El apoyo popular a Syriza se ha desplomado. Según una encuesta realizada por Real Polls la semana pasada, Syriza ocupa el octavo lugar, con un 3,6 por ciento.
Millones de personas en diversos sectores están indignadas por el estancamiento de los salarios y los ataques a las condiciones de trabajo en medio de una creciente crisis del costo de vida, expresada en la ola de huelgas de este mes por parte de miles de trabajadores en distintas industrias.
Tanto el cambio climático como el colapso de los servicios esenciales para responder a sus efectos mortales son la consecuencia del modo de producción capitalista anarquista, que percibe la destrucción ambiental como uno de los costos de hacer negocios.
Las acciones del gobierno de Nueva Democracia son particularmente brutales en medio de un resurgimiento de la pandemia COVID-19, con cientos de nuevas infecciones que se anuncian cada día.
Las medidas de austeridad aprobadas el 15 de enero por el parlamento griego están entre las más salvajes que hayan sido impuestas hasta ahora —que benefician a un gobierno de derechas cuyas credenciales de “izquierda radical” están hechas jirones.
No se tolerará nada que pueda prevenir que la oligarquía financiera saqueé los recursos griegos e intensifique su explotación de una fuerza laboral pauperizada.
Según informes, el gobierno griego de Grecia llegó a un acuerdo informal con la Comisión Europea (CE) para recortar las pensiones de 900.000 jubilados.