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¡Construyan comités de base para detener la reapertura de escuelas en la costa oeste!

La siguiente declaración fue aprobada por unanimidad en una reunión de educadores, padres y otros trabajadores de California, Oregón, Washington y otros estados el sábado, organizada por los Comités de Seguridad de Base de Educadores de la Costa Oeste. ¡Instamos a todos aquellos que se oponen a la reapertura de escuelas en esta región a que se inscriban hoy para unirse y ayudar a construir comités en su distrito y estado!

Durante las últimas dos semanas, los distritos escolares de la costa oeste han llegado a acuerdos con los sindicatos de maestros locales para reanudar las clases presenciales en las escuelas cuando la pandemia está fuera de control. Los maestros, el personal escolar, los estudiantes y las familias deben oponerse a esta política imprudente y luchar por mantener las escuelas cerradas para contener la pandemia y erradicar el COVID-19.

Un estudio tras otro ha demostrado que las clases a distancia son una de las medidas más efectivas para reducir los contagios de COVID-19. Sin la construcción de comités de base para coordinar acciones de emergencia independientemente de los sindicatos de maestros y de los dos grandes partidos patronales, dada la lentitud de las vacunaciones y la reapertura generalizada de escuelas y lugares de trabajo no esenciales, es probable que la pandemia vuelva a repuntar en los Estados Unidos en las próximas semanas, a medida que las variantes más infecciosas y letales se vuelvan dominantes.

El Partido Demócrata domina la política en la costa oeste con el apoyo de los sindicatos. Ha demostrado ser tan despiadado como sus homólogos republicanos en Florida o Texas en la campaña para reabrir las escuelas.

En California, el gobernador demócrata Gavin Newsom firmó recientemente el Proyecto de Ley 86, que incentiva la reapertura de escuelas independientemente del nivel de contagios, alentando a las escuelas primarias a comenzar a reabrir antes del 1 de abril, y posteriormente para los grados más altos.

El viernes, el gobernador demócrata de Washington, Jay Inslee, anunció que pronto emitirá una orden ejecutiva que prohíbe las clases completamente a distancia. Esto sigue a una orden similar emitida el 5 de marzo por la gobernadora demócrata de Oregón, Kate Brown, que también requiere que los distritos ofrezcan al menos algunas clases de manera presencial antes del 29 de marzo.

Desde el inicio, la Administración de Biden ha implementado rápidamente su objetivo declarado de reabrir la mayoría de las escuelas del país para fines de abril. Esta política cuenta con el apoyo total de los sindicatos de maestros. La presidenta de la central sindical American Federation of Teachers (AFT, siglas en inglés), Randi Weingarten, le dijo al New York Times que pasa 15 horas al día hablando por teléfono con la Casa Blanca, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), alcaldes locales y dirigentes sindicales de maestros.

Un punto de inflexión crítico en esta campaña fue el impulso agresivo para reabrir las escuelas públicas de Chicago (CPS), en el que el pseudoizquierdista sindicato Chicago Teachers Union (CTU) desempeñó el papel fundamental de presionar a sus miembros para que apoyaran el acuerdo, que fue aprobado por un margen estrecho de solo 54 por ciento a favor.

A partir de esta traición, los sindicatos locales han llegado a acuerdos para reabrir escuelas en Filadelfia, Detroit, Memphis y otras ciudades gobernadas por demócratas. La costa oeste ha sido el último frente de esta campaña nacional, y los sindicatos de Los Ángeles, Seattle, Portland, San Francisco y otras ciudades llegaron a acuerdos en las últimas dos semanas.

El distrito escolar unificado de Los Ángeles (LAUSD), el segundo más grande de Estados Unidos, con casi 665.000 estudiantes, llegó a un acuerdo el martes con el sindicato pseudoizquierdista United Teachers Los Angeles (UTLA), que siguió el mismo manual de la CTU. Según el acuerdo tentativo, que los maestros votarán esta semana, los estudiantes de las escuela primarias regresarían al salón de clases el 19 de abril y los estudiantes de secundaria regresarían a fin de mes.

El condado de Los Ángeles permanece en el “nivel púrpura” de contagios, el más severo, después de ser un epicentro mundial de la pandemia este invierno, con más de 22.000 angelinos que fallecieron de COVID-19 el año pasado. El UTLA y el distrito ahora están tratando de intimidar a los maestros para que ratifiquen su trato letal. Las centrales estatales California Teachers Association (CTA) y la California Federation of Teachers (CFT) han acogido la demanda de Newsom de clases presenciales.

Para salvar vidas, los educadores de Los Ángeles deben resistir y votar en contra del acuerdo, pero deben unirse con los trabajadores de toda la región y el país. El impulso concertado y bipartidista del presidente Biden y las juntas escolares locales para reanudar las clases presenciales durante la pandemia debe enfrentarse con una resistencia consciente y coordinada de la clase trabajadora.

La pandemia se puede contener y erradicar, pero solo a través de una campaña agresiva de medidas de salud pública, incluido el cierre de todas las escuelas y los negocios no esenciales, el apoyo financiero a los trabajadores y propietarios de pequeñas empresas, un mayor financiamiento para la infraestructura de salud y para la distribución de vacunas.

El impulso de reanudar la educación presencial se basa en una falsedad fundamental que debe ser expuesta.

Mito: los niños no transmiten fácilmente el COVID-19

En una decisión política, solo unos días después de la traición de la CTU en Chicago, los CDC modificaron sus pautas para establecer que los recintos escolares pueden reabrirse de manera segura “en cualquier nivel de transmisión comunitaria”. Esto ignora la evidencia internacional consistente de que las clases presenciales son una fuente importante de infecciones de COVID-19.

Un análisis de las intervenciones de los Gobiernos a nivel internacional publicada en Nature Human Behavior mostró que el cierre de escuelas es la segunda medida más efectiva después de la prohibición de pequeñas reuniones. El año pasado, el Journal of the American Medical Association publicó un estudio que mostraba que el cierre de escuelas en todo Estados Unidos resultó en una disminución del 60 por ciento en la incidencia y mortalidad de COVID.

Un estudio más reciente en The Lancet midió el impacto de abrir o cerrar las escuelas en 131 países diferentes. Encontró que después de un mes, detener las clases presenciales disminuyó en 20 por ciento el número de reproducción (el número promedio de personas infectadas por cada nuevo caso de SARS-CoV-2), mientras que la reapertura de las escuelas lo aumentó en 20 por ciento.

Los resultados de estos estudios revisados por pares se han confirmado aún más en la práctica. En Michigan, donde gran parte del estado ha reanudado las clases presenciales, las escuelas se han convertido en la principal fuente de nuevos brotes de COVID-19. En la primera semana de marzo, las escuelas de kínder a doceavo grado fueron el sitio de 47 nuevos brotes, con guarderías y programas para jóvenes, como deportes, que representan otros 24.

La AFT ha afirmado que, con suficientes medidas de seguridad implementadas a nivel local, las clases presenciales no aumentarán la transmisión del virus. Esto es fundamentalmente falso porque la pandemia no está limitada por distrito. Incluso las medidas de mitigación más completas solo serían efectivas cuando la transmisión comunitaria es mínima, lo que no es el caso en toda la costa oeste ni en todo el mundo.

Una vez que los niveles de transmisión sean cercanos a cero, las medidas de mitigación efectivas requerirían grandes reducciones en el tamaño de las clases, instalaciones modernas con filtración de aire efectiva, mantener a los niños en grupos que no comparten espacio durante el almuerzo o el recreo y otras medidas. Esto requeriría cientos de miles de millones de dólares en nuevos fondos y el reclutamiento masivo de maestros y personal adicionales para limitar el tamaño de las clases, mucho más allá del financiamiento proporcionado por el último paquete de estímulo federal.

Sin esas medidas, y ningún estado ha sugerido siquiera implementarlas, el riesgo podría mitigarse en escuelas aisladas bien financiadas, mientras que la enfermedad corre desenfrenada en todo el sistema de educación pública crónicamente desfinanciado.

Cuantos más casos de COVID-19 se produzcan, más probable es que evolucionen variantes nuevas y más infecciosas o mortales. Incluso es posible que evolucionen nuevas cepas contra las cuales las vacunas actuales ya no sean efectivas.

La variante británica B.1.1.7 pasó de representar el cuatro por ciento de los contagios en Estados Unidos analizados hace cuatro semanas al 30-40 por ciento ahora. Esta variante es significativamente más infecciosa en entornos escolares y es entre un 40 y un 80 por ciento más transmisible en general. La variante propia de California, CAL.20C, que se asocia con cargas virales más altas en los infectados, aumentó del tres por ciento de los casos en California en noviembre a más de la mitad en enero.

Aunque los casos nuevos diarios han ido disminuyendo, el promedio de siete días en todo el país sigue siendo de más de 55.000, a medida que estas variantes más infecciosas se afianzan. Esto llevó al Dr. Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, a declarar: “Estamos en el ojo del huracán en este momento”. Para evitar que estas variantes causen otro aumento mortal, argumentó: “Tenemos que mantener a Estados Unidos lo más seguro posible de este virus, no cediendo en ninguna de las medidas de salud pública que hemos tomado”.

Cualquier afirmación de los políticos, los distritos escolares o los sindicatos de que los niños no transmiten COVID-19 de manera significativa y que las escuelas pueden reabrirse de manera segura en la actualidad es una mentira.

¡Construyan comités de base para detener la reapertura de las escuelas y salvar vidas!

En la costa oeste, los educadores han formado comités de seguridad de base en Los Ángeles, San Diego y el norte de California, con más información en Oregón, Washington y Utah. Estos comités son la única fuerza que organiza a los educadores, padres y estudiantes en oposición a las mortales traiciones de los sindicatos.

Somos parte de una red creciente de comités en los Estados Unidos y en todo el mundo que están controlados democráticamente por sus miembros. Estos comités trabajan para unir a los educadores con los trabajadores de Amazon, del transporte, de la salud, la manufactura, y todos los sectores de la clase trabajadora, para luchar por el cierre de las escuelas y las industrias no esenciales para contener la pandemia. Exigimos lo siguiente:

  • El cierre inmediato de todas las escuelas públicas, privadas y concertadas y toda la producción no esencial para detener la propagación de COVID-19.
  • Todas las decisiones sobre aperturas y cierres de escuelas deben ser supervisadas únicamente por los educadores de base y los padres, en consulta con expertos científicos de su elección.
  • Financiamiento total para el acceso a Internet, la tecnología y todos los recursos necesarios para clases a distancia de alta calidad.
  • Protección total de ingresos para todos los padres y cuidadores que se queden en casa con sus hijos.
  • Ninguna reducción de ingresos para los educadores ni los miembros del personal que opten por quedarse en casa.
  • Libertad de expresión y la protección de los denunciantes.

Si bien nos oponemos a la reapertura imprudente de las escuelas, reconocemos que en muchos casos los maestros se ven obligados a regresar. En estas condiciones, continuaremos luchando por el cierre de las escuelas mientras exigimos que las siguientes medidas de seguridad se implementen universalmente:

  • Los distritos y las escuelas deben reportar las cifras (no los nombres para garantizar la privacidad) de los estudiantes, el personal y los miembros asociados del hogar diagnosticados con COVID-19 y cualquier muerte asociada, que se debe rastrear mediante el rastreo de contactos obligatorio.
  • La modernización inmediata de los sistemas de acondicionamiento del aire (HVAC) para todas las escuelas.
  • Cada edificio escolar debe contar con un sensor de dióxido de carbono para monitorear el intercambio de aire, y siempre que los niveles superen las 1.000 partes por millón, ese edificio debe vaciarse para permitir que el aire fresco recircule.
  • Enfermeras en todas las escuelas y pruebas diarias para estudiantes, maestros y personal.
  • Informes completos y precisos de todos los casos entre los estudiantes, el personal y los hogares asociados, junto con un sólido rastreo de contactos.
  • La contratación masiva de maestros, empleados escolares y conductores de autobuses para reducir el tamaño de las clases y la capacidad de los autobuses a no más de 10 estudiantes.

Todos los educadores, padres, estudiantes y trabajadores que estén de acuerdo con estas demandas centrales deben tomar la decisión hoy de unirse y ayudar a construir un comité de base en su distrito escolar o vecindario hoy.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 15 de marzo de 2021)

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