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Los acuerdos del UAW con las Tres Grandes arrojan luz sobre la guerra de clases global

Esta declaración fue publicada originalmente en Newsweek.

Lehman trabaja en Mack Trucks en Macungie, Pennsylvania. Se postuló a presidente del UAW en 2022, ganando casi 5.000 votos. Actualmente está demandando al Departamento de Trabajo de EE.UU. exigiendo una repetición de la elección a causa de la supresión de votos.

Trabajadores de Jeep en huelga con Will Lehman (tercero desde la derecha) en los piquetes de Toledo en 2023

Los acuerdos tentativos entre el sindicato United Auto Workers (UAW) y Ford, Stellantis y General Motors están siendo aclamados universalmente en los medios de comunicación, por el UAW y por el Gobierno de Biden como contratos “históricos” y “récord” que restaurarán las concesiones pasadas.

En una declaración el 30 de octubre, Biden dijo: “Con este acuerdo histórico con GM, el UAW ahora ha llegado a acuerdos tentativos históricos con todas las “Tres Grandes” empresas de automóviles estadounidenses. Este acuerdo tentativo histórico recompensa a los trabajadores automotores que han sacrificado tanto con aumentos salariales récord, más vacaciones pagadas, mayor seguridad de jubilación y más derechos y respeto en el trabajo”.

Pero una evaluación seria de los términos de los contratos del UAW demuestra que representa una continuación de la guerra de clases de la patronal contra los trabajadores.

Los acuerdos representan el primer tiro de los ataques a los empleos en la transición a los vehículos eléctricos. La propuesta de Stellantis apunta a 19 instalaciones para el cierre, y el acuerdo de Ford clasifica a todos los empleados en el enorme complejo Rouge en Michigan como “excedentes” después del 1 de diciembre.

Los contratos aumentan el salario base solo un 25 por ciento en cuatro años y medio, un aumento que no compensa la disminución masiva del valor de los salarios de los trabajadores en las últimas décadas. La inflación ha aumentado más del 40 por ciento desde la reestructuración de la industria automotriz en 2009, lo que significa que los trabajadores automotrices seguirán ganando menos en 2028 en términos reales que hace 20 años.

Mientras tanto, el ajuste al aumento del coste de vida (COLA, por sus siglas en inglés) en los acuerdos, que fue aplaudido por el UAW, solo compensarán una pequeña parte del aumento implacable de los precios al consumidor. El UAW estima que el COLA del próximo año sería de solo 45 centavos por hora. Esto sería un aumento de menos de $5 al día, o menos de $1.000 al año, que será completamente borrado por el aumento en el costo de la gasolina, los huevos, la leche, el internet, las facturas telefónicas y otras necesidades, por no hablar del alquiler o la hipoteca y los pagos del automóvil.

El presidente del UAW, Shawn Fain, también ha afirmado que los acuerdos pondrían fin al fenómeno de los “temporales-permanentes”, a saber, los trabajadores temporales que mantienen indefinidamente en un nivel inferior y mal pagado. La afirmación de Fain de que “todos los empleados temporales se convertirán en empleados a tiempo completo” después de 90 días es una mentira cínica. Los contratos con GM y Stellantis excluyen a los miles de trabajadores temporales a tiempo parcial de esa disposición.

Desde el principio, las “huelgas stand up” o “de pie” del UAW fueron un fraude. Solo se convocó a unas pocas plantas en cada empresa, mientras que se ordenó a la mayoría de los trabajadores que permanecieran en el trabajo sin contrato. A las empresas se les permitió continuar la producción prácticamente sin obstáculos, incluso aumentando sus inventarios al final de las huelgas. En una completa violación de los derechos democráticos de los trabajadores, el UAW puso fin a estas huelgas limitadas antes de que los trabajadores automotores hubieran visto los contratos.

Los ejecutivos de la industria han dejado en claro que apoyan los acuerdos y esperan contrarrestar cualquier aumento modesto en los costos laborales aumentando la “eficiencia” y encontrando otros ahorros, como dijo el director financiero de Ford en una llamada a inversionistas el mes pasado.

¿Qué piensa Wall Street? Apenas unos días después de que se anunciara el acuerdo entre el UAW y Ford, S&P Global elevó la calificación de bonos de la compañía de basura a grado de inversión por primera vez desde 2020. La agencia de calificación dijo que esperaba que Ford aumente sus ganancias “con un colchón adecuado en 2024 y 2025 dado el fuerte impulso en su franquicia de vehículos comerciales y la reducción gradual de costos”.

La firma de inversión Barclays ha estimado que el acuerdo UAW-Ford le costará a la compañía aproximadamente de $1 mil millones a $2 mil millones al año, lo que, nuevamente, Ford planea compensar con una aceleración de la producción y recortes de costos. Aun así, el coste del acuerdo equivale al 1 por ciento de las ventas anuales, o el 10 por ciento de las ganancias de Ford en 2022 de $10 mil millones. Esto puede parecer una “parte justa” para Biden, pero toda esa riqueza es producida por la mano de obra de los trabajadores.

Las principales preocupaciones de la Casa Blanca y la dirección del UAW han sido contener las huelgas de los trabajadores automotores dentro de límites cuidadosamente definidos y garantizar la “competitividad” de las empresas en su transición a los vehículos eléctricos.

Fain y Biden también temen que un creciente movimiento huelguístico socave los planes de Washington de escalar masivamente y financiar sus guerras. Durante la huelga, Biden, Fain y el presidente de Ford elogiaron la transformación de las plantas automotrices a producción militar durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante la huelga en las Tres Grandes, han estallado protestas mundiales contra la guerra de Israel contra Gaza, que se está llevando a cabo con intención genocida. En una declaración la semana pasada, pedí al UAW que cesara la producción en cualquier fábrica que produzca equipos y municiones para Israel, y que cualquier trabajador suspendido recibiera sus ingresos completos. Lo hice porque la guerra contra los oprimidos en Gaza forma parte de una guerra de múltiples frentes contra la clase trabajadora de todo el mundo.

La élite gobernante está aterrorizada por la radicalización de la clase trabajadora impulsada por la sociedad enormemente desigual e injusta que preside. El mes pasado, un artículo en la publicación de la industria del transporte Freight Waves lamentó el “fervor socialista” cada vez mayor entre los trabajadores de Mack Trucks, donde trabajo. Señaló mi crítica al acuerdo entreguista del UAW, que Fain respaldó, y el papel del Comité de Base de los Trabajadores de Mack, que organizó a los trabajadores para rechazar el acuerdo del UAW en un 73 por ciento.

El presidente del UAW, Fain, puede pensar que ha resuelto el asunto cancelando las huelgas en las Tres Grandes. Pero los contratos del UAW solo intensificarán la desigualdad y alimentarán la rebelión de las bases.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de noviembre de 2023)

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