El alcance de la devastación, gran parte de la cual aún no ha sido evaluada, es una condena más contra la élite gobernante capitalista, que por su afán de lucro está alimentando el cambio climático sin tomar medidas para combatir su impacto cada vez mayor en la población mundial, dejando tanto a los pobres como a los ricos a merced de las consecuencias.
La existencia persistente de la pena capital en Estados Unidos es otra muestra más de la criminalidad y violencia del sistema político y económico capitalista, que rezuma mugre de todos los poros.
Los trabajadores de todo Estados Unidos e internacionalmente deben movilizarse para defender a los 28 trabajadores de Google despedidos por su oposición a la guerra.
La censura en línea es considerada una parte clave de los preparativos de la clase gobernante estadounidense para un conflicto entre grandes potencias, más abiertamente contra China y Rusia, es decir, preparativos para la Tercera Guerra Mundial.
La reunión de febrero debería ser tomada como una advertencia por parte de los trabajadores de toda América del Norte de que los sindicatos están en connivencia con los niveles más altos del estado para reprimir la lucha de clases y apoyar la transición a una “economía de guerra”.
Los climatólogos de World Weather Attribution informaron el martes de que el calor registrado este mes en Estados Unidos y Europa habría sido "prácticamente imposible" sin el impacto del cambio climático inducido por el hombre, y que las olas de calor prolongadas ya no son raras gracias a las continuas emisiones de carbono.
A pesar de la alineación de fuerzas estatales detrás de la campaña de las fuerzas nacionalistas ucranianas de extrema derecha, incluido el ministro de Trabajo de Ontario, el JEIIS pudo celebrar la primera reunión antibelicista en Toronto desde que comenzó la guerra en Ucrania hace 16 meses.
Como ocurre durante todos los desastres meteorológicos o crisis de salud pública, la élite gobernante capitalista y sus representantes políticos se mostraron incapaces y desinteresados con relación a atender las necesidades de la población cuando se expandía el humo.
Los capitalistas consideran el asesinato y envenenamiento de trabajadores y sus familias como algo necesario y cualquier multa se incluye al costo de hacer negocios.
El enfoque de los ejecutivos de Norfolk Southern y los reguladores del Gobierno fue reabrir la línea férrea y reanudar el tráfico de trenes lo antes posible, independientemente de las consecuencias para los residentes del área.
Una importante causa de la devastación que agravará la crisis humanitaria en las próximas semanas y meses es la sangrienta intervención del imperialismo estadounidense en la región durante las últimas tres décadas.
Independientemente de los motivos y las circunstancias detrás de los últimos tiroteos masivos horrendos en Estados Unidos, su regularidad es un fenómeno social y requiere una explicación social.
Mientras el PCCh carga con parte de la responsabilidad de este desastre, la política de infecciones masivas fue implementada bajo las demandas de Estados Unidos y las otras potencias imperialistas.
Nuevamente, ante una catástrofe predecible y advertencias repetidas, la élite gobernante estadounidense ha dejado en claro su indiferencia asesina a la salud y la seguridad de la población.
El actual desastre es el producto de años de fracasos sistémicos dado que la infraestructura hídrica para uso público de la ciudad fue el blanco de saqueadores corporativos y fue objeto de negligencia criminal por parte de las autoridades locales, estatales y federales.
Independientemente de los problemas psicológicos individuales que afligían y posiblemente motivaron a Salvador Ramos a matar, no explican la rutina de estallidos de violencia masiva que atormentan la sociedad estadounidense.
Estados Unidos es una sociedad dividida por niveles grotescos de desigualdad social y gobernada por una élite capitalista que ha demostrado una y otra vez su indiferencia homicida y hostilidad abierta a las vidas de la clase obrera.