A todos los trabajadores del USPS,
Mientras participamos en concentraciones esta semana para defender el Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS) contra la privatización, es fundamental comprender el contexto más amplio de esta lucha. La lucha por proteger el USPS no se trata solamente de defender nuestros puestos de trabajo, por mucho que eso sea importante. Es parte de la lucha contra una dictadura emergente en Estados Unidos. Puede y debe ser detenida mediante un movimiento obrero de masas que pueda hacer uso de su poder colectivo para detenerlos.
A través del fascista multimillonario Elon Musk y su llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, la oligarquía empresarial está llevando a cabo la mayor operación de saqueo de la historia. En juego no está solamente el futuro del USPS, sino también el de Medicare, Medicaid, la seguridad social, los cupones para alimentos y otros programas de los que dependen decenas de millones de estadounidenses. En una entrevista, Musk resumió su objetivo: “Privatizar todo lo que podamos”. En otras palabras, robar todo lo que no esté amarrado.
Esto está conectado con los amplios ataques de Trump contra la libertad de expresión y otros derechos democráticos, incluidos los arrestos de estudiantes manifestantes como Mahmoud Khalil por oponerse al genocidio en Gaza. Opera con una estrategia para transformar a Estados Unidos en un estado policial, donde los trabajadores no tienen derechos y los oligarcas gobiernan como reyes.
La semana pasada, el director general de correos, Louis DeJoy, firmó un acuerdo con DOGE—cuyo texto no ha sido publicado—para ayudar a reducir costos. El primer punto es el recorte de 10.000 empleos mediante jubilaciones anticipadas en los próximos meses. Después de eso, ha señalado las obligaciones pensionarias, los mandatos de servicio igualitario, la compensación a los trabajadores y otros programas clave. Basándose en lo que ya se ha “logrado” en el programa Delivering for America, el objetivo es preparar al USPS para la privatización haciéndolo lo más lucrativo posible para los compradores potenciales.
¡El USPS no es, y nunca estuvo destinado a ser, una fuente de ganancias! Es un servicio público que llega a cada hogar y negocio en el país seis y, en algunos casos, siete veces por semana. Hacerlo “rentable” requeriría una reducción drástica en el servicio, incluida la cantidad de días a la semana en que se entregan el correo y los paquetes.
Pero, frente a los ataques más profundos en los 250 años de historia del servicio postal, los dirigentes sindicales del NALC, el NRLCA y el APWU no han propuesto, y mucho menos organizado, una lucha seria contra estos ataques. En cambio, están ofreciendo su colaboración, con el NALC incluso proponiendo ayudar a encontrar maneras de cerrar la brecha de financiamiento en los planes de pensiones de los trabajadores trasladando el fondo al mercado de valores (que está en declive acelerado).
Mientras Trump desafía a la justicia, a la ley y a la Constitución a su antojo, los dirigentes sindicales insisten en que los trabajadores postales deben aceptar leyes antidemocráticas contra la huelga y perder el tiempo escribiendo cartas al congreso. Mientras tanto, el NALC se encuentra actualmente en arbitraje expedito, después de que los trabajadores del NALC rechazaran el primer acuerdo por un margen histórico. Esta medida priva a los trabajadores del derecho incluso de votar sobre el contrato impuesto en el arbitraje, que casi con toda seguridad será casi idéntico al primero que rechazaron.
Mientras tanto, los “oponentes” de Trump en el Partido Demócrata están ocupados en darle todo lo que él quiere, votando acuerdos para ayudarlo a aprobar su presupuesto y llevar a cabo recortes sociales masivos. Su patético despliegue de pancartas, que repugnó a millones durante el discurso de Trump ante el congreso, demuestra que ni siquiera moverán un dedo para advertir al público sobre lo que está sucediendo. Como el otro partido de Wall Street, los demócratas tienen más miedo de un movimiento de base que incluso del fascismo.
La posición del presidente del NALC, Brian Renfroe, es que la mejor manera de combatir la privatización es con un contrato arbitrado en vigor. Pero esto no es una lucha “legal”, y mucho menos porque Trump simplemente ignora a los tribunales. La Casa Blanca ya ha anulado el contrato para los trabajadores aeroportuarios de la TSA y ha ordenado a las agencias federales ignorar los contratos laborales existentes al recortar puestos de trabajo.
En realidad, se trata de una lucha política que se decidirá en una confrontación entre fuerzas sociales.
En una declaración del mes pasado sobre el arbitraje del NALC, escribimos:
Lo peor que podemos hacer es esperar el próximo contrato y nuevas elecciones sindicales para luchar. Si se salen con la suya, será el último contrato del USPS como entidad pública. En cuanto a las elecciones sindicales, la experiencia prueba que ninguna cantidad de “presión” o de juegos de sillas en la cima cambiará su naturaleza como traidores proempresariales. En UPS, los llamados “reformadores” de ayer en los Teamsters están ayudando a llevar a cabo recortes masivos impulsados por la automatización, al mismo tiempo que ponen los recursos del sindicato a disposición de la administración derechista de Trump.
Debemos actuar ahora para contraatacar. El primer paso es adoptar el principio de que este proceso [actual] no tiene legitimidad.
Los tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias. La única manera de salvar el servicio postal—y la democracia estadounidense—es mediante la movilización masiva de la clase obrera. La clase obrera es la fuerza más poderosa de la tierra. Si tan solo supiéramos cómo usar ese poder, podríamos derrotar los ataques de Trump y de su puñado de oligarcas y derechistas.
Esto requiere nuevas organizaciones, comités de base, para movilizarnos de forma independiente de los colaboradores de Trump en el Partido Demócrata y de la cúpula sindical. Debemos proteger nuestra propia iniciativa y comenzar a organizarnos ahora en lugar de esperar el “permiso” de la cúpula, que nunca llegará.
Nosotros, los trabajadores postales, debemos unirnos con los trabajadores de cada ciudad y barrio donde hacemos entregas, alistándonos con trabajadores federales, maestros, obreros industriales y otros para construir un movimiento de clase poderoso y unificado contra la dictadura.
Muchos comités de base ya se han formado en lugares de trabajo clave durante los últimos cuatro años. Están afiliados entre sí en un movimiento mundial en la Alianza Internacional de Comités de Base de Trabajadores.
Debemos unirnos con los trabajadores de todo el mundo, rechazando el veneno del “America First” de Trump. Los trabajadores de otros países e inmigrantes en Estados Unidos son nuestros amigos y aliados. Nuestros verdaderos enemigos son los oligarcas dentro de EE. UU. En la IWA-RFC, los trabajadores postales en Canadá, Gran Bretaña y Alemania se están organizando para combatir esquemas de privatización similares a los nuestros—debemos coordinarnos con ellos y preparar acciones conjuntas.
En una reciente reunión en línea que coorganizamos con la IWA-RFC, los asistentes aprobaron una resolución que declaró en parte:
Se acabó el tiempo de las declaraciones vacías. La Alianza Internacional de Comités de Base de Trabajadores y el Comité de Base de los Trabajadores del Servicio Postal llaman a preparar de inmediato una resistencia masiva … Rechazamos el desmantelamiento de los servicios públicos y exigimos el control de los trabajadores sobre sectores críticos como el USPS. La única vía es la organización independiente de la clase obrera, en oposición tanto a los partidos respaldados por las corporaciones como a sus ejecutores en el aparato sindical.
Debemos continuar ahora mismo construyendo ese movimiento. ¡Si estás de acuerdo, únete a nosotros! Inscríbete en el Comité de Base de los Trabajadores del Servicio Postal completando el siguiente formulario.
En solidaridad,
Comités de Base de los Trabajadores Postales
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de marzo de 2025)
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