En julio del 2017, el World Socialist Web Site expuso el hecho que cambios a los algoritmos de búsqueda de Google habían reducido masivamente el tráfico a publicaciones izquierdistas, socialistas y contra la guerra. Por medio de docenas de artículos, establecimos que Google, junto con los otros monopolios tecnológicos, estaba participando en una campaña de censura contra opiniones de oposición, en estrecha colaboración con el aparato de inteligencia estadounidense.
El año siguiente, todas las afirmaciones del WSWS, inicialmente denegadas por los gigantes tecnológicos, han sido confirmadas como hechos. Google, Facebook y Twitter han reconocido que han promovido medios noticieros “confiables”, mientras que restringen la distribución de fuentes de información “alternativas”. El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, ha declarado que está promoviendo publicaciones como el New York Times y el Wall Street Journal y enterrando o bloqueando completamente “sitios que tienen un intenso grupo de seguidores” pero que supuestamente “no son confiados más allá de su núcleo público”.
Bajo condiciones en las que está creciendo la oposición social y política, la censura está tomando formas cada vez más abiertas. La semana pasada, Facebook anunció que había clausurado la página oficial de una contraprotesta izquierdista en oposición al evento “Unite the Right 2” (Unid la Derecha 2), una manifestación neofascista en Washington el 12 de agosto, el aniversario del mitin nazi en Charlottesville del año pasado.
El plan de la policía de Washington D.C. es escoltar a los fascistas al lugar de encuentro este fin de semana y “protegerlos” de los manifestantes antifascistas. Las autoridades de transporte de la ciudad habían promovido la provisión de carros separados en el Metro para los manifestantes fascistas, pero fue esto fue descartado ante la oposición masiva de los trabajadores de tránsito.
Aún cuando la extrema derecha recibe apoyo y promoción estatal, las principales compañías tecnológicas han comenzado a censurar organizaciones ultraderechistas para encubrir su objetivo de silenciar la oposición izquierdista al capitalismo, la guerra y la desigualdad.
Esta semana, Apple, Facebook, YouTube y Spotify todos eliminaron o bloquearon contenido del ultraderechista teórico de la conspiración, Alex Jones, censurando sus podcasts, videos y transmisiones en vivo. Las empresas justificaron sus acciones alegando que Jones había violado sus políticas de “lenguaje de odio” y “acoso”.
Las acciones de estas compañías están teñidas de hipocresía y mala fe. Independientemente de su justificación, el hecho es que tal censura es un atropello fundamental a la libertad de expresión.
La experiencia histórica ha sido prueba de que la censura política del Estado y las corporaciones no le hace daño a la derecha de tendencia fascista, sino que la fortalece al impulsar sus absurdas afirmaciones de que se oponen al Estado y a la élite política. Respecto a Jones, su censura por parte de los gigantes tecnológicos ha recibido una amplia cobertura en todos los principales diarios y cadenas televisivas que han ignorado en gran medida la censura de los noticieros izquierdistas. Más allá, la extrema derecha goza de un gran apoyo en las cúpulas del ejército, la policía y el Estado.
La censura de la ultraderecha crea un precedente político para la censura de movimientos políticos de izquierda, su principal blanco. Justifica la falsa equivalencia moral entre el fascismo y la oposición izquierdista al capitalismo, calificando ambos como formas de “extremismo” político. Estas amalgamas reaccionarias están siendo empleadas por toda Europa y Australia para implementar ataques de gran alcance contra los derechos democráticos.
El World Socialist Web Site, puesto en el centro de la mira de la campaña de censura, ha encabezado la lucha contra los ataques a la libertad de expresión. En una carta dirigida a Google y publicada hace un año, el WSWS exigió “que eliminen al WSWS de su lista negra y que cesen enteramente su censura de sitios de izquierda, socialistas, antibélicos y progresista”. Añadió, “Una censura de esta magnitud equivale a construir una lista negra política. La obvia intención del algoritmo empleado por Google es bloquear las noticias que la compañía no quiere reportadas y suprimir las opiniones con las que no concuerda”.
En enero, emitimos una carta abierta llamando a “sitios web, organizaciones y activistas socialistas, izquierdistas, progresistas y contra la guerra” a formar “una coalición internacional para luchar contra la censura del Internet”.
Esta apelación recibió el apoyo de numerosos periodistas con principios, como Julian Assange de WikiLeaks, John Pilger y Chris Hedges, junto con miles de trabajadores y jóvenes. La campaña para censurar el Internet se cruza con los intentos para expulsar a Assange de su refugio forzado en la embajada ecuatoriana en Londres. En junio, el Partido Socialista por la Igualdad en Australia organizó una manifestación poderosa en defensa de Assange, exigiendo que el Gobierno australiano le garantice su regreso seguro a Australia.
Ante la intensificación de los esfuerzos de censura en línea por parte de los gigantes tecnológicos, el World Socialist Web Site está expandiendo y escalando su campaña contra la censura del Internet con base en las demandas presentadas en su carta abierta:
- La protección del Internet como una plataforma para la organización política y el libre intercambio de la información, la cultura y los distintos puntos de vista, guiada por el principio de que el Internet es un derecho y tiene que ser libre y estar disponible de forma igualitaria para todos.
- Una insistencia inflexible en la independencia completa del Internet del control de los Gobiernos y las corporaciones privadas.
- La defensa incondicional de la neutralidad de la red y el acceso libre, irrestricto e igualitario al Internet.
- La prohibición e ilegalización de la manipulación gubernamental y corporativa de los algoritmos de búsqueda y procedimientos, incluyendo el uso de evaluadores humanos, que restrinjan y bloqueen la visión pública de las páginas web.
- La irreconciliable oposición al uso del Internet y la inteligencia artificial para la vigilancia de los usuarios de la red informática.
- La demanda de poner fin a la persecución de Julian Assange y Edward Snowden y el restablecimiento completo de su libertad personal.
- La defensa de la transformación de los monopolios corporativos del Internet en utilidades públicas, bajo su control democrático y coordinado internacionalmente, teniendo como fin el servicio de la mayor calidad posible y no el lucro privado.
- La lucha contra la censura del Internet y la defensa de los derechos democráticos no puede ser avanzada a través de apelaciones a los Gobiernos capitalistas y los partidos y políticos que sirven los intereses de los capitalistas, sino solo por medio de una lucha intransigente contra ellos. Esta lucha es internacional y contraria a toda forma y manifestación de chauvinismo nacional, racismo y militarismo imperialista. Consecuentemente, aquellos verdaderamente comprometidos a la defensa de los derechos democráticos deben dirigir sus esfuerzos a la movilización de la clase obrera en todos los países.
En Estados Unidos, el cual se encuentra en el centro de la campaña de las burguesías en todo el mundo para censurar el Internet, los demócratas han encabezado la promoción de las demandas de las agencias de inteligencia para reprimir la oposición interna. Los demócratas no han enfocado sus críticas al Gobierno de Trump en sus ataques de tinte fascista contra los inmigrantes, su militarismo, su abolición de la neutralidad de la red o sus recortes de impuestos para los ricos. En cambio, se han centrado en la acusación derechista y neomccarthista de que Rusia está “sembrando discordia”. Esta campaña está siendo intensificada conforme se acercan las elecciones de medio término del 2018.
Mientras tanto, la amplia gama de organizaciones pseudoizquierdistas que operan en la órbita del Partido Demócrata y que representan a secciones privilegiadas de la clase media han ignorado la campaña de censura y han buscado encubrir sus implicaciones más trascendentes.
Esto demuestra que la lucha contra la censura del Internet debe partir de la clase obrera, la vasta mayoría de la población. La defensa de la libre expresión en línea es esencial para la clase trabajadora al entrar en lucha para defender sus derechos sociales y oponerse a la desigualdad, la guerra y el sistema capitalista.
Llamamos a nuestros lectores a asumir la lucha contra la censura del Internet contactándonos hoy .
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de agosto de 2018)