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Google admite colaborar con el programa ilegal estadounidense de asesinatos con drones

Como otro hito en la integración del complejo militar y de inteligencia y Silicon Valley, la empresa matriz de Google, Alphabet, ha confirmado que proporcionó programas para identificar objetivos como parte del programa ilegal de asesinatos con drones del Gobierno estadounidense.

Desde que inició su programa de asesinatos con drones en el 2009, Estados Unidos afirma haber matado a cerca de 3.000 “combatientes” en ataques con drones. Los documentos militares internos muestran que, por cada persona atacada por un avión no tripulado, nueve transeúntes son asesinados, lo que significa que el verdadero número de víctimas de la campaña de terrorismo aéreo en Yemen, Somalia, Afganistán, Pakistán e Irak se eleva a decenas de miles.

Según la Unión Americana de Libertades Civiles, “un programa de asesinatos selectivos lejos de cualquier campo de batalla, sin cargos ni juicio, viola la garantía constitucional de un debido proceso. También viola el derecho internacional, según el cual la fuerza letal puede ser utilizada fuera de las zonas de conflicto armado solo como último recurso”.

La complicidad de Google respecto al programa de asesinatos de drones implica a la compañía en las actividades criminales del ejército de Estados Unidos, provocando indignación entre los empleados después de que los ejecutivos admitieran acerca dicha colaboración en un memo interno la semana pasada, según un informe de Gizmodo.

Respondiendo a las posibles ramificaciones legales de sus acciones y a la hostilidad hacia las guerras criminales de Estados Unidos dentro y fuera de la compañía, Google destacó en una declaración que su colaboración “es solo para usos no ofensivos” y dijo que “la tecnología marca imágenes para revisión humana”.

Pero este pretexto absurdo y poco serio, destinado a proporcionar puntos de conversación para la prensa acrítica y controlada por el Estado, es el equivalente a que un conductor encargado del escape de la mafia afirme que no es cómplice del asesinato porque no apretó el gatillo.

El Gobierno norteamericano ha reclamado el derecho de usar drones para asesinar a ciudadanos estadounidenses en cualquier parte del mundo, incluso dentro de las fronteras de Estados Unidos. En el 2011, el Gobierno de Obama asesinó a Anwar al Awlaki, un ciudadano estadounidense, con un ataque con drones Predator en Yemen, y luego asesinó a su hijo de 16 años, Abdulrahman al Awlaki, en otro ataque con drones dos semanas después.

La asociación de Google con operaciones nefastas no solo sujeta a la empresa a posibles sanciones legales en todo el mundo, sino también a graves repercusiones comerciales. La decisión de la compañía de proceder a pesar de estos peligros señala el papel cada vez más vital de los contratos militares en las operaciones comerciales de los principales gigantes tecnológicos.

El Departamento de Defensa gastó al menos 7.400 millones de dólares en programas de inteligencia artificial el año pasado, y se espera que gaste aún más este año, y gran parte de esa cantidad se destinará a empresas como Alphabet (Google), Amazon y Nvidia, cuyas capacidades de inteligencia artificial superan a los programas internos del Pentágono.

Durante el año pasado, Google, Facebook y Twitter anunciaron medidas para censurar la información que presentan sus servicios a los usuarios, promoviendo medios de noticias “de autoridad” y “confiables” por encima de los “alternativos”, como los que exponen y denuncian los crímenes de guerra de EUA. Facebook ha sido la compañía tecnológica con la mayor determinación de censurar abiertamente su plataforma, declarando explícitamente que espera que el uso del sitio disminuya como resultado de su descalificación de los videos “virales” y promoción de fuentes de noticias “confiables”, como el New York Times.

Dado que estas compañías esperan cierta disminución de la demanda de los consumidores al imponer medidas de censura cada vez más restrictivas, los lucrativos contratos de defensa son un medio para cubrir sus ganancias y alinear sus intereses financieros cada vez más estrechamente con las operaciones represivas y belicistas del Estado estadounidense.

Los gigantes de la tecnología han tomado medidas de censura al mismo tiempo que el Pentágono ha llegado a la conclusión de que se encuentra en una “carrera armamentista de Inteligencia Artificial” (AI, por sus siglas en inglés), como lo expresó el Wall Street Journal este mes. Enfrentando el rápido crecimiento económico de potencias militares importantes, como Rusia y China, que son capaces de desarrollar e implementar nuevas tecnologías sin la carga logística masiva de las innumerables guerras, despliegues en el extranjero y operaciones de desestabilización de Estados Unidos. Los planificadores militares estadounidenses han llegado a la conclusión de que la única forma de retener la ventaja militar estadounidense en futuros conflictos es integrar a Silicon Valley en la maquinaria de guerra.

El Pentágono ideó la llamada estrategia de “tercer desplazamiento” para vencer a la “amenaza en marcha” de China al enfocarse en “sistemas autónomos de aprendizaje, toma de decisiones colaborativas entre humanos y máquinas, operaciones humanas asistidas, operaciones avanzadas de sistemas no tripulados” y “armas autónomas e interconectadas”, según informó recientemente The Economist en su historia de portada bajo el título “La próxima guerra”.

Esta estrategia gira en torno a la contratación del sector de tecnología privada estadounidense, que sigue siendo el más desarrollado del mundo. Como lo dijo The Economist, Estados Unidos “continúa dominando el financiamiento comercial de AI y tiene más empresas trabajando en el campo que ningún otro país”.

Hablando en una conferencia el año pasado, el coronel del Cuerpo de Marines, Drew Cukor, el jefe del llamado “Proyecto Maven”, en el qu Google es un colaborador clave, declaró a los Estados Unidos en medio de una “carrera de armamentos de la IA”, y agregó: “Muchos de ustedes habrán notado que Eric Schmidt está llamando a Google una compañía de IA ahora, no una compañía de datos”.

Agregó que “no existe una 'caja negra' que entregue el sistema de inteligencia artificial que el Gobierno necesita... Se deben unir los elementos esenciales... y la única manera de hacerlo es con los socios comerciales junto a nosotros”.

Para optimizar el intercambio recíproco entre el enorme poder computacional de los gigantes tecnológicos, las capacidades de inteligencia artificial y la enorme base de datos confidenciales de usuarios y el presupuesto prácticamente ilimitado del ejército estadounidense, el Pentágono ha establecido una serie de asociaciones con Silicon Valley. En el 2015, el Pentágono estableció un vehículo de financiamiento privado y público conocido como Unidad Experimental de Innovación en Defensa (DIUx, por sus siglas en inglés), con sede a solo minutos del campus principal de Google en Mountain View, California.

Eric Schmidt y Ash Carter se reúnen sobre el Consejo Asesor de Innovación en Defensa del Departamento de Defensa

En el 2016, el Pentágono creó una entidad llamada Consejo Asesor de Innovación en Defensa, cuyo objetivo es “llevar la innovación tecnológica y las mejores prácticas de Silicon Valley a las Fuerzas Armadas de los EUA”. Estará presidida por nada menos que el anterior presidente de Google, Eric Schmidt.

En otoño del año pasado, Schmidt se quejó de la renuencia de aquellos en el sector tecnológico hacia colaborar con el Pentágono, lamentando el hecho de que “existe una preocupación general en la comunidad tecnológica de que el complejo militar-industrial use sus cosas para matar personas incorrectamente”.

Pero más allá de aprovechar las capacidades de inteligencia artificial de los gigantes tecnológicos para guiar misiles y seleccionar víctimas, el secreto abierto sobre la colaboración del Pentágono con Silicon Valley es que transfieren a trastiendas copiosos datos confidenciales de los usuarios individuales al Pentágono y a las agencias de inteligencia para propósitos de vigilancia y cribado.

Según el teniente general John Shanahan, quien está estrechamente involucrado en el Proyecto Maven, en una conferencia el año pasado, “En el otro extremo de la escala, está Google. No nos dicen lo que tienen, a menos que alguien de Google quiera susurrarme algo al oído más tarde”.

La integración de compañías como Google en lo que anteriormente se conocía como el aparato militar y de inteligencia está creando un vasto sistema de represión estatal previamente desconocido en la historia humana. Para estar preparado para conflictos entre las mayores potencias, como lo expresa la Estrategia de Defensa Nacional recientemente publicada por el Pentágono, es necesaria “la integración perfecta de los múltiples elementos de poder nacional: diplomacia, información, economía, finanzas, inteligencia, aplicación de la ley y los militares”.

La censura y la vigilancia son la pieza clave de este emergente nexo entre la tecnología militar y la inteligencia. A medida que Estados Unidos se prepara para librar guerras “calientes” contra “pares” militares como Rusia y China, el crecimiento de la oposición a la guerra dentro de EUA se combatirá mediante el uso de la censura masiva, ayudada por la inteligencia artificial, incluyendo la creación de perfiles políticos con base en las comunicaciones en las redes sociales.

El World Socialist Web Site lidera la lucha contra este impulso a la censura y la guerra. En agosto del 2017, publicamos una carta abierta en la que se le exigía a Google poner fin a su censura política a través de los resultados de búsqueda, que provocó una caída masiva en el tráfico de búsqueda hacia sitios web izquierdistas y antiguerra. En enero, el WSWS publicó un llamado para que todos los “sitios web, organizaciones y activistas socialistas, pacifistas, de izquierda y progresistas” se unan a una coalición internacional para luchar contra la censura del Internet. Llamamos a todos los trabajadores y jóvenes que buscan defender los derechos democráticos a contactar al WSWS y unirse a su lucha por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de marzo de 2018)

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