La riqueza de Elon Musk, propietario de Tesla, SpaceX y la plataforma de redes sociales X (Twitter), se acerca rápidamente a medio billón de dólares, según la última estimación de la revista Forbes. La fortuna personal de Musk de $442 mil millones ha aumentado en aproximadamente $180 mil millones solo en los últimos dos meses, y gran parte del aumento se produjo en las seis semanas posteriores a la reelección de Donald Trump.
El patrimonio neto de Musk es ahora casi $200 mil millones más alto que el siguiente individuo más rico, Jeff Bezos (Amazon, $248 mil millones), seguido por Mark Zuckerberg (Meta, $223 mil millones) y Larry Ellison (Oracle, $195 mil millones). En conjunto, las 10 personas más ricas del mundo, nueve estadounidenses más el francés Bernard Arnault, han aumentado su riqueza en $305 mil millones en solo cinco semanas, lo que eleva su total combinado a la asombrosa cifra de $2,1 billones.
La riqueza total que poseen estos 10 individuos es más que el PIB de todos los países menos los siete mayores. Es más de 40 veces el costo anual estimado para acabar con el hambre en el mundo, y más de 100 veces el costo anual estimado para acabar con la falta de vivienda en los Estados Unidos.
El fuerte aumento de la riqueza de esta capa está estrechamente ligado a la manía especulativa en el mercado de valores, alimentada por la anticipación de las políticas de Trump: recortes de impuestos para los ricos, desregulación y recortes radicales a los programas sociales. En particular, el precio de las acciones de Tesla ha alcanzado nuevos récords, mientras que SpaceX, ahora valorado en $350 mil millones, realizó una recompra este mes para aumentar el valor de sus acciones. La fortuna de Musk también incluye un paquete salarial de Tesla de $50 mil millones actualmente retenido en un tribunal de Delaware.
Musk encarna la fusión de la oligarquía y el Estado en el Gobierno entrante. Musk contribuyó personalmente aproximadamente $277 millones para la elección de Trump, mientras usaba su control sobre X para influir en el resultado de la elección. Ahora está desempeñando un papel dominante en la formulación de políticas y la composición de la Administración de Trump. Musk ha sido designado para codirigir el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), junto con otro multimillonario, Vivek Ramaswamy. El objetivo declarado del departamento es recortar $2 billones en gastos federales, una cifra que, en particular, es aproximadamente igual a la riqueza combinada de los 10 multimillonarios más ricos del mundo.
Los objetivos de estas medidas de austeridad son bastante claros. La semana pasada, Musk declaró que el término “sin hogar” es un “nombre inapropiado”, afirmando que “las personas sin hogar son en realidad violentos zombis drogadictos con ojos muertos, agujas y heces humanas en la calle”. Musk agregó: “Cuanto más dinero se gasta en combatir la falta de vivienda, peor se pone”. Mientras tanto, Ramaswamy ha propuesto recortes de “cientos de miles de millones de dólares” a Medicare y Medicaid, los dos principales programas de salud del Gobierno.
Musk y Ramaswamy se unen a un Gobierno repleto de milmillonarios como Warren Stephens (embajador en el Reino Unido), Scott Bessent (secretario del Tesoro), Linda McMahon (secretaria de Educación), Jared Isaacman (administrador de la NASA), Howard Lutnick (secretario de Comercio) y Steven Witkoff (enviado a Oriente Próximo).
Los milmillonarios que inicialmente no respaldaron a Trump se han apresurado a alinearse con el nuevo régimen. Según un informe del New York Times, los líderes de Silicon Valley, incluidos Bezos, Zuckerberg, Sam Altman (OpenAI), Tim Cook (Apple) y Sergey Brin (Google), “prometieron apoyar al comité inaugural del presidente electo Donald J. Trump con cheques de siete cifras durante la semana pasada, a menudo acompañados de una peregrinación a Mar-a-Lago para arrodillarse ante Trump”.
La respuesta del Partido Demócrata a la reelección de Trump y al papel de Musk ha sido igualmente reveladora. La reelección de Trump fue posible por el hecho de que el Partido Demócrata es un partido de Wall Street y del militarismo, cuya prioridad es la escalada de la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania. Los dirigentes demócratas han respondido al regreso de Trump a la Casa Blanca con promesas de cooperación y colaboración.
También ocurre en relación con Musk. Varios legisladores demócratas como Ro Khanna y el senador nominalmente independiente Bernie Sanders han adulado al individuo más rico del mundo, comprometiéndose a “trabajar con” el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Musk. Politico señaló recientemente: “Mientras el presidente electo Donald Trump se prepara para instalar a Musk como el ajustador en jefe del Gobierno federal, algunos demócratas ambiciosos están adoptando un enfoque más cálido hacia el empresario multimillonario”.
Como explicó el World Socialist Web Site en su declaración tras la victoria de Trump, las elecciones marcan un “realineamiento violento de la superestructura política estadounidense para que se corresponda con las relaciones sociales reales que existen en los Estados Unidos”. Al prometer su “cooperación” con Trump, los demócratas están proclamando la unidad de la clase dominante en defensa de sus intereses fundamentales.
Las fortunas personales acumuladas por los individuos más ricos del mundo no tienen precedentes en la historia. Su acumulación está ligada a un frenesí desenfrenado de especulación, la destrucción de los programas sociales y la subordinación de todos los aspectos de la vida al impulso del beneficio privado.
En las casi tres décadas transcurridas desde que el entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, advirtió (el 5 de diciembre de 1996) sobre la “exuberancia irracional” que impulsa los valores de las acciones, el índice bursátil Promedio Industrial Dow Jones ha aumentado de 6.381 a un récord de más de 45000 puntos a principios de este mes (un aumento de más del 700 por ciento). El índice Nasdaq ha pasado de 1.300 a más de 20.000 puntos (un aumento de más del 1.100 por ciento). El aumento en el valor de las acciones ha ido acompañado de un aumento en los activos aún más especulativos, incluidas las criptomonedas. La semana pasada, el precio de un bitcoin superó los $100.000 por primera vez.
El aumento en el precio de los activos financieros ha sido alimentado y sostenido por el desvío interminable de recursos hacia el rescate de los bancos, particularmente en la crisis financiera de 2008 y, en una escala aún mayor, en el primer año de la pandemia de COVID-19 en 2020. La Reserva Federal y otros bancos centrales globales han canalizado billones directamente al sistema financiero, produciendo un aumento en la deuda pública.
Todo esto debe pagarse a través de un asalto masivo a la clase trabajadora, cuyo trabajo es la fuente de todo valor.
Y requiere una gran intensificación de la guerra imperialista en el extranjero. El imperialismo, explicó Lenin, es “(1) capitalismo monopolista; (2) capitalismo parasitario o en decadencia; (3) capitalismo moribundo. La sustitución de la libre competencia por el monopolio es el rasgo económico fundamental, la esencia del imperialismo. Cuando Musk declara: “Derrocaremos a quién queramos en golpes de Estado”, simplemente está dando expresión, en forma particularmente cruda y estúpida, a la lucha del capital corporativo-financiero por la dominación mundial.
La forma política que corresponde a esta realidad social es la dictadura. Los estrechos vínculos de Musk con figuras de extrema derecha y fascistas, como la italiana Giorgia Meloni y el argentino Javier Milei, ejemplifican la alineación de la oligarquía financiera con las fuerzas autoritarias a nivel mundial. En su red social X, Musk, un autodenominado defensor de “Dark MAGA” [La versión “oscura” del movimiento “Hacer Grande a Estados Unidos Otra Vez” pro-Trump], ha promovido a neonazis, transformando la plataforma en un caldo de cultivo para la extrema derecha.
Esto no es simplemente un reflejo de las inclinaciones personales de Musk, sino una manifestación del giro más amplio de la oligarquía capitalista hacia la dictadura a medida que se enfrenta a la creciente oposición social.
En los Estados Unidos, este giro encuentra su expresión más aguda en los planes de Trump para un segundo mandato, que incluyen el despliegue del ejército a nivel nacional, el desmantelamiento de los derechos democráticos básicos y el ataque a inmigrantes y refugiados. El objetivo final de estas medidas es el “enemigo interno”, es decir, la clase trabajadora.
La sociedad ya no puede costear a los ricos. Ningún problema, incluida la defensa de los derechos democráticos más fundamentales, puede abordarse sin un asalto frontal a la riqueza y el poder de la oligarquía capitalista.
Las inmensas fortunas de los multimillonarios están ligadas a su control monopólico de los bancos y corporaciones que controlan la economía global. Musk, Bezos, Zuckerberg y el resto, junto con los titanes de las finanzas, controlan vastos recursos, capacidad productiva y tecnologías que, si se controlan democráticamente, podrían mejorar enormemente las condiciones de vida de toda la población. En cambio, están subordinados al lucro privado y a la escalada de una guerra que amenaza a toda la humanidad.
La tarea planteada por Marx, la “expropiación de los expropiadores”, adquiere una necesidad directa y urgente. El Partido Socialista por la Igualdad llama a expropiar la riqueza de la oligarquía capitalista y la transformación de las gigantescas corporaciones que controlan en servicios públicos. Estas empresas deben sacarse de las manos privadas y reorganizarse democráticamente sobre la base de la necesidad social, no del beneficio.
Existe una inmensa contradicción entre el potencial encarnado en las fuerzas tecnológicas y productivas y la reacción y el atraso que requiere mantener la propiedad privada sobre estas fuerzas productivas. La contradicción debe ser superada, y se debe asegurar un camino hacia adelante para la humanidad, a través de la conquista del poder en manos de la clase trabajadora y la transformación socialista de la vida económica en todo el mundo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 15 de diciembre de 2024)