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Perspectiva

La huelga del sindicato SAG-AFTRA y el camino de la lucha de clases global

Si estalla el miércoles por la noche una huelga de los 160.000 miembros del sindicato estadounidense de actores SAG-AFTRA (Screen Actors Guild-American Federation of Television and Radio Artists), será una de las mayores huelgas en Estados Unidos en décadas y profundizará aún más el resurgimiento de la lucha de clases global. Los trabajadores deben rechazar los intentos desesperados y de último momento de las empresas para que intervengan mediadores federales y puedan atajar la huelga, así como cualquier intento del sindicato de anunciar otra postergación o un acuerdo vendido.

Las decenas de miles de actores, periodistas de televisión y radio, redactores de noticias, editores, entre otros, se unirán a los 11.000 miembros del gremio de guionistas Writers Guild of America (WGA), que han estado en huelga desde el 2 de mayo. La huelga del SAG-AFTRA paralizaría prácticamente lo que queda de la producción de cine y televisión en EE.UU. y aquella internacional que involucre a actores estadounidenses.

El posible cierre de gran parte de la industria del espectáculo en Estados Unidos, en la primera “huelga doble” de guionistas y actores desde 1960, tiene enormes implicancias.

Guionistas en huelga marchan en Los Ángeles, en frente del edificio del sindicato Writers Guild of America West

En primer lugar, demuestra la gran fuerza y alcance de la clase trabajadora en el seno del capitalismo mundial. De un solo golpe, los trabajadores pueden detener las operaciones de una industria de miles de millones de dólares que es indispensable para el gobierno burgués y la estabilidad.

En segundo lugar, el alcance de la huelga y su impacto en la producción de cine y televisión mundial ponen de manifiesto el carácter interconectado e internacional de la vida cultural, así como las necesidades y los intereses en común de los artistas y trabajadores del cine, la televisión y las áreas afines.

En tercer lugar, una huelga animará a otros trabajadores a resistir a la patronal y sus ataques incansables contra los trabajos, los salarios y las condiciones, incluyendo a los trabajadores de UPS, la industria automotriz y hotelería. Además, los afiliados del SAG-AFTRA se están alineando objetivamente con los trabajadores en lucha de todo el mundo.

En cuarto lugar, la oposición cada vez mayor de todas las secciones de la clase trabajadora pone en evidencia la propaganda continua de la prensa y los políticos que retrata Estados Unidos como un país generalmente satisfecho, prospero y partidario de las interminables guerras de su Gobierno. De hecho, Estados Unidos es un polvorín de enfado y oposición social.

Los trabajadores de SAG-AFTRA harían huelga por muchos agravios concretos, incluyendo la caída de los ingresos por la inflación y el crecimiento de las plataformas de transmisión en directo o streaming, que han significado un golpe devastador a su solvencia y conllevado temporadas más cortas y menos trabajo. El crecimiento de la inteligencia artificial también permitirá a los conglomerados recrear escenas y remplazar a los actores humanos.

Un artículo de Variety reportó en mayo que desde 2020, se habían afiliado 10.000 nuevos miembros al SAG-AFTRA pero el ingreso de las cuotas se había “estancado”, demostrando una caída en los salarios reales de los afiliados. En un año dado, aproximadamente 50 por ciento de los miembros de SAG-AFTRA “no ganarán ni un centavo por actuar; solo entre el 5-15 por ciento de los miembros gana más que el mínimo de $26,470 [por año] para el plan médico”. Variety estima que solo el 2 por ciento de los miembros del sindicato “tiene un ingreso garantizado de clase media… La fuerza laboral se está volviendo cada vez más precaria, ocasional e incierta”.

Al mismo tiempo, los escritores y los actores se enfrentan a empresas gigantescas organizadas en la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, por sus siglas en inglés) como Disney, Amazon, Netflix, Apple, Sony y Warner Bros., que cuentan con billones en activos.

Los ejecutivos de estas empresas siguen enriqueciéndose incluso cuando tildan de “irracionales” las demandas de los guionistas y los actores. El Los Angeles Times reveló a inicios de junio que la paga “para los mayores ejecutivos de Hollywood se disparó durante el pico de la pandemia, alcanzando $1,43 billones en 2021, un 50 por ciento más que la compensación total en 2018”. En los últimos cinco años, los tres ejecutivos mejor remunerados de la industria del espectáculo obtuvieron $1,1 mil millones en su conjunto. “Incluso en un país atormentado por la desigualdad económica”, el Times escribió: “Las escalas de remuneración de Hollywood son únicas”.

Un actor manifestándose en apoyo a la huelga de los guionistas

Además, la carta reciente de miembros de SAG-AFTRA firmada por más de 2.000 artistas y dirigida a los dirigentes sindicales, advirtiéndoles que los traicionen, fue una señal de tiempos nuevos y volátiles. En respuesta a los pronunciamientos color rosa de los líderes sindicales, la carta abierta exigió un “realineamiento sísmico” y nada menos que “un acuerdo transformativo”. Manifestó preocupación “de que los afiliados del SAG-AFTRA podrían estar listos para hacer sacrificios que la dirigencia no está dispuesta a aceptar”.

Esta acción, bien recibida, socavó los esfuerzos por llegar a un acuerdo y debilitó a los dirigentes del SAG-AFTRA. La noticia de que la presidenta del sindicato, Fran Drescher, había pasado un lucrativo fin de semana en Italia “posando para las cámaras” con Kim Kardashian en vísperas de una posible huelga indignó aún más a los actores. Kardashian ya había provocado la ira de los guionistas por cruzar el piquete a finales de junio. Drescher también volvió a demostrar que está bajo la influencia de la propaganda reaccionaria antivacunas.

El actual estallido en la producción de cine y televisión va mucho más allá del streaming y los ingresos residuales. La situación actual no solo expone la producción de cine y televisión como un mal “modelo de negocios”, como sugieren ciertos críticos de la industria, sino que pone de manifiesto una creciente conciencia de que el capitalismo estadounidense es un “mal modelo social”, de hecho, insostenible.

En última instancia, lo que está en juego en la huelga combinada de guionistas y actores es el estado degenerado y peligroso del capitalismo estadounidense y mundial. La hostilidad popular está aumentando contra las interminables guerras de Estados Unidos, la amenaza de aniquilación nuclear, la pobreza y la desigualdad social, las catástrofes ecológicas, la muerte innecesaria de millones de personas en la pandemia, la violencia policial homicida, los ataques judiciales al derecho al aborto y otros derechos básicos, la censura y la prohibición de libros, el Gobierno patronal y belicista de Biden y los matones ignorantes y fascistas como Donald Trump y Ron DeSantis.

El paro de la producción cinematográfica y televisiva es una amenaza y un desafío al estrangulamiento de la libertad artística y la creatividad por parte de la patronal. Los directores ejecutivos de la industria, carentes de siquiera un pensamiento original en la cabeza, presiden en su mayor parte la producción de una serie de fantasías de cómics y “superproducciones de acción”, una más vacía y miserable que la anterior. Los guionistas y actores que anhelan hacer un trabajo serio y duradero, de los que han empezado a surgir algunos ejemplos significativos en los últimos años, solo pueden contemplar horrorizados la basura que predomina y el esfuerzo deliberado de los estudios y las cadenas por convertir en papilla los cerebros de los espectadores. El movimiento huelguístico de guionistas y actores debe fomentar un giro hacia el realismo en la producción de cine y televisión, en la medida en que los artistas se enfrentan a los duros hechos de la vida social contemporánea.

La dirección de los sindicatos del espectáculo en su conjunto ya ha demostrado su inutilidad desde el punto de vista de la lucha. Los guionistas y actores necesitan aumentos salariales superiores al 25 por ciento simplemente para recuperar lo que han perdido, un control exhaustivo sobre el uso de la inteligencia artificial en la industria y una remuneración residual vinculada al éxito y la audiencia de los programas y películas, lo que exige que las empresas abran sus libros a la inspección de los trabajadores. La gravedad de la situación y las dimensiones de la lucha exigen nuevas organizaciones, comités de base, controlados democráticamente por los afiliados y que expresen su creciente determinación de proseguir la lucha hasta el final.

La huelga de SAG-AFTRA, si estalla, se produciría en un contexto social y político turbulento.

Por un lado, los imperialistas en Vilna, dirigidos por Biden, están preparando algo horrible: la escalada del baño de sangre en Ucrania, más muertes, el riesgo de una conflagración mundial mucho más amplia.

Por otra parte, los estallidos sociales contra las condiciones existentes están a la orden del día, que siempre vienen como una “sorpresa” para la sociedad oficial: las protestas masivas en Francia y Sri Lanka, los paros de los trabajadores portuarios en Columbia Británica y de los trabajadores hoteleros en Los Ángeles, la ira masiva de los trabajadores postales traicionados en Reino Unido, y muchas otras explosiones de ira social.

Los dos procesos coinciden: la reacción política bárbara y la agitación social.

La única forma de salir del actual callejón sin salida es que la clase obrera irrumpa como una fuerza internacional poderosa y dominante, luchando conscientemente por la reorganización socialista de la sociedad y la cultura. La respuesta a los horrores de la guerra y a la brutalidad del capitalismo se encuentra en este camino.

(Publicado originalmente en inglés el 11 de julio de 2023)

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