En una flagrante violación de la ley internacional, el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en el puesto de control fronterizo Tijuana-San Ysidro en el sur del Condado de San Diego se negó a procesar solicitudes de asilo de casi 200 migrantes centroamericanos por segundo día consecutivo. La acción viene bajo orden directa del presidente Donald Trump, que tuiteó la semana pasada: "He instruido al Secretario de Seguridad Nacional para que no deje entrar a estas grandes caravanas de personas a nuestro país".
Anoche, el Departamento de Justicia anunció que estaba enjuiciando penalmente a 11 miembros de la caravana por "entrada ilegal", lo que conlleva una posible condena de 2 años de prisión para los primeros infractores y una sentencia de 20 años para los inmigrantes con ciertos delitos preexistentes. El fiscal general Jeff Sessions dijo en un comunicado: "Estados Unidos no se mantendrá al margen mientras que nuestras leyes de inmigración son ignoradas y la seguridad de nuestra nación se ve comprometida".
El enfrentamiento en la frontera marca otra cima en el asalto a los derechos democráticos en América. El derecho de asilo es un derecho humano internacionalmente protegido, establecido por el Artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y la Convención de Refugiados de las Naciones Unidas de 1951. La declaración se firmó después de la Segunda Guerra Mundial en respuesta a la decisión de muchos gobiernos, incluido Estados Unidos, de negar la entrada a los refugiados judíos y otros objetivos de la persecución nazi.
La decisión de la Administración Trump de violar el derecho internacional se ha cumplido sin la oposición del Partido Demócrata, que ha mantenido un silencio casi total sobre el asunto. Además, la acción de Trump para bloquear a los solicitantes de asilo fue posible gracias al gobernador demócrata de California, Jerry Brown, quien recientemente aceptó la solicitud de Trump de que los gobernadores enviaran tropas de la Guardia Nacional a sus fronteras con México para bloquear la supuesta "amenaza" de la caravana de inmigrantes.
El grupo que actualmente busca asilo en la frontera entre Estados Unidos y México forma parte de una "caravana" anual de centroamericanos que realizan la penosa caminata de 2.500 millas (4.022 KM) a pie, tren y autobús desde la frontera de Guatemala y México. La caravana está organizada por Pueblo Sin Fronteras, una organización sin fines de lucro con sede en San Diego, California. Los migrantes son predominantemente de los países del "triángulo norte" de Guatemala, Honduras y El Salvador, y están huyendo de tres de los países más violentos y golpeados por la pobreza en el mundo, todos los cuales han sido devastados por el imperialismo estadounidense por décadas.
Pueblo Sin Fronteras organiza grupos para viajar en grandes cantidades anualmente para la seguridad de los migrantes. El viaje es una de las rutas de migración más peligrosas y mortales del mundo. Miles de hombres, mujeres y niños son víctimas de los cárteles violentos cada año, aguantando los crímenes más grotescos, como el secuestro, la extorsión, el robo y la violación. Se estima que el 80 por ciento de las mujeres son atacadas o violadas sexualmente en el viaje —hechos ignorados por los millonarios eogistas en la campaña #MeToo.
Los 180 inmigrantes que llegaron a la frontera en el viaje de este año, primero fueron negados la entrada el domingo después de su llegada a la ciudad fronteriza mexicana de Tijuana el viernes. El comisionado del CBP afirmó absurdamente que la agencia estaba "a capacidad" y no pudo procesar ninguna solicitud a pesar de meses de anticipación y cobertura por medios de alto perfil del viaje.
A pesar de las frías temperaturas, los solicitantes de asilo fueron forzados a acampar afuera durante la noche del domingo frente a la frontera con Estados Unidos en una plaza en la entrada de México para esperar que los agentes de la CBP escuchen sus solicitudes de asilo. Según los informes, alrededor de 50 migrantes han quedado atrapados dentro del puerto de entrada entre los dos países después de que los funcionarios permitieron que este grupo de los "más vulnerables" ingresara al camino peatonal, aparentemente para comenzar el proceso. Luego, los funcionarios les impidieron de manera provocativa pisar tierra estadounidense. Los informes no están claros con que paso con este grupo.
Expertos en derechos humanos han denunciado públicamente el reclamo cínico de CBP de estar "a capacidad". Un abogado de la caravana dijo a los periodistas, "Sabían que una caravana llegará a la frontera ... Podemos construir una base en Iraq en menos de una semana. ¿No podemos procesar 200 refugiados? No lo creo".
El rechazo a procesar solicitudes de asilo no tiene nada que ver con la falta de recursos. Las Administraciones republicanas y demócratas han aumentado en múltiples ocasiones los fondos para la CBP durante la última década y cientos de tropas de la guardia nacional fueron desplegadas en la frontera a principios de este mes. Sin embargo, estos recursos nunca fueron destinados a ayudar a los inmigrantes que buscan asilo, sino que fueron destinados a todo lo contrario: mantenerlos fuera.
La Administración de Trump tomó una decisión calculada para llamar la atención sobre la caravana de este año, con el objetivo de intensificar aún más su agenda derechista y antiinmigrante. Trump ha pasado el mes denunciando a los inmigrantes que viajan en la caravana en una serie de tweets que sugieren que son criminales y violadores. Refiriéndose a un posible cierre del gobierno este otoño, Trump dijo en un mitin en Michigan este fin de semana: "Si no conseguimos la seguridad fronteriza, cerraremos el país".
La actitud insensible de la Administración se reforzó este lunes cuando el vicepresidente Mike Pence hizo un recorrido por el sitio de construcción de un muro fronterizo en El Centro California, a solo 100 millas al este de la escena que se desarrolla en Tijuana.
Pence elogió a CBP y al Departamento de Seguridad Nacional como "grandes y valientes héroes estadounidenses". Trajo saludos especiales del "gran campeón de la aplicación de la ley en los Estados Unidos"—presidente Trump. Al finalizar sus comentarios, los empleados de CBP le regalaron una pieza original del muro.
Las acciones tomadas por la administración Trump para bloquear deliberada y públicamente a los solicitantes de asilo de ejercer sus derechos es un momento decisivo en la guerra en curso contra los inmigrantes. Los movimientos de la administración Trump son una continuación de la política de su predecesor, Barack Obama, que fue apodado el "jefe deportador" después de deportar a más inmigrantes que cualquier otro presidente en la historia durante su tiempo en oficina
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2018)