Los incendios forestales han consumido millones de hectáreas en la Amazonía este año, debido al calentamiento global, una sequía extrema que dura ya dos años y la quema ilegal de bosques y pastizales.
Solo en Perú se han registrado 173 incendios en 22 de sus 24 departamentos. Los más afectados se ubican en el norte del país, específicamente en Cajamarca, Amazonas y San Martín, donde habitan las comunidades indígenas Awajún.
Pucallpa, la ciudad más poblada de la Amazonía peruana, tuvo que cerrar su aeropuerto por la mala visibilidad, lo que dejó varados a comerciantes y turistas.
Incluso el parque nacional del nevado de la Cordillera Blanca, el Huascarán, el pico más alto del país [tercero más alto de la Cordillera de los Andes], ha sido afectado por el humo.
Durante la primera mitad del año, el sufrimiento que los incendios han causado a miles de habitantes de la Amazonía peruana, incluidos pueblos indígenas, agricultores y ganaderos, solo se ha reportado esporádicamente en pequeños artículos escondidos en las páginas interiores de los periódicos de la capital. Los incendios ya no pueden ignorarse.
Hasta ahora, han causado 20 muertes en Perú, muchas de ellas por inhalación de aire contaminado, y más de 100 heridos, lo que ha provocado condiciones de sobrecarga en los hospitales regionales.
Esto se debe en gran parte a la demora del gobierno de la presidenta Dina Boluarte en declarar el estado de emergencia en las 22 regiones afectadas por los incendios.
Durante meses, los gobernadores locales han estado informando sobre los incendios y solicitando una declaración de emergencia para acceder a los fondos necesarios para combatirlos, y se han realizado manifestaciones en las ciudades afectadas para exigir ayuda. La respuesta del primer ministro Gustavo Adrianzén fue que 'no había razones críticas' para una declaración de emergencia generalizada.
No fue hasta el 17 de septiembre que Adrianzén declaró el estado de emergencia, y eso solo en tres departamentos.
El pueblo Awajún, que habita en los departamentos amazónicos del norte del Perú, junto a la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) y la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI SC), denunció enérgicamente la inacción del gobierno peruano.
Como informó La República, exigieron que “el estado de emergencia se extienda a las demás regiones afectadas por los incendios forestales”.
La prensa internacional ha intentado atribuir los incendios forestales amazónicos a la práctica tradicional de quemar para despejar tierras para la agricultura, minimizando así el impacto del calentamiento global que ha exacerbado la sequía que ya lleva dos años en la región.
Es importante distinguir entre las prácticas ancestrales de quema de terreno de los pueblos amazónicos y las actividades ilegales de los narcotraficantes y otros que provocan incendios intencionales para expandir sus actividades económicas a expensas de la fauna y flora de la Amazonía.
Los pueblos amazónicos han rechazado las acusaciones de entidades nacionales e internacionales que señalan a los pueblos indígenas como los principales responsables de los incendios, afirmando que tales acusaciones “criminalizan nuestras prácticas ancestrales de uso y manejo del fuego para crear fincas”.
La crisis no se limita a Perú. Desde enero, una serie de incendios forestales amenazan toda la cuenca amazónica, conocida como el “pulmón del mundo”, debido a sus extensos bosques y vasta biodiversidad.
Los incendios han consumido decenas de millones de hectáreas en la Amazonía, y solo en Brasil se han quemado casi siete millones de hectáreas.
Los incendios en Brasil han afectado una superficie equivalente al 1,6 por ciento de la biomasa del planeta. Este es el segundo año consecutivo en que la selva brasileña es arrasada por las llamas. El año pasado, los incendios consumieron 9,2 millones de hectáreas. En el primer semestre de este año, se han producido 63.189 conatos de incendios en Brasil, el doble de los registrados en 2023.
Los incendios en Bolivia también son alarmantes, y en Ecuador, Colombia y Paraguay existe una preocupación generalizada por la propagación de los incendios.
En Bolivia, se han destruido 3,9 millones de hectáreas de bosques y pastizales, lo que ha provocado la presencia de nubes tóxicas en grandes ciudades como Santa Cruz de la Sierra, Cobija, Sucre y La Paz.
En Ecuador, 30.000 hectáreas han sido quemadas en incendios desde principios de año. La situación ha ido empeorando y solo en las últimas dos semanas se han quemado aproximadamente 16.000 hectáreas, algo más del 50 por ciento de las quemadas este año.
Según Reuters, “el Gobierno de Ecuador ha anunciado la suspensión del servicio eléctrico durante nueve horas el domingo en 12 de las 24 provincias del país andino y ha puesto en alerta roja a 19 zonas debido a una sequía que ha reducido los niveles de agua de las centrales hidroeléctricas”.
En Colombia, los incendios han afectado a 10 de los 32 departamentos del país, incluido el Valle del Cauca, una región conocida por el cultivo del café. Varias ciudades están en alerta roja debido a los incendios.
En Paraguay, los incendios han afectado a más de 100.000 hectáreas, predominantemente bosques naturales ubicados en la región del Chaco, fronteriza con Bolivia.
Las densas nubes de humo de los incendios que se extienden por amplias franjas de territorios de América del Sur por ráfagas de viento están afectando a pueblos y ciudades de toda la región, lo que supone una amenaza para la salud de los habitantes. Se espera que las infecciones pulmonares sean frecuentes, especialmente entre niños y ancianos.
Según IQAir, empresa suiza que monitorea la calidad del aire, “Sao Paulo se ha convertido en la ciudad más contaminada del planeta”. Añade que, según el Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE), el 60 por ciento de Brasil fue afectado por el humo de los incendios, lo que equivale a casi 5 millones de km2, es decir, 500 millones de hectáreas.
El humo de los incendios forestales ha llevado al gobierno argentino a emitir una alerta para 10 territorios en la zona norte del país.
Se espera que la destrucción de cultivos en la región amazónica resulte en precios más altos en el mercado debido a su escasez. Solo en Perú, se han perdido 30.000 hectáreas, lo que representa el 50 por ciento de la superficie total dedicada al cultivo del cacao.
Se prevé que la destrucción de cultivos provoque un aumento de los precios de la papa, el arroz, el ulluco—un cultivo nativo—y el café en los próximos meses. El impacto económico a largo plazo puede ser significativo, ya que el suelo destruido se ha vuelto improductivo.
Además, la pérdida de pastizales en los países amazónicos afectará a la cría de ovejas y cerdos, lo que provocará un aumento de los precios de la leche y la carne en casi todos los países sudamericanos.
El rápido cambio climático actual se debe principalmente al uso insostenible de los recursos naturales impulsado por la industrialización no regulada del capitalismo.
La ONG Oxfam Intermón, que se centra en “el desarrollo, la acción humanitaria, el comercio justo y la concienciación para eliminar la injusticia y la pobreza”, evalúa las principales causas y efectos del calentamiento global de la siguiente manera:
1. La principal causa del calentamiento global es el aumento de los gases de efecto invernadero debido a la excesiva actividad industrial desde la Revolución Industrial.
2. La quema de carbón, petróleo y gas natural libera sustancias nocivas al medio ambiente, lo que provoca un aumento de los casos de asma. Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente hay alrededor de 300 millones de personas que padecen asma en el mundo, y es probable que esta cifra aumente con la presencia de más sustancias nocivas.
3. La deforestación de selvas y bosques provoca una reducción de la capacidad de la Tierra para convertir el CO2 en oxígeno, lo que contribuye a la contaminación del aire. Aunque los bosques y las selvas todavía cubren alrededor del 30% de la superficie de la Tierra, cada año se pierde una superficie como la de países como Panamá.
4. El uso excesivo de fertilizantes con altos niveles de óxido de nitrógeno es aún más dañino que el dióxido de carbono.
5. La elevada producción de residuos provoca un aumento de los niveles de gas metano en el medio ambiente, ya que se genera durante la descomposición de materiales en los vertederos.
Oxfam Intermón advierte de que si no se toman medidas preventivas para frenar los efectos negativos del cambio climático, la supervivencia de las especies animales de la Tierra, incluida la humana, está gravemente amenazada.
Los cinco puntos mencionados por Oxfam Intermón son resultado del desarrollo del capitalismo depredador. Para luchar contra el calentamiento global, en 2015, 196 países firmaron el Acuerdo de París.
El acuerdo entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y fue considerado un hito en el proceso multilateral de lucha contra el cambio climático: por primera vez, un acuerdo vinculante unía a todos los países en una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, según la autoridad de Cambio Climático de la ONU.
Sin embargo, alcanzar tal objetivo se está demostrando imposible bajo el capitalismo, porque el modo de producción capitalista está en la raíz misma del problema. La economía globalizada coexiste con Estados-nacionales con intereses económicos conflictivos, cada vez más inclinados al conflicto y la guerra en lugar de a la cooperación, y el imperialismo estadounidense es el que lidera esta espiral descendente.
El expresidente fascistoide de los Estados Unidos, y actual candidato presidencial del Partido Republicano, Donald Trump, anunció la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París en noviembre de 2019, garantizando así el fracaso de los Acuerdos de París.
Para combatir el calentamiento global y sus efectos devastadores, como los incendios de la Amazonía, es necesario pasar de una economía de mercado a otra basad basada en la producción socializada; y planificada para satisfacer las necesidades humanas, incluida la viabilidad climática, en lugar de las ganancias, es decir, el socialismo internacional.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de septiembre de 2024)