En el webinario del 24 de octubre, “Cómo poner fin a la pandemia”, auspiciado por el World Socialist Web Site y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), un panel de científicos destacados de todo el mundo abogó poderosa y contundentemente a favor de la eliminación global del virus que causa el COVID-19.
Junto a otro webinario organizado por el WSWS hace dos meses, el evento del domingo ha sido el único evento que ha dedicado tiempo para que los científicos y especialistas de salud pública puedan explicarle al público la naturaleza de la pandemia y qué hay que hacer. En la medida en que haya habido alguna discusión de la ciencia del COVID-19, se ha reservado a las revistas científicas con muy baja circulación, dejando por fuera eventos públicos que los trabajadores puedan acceder.
El webinario también fue único por su dimensión internacional. Los ocho científicos y doctores participaron de cinco países diferentes: Nueva Zelanda, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Pakistán. Durante el evento y las primeras 12 horas tras su transmisión, miles de personas de más de 100 países lo habían visto. Los países con la mayor cantidad de vistas fueron de EE.UU., Canadá, Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia, Alemania, Sri Lanka, Irlanda, Francia, India, España, Malasia y Brasil.
El evento fue moderado por el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, y el escritor del WSWS y médico activo, el Dr. Benjamin Mateus. En su introducción al webinario, North llamó la atención a la colosal pérdida de vidas durante los últimos dos años, según la cifra oficial de muertes se acerca a cinco millones. Citando el Economist, North señaló que la cifra real de muertes es mucho mayor, de 10 a 20 millones de personas. “El mundo ya pagó un precio terrible por la negativa de los Gobiernos a escuchar a los científicos”, dijo.
Mientras que fue programado para dos horas, el webinario duró tres horas y media. Muchos de los científicos prepararon diapositivas detalladas con información factual sobre el impacto de las diferentes medidas para contener el virus, las consecuencias para la salud tras enfermarse y cómo se transmite.
Es vital que el público entienda varios hechos sobresalientes de los reportes. La Dra. Malgorzata Gasperowicz, bióloga del desarrollo e investigadora de la Universidad de Calgary (Canadá) y cofundadora de Zero COVID Canada, presentó un informe sobre “El caso a favor de la eliminación del SARS2”. Documentó la extrema disparidad de casos y muertes entre las provincias de Canadá que siguieron una estrategia de eliminación y las que siguieron una estrategia de “mitigación” o contención. También presentó modelos matemáticos que demuestran que las vacunas por sí solas no son suficientes para detener la propagación del virus.
La Dra. Gasperowicz dijo que sus modelos muestran que en los países con una alta tasa de vacunación, las medidas agresivas —incluyendo el cierre de la producción no esencial y la toma agresiva de pruebas, el rastreo de contactos y el aislamiento— podrían eliminar el virus en dos o tres meses. Aunque hubo cierto debate sobre el tiempo que se necesitaría, todos los científicos coincidieron en que esa estrategia era viable y necesaria.
“Algunas personas afirman que es demasiado tarde, que no es posible eliminar ahora porque tenemos [la variante delta], porque el virus está en todas partes”, dijo la Dra. Gasperowicz, pero estas afirmaciones son falsas. “Los cálculos matemáticos funcionan igual. Si podemos arquear la curva [de contagios], si podemos llevar el valor R [tasa de transmisión] a un nivel bajo, podemos eliminar”.
El Dr. Michael Baker, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Otago en Wellington (Nueva Zelanda), que formó parte del Grupo de Asesoramiento Técnico sobre el COVID-19 del Ministerio de Salud de Nueva Zelanda, realizó una presentación titulada “Eliminación progresiva del Covid-19: ¿Es factible y deseable?”.
Las estrategias de eliminación, concluyó, “definitivamente, definitivamente funcionan”. Señaló que la Organización Mundial de la Salud ha seguido una estrategia de eliminación para muchas enfermedades, incluida la poliomielitis. China, Nueva Zelanda, Taiwán y Australia, donde se han aplicado estrategias de eliminación durante gran parte o la totalidad de la pandemia, han conseguido limitar las muertes a entre tres y cinco individuos por millón. Esto contrasta con los casi 2.000 por millón en Estados Unidos, lo que ha provocado un descenso de la esperanza de vida al nacer de un año y medio.
Cuando David North le preguntó si es muy probable que el reciente cambio en la política del Gobierno neozelandés de “transición” de su enfoque anterior, bajo una inmensa presión económica y política, provoque un fuerte aumento de casos y muertes, Baker declaró: “Lo es, sin lugar a duda”.
El Dr. José-Luis Jiménez, profesor de química de la Universidad de Colorado, Boulder, y experto en física de aerosoles, hizo una presentación sobre “Los modos de transmisión del SARS-CoV-2”. El Dr. Jiménez presentó diapositivas que mostraban cómo el SARS-CoV-2 —el virus que causa el Covid-19— se traslada en diminutas partículas de aerosol de una persona a otra. Se emiten cada vez que las personas hablan o incluso en el proceso de respiración. Esto explica el carácter extremadamente infeccioso de la enfermedad, especialmente en lugares interiores poco ventilados, como las escuelas.
Jiménez criticó duramente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por negarse a reconocer la aerosolización del virus durante más de un año después del inicio de la pandemia, y lo calificó como “uno de los mayores errores de toda la historia de la salud pública”. Dijo que una de las razones de la resistencia a reconocer la aerosolización es que es menos “conveniente” para los Gobiernos. Esta realidad transfiere la responsabilidad de los individuos de protegerse personalmente contra los modos menos transmisibles de infección por gotitas a los Gobiernos y las empresas que no aplican las medidas de seguridad adecuadas a nivel social.
La Dra. Deepti Gurdasani, investigadora de salud pública de la Universidad Queen Mary de Londres, presentó un informe sobre el COVID largo, que calificó como “la pandemia oculta después de la pandemia”. El informe repasó los alarmantes datos que muestran que los síntomas del COVID largo, que duran entre 12 y 15 semanas o más, pueden afectar a entre el 2 por ciento y el 14 por ciento de todas las personas que contraen el COVID-19. Explicó que los individuos infectados corren un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, renales y pulmonares, así como degeneración cerebral en regiones asociadas a los sentidos, el procesamiento emocional y la memoria.
Los Gobiernos, dijo, no quieren hablar del COVID largo porque “si aceptan que es real y problemático, tendrían que hacer mucho más para prevenir la transmisión”.
Respondiendo a una pregunta de Lisa Díaz, una madre británica que ha desempeñado un papel destacado en la movilización de la oposición a la reapertura insegura de las escuelas, la Dra. Gurdasani calificó la política del Gobierno británico de “francamente criminal”. Uno de cada 12 niños de secundaria y uno de cada 30 de primaria se ha contagiado con COVID-19 en el Reino Unido, dijo. “En todos los aspectos, nuestro Gobierno ha fracasado por completo en la protección de los niños, y el impacto de ello ha sido no solo la infección masiva de niños, sino tasas muy altas de COVID largo”.
El Dr. Zayar, médico de Pakistán que trabajó con la OMS de 2009 a 2014 en la iniciativa de erradicación de la polio, repasó el impacto catastrófico de la pandemia en todo el sur de Asia. “Hay millones de muerte más en el subcontinente que no están siendo reportadas”, dijo, señalando que los Gobiernos de India y Pakistán han buscado encubrir su fracaso de proteger a la población. “Su principal prioridad… fue abrir la economía, [incluso] en el peor momento de la pandemia”.
El Dr. Eric Feigl-Ding, epidemiólogo, economista de la salud y miembro líder de la Federación Estadounidense de Científicos, pronunció una poderosa condena al control privado de la producción y distribución de vacunas y a la política más amplia de los Gobiernos en respuesta a la pandemia. “La columna vertebral moral de la salud pública ha sido completamente destruida por la política”, dijo.
Los días de las peticiones y los artículos de opinión en los periódicos se han acabado, dijo Feigl-Ding, porque “sabemos claramente que los poderes políticos que quieren reabrir, dejar que se extienda, dejar que haya contagios masivos, 'vivir con el virus', claramente no les importa en absoluto toda la racionalidad científica”.
En respuesta a una pregunta de David North sobre hacia dónde veía que se dirigía la pandemia en los próximos tres o seis meses si no se producía un cambio drástico en la política, Fiegl-Ding respondió: “A escala mundial, dentro de seis meses seguiremos contando cadáveres. Vamos a tener un invierno muy malo en el hemisferio norte”. Otros científicos del panel coincidieron con este pronóstico.
El Dr. Howard Ehrman —un médico familiar jubilado y profesor adjunto de la Facultad de Medicina y de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Illinois Chicago hasta 2020, y activista social desde hace mucho tiempo— hizo una mordaz denuncia de la reapertura de las escuelas promovida por la Administración de Biden. En las últimas cinco semanas se han registrado un millón de nuevos casos infantiles, señaló, y 588 niños han muerto a causa de la pandemia desde su inicio, junto con miles de profesores y personal de educación.
El Dr. Ehrman criticó a aquellos en los medios de comunicación “que han hecho todo lo posible bajo Trump y Biden para hacer que los padres, los maestros, el personal, se sientan culpables, los amenazan y ahora comienzan a reprenderlos por mantener a sus hijos en casa”.
Además de los científicos, varios trabajadores del panel discutieron el impacto que la pandemia ya ha tenido en los trabajadores, los padres y la población en general. Lisa Díaz habló de las condiciones catastróficas producidas por la reapertura de las escuelas en el Reino Unido, que tildó de “política de tierra quemada”.
David O'Sullivan, conductor de autobús londinense despedido por defender el derecho de sus compañeros a un lugar de trabajo seguro, habló del impacto en los conductores de autobús de la política de “inmunidad colectiva” de la Administración de Johnson, describiéndola como “una guerra contra la clase trabajadora y una guerra contra la ciencia. Las dos van de la mano”.
Donna, una profesora de EE.UU. y miembro del Comité de Base de Educadores de Tennessee, dijo que ella y otros profesores “nos sentimos abandonados por nuestros líderes, nuestros administradores y, lo peor de todo, por nuestros sindicatos”. Los trabajadores y los científicos, dijo, “deben unir sus fuerzas contra los intereses lucrativos de nuestros Gobiernos y los líderes empresariales si queremos acabar con la pandemia”.
Al concluir la reunión, North explicó: “Los argumentos a favor de la eliminación, un camino que en última instancia conduce a la erradicación del virus, son tan abrumadores desde el punto de vista científico, que es difícil entender qué se pueda argumentar en contra”.
Sin embargo, hay intereses sociales definidos que han determinado la política desde el principio y que operan activamente contra la ciencia: el afán de lucro de la clase dominante. “No podemos eludir el hecho”, dijo North, “de que vivimos en una sociedad que aclama la extravagancia descabellada, ridícula e inútil de una élite gobernante a la que no se le ocurre ninguna forma mejor de utilizar su dinero que lanzarse al espacio”.
Es por esta razón que la información científica presentada en el seminario web ha sido completamente excluida de los medios de comunicación capitalistas. Fuera del espacio del WSWS, no ha habido, desde el comienzo de la pandemia, ningún esfuerzo sistemático para educar a la población sobre la ciencia del COVID largo, la aerosolización, el papel de las escuelas en la transmisión del virus, o cualquier otra información crítica que los trabajadores deben conocer.
Al mismo tiempo, existe una fuerza social cuyos intereses coinciden con la verdad científica: la clase trabajadora, la gran masa de la población.
North señaló que, desde el último seminario web celebrado en agosto, se ha producido un importante crecimiento de la lucha de clases en Estados Unidos y en todo el mundo. “La iniciativa tomada por Lisa Díaz, los esfuerzos realizados por los trabajadores en los comités de base para tomar el control de sus propias luchas y también tomar el control de la lucha contra las condiciones inseguras en sus fábricas y sus escuelas, son una indicación de un cambio profundo”.
Parafraseando la famosa declaración de Marx en sus Tesis sobre Feuerbach, North concluyó: “Los científicos han explicado la pandemia. Han demostrado cómo se transmite y cómo se puede detener esa transmisión. Pero el reto de la clase obrera es acabar con ella”.
La gran cantidad de información presentada en el seminario web del 24 de octubre debe ser estudiada por todos los trabajadores de todos los países. La información científica y la perspectiva presentada en este webinario debe ser llevada a la clase trabajadora. La lucha contra la pandemia y contra la política de muertes masivas de la clase dominante debe fusionarse con las crecientes luchas de los trabajadores de todo el mundo contra la explotación, la desigualdad, la dictadura, la guerra y el sistema capitalista.
(Publicado originalmente en inglés el 25 de octubre de 2021)