores a patear las calles durante más tiempo con cargas de trabajo imposibles; un número desconocido destinado a traslados y despidos a medida que entren en funcionamiento los supercentros automatizados.
Ward y Furey son figuras despreciadas entre los trabajadores postales militantes. Miles de ellos han abandonado el sindicato, mientras que se están llevando a cabo discusiones en las oficinas de entrega y en los centros de correo sobre las lecciones del conflicto que dura ya un año.
La lucha en Royal Mail ha expuesto el abismo insalvable entre la burocracia privilegiada que sirve como brazo de la gestión empresarial y los afiliados.
La oposición de las bases estalló, tras solo cuatro meses de conflicto, después de la cancelación de huelgas por parte del CWU tras las amenazas legales de la compañía. Los trabajadores comenzaron a denunciar a Ward y Furey, exigiendo acciones para derrotar las agresivas 'revisiones' de la compañía en los términos y las condiciones. Pero la CWU agachó la cabeza, entrando en conversaciones en el servicio de conciliación ACAS y permitiendo que la compañía impusiera su agenda laboral a través de la intimidación y la coerción.
De octubre a marzo, la cobertura del World Socialist Web Site del conflicto ganó una audiencia creciente entre los trabajadores de Royal Mail. Su denuncia de la agenda a favor de la empresa del CWU coincidió con los sentimientos de miles de trabajadores que estaban decididos a luchar.
Esto llevó a la formación del Comité de Base de los Trabajadores Postales (PWRFC) el 2 de abril de 2023. El comité abogó por un camino de lucha independiente contra la burocracia del CWU. Vinculado a la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), forjó vínculos con los trabajadores postales en Bélgica, Alemania, Australia y los Estados Unidos. Las declaraciones del comité circularon ampliamente en Royal Mail, especialmente después de que se publicara el acuerdo en favor de la compañía del CWU en abril.
Entre abril y junio, la burocracia del CWU se sumió en una crisis, aterrorizada de que la ira de los trabajadores confluyera en una resistencia de masas organizada, que rompiera su dominio sobre el conflicto.
El comité de base ganó la simpatía de los trabajadores postales, pero Ward y Furey mantuvieron el control y pudieron bordear los ataques de la empresa. Su capacidad para hacerlo fue posible gracias a las organizaciones pseudoizquierdistas de Gran Bretaña. Grupos como el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP), el Partido Socialista (SP) y Poder Obrero intervinieron a lo largo del conflicto para promover ilusiones en que la burocracia de la CWU podría ser presionada para luchar por los intereses de los trabajadores, ocultando su papel fundamental como brazo al servicio de la gestión corporativa y el Estado.
Estos grupos, que representan a sectores de la clase media alta, incluidos aquellos con posiciones lucrativas en el aparato de los sindicatos, formaron el flanco 'izquierdista' de los esfuerzos del estalinista Morning Star, el pro-Corbyn Canary y la recién creada campaña Enough is Enough para proteger a la burocracia laborista y sindical de una insurgencia desde la base, bloquear la lucha por el socialismo y canalizar a los trabajadores detrás de un futuro gobierno laborista.
Los partidarios políticos de Dave Ward
En abril, Ward se dirigió a una reunión online de representantes del CWU, atacando a 'grupos políticos extremistas que en ocasiones buscan infiltrarse en los sindicatos' y que 'no tienen interés en vosotros y en el futuro de esta compañía'. Reconociendo la oposición generalizada al acuerdo en favor de la empresa del CWU, declaró, “Lo que no acepto es que ellos [los grupos políticos] deban influir en exceso a nuestros miembros en este conflicto en concreto”.
El ataque de Ward fue un intento patético de azuzar los prejuicios contra el socialismo y el marxismo, mientras que él y la CWU buscaban 'influir en exceso' en los trabajadores en nombre de los accionistas de Royal Mail. En su ensayo de 1998, '¿Por qué son hostiles los sindicatos al socialismo?', David North revisó el desarrollo histórico de los sindicatos desde mediados del siglo 19, mostrando su tendencia universal a suprimir la lucha de clases, que encuentra su expresión más consciente en la hostilidad de la burocracia sindical hacia el socialismo: “Al basarse sobre las relaciones de producción capitalistas, la misma esencia de los sindicatos los obliga a adoptar una actitud fundamentalmente hostil hacia la lucha de clases. Al dedicar sus esfuerzos a asegurar contratos con los patronos que fijan el precio de la fuerza de trabajo y determinan las condiciones generales en que la plusvalía se le extrae a los obreros, los sindicatos se ven obligados a garantizar que sus miembros suministren su fuerza de trabajo según las condiciones impuestas por los contratos que se han negociado. Como Gramsci señaló: ‘El sindicato representa la legalidad y tiene que buscar obligar a sus miembros a respetar esa legalidad’. La defensa de la legalidad significa la supresión de la lucha de clases”.
Mientras Ward y la burocracia atacaban repetidamente al WSWS, promovían al Partido Laborista y sus políticas derechistas. El diputado laborista Darren Jones fue invitado por el CWU a su sesión informativa nacional de representantes el 21 de abril, donde presentado como el salvador de los trabajadores postales fue recibido con una ovación en pie. Jones apoyó públicamente el documento de rendición del CWU.
Los trabajadores de Royal Mail se enfrentaron desde el principio a una lucha política contra un gobierno conservador que se apresuró a aprobar una legislación de servicios esenciales para romper la huelga y una oposición laborista cuyo líder, Sir Keir Starmer, amenazó con despedir del gabinete en la sombra a cualquier diputado que visitara un piquete. Su feroz respuesta a la huelga fue parte de los esfuerzos para reprimir una creciente oleada de huelgas que temían que pudiera derribar al gobierno, poniendo en peligro la guerra por delegación de la OTAN en Ucrania contra Rusia. En octubre, con el gobierno de Truss en crisis, el secretario de Defensa Ben Wallace fue convocado a la Casa Blanca para discusiones urgentes que luego se describieron como 'increíbles'.
Si miles de trabajadores de Royal Mail fueron sorprendidos por la traición de Ward a la huelga, esto fue sobre todo responsabilidad del Partido Socialista, el SWP y grupos pequeñoburgueses similares que le fabricaron durante años una imagen de 'izquierdista'. Después de que Ward se convirtiera en secretario general en 2015, derrotando al titular Billy Hayes, el SP instó a los delegados a la conferencia de la CWU a 'hacerle saber a Ward que esperan que cumpla con la postura más firme que indicaba su campaña electoral'. A pesar de que Ward trabajó con Hayes para garantizar la aprobación sin problemas de la privatización de Royal Mail en 2013, el SP escribió: 'Los socialistas en el sindicato deberían exigir que Dave Ward haga campaña sobre las políticas progresistas del sindicato y dé a los miembros y representantes la confianza para enfrentarse a la dirección'.
El respaldo de Ward por parte de la pseudoizquierda británica se consolidó a través de su apoyo conjunto al líder laborista Jeremy Corbyn, quien pasó sus cinco años en el poder suprimiendo la lucha de clases y capitulando ante los blairistas en todos los frentes.
En 2016, el secretario nacional del SWP, Charlie Kimber, entrevistó a Ward en Socialist Worker bajo el titular: 'El líder del CWU, Dave Ward, dice: 'Necesitamos una estrategia para vencer a los conservadores''. Kimber dijo efusivamente: 'Al igual que nosotros, has estado entusiasmado con la elección de Jeremy Corbyn'. Ward respondió diciendo que los laboristas tenían que estar 'preparados para decir que transferirán la riqueza a los trabajadores'. Pero advirtió: 'Tenemos que ser pacientes. Si Corbyn es elegido diciendo que renacionalizará tres industrias y él consigue una, eso sigue siendo una mejora, sigue siendo un éxito'. Kimber luego aludió cortésmente a 'las dificultades que Corbyn enfrenta sobre un tema como Trident', es decir, la insistencia del Partido Laborista en el parlamento de que las armas nucleares Trident seguirían siendo apoyadas por la política laborista. Ward respondió: 'Creo que decir que todos estamos en contra de las armas nucleares es el punto de partida equivocado'. El respaldo de facto de Ward a las armas nucleares pasó sin comentarios por parte del SWP. Corbyn mantuvo el apoyo a Trident, junto al de la OTAN, en el programa electoral del Partido Laborista.
Partido socialista
Aparte del Morning Star, publicado por el estalinista Partido Comunista de Gran Bretaña, el defensor más descarado de Ward y Furey durante el conflicto fue el Partido Socialista. Con miles de trabajadores postales denunciando el documento de capitulación del CWU, el SP se sumió en una crisis. Pasaron cinco días completos antes de que el SP dijera algo sobre una de las traiciones más salvajes de la burocracia sindical en la historia reciente.
El 26 de abril, una declaración de 'miembros del Partido Socialista enl CWU' apareció en The Socialist. Afirmó que el acuerdo de los negociadores había 'obligado a Royal Mail a retroceder en una serie de cuestiones', antes de señalar con pesar que esto 'no era suficiente' y pedir un voto 'no' por parte de los afiliados. El PS afirmó que el acuerdo era el resultado de una 'gestión antisindical, empeñada en aplastar nuestro sindicato'. Esta fue una cobertura política para la ejecutiva nacional del CWU, que fue coautor del acuerdo con la junta del Royal Mail. El PS describió las acciones de la burocracia como un 'error' que podría rectificarse a través de consejos amistosos: 'La dirección del CWU no estaba preparada para el tipo de batalla en la que esto se ha convertido ... La dirección del sindicato debería haberse preparado, a través de la discusión en todos los niveles del sindicato, para intensificar la huelga'.
Mientras la ejecutiva de CWU estaba siendo denunciado por los trabajadores como unas marionetas de la compañía, el SP estaba pidiendo a la ejecutiva que luchara por la renacionalización de Royal Mail, 'particularmente cuando el CEO Simon Thompson y compañía amenazaron a la administración'. Pero fueron Ward y Furey quienes amenazaron con un “Armagedón” financiero contra los miembros de CWU si no respaldaban el acuerdo entre sindicato y empresa. Los absurdos llamamientos del PS servían a fines políticos definidos, subordinando a la clase obrera al Partido Laborista y al gobierno de Sunak. Incluso sugirió que tanto Starmer como los conservadores podrían ser presionados para oponerse a los ataques de Royal Mail.: “El liderazgo de CWU debería haber exigido que Keir Starmer se comprometiera públicamente con la política aprobada en la conferencia del Partido Laborista del otoño pasado, de devolver el Royal Mail a la propiedad pública. Eso podría haber ejercido una presión real sobre el gobierno conservador de Sunak que ha respaldado a los jefes de Royal Mail.”
Continuará
(Publicado originalmente en inglés el 11 de agosto de 2023)
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