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Perspectiva

La burocracia del UAW prepara el anuncio de un acuerdo entreguista con las Tres Grandes

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La burocracia del sindicato United Auto Workers (UAW) está preparando el anuncio de un acuerdo con una más de las empresas automotrices que traicionaría los intereses de los casi 150.000 trabajadores de GM, Ford y Stellantis, las “Tres Grandes”.

En una transmisión en vivo el viernes, el presidente del UAW Shawn Fain dijo que las empresas ya habían acordado a “contratos récord” pero que “se podía ganar más”. “En GM estamos cerca más allá de algunos retoques”, afirmó. “La parte más difícil de una huelga” es aquella “justo antes de un acuerdo”, añadió, “cuando se produce el empujón más agresivo en la última milla”.

Piquete de huelga de trabajadores en la planta de ensamblaje de General Motors en Delta Township, Míchigan, 29 de septiembre de 2023 [AP Photo/Paul Sancya]

Hay que advertirles a los trabajadores automotores: el único “empujón agresivo” del UAW son los últimos retoques de un acuerdo traidor. Por 40 días, el UAW ha mantenido a la gran mayoría de los trabajadores de las Tres Grandes en el trabajo sin contrato, generando ganancias para las empresas. Al mismo tiempo, Fain y el UAW han mantenido a los trabajadores completamente sin conocimiento sobre los detalles de sus discusiones con la patronal, más allá de las “actualizaciones” semanales imprecisas de Fain.

Cualquier acuerdo anunciado en estas condiciones será una traición masiva.

Ante las crecientes demandas de una huelga total por parte de las bases, especialmente después de que GM y Ford reportaran sus ganancias trimestrales esta semana, Fain convocó huelgas en algunas de las plantas más rentables de las Tres Grandes por primera vez desde que comenzó su política de huelgas selectivas hace casi seis semanas. El lunes por la mañana, el UAW llamó a la huelga a 6.800 trabajadores de la planta de ensamble de Stellantis en Sterling Heights, en los suburbios de Detroit, y otros 5.000 trabajadores de la planta de ensamble de GM en Arlington, Texas, fueron llamados a la huelga el martes por la mañana.

Pero estas huelgas, que elevan el número de trabajadores de las Tres Grandes en huelga a 45.000, o menos de un tercio de los 146.000 miembros del UAW en GM, Ford y Stellantis, forman parte de una actuación orquestada para alcanzar el resultado deseado.

Art Wheaton, director de Estudios Laborales de la Universidad de Cornell, declaró al New York Times que las últimas huelgas indicaban que la UAW estaba cerca de anunciar un acuerdo. “Esto demuestra a los miembros que, 'Miren, paramos sus mayores fuentes de dinero y los hemos presionado todo lo posible'“, dijo Wheaton. “Luego, si hay un acuerdo provisional, pueden decirles a los miembros: 'Será mejor que lo ratifiquen. No voten en contra'“.

Confirmando esta apreciación, Fain declaró el lunes frente a las puertas de la planta de Sterling Heights: “Podemos llegar a un acuerdo esta semana. Queremos que nuestros miembros dejen los piquetes y vuelvan al trabajo construyendo los mejores productos de Estados Unidos”.

La dirección del UAW está evidentemente preocupada de que los informes trimestrales de ganancias enormes en Ford y GM alimenten la resistencia de los trabajadores contra cualquier resultado que no sea una victoria masiva

El martes, GM anunció que había obtenido ganancias netas de 3.060 millones de dólares en el tercer trimestre, un 7 por ciento menos que el año pasado, pero superando las expectativas de Wall Street. Para subrayar la ineficacia de la huelga “stand up” o “de pie” del UAW, las ventas y los ingresos de la empresa aumentaron en el tercer trimestre. Según el director financiero, Paul Jacobson, GM perdió 200 millones de dólares en ingresos debido a la huelga en el tercer trimestre, menos del 0,5 por ciento de sus ingresos trimestrales de 44.130 millones de dólares. La compañía informó de 800 millones de dólares en pérdidas de ingresos en general, menos de una cuarta parte del impacto de la huelga nacional de GM de 2019.

A pesar de las afirmaciones de Fain de que las empresas han acordado “contratos récord”, los ejecutivos del sector se han opuesto enérgicamente a las demandas de los trabajadores de que se restablezcan las concesiones históricas que el UAW y el propio Fain acordaron en 2009. Las empresas han ofrecido aumentos salariales de alrededor del 23 por ciento en cuatro años, apenas por encima de la inflación acumulada del 20 por ciento que han sufrido los trabajadores desde el último contrato del UAW en 2019. También han ofrecido fórmulas de ajustes al coste de la vida totalmente inadecuadas.

Las empresas han rechazado de plano las demandas de los trabajadores de abolir los niveles salariales y de prestaciones, restablecer las pensiones y las coberturas médicas de los jubilados y convertir inmediatamente a los trabajadores temporales actuales y futuros en trabajadores a tiempo completo.

Las empresas pretenden destruir decenas de miles de puestos de trabajo en los próximos años y establecer una mano de obra mayoritariamente mal pagada como parte de la transición a la producción de vehículos eléctricos. El principal objetivo de la burocracia del UAW ha sido agotar la militancia de las bases para lograr esta traición y, al mismo tiempo, defender los intereses financieros e institucionales del propio aparato sindical.

La burocracia del UAW está colaborando estrechamente con el Gobierno de Biden para impedir la escalada del movimiento huelguístico en Estados Unidos, en el que ya han participado cerca de 500.000 trabajadores este año. Su objetivo no es únicamente defender las ganancias de las corporaciones automotrices, sino también impedir cualquier interferencia en la expansión masiva de las operaciones militares de la clase dominante estadounidense.

A última hora de la noche del domingo, el UAW anunció un acuerdo de última hora para evitar una huelga de 1.100 trabajadores contra General Dynamics, uno de los principales contratistas de defensa de la maquinaria bélica estadounidense. Sus tanques y armamento son fundamentales para la guerra de Estados Unidos contra Rusia en Ucrania, el genocidio de palestinos a manos de las fuerzas israelíes en Gaza, y la preparación de futuras guerras contra Irán y China.

El gobierno de Biden pretende gastar otros 105.000 millones de dólares en estas guerras, que se suman al presupuesto militar de EE.UU. de casi un billón de dólares. Biden procura extraer estos recursos de la clase trabajadora mediante ataques a los programas sociales y un aumento salvaje en la explotación.

En su discurso de la semana pasada en el que esbozaba los planes de guerra mundiales para defender la dominación global estadounidense, Biden se refirió a la alianza entre el Gobierno de Roosevelt y los sindicatos estadounidenses en la reconversión de la industria automotriz para producir tanques y bombarderos para la Segunda Guerra Mundial, que incluía la prohibición de todas las huelgas. Fain, que también se ha referido al supuesto “arsenal de la democracia” durante la Segunda Guerra Mundial, está ofreciendo los servicios de la burocracia del UAW para reprimir la lucha de clases e imponer la brutal disciplina laboral necesaria para una guerra a gran escala de hoy.

Pero los esfuerzos del imperialismo estadounidense por librar guerras en ultramar y contra la clase obrera en casa encontrarán una oposición masiva. Después de tres décadas de interminables conflictos militares, existe una hostilidad generalizada a la guerra entre los trabajadores de EE.UU. Ya ha habido manifestaciones masivas contra la guerra genocida de Israel contra Gaza que está respaldando incondicionalmente la élite política estadounidense.

Fain, el Gobierno de Biden y sus agentes de publicidad de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) que operan en el Departamento de Comunicaciones del UAW ya han redactado sus comunicados de prensa y declaraciones en vídeo para anunciar una “victoria histórica” y sofocar la oposición de los trabajadores de base.

A medida que la realidad de esta traición se haga evidente, la burocracia del UAW se enfrentará a una erupción de oposición. Pero esta oposición debe organizarse para superar los inevitables intentos del UAW de traicionar la lucha, utilizando sus usuales métodos de mentiras, intimidación y manipulación de votos.

Los trabajadores de la industria automotriz deben seguir el ejemplo del Comité de Base de Mack Trucks, que encabezó la campaña para derrotar los intentos de Fain y el aparato de la UAW de imponer un contrato propatronal a 4.000 trabajadores de Mack en Pensilvania, Maryland y Florida. El contrato que respaldó Fain incluía aumentos por debajo de la inflación, mantenía el sistema de dos niveles de salarios y prestaciones, y ampliaba la jornada laboral sin pago de horas extraordinarias.

Los trabajadores de Mack rechazaron el contrato del UAW por un margen de tres a uno y se declararon en huelga el 9 de octubre. Desde entonces, el comité de base ha hecho un llamamiento a los trabajadores de las Tres Grandes para que lleven a cabo una huelga total que fortalezca a los trabajadores de la industria de vehículos livianos y camiones.

Los trabajadores deben prepararse ahora para oponerse a la inminente traición que planea la burocracia de Fain. Esto requiere ampliar la red de comités de base en todas las fábricas para hacer cumplir las demandas no negociables de los trabajadores de aumentos salariales que superen la inflación, la restauración del ajuste a la inflación, las pensiones pagadas por la empresa y el seguro médico a los jubilados para todos los trabajadores, la eliminación de todos los niveles salariales, la conversión inmediata de todos los trabajadores temporales actuales y futuros en trabajadores a tiempo completo, y grandes aumentos de las pensiones para los trabajadores jubilados. La resistencia de la patronal a estas reivindicaciones solo puede quebrarse movilizando a los trabajadores en una huelga de toda la industria.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de octubre de 2023)

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