Los trabajadores de los Ferrocarriles Nacionales Franceses (SNCF, en sus siglas en francés) se declararon en huelga los días 6 y 7 de julio para exigir aumentos salariales indexados a la inflación, al igual que amplios sectores de trabajadores en Europa se declaran en huelga contra el aumento del coste de la vida.

En algunas líneas sólo circularon tres TGV (servicio ferroviario interurbano de alta velocidad) de cuatro, y dos trenes regionales exprés de cinco. La SNCF informó de la circulación de tres TGV de cada cinco en las líneas del este de París, tres trenes de cada cuatro en el norte y el oeste, y cuatro de cada cinco en el sureste. Dos de tres de los trenes Ouigo descontados funcionaron. El tráfico internacional de Eurostar, Thalys y Lyria se mantuvo 'normal', según la SNCF.

El tráfico interurbano estuvo mucho más perturbado, con la circulación de un tren de cada tres por término medio. En varias líneas no hubo trenes: Nantes-Burdeos, Nantes-Lyon o Toulouse-Hendaya. Salvo en la línea París-Niza, los trenes nocturnos no circularon. El tráfico de cercanías también se vio afectado, sobre todo con sólo un tren de cada dos de media en el área metropolitana de París en las líneas J, L, N, R, U de la red Transilien, así como en las líneas B, C, D, E de la red RER.

El miércoles por la tarde, la dirección de la SNCF se comprometió: 'El nivel salarial se incrementará en un 1,4% y todos los sueldos se incrementarán también en 500 euros a lo largo del año. Los complementos relacionados con la producción (turnos de noche, domingos, días festivos, servicio de guardia) aumentarán una media del 4 por ciento. Además, los salarios iniciales del personal operativo también se han incrementado en un 4%'.

Todas estas medidas tienen carácter retroactivo desde el 1 de abril, pero serán visibles en las nóminas a partir de octubre, según explicó el jefe de RRHH de la SNCF, François Nogué, en una rueda de prensa. La SNCF dijo que abriría las negociaciones sobre los salarios en diciembre. Propone un aumento del 3,7% para los salarios más bajos y del 2,2% para los ejecutivos, es decir, una mediana del 3,1%: 70.000 empleados de la SNCF recibirán un aumento superior al 3,1% y 70.000 menos.

Los aumentos propuestos por la SNCF son, de hecho, un intento de empobrecer a los trabajadores. La tasa de inflación anual de la eurozona se estimó en un 8,1 por ciento en mayo de 2022, frente al 7,4 por ciento de abril, según Eurostat. De los principales componentes de la inflación de la eurozona, se espera que la energía tenga la mayor tasa de inflación anual en mayo (39,0 por ciento, frente al 37,5 por ciento de abril), seguida de los alimentos (7,5 por ciento, frente al 6,3 por ciento de abril), y los bienes industriales sin energía (4,2 por ciento, frente al 3,8 por ciento de abril).

Según Eurostat, la inflación en Francia está por debajo de la media de la eurozona, pero, con un 5,8%, sigue aumentando. Las negociaciones entre la dirección de la SNCF y las burocracias sindicales para un aumento del salario medio al 3,1 por ciento supondrán, por tanto, una caída del salario real de los trabajadores.

La propuesta de la SNCF es tan insultante que incluso las burocracias sindicales han tenido que reaccionar. En un comunicado de prensa, la federación pablista Solidaridad Sindical Democracia (SUD-Rail) dijo que 'no es suficiente' y prometió que el SUD no se 'resignará a aprobar una nueva reducción del poder adquisitivo de los empleados de la SNCF'.

La Confederación General del Trabajo (CGT) estalinista, el mayor sindicato de la SNCF, dijo: 'Estas medidas son todavía muy insuficientes, pero es la movilización de los trabajadores ferroviarios la que ha permitido este deshielo salarial y arrancar estos primeros avances'. En un comunicado de prensa, propuso 'continuar el movimiento unitario para exigir a la dirección algo más que la compensación por inflación'.

La Unión Nacional de Sindicatos Independientes (UNSA), segundo sindicato de la SNCF, saludó lo que su secretario general, Didier Mathis, calificó de 'medidas alentadoras' en materia salarial.

Los trabajadores no pueden confiar en las burocracias sindicales que negocian con la SNCF y el gobierno de Macron. Macron y la dirección de la SNCF están decididos a imponer un drástico descenso del nivel de vida de los trabajadores ferroviarios y, más ampliamente, de toda la clase trabajadora.

A finales de junio, el director general de la SNCF, Jean-Pierre Farandou, indicó que estaba decidido a imponer la austeridad salarial. 'Hemos puesto los temas sobre la mesa, estamos tratando de construir un equilibrio, porque aumentar los salarios es una cosa, pero también hay una cuestión económica: Cuesta y hay que tener cuidado con el impacto en el precio de los billetes, por ejemplo', dijo a la televisión pública. 'Al final del año, las cuentas de la empresa deben quedar equilibradas para que no le cueste dinero al país'.

La huelga por los salarios conlleva, pues, necesariamente un enfrentamiento político de los trabajadores contra Macron y el dictado de austeridad de la Unión Europea, así como contra la gestión empresarial.

Los trabajadores deben sacar las luchas de las manos de las burocracias sindicales, formando comités de base independientes para movilizar a los trabajadores de forma más amplia y, sobre todo, internacional. Los ferroviarios franceses entran en la batalla en medio de un resurgimiento internacional de la lucha de clases. En todos los continentes, la clase obrera se moviliza colectivamente contra la inflación galopante y el impacto de una pandemia que sigue pasando factura.

Las huelgas del sector público han tenido lugar en Bélgica, Italia y Grecia. Han estallado huelgas masivas en Turquía y España, mientras que los pilotos y otros trabajadores de las aerolíneas se han puesto en huelga en toda Europa. Y, sobre todo, la huelga de los trabajadores ferroviarios del Reino Unido está suscitando una simpatía masiva de la población, marcando el inicio de una lucha de millones de trabajadores que quieren derrotar la ofensiva de guerra de clases del gobierno de Johnson y de la patronal.

Los gobiernos han vertido billones de fondos de los contribuyentes en los mercados financieros que han beneficiado sólo a los súper ricos y a las grandes empresas, profundizando la deuda pública e impulsando una inflación récord. Ahora los gobiernos de la OTAN están vertiendo miles de millones en los presupuestos militares mientras atacan agresivamente a Rusia en Ucrania y amenazan a China. Esta guerra amenaza con convertirse en una Tercera Guerra Mundial entre Estados armados con armas nucleares.

Las guerras y la reestructuración de la economía europea que Macron y los bancos quieren llevar a cabo significan lanzar una ofensiva contra toda la clase obrera.

La ofensiva de la burguesía no puede ser combatida en el estrecho marco nacional del sindicalismo. Los sindicatos, conscientes de que los trabajadores se opondrán a los aumentos salariales insuficientes, y de que la ola de huelgas en Europa se está convirtiendo en un conflicto abierto con la UE y la OTAN, se sintieron obligados a convocar esta huelga de un día. Pero su objetivo es mantener el control sobre sus miembros mientras se preparan para traicionarlos; no es librar una lucha contra la guerra o contra el saqueo de la sociedad por los bancos.

Esto plantea a los trabajadores ferroviarios y a toda la clase obrera la cuestión de construir sus propios comités de base, independientes de los sindicatos, para movilizar el vasto poder social de la clase obrera y unificarlo a través de las líneas industriales y nacionales. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), lanzada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional en abril de 2021, desempeña el papel político y organizativo central para fomentar y dirigir este movimiento.

La formación de comités de base en todos los centros de trabajo e industrias permitirá forjar la unidad de lucha de todos los trabajadores que se incorporen a la misma, evitar que los sindicatos rompan sus luchas y hacer caer a los gobiernos capitalistas que se oponen a ellas.

(Publicado originalmente en inglés el 7 de julio de 2022)