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La escalada de Biden contra Rusia amenaza con provocar una guerra nuclear

A espaldas del pueblo estadounidense, sin discusión pública alguna, el Gobierno de Biden está llevando a Estados Unidos hacia un enfrentamiento nuclear abierto con Rusia.

Esta semana, el senador demócrata Chris Coons, quien ocupa el escaño de Delaware que tenía Biden, llamó a iniciar una “conversación” sobre enviar tropas estadounidenses para combatir Rusia en Ucrania.

“Nos encontramos en un momento muy peligroso”, dijo Coons, “en el cual es importante que, de una manera bipartidista y moderada, los congresistas y la Administración alcancemos una posición común sobre cuándo estaremos dispuestos a tomar el siguiente paso y no solo enviar armas, sino tropas para asistir en la defensa de Ucrania”.

Coons, que Politico describió como “el aliado más cercano en el Senado” de Biden y como un “secretario de Estado en la sombra”, llamó a iniciar una guerra directa con Rusia: el despliegue de tropas estadounidenses en Ucrania que abrirían fuego para matar a rusos y, inevitablemente, morir por fuego ruso.

El compinche más leal de Biden en el Senado realizó esta declaración en nombre de la Casa Blanca como parte de una maniobra política bien conocida de introducir un cambio de política que busca el Gobierno por medio de un tercero.

En respuesta a la declaración de Coons, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo: “El presidente sigue—no tiene planes de enviar tropas para combatir una guerra con Rusia”. Cuando una secretaria de Prensa afirma que un Gobierno “no tiene planes” de algo significa que los planes ya están en el escritorio del presidente esperando su firma.

La declaración de Coons es más pasmosa aún porque Biden reconoció el mes pasado que el despliegue de tropas estadounidenses a Ucrania significaría una “Tercera Guerra Mundial”.

La guerra fría entre EE.UU. y la Unión Soviética duró cuatro décadas y media. Durante ese periodo, no hubo ningún combate militar significativo entre las fuerzas soviéticas y estadounidenses. Esto se debió al conocimiento común de que un conflicto militar directo resultaría en el uso de armas nucleares y, muy probablemente, la destrucción del planeta.

La doctrina de “destrucción mutuamente asegurada” —el entendimiento de que no era posible ganar una guerra nuclear y cualquier guerra general amenazaba con hacerla estallar— fue un “factor disuasorio” efectivo.

Pero los oficiales militares están insistiendo en que EE.UU. no puede ser “disuadido”. El teniente general Frederick B. Hodges, el principal comandante del Ejército de EE.UU. en Europa, dijo al New York Times, “Hace siete semanas, discutían sobre si entregar o no misiles Stinger. ¿Qué tan insignificante parece eso ahora?... Nos disuadimos de tener un temor exagerado sobre lo que posiblemente podría pasar”.

Esto hizo eco de los comentarios de Philip Breedlove, el excomandante supremo de la OTAN en Europa, quien dijo a inicios del mes a Voice of America: “Hemos estado tan preocupados sobre las armas nucleares y una Tercera Guerra Mundial que dejamos que nos disuadieran completamente. Y, francamente, [Putin] no está nada disuadido”.

El uso de esta fórmula exacta por parte de dos generales de alto nivel apunta a un cambio fundamental en la doctrina militar de EE.UU.

El posible uso de armas estratégicas nucleares, amenazando con matar a la mayoría de la población estadounidense no puede tratarse ya como un “factor disuasorio”. En cambio, se ha vuelto un riesgo calculado que la población debe aceptar. En otras palabras, Estados Unidos debe prepararse para aceptar la posibilidad de una guerra nuclear con Rusia.

Esto va de la mano de la declaración impactantemente imprudente de que el Kremlin no hará nada mientras Estados Unidos inunda Ucrania con armas, lo que ha llevado a miles o decenas de miles de bajas militares rusas.

“No creo que él [Putin] esté ni remotamente contemplando el uso de armas nucleares”, dijo Biden en febrero.

¿Qué le da tanta certeza a Biden?

Si Estados Unidos considera que vale la pena arriesgar una guerra nuclear por el conflicto en Ucrania, un país a casi 10.000 kilómetros de distancia, ¿por qué no lo haría también el Gobierno ruso, que comparte una frontera de 2.200 kilómetros con Ucrania?

La guerra en Ucrania ya es una guerra de EE.UU. y las potencias de la OTAN contra Rusia en todo menos palabras. El Gobierno de Biden ya se comprometió a enviar más de $3,2 mil millones en asistencia militar, incluyendo $2,6 mil millones desde que inició la guerra. Junto a sus aliados de la OTAN, Estados Unidos ha inundado Urania con armas antiaéreas y antitanques, así como rifles, equipo militar y millones de municiones.

Esta semana, el Gobierno de Biden anunció que planea enviar $1 mil millones más en armas avanzadas.

Todo esto es solo lo que EE.UU. admite públicamente. Sin embargo, han aparecido reportes de la prensa de que ya hay tropas estadounidenses desplegadas clandestinamente en Ucrania y que, en las palabras de Georges Malbrunot, el principal corresponsal internacional de Le Figaro, “son los estadounidenses los que están a cargo”.

Si los estadounidenses son los planificadores militares, los fascistas del Batallón Azov son los oficiales no comisionados y la población trabajadora de Ucrania es la carne de cañón, que está siendo sometida en masa al servicio militar obligatorio. Más allá de su fingida preocupación por el pueblo ucraniano, Estados Unidos ha provocado y está alimentando una guerra que está creando una calamidad absoluta para la población de Ucrania.

¿Cuál es el objetivo de todo esto? El propio Biden dejó en claro que EE.UU. busca derrocar el Gobierno ruso, una realidad que dejaría a Putin, como ocurrió con Sadam Huseín y Muamar Gadafi, muerto. Si perder la guerra militarmente significa que Putin perderá su cabeza, ¿cómo puede estar tan seguro EE.UU. que el Gobierno ruso solo está pretendiendo?

La semana pasada, Rusia envió una carta formal a EE.UU. y los Gobiernos de la OTAN que están armando a Ucrania advirtiendo de las consecuencias de entregar cantidades vastas de los sistemas de armas “más sensibles” al país.

El miércoles, Rusia realizó una prueba de un nuevo misil balístico intercontinental con una ojiva nuclear, que presuntamente es capaz de llevar ojivas hipersónicas y eludir los misiles de defensa estadounidenses volando sobre el polo sur. En su anuncio de la prueba, Putin dijo que el arma “pondría a pensar a aquellos que intentan amenazarnos en el calor de una retórica agresiva frenética”.

Cada vez más convencido de que está combatiendo un conflicto existencial, el Kremlin también está aumentando su nivel de tolerancia de riesgo.

La aparente creencia de los oficiales estadounidenses de que el ejército estadounidense puede llevar a cabo acciones que conducen a la muerte de decenas de miles de soldados rusos y posibles ataques en suelo ruso sin represalias podría ser el cálculo más equivocado desde el avance de Douglas MacArthur más allá del río Yalu en la guerra de Corea, lo que condujo a la intervención de China en la guerra y la derrota subsecuente de las fuerzas estadounidenses en la batalla del embalse de Chosin.

La clase obrera mundial debe extraer las conclusiones más serias de estos acontecimientos. El presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North explicó en una declaración publicada el 18 de abril:

La guerra en Ucrania no es un episodio que se resolverá pronto y al que le seguirá un regreso a la “normalidad”. Es el comienzo de un violento estallido de una crisis global que solo puede resolverse de una de las siguientes dos maneras. La solución capitalista conduce a la guerra nuclear, aunque la palabra “solución” difícilmente pueda aplicarse racionalmente a lo que equivaldría a un suicidio planetario. Así, la única respuesta viable, desde el punto de vista de asegurar el futuro de la humanidad, es la revolución socialista mundial.

La campaña militar de EE.UU. y la OTAN está intensificando la crisis social y económica en cada país y ya ha producido manifestaciones masivas y huelgas en todo el planeta. La tarea urgente es armar este proceso objetivo con un programa y una dirección conscientes, revolucionarios y socialistas.

El 1 de mayo, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional celebrará su mitin anual del Día Internacional de los Trabajadores. Este evento será un hito decisivo en la construcción del movimiento global de la clase obrera contra la guerra. Urgimos a todos nuestros lectores a participar y compartir este evento crucial.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de abril de 2022)

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