La organización Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA) se ha metido en crisis después de que tres de sus cuatro miembros en la Cámara de Representantes votaron a favor de imponer un contrato sobre los trabajadores ferroviarios, para bloquear una huelga nacional. Alexandria Ocasio-Cortez, Jamaal Bowman, y Cori Bush votaron a favor del proyecto, mientras sólo Rashida Tlaib votó en contra.
Junta con Bernie Sanders en el Senado, la comisión respaldada por el DSA introdujo una propuesta para dar a los ferroviarios siete días de permiso pagado por enfermedad. Fue una acción puramente de teatro político para proveer a los demócratas una tapadera política. No tenía ninguna posibilidad de aprobarse en el Senado con la oposición de los republicanos e incluso unos demócratas derechistas como Joe Manchin. Y se escribía de tal manera para que su aprobación en la Cámara y rechazo en el Senado ni siquiera impidieran la firma de la ley contra huelgas.
En el Senado, Sanders presentó un voto inútil de “no” contra la imposición del contrato, pero su apoyo era crítico para realizar el procedimiento acelerado con que fue aprobada, porque bajo las reglas del Senado éste requiere el apoyo de todos los 100 senadores.
El papel del DSA escandalizó a muchos de sus propios miembros, incluidos unos jóvenes sinceros, aunque sin experiencia política, que se unieron al DSA porque creían que era una organización genuinamente socialista.
La dirección del DSA, mientras tanto, se está esforzando completamente para contener el daño. El Comité Político del DSA emitió una declaración el lunes con el título “Luchen por los ferroviarios, construyan poder obrero” que en realidad se devotaba enteramente en presentar positivamente el papel del DSA en ilegalizar una huelga por los ferroviarios.
“Condenamos la maniobra por presidente Biden y el Congreso para forzar que más de 100.000 trabajadores ferroviarios aceptasen el acuerdo tentativa por denegarles el derecho legal a hacer huelga”, afirmó la declaración. Añadió, “Cuando cada potencia importante en el país –el centro, la derecha, y nuestras leyes– se alineaban contra los obreros, unos miembros del DSA en el Congreso introdujeron una campaña legislativa por permiso por enfermedad, y forzaron que se realizara una votación sobre la medida, que no tuvo éxito”.
Después de elogiar el voto de Rashida Tlaib contra la imposición del contrato, la declaración luego añade de paso, después de unas frases, “No estamos de acuerdo y estamos decepcionados con la decisión por los miembros del DSA, los representantes Alexandria Ocasio-Cortez y Cori Bush a votar innecesariamente para hacer cumplir el acuerdo tentativo”.
El DSA está intentando anular la percepción pública de su apoyo por la ley contra huelgas por citar su apoyo por la adición de siete días de permiso por enfermedad al contrato que el Congreso votó a imponer. Pero incluso si esta hoja de parra se hubiera aprobado, no habría cambiado el hecho de que los miembros del DSA votaran a quitar a los obreros su derecho democrático a hacer huelga, el que es una cuestión más fundamental que el permiso por enfermedad.
La declaración del Comité Político del DSA intenta separar falsamente las acciones de Biden y el Partido Demócrata, de que es una parte, del DSA. En realidad, el DSA es un elemento crítico en los intentos por los demócratas para mantener a trabajadores y jóvenes izquierdistas atrapados dentro de los confines de este partido capitalista derechista. Una gama ancha de grupos pseudoizquierdistas dentro y cerca del DSA, tales como la publicación Labor Notes, la revista Jacobin, y otros ayudan la organización en este papel.
Repetidas veces, ha defendido la administración de Biden y el Partido Demócrata contra la oposición desde la izquierda. En marzo de 2021, Alexandria Ocasio-Cortez denunció la crítica izquierdista contra Biden como una “crítica privilegiada” por “actores de mala fe”.
Durante la conferencia del verano pasado de Labor Notes, la miembro líder del DSA y presidenta del sindicato para sobrecargos aéreos Sara Nelson se opuso enérgicamente a unas sugerencias por miembros de la audiencia de que debieran romper con los demócratas. “Si empezamos a vernos como una clase obrera, no necesitamos un partido”, afirmó. “El partido [es decir, los demócratas o incluso los republicanos] se nos vendrán a nosotros”. La votación del DSA para imponer el contrato ferroviario expone esta perspectiva como una mentira interesada.
Otras declaraciones del DSA eran más estridentes en su defensa de la votación para ilegalizar la acción huelguística, con la afirmación de que toda crítica estuviera fuera de los límites y fuera ilegítima. La facción del DSA Mayoría Socialista les dijo a los lectores “Manténganse fijados en los enemigos de clase” en una declaración. La dirección de este grupo incluye a la presidenta del Comité Política Kristian Hernandez.
'Varias voces en el DSA recientemente han pedido que el DSA censure o expulse a los miembros del ‘Batallón’ que votaron a favor de la medida en el Congreso para imponer el contrato ferroviario”, reconoce la declaración. “Mientras no aprobamos su estrategia de vender el apoyo por el acuerdo tentativo que revoca el derecho a hacer huelga por un voto sobre permiso por enfermedad, creemos que dirigir la energía organizativa del DSA en este momento solo hacia atacar a los elegidos cercanamente aliados es una distracción y perjudicial a las tareas urgentes que existen.
“Mientras nosotros, como socialistas, tengamos –y debamos expresar– unas críticas de la decisión estratégica de los sindicatos, debemos presentar esas críticas con el espíritu de avanzar la lucha y seguir adelante con la lucha, no de cuestionar las acciones pasadas”, concluye la declaración.
Dicho de otra forma, los trabajadores no deben aprender nada de las traiciones del “pasado” –en este caso, la semana pasada– sino “seguir adelante” … hacia la próxima traición.
Para el DSA, el “enemigo de clase” no incluye a sus propios congresistas que votaron a quitar a los obreros su derecho a hacer huelga. Sí incluye, sin embargo, a trabajadores de la base que luchan contra esta medida dictatorial.
Se compartió ampliamente el fin de semana pasado en Twitter una declaración por el Comité de Base de Trabajadores Ferroviarios (CBTF) que declaraba que las acciones del Congreso eran “completamente ilegítimas”, donde su afirmación de que “los trabajadores guardemos el derecho a organizar y preparar la acción colectiva” recibía una respuesta particularmente entusiasmada.
El amplio público de la declaración impulsó un torrente de tuits enojados por unos miembros del DSA, incluidos de la dirección alta del DSA, que instaban a la gente a dejar de compartirla y hacían calumnias al CBTF por su asociación con el World Socialist Web Site, donde la declaración fue publicada. La actividad del CBTF entre los trabajadores ferroviarios, que incluye unas reuniones públicas que involucraban a cientos de ferroviarios y una serie de piquetes informativos nacionales, ha sido documentada ampliamente.
David Duhalde, exdirector diputado del DSA, escribió: “[¿]No es un frente para el WSWS[?]” Otro escribió: “¿Es ésta una declaración formal del sindicato? No. ¿Proviene al menos de verdaderos trabajadores ferroviarios? No estoy seguro”. Un tercer dijo, “Al leer una revista trotskista como éste, sean atentos al matiz. No es como escribieron, el sindicato que hizo algo, es un comité ‘de base’ que incluso involucra a trabajadores de otras industrias”. Dicho de otra forma, los trabajadores no tienen el permiso de hablar por sí mismos. Solo los burócratas sindicales que cumplían un papel central en crear el contrato entreguista tienen permiso para hablar por ellos.
Es una regla general que, cuando el DSA esté involucrado en una crisis política seria, su dirección responde con unos ataques furiosos al World Socialist Web Site. El año pasado, docenas de miembros del DSA respondieron a la emisión por el WSWS de la denuncia por Ocasio-Cortez a las críticas de Biden por publicar memes que referían al asesinato de León Trotsky por un agente estalinista. Era una amenaza de violencia implícita que el mismo DSA se negó a denunciar. El DSA está furioso de que miles de ferroviarios estén leyendo el WSWS, que lo respetan como el único medio de prensa que escribe consistentemente desde la parte de los ferroviarios y expone las maniobras del gobierno y la burocracia sindical odiada.
En vez del Comité de Base de Trabajadores Ferroviarios, el DSA está promocionando a Rail Workers United (RWU; Trabajadores Ferroviarios Unidos), con que él y Labor Notes tienen conexiones cercanas. Su dirección consta de mayormente unos funcionarios sindicales de nivel bajo, y en vez de hacer campaña para movilizar a los trabajadores contra la burocracia, es una bancada reformista sindical que afirma que la burocracia puede ser reformada desde adentro por apoyar a los candidatos de oposición.
La revista Jacobin, que básicamente es el órgano de comunicación oficial del DSA, publicó una entrevista el viernes pasado, realizada por escritor de Labor Notes Jonah Furman, con el miembro líder del RWU Ross Grooters, en que Grooters defendió el papel del DSA en el Congreso. “El trabajador ferroviario promedio no está prestando la atención a eso… [el proyecto propuesto de] siete días de permiso por enfermedad pagado es el que recibe la más atención ahora”, dijo. Grooters afirmó cínicamente, “Es una victoria. Requirió mucho trabajo de los mismos progresistas que están atacados, gente como Jamaal Bowman, los que realmente se levantaron y eran abogados por la inclusión de permiso por enfermedad pagado. Creo que merecen ser encomiados por esa acción”.
Hay intereses de clase definitivos que motivan la hostilidad del DSA a la oposición de base. El mismo DSA es un electorado importante, no solo del Partido Demócrata, sino dentro de la misma burocracia sindical. Controla o ha dado el apoyo crucial a la dirección de muchos sindicatos. Apoya al aparato sindical no a pesar de su papel en controlar a la clase obrera, sino por él.
Esta experiencia es una lección objetiva sobre la política del DSA y el resto de la pseudoizquierda. Su política expresa el punto de vista de una sección privilegiada de la clase media, consumida por una lucha por el privilegio y las posiciones. No son socialistas, sino una rama del Partido Demócrata que emplea unas frases aparentemente izquierdistas para dar al partido una tapadera política mientras se está moviendo cada vez más a la derecha.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de octubre de 2022)