La siguiente es una carta enviada al World Socialist Web Site por un joven trabajador del acero en la que expone la escandalosa falta de condiciones básicas de seguridad en su fábrica y pide que se publique.
Cuando me entrevistaron para este trabajo, un encargado nos dio a mí y a otros posibles trabajadores una vuelta por la fábrica. Después, nos dio 10 minutos para leer las directrices de seguridad. Fue la única formación en seguridad que recibimos. Nos dijo que nuestro salario base era de sólo 3.000 RMB (US$412) al mes, y que cualquier bonificación dependería de la producción de nuestra planta.
Nuestro contrato era un trozo de papel en blanco. La fábrica escribió sus condiciones después de que hubiéramos firmado el papel. No podemos ver ni una sola cláusula de nuestro contrato.
En nuestro segundo día, la fábrica pidió a los nuevos trabajadores que observaran cómo trabajan los experimentados y que les ayudaran. La mayoría de los trabajos son extremadamente peligrosos y apenas existen medidas de seguridad.
Mientras las varillas de acero aleado calentadas a miles de grados rodaban por su pista, nosotros teníamos que perforarlas y empujarlas a otra pista. Un trabajador veterano me dijo que había veces en que las varillas de acero caliente se caían de la pista y aplastaban a los trabajadores. Sin embargo, la fábrica sólo ha añadido simbólicamente unas pequeñas vallas a lo largo de la vía, que apenas sirven para nada. Los trabajadores siguen teniendo que trabajar junto a las vías.
La disciplina en la fábrica es extremadamente dura. Si un trabajador comete un error por accidente, se le descuentan de dos a tres días de salario. Si un trabajador causa algún daño a la fábrica, tiene que pagar un extra. Sobre el papel, se supone que trabajamos ocho horas al día. En realidad, tenemos que empezar a trabajar media hora antes. Si no se cumple la cuota del día, nos obligan a hacer horas extraordinarias. Si incluimos el tiempo que tardamos en desplazarnos y en ponernos la ropa de trabajo, pasamos más de 10 horas diarias en el trabajo.
Mi mentor era joven pero ya llevaba años trabajando en esta fábrica. Tenía una gran cicatriz en la pierna derecha tras quemarse con una barra de acero caliente.
Antes de empezar a trabajar cada día, tenemos que comprobar si todos los equipos e instrumentos funcionan correctamente. Para ello, tenemos que subir a lo alto de un horno que arde a una temperatura de 1.300˚C (2372˚F) y entrar en el agujero del horno donde la temperatura supera los 55˚C (131˚F) para asegurarnos de que los instrumentos que hay allí funcionan.
Además de todo esto, también tengo que abrir tuberías llenas de fluoruro, un producto químico muy corrosivo y tóxico, para comprobar si hay suficiente fluoruro. La fábrica utiliza flúor para cumplir las normas medioambientales y evitar multas. Estas tuberías se mantienen abiertas todo el tiempo porque no hay tapones del tamaño adecuado. Se puede oler este producto químico tóxico a metros de distancia. No puedo respirar cerca y tengo que contener la respiración cada vez que lo compruebo.
No se toman medidas de seguridad para estas revisiones diarias. Lo único que tenemos es un par de guantes térmicos y un casco.
Uno de los trabajos en la fábrica consiste en manejar las cintas transportadoras y enviar tochos de más de 200 kilos al horno. Las cintas transportadoras son viejas y las cadenas se caen a menudo. Cuando la cinta se atasca, los trabajadores tienen que hacer un gran esfuerzo para arrancar estos tochos de 200 kilos y volver a ponerla en marcha.
No hay pausas para comer, pero por suerte los trabajadores se cuidan unos a otros. Los trabajadores se turnan para ir a por comida para que no nos muramos de hambre en el trabajo.
La fábrica es muy húmeda y calurosa, probablemente por encima de los 40˚C (104˚F). Los enormes ventiladores industriales no son capaces de disipar todo ese calor. La fábrica sólo proporciona un poco de agua potable al principio del trabajo. Si tienes sed en mitad del trabajo, tienes que pagarla. Tenemos que beber más de tres litros de agua cada día para evitar la insolación.
Los trabajadores están muy dispuestos a ayudarse mutuamente en su tiempo libre, pero todos necesitan también tiempo para descansar. He preguntado a otros trabajadores qué opinan de las condiciones de trabajo. Pero se limitan a decir que hay que acostumbrarse. El interés de los trabajadores por la política no es bajo en absoluto.
Cuando hablo de temas políticos con ellos, se interesan mucho por la historia. Desgraciadamente, no puedo hablar más en profundidad con ellos. Son reacios a expresar sus puntos de vista. Quizá porque no nos hemos compenetrado lo suficiente.
La fábrica sabe utilizar muy bien las maniobras sutiles para romper la unidad de los trabajadores. Por ejemplo, la dirección no permite que muchos trabajadores se reúnan y charlen. Utilizan las multas y las primas para dividir y conquistar. Ofrece deliberadamente modalidades de trabajo conflictivas para enfrentar a los trabajadores entre sí. Mientras todo esto ocurre, la dirección permanece en habitaciones con aire acondicionado.
Trabajando en estas condiciones peligrosas, casi todos los trabajadores tienen una cicatriz en alguna parte del cuerpo. A la fábrica no le importa nada la llamada producción segura. Todos los meses hay accidentes, y la fábrica responde imponiendo multas a los trabajadores.
Estas condiciones no son exclusivas de las fábricas chinas. Las fábricas de Vietnam, India y Malasia también tienen condiciones similares. Todos los trabajadores del mundo sufren un trato inhumano. Esto no puede atribuirse simplemente a los crímenes de tal o cual Estado capitalista atrasado. Es el sistema capitalista mundial el que da lugar a estas terribles condiciones, y cada país imperialista y capitalista es un eslabón del sistema. Sólo la revolución del proletariado a escala mundial puede liberar a la clase obrera y a las masas trabajadoras de tal opresión.
(Publicado originalmente en inglés el 16 de agosto de 2023)