En un discurso beligerantemente nacionalista ante el Parlamento ruso el jueves, el presidente ruso, Vladimir Putin, se jactó de los avances en el arsenal nuclear de Rusia, amenazó con represalias “inmediatas” contra cualquier ataque nuclear estadounidense y reprodujo un video que mostraba un ataque nuclear contra Estados Unidos.
El discurso de Putin, en medio de una fanática campaña belicosa contra Rusia en los medios estadounidenses, es quizás la declaración más explícita hasta la fecha del colapso de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, destacando la gran amenaza para la humanidad de una guerra nuclear entre ambos países.
Alardeando que “la operación en Siria ha demostrado el aumento de las capacidades de las Fuerzas Armadas rusas”, Putin describió planes muy avanzados de Rusia para modernizar sus armas nucleares y eludir los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses.
El más importante de ellos es el llamado sistema de misiles Sarmat, un nuevo misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) pesado que ya fue desplegado por las fuerzas rusas. Además de muchas otras características que le permiten evitar la detección e interceptación, Putin dijo que el nuevo misil es capaz de atacar a Estados Unidos desde el sur, evitando la mayoría de los sistemas de defensa de misiles existentes, que están orientados hacia el norte.
Putin también describió en gran detalle una serie de sistemas de armas de próxima generación, todos los cuales se encontraban en etapas avanzadas de prueba. Estos incluyen un vehículo de reentrada hipersónico lanzado por ICBM, que “vuela a su objetivo como un meteorito, como una bola de fuego”, un misil de crucero con municiones nucleares propulsado por un reactor nuclear, un avión no tripulado submarino con armamento nuclear y un vehículo de entrega nuclear hipersónico lanzado por avión.
Putin dijo que el desarrollo de estos sistemas fue la “respuesta de Rusia a la retirada unilateral de Estados Unidos del Tratado sobre misiles antibalísticos y el despliegue práctico de sus sistemas de defensa antimisiles tanto en EUA como más allá de sus fronteras nacionales”.
Putin enmarcó su discurso como respuesta a una serie de medidas graduales de Estados Unidos, especialmente la publicación el 2 de febrero de la más reciente modificación a la postura nuclear estadounidense, que amplió enormemente la gama de escenarios en los que Estados Unidos utilizaría armas nucleares y anunció el desarrollo de una serie de armas nucleares de corto alcance para uso en el campo de batalla, colocando a Estados Unidos en violación de los tratados internacionales.
En su discurso, Putin declaró: “Estamos muy preocupados por ciertas disposiciones de la revisión de la postura nuclear modificada, que... acortan la distancia al umbral para el uso de armas nucleares. A puertas cerradas, uno puede decir cualquier cosa para calmar a alguien, pero leemos lo que está escrito. Y lo que está escrito es que esta estrategia puede ponerse en acción en respuesta a ataques de armas convencionales e incluso a una amenaza cibernética”.
El documento de EUA representa un cambio de rumbo con respecto a la postura nuclear lanzada en el 2010, que reducía el papel de las armas nucleares dentro del arsenal militar de Washington.
Aunque advirtió que Rusia se reserva el derecho de usar armas nucleares solo en respuesta a ataques “que amenazan la existencia misma del Estado”, Putin dejó en claro que Rusia responderá abrumadoramente a cualquier ataque nuclear de los EUA.
“Cualquier uso de armas nucleares contra Rusia o sus aliados, armas de corto, mediano o cualquier rango en absoluto, será considerado como un ataque nuclear en este país. Las represalias serán inmediatas, con todas las consecuencias consiguientes”, declaró Putin.
La Casa Blanca respondió al discurso de Putin con su propia declaración de que no será superado por las armas rusas, declarando que “las capacidades de defensa estadounidenses son y seguirán siendo insuperables” y que “el presidente Trump” está “decidido a proteger nuestra patria y preservar la paz a través de la fuerza”.
Respondiendo a los esfuerzos de EUA para prevenir el surgimiento de Rusia como una potencia regional, Putin declaró: “Y a aquellos que en los últimos 15 años han intentado acelerar una carrera armamentista y buscar una ventaja unilateral frente a Rusia... les diré esto: todo lo que han intentado evitar a través de dicha política ya pasó. Nadie ha logrado contener a Rusia”.
Las declaraciones de Putin se producen en medio de una serie de advertencias de que todo el sistema de control de armas que mantuvo a Estados Unidos y Rusia fuera del conflicto militar abierto desde la Segunda Guerra Mundial está a punto de colapsar.
Al comentar sobre las tensiones entre Moscú y Washington en la conferencia de seguridad de Múnich, Bloomberg advirtió sobre el colapso de “acuerdos de control de armas de hace décadas que han ayudado a mantener un equilibrio estratégico y prevenir el riesgo de una guerra accidental”.
Citó declaraciones de Dmitri Trenin, director del Carnegie Moscow Center, quien dijo: “En Estados Unidos, la animadversión es tan tremenda que castigar a Rusia es lo que hay que hacer... Veo la desaparición de todo el régimen de control de armas”.
En la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde las principales potencias europeas adoptaron una actitud ambivalente hacia EUA, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, advirtió que “el escenario más probable de conflictos nucleares volvería a ser aquí, en el centro de Europa”.
También citó al exasesor de política exterior del Kremlin, Sergei Karaganov, quien dijo que la situación está en camino de convertirse en “mucho más peligrosa” que incluso durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
Putin pronunció su discurso después de la conclusión de la Conferencia de Desarme de las Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza, en la que el secretario general de dicho organismo, António Guterres, declaró: “Debemos trabajar juntos hacia nuestro objetivo común: un mundo libre de armas nucleares”.
Pero los comentarios de Putin, y la revisión de la postura nuclear de Estados Unidos que los precedió dejan en claro cuán vacías se han vuelto tales frases. Cada vez es más claro que toda la trayectoria de los acontecimientos geopolíticos en todo el mundo se dirige hacia escaladas militares, una trayectoria que culmina finalmente en el uso de armas nucleares.
La decisión de Putin de hacer amenazas tan belicistas expresa un elemento de desesperación ante el hecho cada vez más obvio de que hay secciones sustanciales del mando militar estadounidense que se preparan para un conflicto militar con Rusia.
Dentro de ese contexto, Putin deja en claro que, bajo su supervisión, no habrá una repetición de la invasión nazi de 1941 a la Rusia soviética, para la cual el país no estaba en absoluto preparado. No es poco realista creer que el propio Putin está bajo la inmensa presión de su propio estamento militar para hacer retroceder a Estados Unidos.
Como dijo Putin, “espero que todo lo que se dijo hoy haga pensar a cualquier agresor potencial dos veces, dado que medidas hostiles contra Rusia, como el despliegue de defensas antimisiles y el acercamiento de la infraestructura de la OTAN a la frontera rusa, se vuelven ineficaces en términos militares e implican costos injustificados, e inútiles para aquellos que promueven estas iniciativas”.
Pero el intento de contrarrestar las amenazas agresivas de Estados Unidos con demonstraciones militaristas de su poderío nuclear no protegerá a Rusia. La política de defensa nacional elaborada por Putin solo puede conducir a una catástrofe.
El imperialismo tiene su propia agenda. La disolución de la Unión Soviética puso en marcha un proceso de transformación de la Rusia postsoviética en una virtual colonia de los Estados Unidos y las potencias imperialistas de Europa. Ninguna concesión que haga Putin, salvo una que acepte la total subordinación de Rusia a los dictados estadounidenses, será aceptable. De hecho, la declaración de Putin de que el desarrollo de las armas nucleares en Rusia hará que las potencias imperialistas “escuchen” es imprudente e ingenua.
Un cuarto de siglo después de la disolución de la URSS y el final de la Guerra Fría, la humanidad está nuevamente al borde de la aniquilación nuclear. Solo hay una alternativa a esta locura: la movilización y la unificación de la clase trabajadora de todo el mundo con base en un programa socialista para poner fin al sistema capitalista, que es la causa de la guerra.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de marzo de 2018)