El World Socialist Web Site denuncia inequívocamente la persecución estatal del partido Unión de Fuerzas de Izquierda - Por un Nuevo Socialismo en Ucrania por parte del Gobierno de Zelenski, respaldado por la OTAN. La Unión de Fuerzas de Izquierda se opone al ingreso de Ucrania en la OTAN, insistiendo en su lugar en un “estatus neutral” para el país, y también se ha opuesto a las leyes de descomunización del Gobierno ucraniano que se han utilizado para prohibir todos los símbolos asociados con el comunismo y la Unión Soviética. También aboga por el reconocimiento del ruso como segunda lengua oficial en Ucrania.
El WSWS ha recibido descripciones del jefe del partido, Maxim Goldarb, que indican una campaña sistemática del Estado ucraniano destinada a destruir el partido e intimidar y perseguir violentamente a sus miembros. El partido fue prohibido durante la aplicación de la ley marcial en marzo de 2022, junto con otros 12 partidos de la oposición. Goldarb describió la persecución del partido que siguió a esta prohibición al WSWS de la siguiente manera:
En la primavera de 2022, el fundador del partido fue detenido extrajudicialmente y puesto bajo custodia. Con respecto a la dirección del partido, el servicio secreto llevó a cabo medidas operativas de búsqueda ilegales y extrajudiciales de escuchas telefónicas, videovigilancia y vigilancia ilegal. Bajo acusaciones inverosímiles, el presidente del partido fue detenido provocadoramente. Como consecuencia de dicha persecución, tres de los cinco miembros del consejo político del partido se vieron obligados a abandonar Ucrania. Todos los dirigentes de las organizaciones regionales del partido fueron citados por los servicios especiales para ser interrogados y presionados. En la primavera del año pasado, la oficina central del partido en Kiev fue infiltrada electrónicamente y desapareció la documentación del partido.
La prohibición de la Unión de Fuerzas de Izquierda forma parte de una campaña de represión estatal y terror desatada por el Estado ucraniano contra todos los opositores reales y sospechosos del Gobierno de Zelenski y de la guerra por delegación de la OTAN en Ucrania contra Rusia. Un papel central en esta campaña lo desempeña el Servicio Secreto de Ucrania, el SBU, una organización que es notoria por sus estrechos vínculos con el entorno neonazi de Ucrania y el uso de la tortura y las violaciones como métodos de “interrogatorio”. El SBU ha llevado a cabo importantes redadas y asesinatos de políticos y figuras asociadas a la oposición al Gobierno pro-OTAN. Entre los objetivos se encontraban Mikhail y Alexander Kononovich, dos líderes de las Juventudes Comunistas de Ucrania, que fueron detenidos por el SBU en marzo de 2022, encarcelados y torturados. No fueron liberados hasta diciembre de 2022 y ahora se encuentran bajo arresto domiciliario.
El SBU también se despliega sistemáticamente para “cazar” a supuestos colaboradores con las autoridades rusas en territorios que fueron ocupados por Rusia pero que desde entonces han sido retomados por Ucrania. Muchos de los interrogados y aterrorizados por el SBU son trabajadores locales.
Las fuerzas de extrema derecha que han infestado el SBU, así como el ejército y la policía, fueron impulsadas por años como tropas de choque de la OTAN y el Gobierno contra la clase obrera. Especialmente desde el golpe de Estado de 2014 en Kiev, el cual fue respaldado por la OTAN y derrocó un Gobierno prorruso y condujo a una guerra civil de ocho años en el este de Ucrania, las fuerzas neonazis se integraron en el aparato estatal y el ejército. Con el apoyo de Gobiernos y académicos occidentales, los colaboradores nazis durante la Segunda Guerra Mundial de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) de Stepan Bandera y del Ejército Insurgente Ucraniano, que desempeñaron un papel protagónico en el Holocausto, fueron glorificados como “héroes nacionales” y se han erigido monumentos en su honor.
En otra medida destinada a intensificar la represión estatal de cualquier oposición a la guerra, el Gobierno de Zelenski aprobó a principios de este año una ley de censura que ha sido descrita por asociaciones de periodistas europeas y ucranianas como “la mayor amenaza a la libertad de prensa en la historia independiente (de Ucrania)”. La Federación Europea de Periodistas describió una versión anterior del proyecto de ley como “digna de los peores regímenes autoritarios”.
Describiendo el impacto de esta nueva ley, Maxim Goldarb escribió
En virtud de la nueva ley, el regulador estatal, el Consejo Nacional de Televisión y Radiodifusión, recibió una autorización irrestricta para influir en cualquier medio de comunicación, desde el análisis y el control del contenido hasta su cierre extrajudicial. Así, por ejemplo, el Consejo Nacional creará listas de medios prohibidos, formará una “lista de personas” que “suponen una amenaza para el espacio mediático nacional de Ucrania” y que no pueden aparecer en los medios, enviará instrucciones obligatorias a las entidades mediáticas y también controlará si se ha hecho pública alguna “información prohibida” en los medios. Al mismo tiempo, la lista de lo que denomina “información prohibida” es bastante extensa y subjetiva, no tiene criterios claros y, de hecho, la determina el propio Consejo Nacional. Del mismo modo, el propio Consejo Nacional determinará qué constituye “información inexacta”, cuya difusión se considerará una grave violación sujeta a sanciones.
Todo esto se encubre con la “necesidad de resistir la agresión rusa”, pero no hay plazos en la ley. Entró en vigor y seguirá vigente después del final de la guerra.
Los infractores de las prohibiciones se enfrentan a multas, revocación de licencias, cancelación del registro, bloqueo temporal (durante 14 días) o total del trabajo.
Se instituyeron sanciones especialmente graves –bloqueos extrajudiciales— que amenazan a los medios de comunicación en línea, que no serán registrados oficialmente como medios de comunicación de masas. Serán bloqueados incluso por infracciones leves (tres veces en el mismo mes) o por dos infracciones graves.
El Consejo Nacional de Radiotelevisión, contrariamente a su nombre, regula ahora en Ucrania las actividades no solo de la televisión y la radio, sino también de los medios impresos e incluso de Internet, incluidos los cines en línea o las plataformas con contenidos generados por los usuarios, como los canales de YouTube.
Al describir el clima cada vez más represivo que reina en el país, Goldarb prosiguió:
La persecución de políticos, periodistas y personalidades de la oposición se ha intensificado como nunca antes. Muchos de ellos se vieron obligados a abandonar el país, y los que no lo hicieron acabaron en mazmorras. A los diputados de las facciones opositoras del Parlamento se les priva temerariamente de sus mandatos de diputados, en contra de la Constitución y de la voluntad del pueblo que los eligió. Además, en el Estado laico que es Ucrania, las autoridades han lanzado acciones represivas contra la mayor comunidad religiosa del país, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. El servicio especial ucraniano, el Servicio de Seguridad, realiza registros a gran escala en monasterios ortodoxos de todo el país, se abren causas penales contra sacerdotes, se toman por la fuerza las propiedades de la Iglesia, se imponen sanciones ilegales a jerarcas eclesiásticos y se introdujo en el Parlamento un proyecto de ley sobre la prohibición de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. ... No es ningún secreto que detrás de cada gran estructura empresarial, detrás de cada facción parlamentaria, detrás de cada alto funcionario, hay uno u otro oligarca. En los últimos años, los oligarcas –las personas de Ucrania que figuran en la lista Forbes— han aumentado constantemente sus fortunas y han incrementado el control sobre el país y sus recursos, arruinándolos sin piedad a ellos y a sus ciudadanos. Ahora, tras haber sufrido pérdidas financieras debido a las hostilidades, han decidido compensarlas estableciendo un control absoluto sobre todos los flujos financieros sin excepción, ya se trate de suministros militares, ayuda humanitaria, impuestos, préstamos, ayuda internacional para la reconstrucción, ingresos de exportación, tarifas de servicios públicos, etcétera. Para ello, bajo el ruido de la guerra, se eliminan severamente los últimos obstáculos a la instauración de una dictadura oligárquica.
El partido ucraniano Unión de Fuerzas de Izquierda—Por un Nuevo Socialismo está afiliado al partido La Izquierda de Alemania y a otras organizaciones con las que el World Socialist Web Site y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional tienen diferencias políticas bien documentadas. Pero esto no cambia en nada nuestra oposición de principio sobre la persecución estatal de la Unión de Fuerzas de Izquierda y otras organizaciones de izquierda y de oposición.
Con sus prohibiciones y ataques a los partidos de la oposición, el Gobierno de Zelenski está intentando suprimir cualquier oposición dentro de la clase obrera a su papel como títere de la OTAN en la guerra contra Rusia, que amenaza a la población de la región y a toda la humanidad con una catástrofe nuclear. Es el deber de todos los trabajadores y jóvenes con conciencia de clase del mundo exigir el fin inmediato de la represión estatal contra la Unión de Fuerzas de Izquierda y todos los demás partidos de izquierda y de la oposición en Ucrania.
(Publicado originalmente en inglés el 2 de febrero de 2023)