El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el pasado martes un nuevo Informe sobre la estabilidad financiera mundial en el que advierte que 'una serie de perturbaciones en cascada' ponen en peligro la estabilidad financiera mundial. El FMI señala que desde la última vez que publicó este informe, en abril de este año, la situación del sistema financiero mundial había 'empeorado materialmente'.
El agravamiento de los problemas económicos mundiales puede convertir una insolvencia financiera más localizada en una amenaza para los mercados financieros mundiales. La agencia señaló una lista de problemas: la agresiva subida de los tipos de interés, las importantes ventas en los mercados de valores y de bonos, la extrema volatilidad de los mercados financieros, la apreciación del dólar, el aumento de los costes de los préstamos para los mercados emergentes y el endurecimiento general de las condiciones financieras a nivel mundial.
A estos problemas actuales se añaden una serie de amenazas futuras que podrían agravar aún más las cosas: La inflación podría seguir siendo elevada (incluso con una recesión), los problemas del mercado inmobiliario de China podrían poner en peligro el sistema bancario del país, los inversores podrían huir de los mercados emergentes, las turbulencias en la UE podrían dividir a las economías del Sur frente a las del Norte, y un declive de los mercados inmobiliarios que podría perjudicar a los propietarios de viviendas, especialmente en los países en desarrollo.
Tobias Adrian, director de mercados de capitales del FMI, declaró al Financial Times: 'Hoy hemos visto una diferenciación en todo el espectro de riesgo... Lo que me preocupa es que pueda haber una base más amplia —un evento de riesgo— en la que no sea sólo el espectro más arriesgado el que vea mayores diferenciales o mayores primas de riesgo, sino también los emisores más seguros'.
En términos más sencillos, el FMI espera que surjan problemas en las partes más vulnerables del sistema financiero, como los mercados en desarrollo, pero le preocupa que los prestamistas más seguros —los principales bancos y servicios financieros occidentales— también puedan entrar en crisis.
El informe del FMI es sólo el último de una serie de advertencias de que el sistema económico mundial corre el riesgo no sólo de entrar en recesión, sino de sufrir un colapso financiero. Casi todos los bancos centrales del mundo están subiendo los tipos de interés para frenar la inflación y la creciente presión para aumentar los salarios.
La semana pasada, el milmillonario estadounidense y gestor de fondos de cobertura Ray Dalio dijo que la economía de Estados Unidos se enfrentaba a una 'tormenta perfecta' y el consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, afirmó que la recesión era inminente.
En particular, el informe del FMI señala la fragilidad de las economías en desarrollo en medio de esta tormenta que se avecina. Según sus cálculos, alrededor de un tercio de todos los bancos de los países en desarrollo corren el riesgo de insolvencia en su escenario de prueba de resistencia.
También destacan las llamadas 'inversiones abiertas' y el riesgo potencial que suponen para los mercados. Los fondos de inversión abiertos son una forma creciente de fondos de inversión en los que los inversores pueden rescatar su inversión en cualquier momento. El FMI afirma que 'los que ofrecen reembolsos diarios mientras mantienen activos ilíquidos pueden amplificar los efectos de las perturbaciones adversas al aumentar la probabilidad de que los inversores se desplacen y se produzcan ventas masivas'.
Claramente, el FMI entiende que las actuales políticas de los gobiernos del mundo amenazan con una crisis financiera, que probablemente comience en los países en desarrollo. Escriben que 'el endurecimiento de las condiciones financieras debe calibrarse cuidadosamente, con el fin de evitar condiciones de mercado desordenadas que puedan poner en riesgo indebido la estabilidad financiera'.
Sin embargo, el FMI sostiene que los bancos centrales deben continuar con sus medidas de endurecimiento a toda costa, para devolver la inflación a su objetivo y 'evitar un desanclaje de las expectativas de inflación'. Dicho claramente, el FMI pide a los gobiernos del mundo que 'mantengan la línea' mientras trabajan colectivamente para reprimir el creciente movimiento de los trabajadores por unos salarios más altos.
El FMI, en este sentido, no tiene ninguna sugerencia política real, excepto la de 'tener cuidado', mientras los gobiernos hunden la economía mundial en la recesión. Esto es un testimonio del agotamiento de las alternativas.
A pesar de todo este pesimismo, en el prólogo del informe, Tobias Adrian trata de tranquilizar a los inversores de que no hay nada cataclísmico a la vuelta de la esquina. 'Una luz brillante', escribe Adrian, 'proviene de nuestras pruebas de estrés bancarias globales que muestran una relativa resistencia de los bancos de las economías avanzadas'. En otras palabras, la resistencia de los principales bancos occidentales, ostensiblemente mejorada desde 2008, mantendrá el sistema unido.
Sin embargo, podría decirse que el FMI es como un general que lucha en la última guerra en lugar de en la actual. El riesgo inmediato para el sistema financiero mundial no son los grandes bancos, cuyas dificultades estuvieron en el centro de la crisis financiera de 2008. Por el contrario, es el sector financiero no bancario el que puede ser la sede de la próxima crisis.
El llamado 'sector financiero no bancario' se compone de una variedad de instituciones financieras que desempeñan efectivamente el papel de los bancos, pero no tienen realmente licencias bancarias y no tienen depósitos tradicionales. A veces llamada 'banca en la sombra', la categoría se refiere a una serie de empresas —ya sea Quicken Loans o Fidelity Investments— que no son bancos propiamente dichos, pero proporcionan servicios como hipotecas, préstamos e inversiones. Los fondos de cobertura, los fondos de inversión, los operadores de materias primas, los asesores de inversión, las compañías de seguros, las empresas de tarjetas de crédito —todos ellos se han trasladado cada vez más al sector bancario.
Esta dispersión del papel de los bancos mascarilla el crecimiento de la deuda y el riesgo financiero en la economía mundial actual.
En Europa, estas instituciones han pasado de ser una minoría del total de activos (20 de 50 billones de euros en 2009) a ser la mayoría (50 de 80 billones de euros). A nivel mundial, han pasado del 42% de los activos en 2008 al 50% a finales de 2019. En Estados Unidos, más de dos tercios de todas las hipotecas se originan ahora en ellos.
Mientras que la mayoría de los bancos convencionales pueden pasar la prueba de resistencia del FMI, estas empresas, envueltas en deudas y largas líneas de obligaciones financieras, no se someten a esa prueba.
(Publicado originalmente en inglés el 18 de octubre de 2022)