La aparición del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con Donald Trump ayer se contará en la historia como una de las visitas más degradantes y aduladoras de un jefe de Estado latinoamericano a Washington.
López Obrador, conocido en México como AMLO, ganó una elección aplastante en 2018 prometiendo que podría unir a los trabajadores, campesinos mexicanos y las secciones “progresistas” de la clase capitalista para poner fin a la austeridad y oponerse a las décadas de explotación por parte de las corporaciones estadounidenses. La visita de AMLO a Washington confirma que todas esas promesas son un fraude, ya que los intereses de todos los sectores de la clase dominante de México son completamente antagónicos a los de las masas trabajadoras del país.
Durante su visita, AMLO permitió que su Gobierno fuera utilizado como un apoyo en los esfuerzos de Trump para distraer a la población estadounidense del manejo desastroso de su Administración de la pandemia de coronavirus. El objetivo de la clase dominante mexicana y sus patrones estadounidenses es proteger las ganancias de las corporaciones estadounidenses y mexicanas, asegurar un regreso rápido y mortal al trabajo y obstaculizar la creciente influencia de China en América Latina.
En una conferencia de prensa conjunta en la rosaleda de la Casa Blanca, AMLO dijo que quería “agradecerle… a usted, presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”. Mirando con aprecio a su homólogo estadounidense, AMLO dijo: “Nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía. Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente”.
AMLO terminó su oda a Trump gritando “¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”, a lo que Trump agregó: “Gran trabajo, gracias”.
Este intercambio muestra por qué la visita del presidente mexicano es tan impopular en México. Los números de las encuestas de AMLO se están hundiendo a medida que México sube en la lista mundial de muertes por coronavirus.
“Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano”, dijo AMLO al hombre que se refirió a los mexicanos como “violadores” y “criminales”, desplegó miles de soldados en la frontera con México, y amenazó con imponer aranceles masivos a las importaciones de México para extraer concesiones en las negociaciones comerciales. Además, es el hombre cuyas agencias de inmigración están aterrorizando a los inmigrantes, incluidos millones de México, a diario en todo Estados Unidos.
Durante sus comentarios en la rosaleda, AMLO justificó su relación con su “amigo” Trump refiriéndose a Benito Juárez, presidente de México de 1858 a 1872, quien dirigió la guerra de México contra la ocupación franco-habsburga de México y que colaboró con el presidente estadounidense Abraham Lincoln en oposición a la injerencia francesa en el continente.
La analogía de AMLO es un insulto al legado de Juárez y Lincoln. Mientras Juárez tomó las armas contra los franceses, AMLO tomó a una delegación de multimillonarios y milmillonarios mexicanos por el brazo para cenar con el fascistizante Trump. En una cena corporativa anoche, Carlos Slim y varios banqueros representaron a México. CNBC informó que los asistentes estadounidenses incluyeron al “presidente y CEO de FedEx, Fred Smith, el presidente ejecutivo de UPS, David Abney, el CEO de Intel, Bob Swan, y el CEO de Lockheed Martin, James Taiclet, según una lista parcial obtenida por CNBC”. El canal de cable comercial agregó que varios ejecutivos de Sempra, Shell, Ford, Nucor y otras corporaciones también iban a asistir.
La reunión entre Trump y AMLO fue de carácter puramente ceremonial, ya que el acuerdo que celebraron, el acuerdo comercial T-MEC entre Canadá, Estados Unidos y México, entró en vigor formalmente el 1 de julio. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se negó a asistir a la reunión alegando que Trump buscaba usarlo para beneficio político. Los demócratas del Congreso instaron a AMLO a que no asistiera, citando razones similares.
Durante la reunión de ambos líderes, Trump declaró que Estados Unidos y México estaban “trabajando estrechamente juntos en la lucha contra el coronavirus, salvando millones de vidas”.
Ni Trump ni AMLO usaron mascarillas en la ceremonia de la rosaleda y ambos Gobiernos han asumido un papel criminal al restarle importancia al virus, con Trump calificándolo como un “engaño” inventado por los demócratas, y AMLO diciendo que el virus podría prevenirse mientras sostenía una Biblia. Estados Unidos ha sufrido la mayor cantidad de muertes, más de 130.000, mientras que el recuento oficial de 30.000 en México, probablemente una gran subestimación, es el quinto más alto a nivel mundial.
Las corporaciones estadounidenses llamaron a AMLO a Washington para darles garantías que los trabajadores mexicanos se verán obligados a mantener en operación las cadenas de producción, sin importar el número de muertos, haciendo posible la “reapertura” completa de los Estados Unidos. Los médicos y funcionarios de salud en las ciudades del norte de México, donde se encuentran muchas maquiladoras que producen piezas para su exportación a los EE.UU., han advertido que las morgues se están llenando con los cadáveres de los trabajadores fallecidos después de contraer el virus en el trabajo.
Más allá de la pandemia, el propósito general del T-MEC es integrar las cadenas de suministro en América del Norte a expensas de China. En un artículo del Wall Street Journal publicado el 6 de julio, el exasesor de seguridad nacional de Trump, H.R. McMaster, elogió a AMLO y Trump y señaló que “la reducción de las barreras comerciales entre las partes del T-MEC fortalecerá las cadenas de producción de Estados Unidos, México y Canadá, devolviendo los empleos de manufactura a América del Norte desde China”.
McMaster agregó: “Cuando el presidente Trump reciba al Sr. López Obrador en la Casa Blanca esta semana, ambos líderes deberían discutir la implementación del USMCA de una manera que acelere la recuperación económica y altere las cadenas de suministro críticas, protegiendo el comercio de los caprichos de un Partido Comunista Chino cada vez más agresivo”.
AMLO hizo referencia a estos intereses geoestratégicos cuando afirmó que el propósito del T-MEC era buscar “una mayor integración de nuestras economías y mejoras en el funcionamiento que las cadenas productivas para recuperar la presencia económica que ha perdido América del Norte en las últimas cinco décadas”.
Aparte del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y el World Socialist Web Site, toda otra tendencia política nominalmente de izquierda en el planeta fomentó ilusiones en AMLO, presentando a su Gobierno como uno que cedería a las presiones de la izquierda. Esto incluye las publicaciones morenistas [refiriéndose a Nahuel Moreno] de Left Voice e Izquierda Diario .
Más que cualquier otra tendencia, los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés) se han postrado ante AMLO como AMLO se postra ante Trump.
Hace solo cuatro días, la publicación vinculada al DSA, la revista Jacobin publicó un artículo titulado “Tiempo para que México cobre impuestos a los ricos”. El comentario, de Kurt Hackbarth, proclamó que AMLO había dado el ejemplo de “gobernadores ilustrados que viven con sus medios de vida y predican con el ejemplo”. Continuó: “En un país oprimido durante siglos por administraciones centralizadas y jerárquicas, desde los virreyes de Nueva España hasta las Presidencias ‘faraónicas’ de los últimos tiempos, el mensaje [de AMLO] es potente”.
La Presidencia de AMLO, según Jacobin, se basa en un “concepto inspirado en la teología de la liberación de la opción preferencial a favor de los pobres”. AMLO “habla con una urgencia moral simple y clara, una que pasa por encima de la voluble clase media para hablar directamente a la mitad de la nación que vive en la pobreza. Donde la izquierda en otros países ha abandonado el concepto de moralidad a favor de la hipocresía y la complacencia fundamentalista de la derecha, AMLO la ha personificado”. Jacobin es un órgano del Partido Demócrata. No elogia a AMLO a pesar de su subordinación al imperialismo estadounidense, sino debido a ella.
La tarea de los trabajadores en los Estados Unidos y México es forjar una alianza entre ellos y con sus aliados de clase en todo el continente americano en una lucha común contra el imperialismo estadounidense y sus aliados en todos los Gobiernos capitalistas, por el establecimiento de los Estados Unidos Socialistas de las Américas.
(Artículo publicado originalmente el 9 de julio de 2020)
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