20. Las tensiones que crecían en el capitalismo mundial estallaron en la Primera Guerra Mundial, la cual, con todos sus horrores, anunció el inicio de la época de “la agonía de muerte del capitalismo” y de la revolución socialista mundial. Ya en los 1880, Engels había advertido acerca de las consecuencias del militarismo capitalista y el peligro de guerra. Antes de 1914, en una serie de congresos, la Segunda Internacional había emitido varios manifiestos exhortando a la clase trabajadora a resistir el comienzo de la guerra, y si la guerra estallaba, a aprovecharse de la crisis para “despertar al pueblo y acelerar el derrumbe del capitalismo”. Sin embargo, el asesinato del archiduque austriaco Franz Ferdinand el 28 de junio de 1914 —la chispa que encendió antiguos conflictos entre las burguesías europeas— reveló de la noche a la mañana las implicaciones del desarrollo del oportunismo dentro del movimiento socialista. El 4 de agosto de 1914, los representantes del PSD votaron para apoyar la guerra económicamente, y casi todos los partidos de la Segunda Internacional cayeron en línea para apoyar la política bélica de sus gobiernos burgueses.
21. En oposición a la capitulación de la Segunda Internacional, el Partido Bolchevique se pronunció contra la guerra bajo el liderazgo deLenín. A pocas semanas de su comienzo, Lenín escribió una resolución que definía al conflicto como “una guerra burguesa, imperialista y dinástica”. La resolución declaró lo siguiente:
“La conducta de los dirigentes de la socialdemocracia alemana, los más fuertes y de mayor influencia en la Segunda Internacional (1889-1914), partido que ha votado por los créditos de guerra y ha repetido las frases burguesas y chovinistas de los Junkers y la burguesía de Prusia, es una traición total al socialismo. Bajo ninguna circunstancia se puede tolerar la conducta de los líderes del partido socialdemócrata de Alemania, aún si supusiéramos que el partido fuera débil en lo extremo y que tuviera que subordinarse temporalmente a la voluntad de la mayoría burguesa de la nación. Es un hecho que este partido ha adoptado un programa nacionalista liberal”. [12]
22. La resolución condenó las acciones de los partidos socialistas de Bélgica y Francia como “igualmente censurables”. [13] Y procedió a colocar los acontecimientos de agosto de 1914 en el necesario contexto político e histórico.
“La traición al socialismo por la mayoría de los dirigentes de la Segunda Internacional (1889-1914) significó el fracaso ideológico y político total de la Internacional. Este colapso ha sido producido mayormente por el predominio de oportunismo pequeño burgués, los mejores representantes del proletariado revolucionario de todos los países han estado avisando del peligro de adaptarse a la burguesía. Hace tiempo que los oportunistas estaban preparando la destrucción de la Segunda Internacional rechazando la revolución socialista y reemplazándola con reformismo en su lugar, rechazando la lucha de clases con su inevitable transformación, en ciertos momentos, en guerra civil y predicando colaboración de clases y chovinismo bajo el disfraz de patriotismo y defensa de la patria, y haciendo caso omiso y rechazando la verdad fundamental del socialismo establecida hace bastante tiempo en el Manifiesto Comunista que los trabajadores no tienen país, limitándose, en una lucha contra el militarismo, a un punto de vista filisteo y sentimental, en vez de reconocer la necesidad de una guerra de todos los proletarios de todos los países contra la burguesía de todos los países, haciendo un fetiche del parlamentarismo y la legalidad burguesa y olvidando que las formas ilegales de agitación y organización son imprescindibles en tiempos de crisis”. [14]
23. Lenín insistió que la capitulación de la Segunda Internacional significó la muerte política de esa organización como instrumento de luchas revolucionarias. Por lo tanto, era necesario proceder con la construcción de una nueva, Tercera Internacional. Esta nueva internacional tenía que basarse en una lucha sin compromisos contra el oportunismo, el cual había aparecido en agosto de 1914 como una agencia del imperialismo dentro del movimiento obrero internacional. Lenín rechazó toda explicación del colapso de la Segunda Internacional que trivializaba el acontecimiento como si fuese el producto de errores individuales y debilidades. “En todo caso”, Lenín escribió “es absurdo sustituir el papel de los individuos por el papel de la lucha entre tendencias y en un nuevo período del movimiento obrero”. [15] Tal como Lenín anticipara, la división entre el marxismo y el oportunismo precipitó una reordenación fundamental en el movimiento obrero; reordinación que se reflejó en todos los países entre chovinistas nacionalistas y tendencias internacionales. Fue de esta división de la cual más tarde emergieron todos los nuevos partidos comunistas.
24. La Primera Guerra Mundial tenía profundas raíces en el desarrollo del capitalismo, particularmente en la contradicción entre la creciente economía global y el sistema capitalista nación-estado. Trotsky escribió en 1915: “La actual guerra tiene sus raíces en una rebelión de las fuerzas productivas contra la forma política de nación estado. Ello significa el colapso del Estado nacional como unidad económica independiente...La guerra de 1914 es el derribo más colosal de un sistema económico destruido por sus inherentes contradicciones” [16]. Al mismo tiempo, esto significó que los viejos partidos de la socialdemocracia, desarrollados durante un periodo de gran crecimiento de economías nacionales, se estremecieron hasta su núcleo por el repentino colapso de las condiciones familiares que formaron su rutina política durante varias décadas. La defensa teórica y retórica formal de la perspectiva revolucionaria fue cuidadosamente balanceada con una práctica que tenía un carácter predominantemente reformista. Pero al cambiar las condiciones se hizo imposible continuar el doble juego político y teórico. “En su hundimiento histórico, los estados nacionales han arrastrado con ellos a los partidos social-nacionalistas. Así como los estados nacionales se han convertido en un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas, los viejos partidos socialistas se han convertido en el obstáculo principal al movimiento revolucionario de la clase trabajadora”. [17]
25. Investigando más a fondo el origen del oportunismo en la Segunda Internacional, Lenín analizó los cambios económicos y socio políticos en la estructura del capitalismo mundial relacionados con el surgimiento del imperialismo. Criticando las formulaciones de Karl Kautsky, líder teórico de la socialdemocracia alemana que se había rendido a los oportunistas en agosto de 1914, Lenín rechazó su afirmación de que el imperialismo sólo era una política “preferida”. En cambio, Lenín explicó:
“El imperialismo es una fase histórica y especifica del capitalismo. Su carácter específico consta de tres aspectos: Imperialismo es (1) capitalismo monopolista, (2) parasitario o capitalismo decadente, (3) capitalismo moribundo. La sustitución de la libre competencia por monopolio es la característica económica fundamental, la quintaesencia del imperialismo”. [18]
26. Lenín también rechazó la teoría de Kautsky de “ultra imperialismo”, la cual teorizaba la posibilidad de una regulación pacifica, no violenta y no imperialista de la economía mundial y las relaciones entre las grandes potencias capitalistas:
“Lo esencial consiste en que Kautsky separa la política del imperialismo de su economía, hablando de las anexiones como de una política ‘preferida’ por el capital financiero y oponiendo a la misma otra política burguesa posible, según él, sobre la misma base del capital financiero. Resulta que los monopolios en la economía son compatibles con el modo de obrar no monopolista, no violento, no anexionista en política. Resulta que el reparto territorial del mundo, terminado precisamente en la época del capital financiero y que constituye la base del carácter particular de las formas actuales de rivalidad entre los más grandes Estados capitalistas, es compatible con una política no imperialista. Resulta que de este modo se disimulan, se atenúan las contradicciones más radicales de la fase actual del capitalismo en vez de ponerlas al descubierto en toda su profundidad; resulta un reformismo burgués en lugar del marxismo”. [19]
“The Tasks of Revolutionary Social-Democracy in the European War,” in: V.I. Lenin, Collected Works, Volume 21 (Moscow: Progress Publishers, 1974), p. 16.
Ibid., p. 16.
Ibid., pp. 16-17.
“The Collapse of the Second International,” Ibid., p. 250.
Leon Trotsky, War and the International (Young Socialist Publications, 1971), pp. vii-viii.
Ibid., pp. xii-xiii.
“Imperialism and the Split in Socialism,” in: V.I. Lenin, Collected Works, Vol. 23, p. 105.
“Imperialism, The Highest Stage of Capitalism,” in: V. I. Lenin, Collected Works, Volume 22, p. 270.