Tras el viaje del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a Pekín la semana pasada, la administración Biden, lejos de intentar suavizar su retórica antichina y estabilizar las relaciones entre ambos países, ha subido la apuesta con nuevas provocaciones diplomáticas.
El pasado martes, en un discurso ante ricos donantes como parte de su campaña de reelección para 2024, Biden defendió sin rodeos su decisión de derribar un globo chino que sobrevoló el espacio aéreo estadounidense en febrero, y tachó al presidente chino, Xi Jinping, de 'dictador' avergonzado por el incidente. Sin ofrecer la más mínima prueba, declaró que el 'globo' estaba cargado con 'material de espionaje'. Echando más leña al fuego, el presidente estadounidense dijo a su audiencia que no se preocuparan por China porque 'tiene verdaderas dificultades económicas'.
Los comentarios de Biden se produjeron pocas horas después de que Blinken declarara a la MSNBC que los dos países deberían poner fin a la controversia sobre el incidente del globo, afirmando que era un capítulo que 'debería cerrarse'. Al menos nominalmente, el viaje de Blinken a China tenía como objetivo aliviar las agudas tensiones provocadas por la escalada del enfrentamiento de Washington con Pekín.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, declaró que las declaraciones de Biden 'van totalmente en contra de los hechos y violan gravemente el protocolo diplomático, además de atentar gravemente contra la dignidad política de China'. La Casa Blanca, sin embargo, dejó claro que Biden no tenía intención de retractarse de sus comentarios.
Además, pocos días antes, cuando se marchaba de Pekín, Blinken suscitó nuevas acusaciones de espionaje contra China. Cuando se le preguntó durante una entrevista con la CBS si había planteado acusaciones sobre instalaciones de recogida de información de inteligencia china en Cuba, declaró: 'Lo hice. No voy a caracterizar su respuesta, pero les dije que es una grave preocupación para nosotros'.
Blinken dijo que EE.UU. había tomado medidas en los últimos años para hacer frente al espionaje chino en América Latina. 'Esto no es nada nuevo, pero es algo realmente preocupante. Fui muy claro sobre nuestras preocupaciones con China. Pero independientemente de eso, hemos estado yendo a varios lugares donde vemos este tipo de actividad, tratando de ponerle fin', dijo.
La semana anterior, el Wall Street Journal (WSJ) afirmó que China había iniciado un 'nuevo y descarado desafío geopolítico' a Estados Unidos al alcanzar un acuerdo secreto con el gobierno cubano para construir una nueva base de vigilancia electrónica en la isla. Permitiría 'a los servicios de inteligencia chinos captar comunicaciones electrónicas en todo el sureste de EE.UU., donde se encuentran muchas bases militares, y vigilar el tráfico marítimo estadounidense'.
El artículo del WSJ, titulado 'Cuba acogerá una base secreta de espionaje chino centrada en EEUU', tiene toda la pinta de ser una provocadora paliza.
Además, un funcionario de la Casa Blanca desestimó efectivamente el informe, diciendo: 'Este es un asunto en curso, y no un nuevo desarrollo'. Al mismo tiempo, sin embargo, el funcionario siguió alimentando la historia, declarando: '[China] llevó a cabo una actualización de sus instalaciones de recolección de inteligencia en Cuba en 2019. Esto está bien documentado en el registro de inteligencia'.
Sin embargo, nada de este 'registro bien documentado' se ha hecho público. Tanto China como Cuba han declarado que las acusaciones son falsas.
Tanto si China tiene o está construyendo una base de espionaje en Cuba como si no, no es noticia. La mayoría de los países realizan actividades de espionaje de una forma u otra. En 2013, el ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos Edward Snowden reveló que la NSA espiaba a gran escala, no solo a rivales de Estados Unidos, sino también a gobiernos aliados y a ciudadanos estadounidenses. Los servidores de la NSA almacenaban enormes cantidades de datos electrónicos derivados de una serie de programas de vigilancia que luego se explotaban para obtener información sobre personas concretas.
De hecho, como indicó el Wall Street Journal, Estados Unidos espía a Cuba de forma rutinaria. Además de mantener su tristemente célebre prisión en su base militar de la Bahía de Guantánamo en Cuba, 'EE.UU. ha utilizado la base como estación de inteligencia de señales en el pasado'. En otras palabras, las agencias de inteligencia estadounidenses utilizaron la base para 'recoger comunicaciones electrónicas', en palabras del WSJ, en toda Cuba y presumiblemente de embajadas extranjeras con sede en La Habana, como la de China.
Estados Unidos también ha intensificado sus provocadoras operaciones navales y aéreas en los mares de China Meridional y Oriental, cerca de la China continental, incluso a través del estrecho de Taiwán, con el falso pretexto de la 'libertad de navegación'. Muchos de estos vuelos y movimientos navales son, sin duda, para recopilar información de inteligencia sobre bases militares chinas sensibles, incluidas sus bases de submarinos nucleares en la isla de Hainan.
Las 'revelaciones' de espionaje chino desde Cuba se suman a la letanía de afirmaciones infundadas y mentiras descaradas que forman la base de la incesante corriente de propaganda antichina de Washington. Además, el hecho de centrarse en Cuba y su proximidad a Florida conlleva la amenazadora implicación de que Estados Unidos debería tomar medidas para exigir el desmantelamiento de las instalaciones de espionaje en la isla, lo que trae a la memoria la crisis de los misiles cubanos de 1962, que llevó al mundo al borde de la guerra nuclear.
El Wall Street Journal citó una declaración bipartidista emitida por los principales miembros del Comité de Inteligencia del Senado en la que se declaraba que una instalación de inteligencia china en Cuba supondría una 'grave amenaza para nuestra seguridad y soberanía nacionales' e instaba al gobierno de Biden a tomar medidas.
Como Blinken dejó claro en sus comentarios a la CBS, el gobierno de Biden no sólo pretende hacer frente a China en Cuba, sino en toda América Latina. Aunque nominalmente se trata de espionaje, es parte de los esfuerzos mucho más amplios de Washington para socavar a China a nivel internacional, incluso económicamente, a medida que acelera su acumulación militar contra Pekín en preparación para la guerra.
En declaraciones a NPR, Margaret Myers, directora de programas del Diálogo Interamericano, un think tank de Washington, señaló la preocupación subyacente en los círculos de política exterior de Estados Unidos. 'Ciertamente, tenemos que estar atentos a lo que ocurre en el ámbito de la recopilación de información o en el de la seguridad, pero la cuestión es sobre todo económica', afirmó, añadiendo que el compromiso económico es fundamental para la región, con implicaciones para 'la seguridad nacional de Estados Unidos y su participación e influencia en la región'.
El viaje de Biden a China tenía por objeto supuestamente aliviar las tensiones entre ambos países. Sin embargo, en conjunto, los comentarios deliberadamente ofensivos de Biden sobre Xi y las acusaciones de la Casa Blanca sobre el espionaje chino desde Cuba dejan claro que Estados Unidos no tiene ninguna intención de estabilizar las relaciones. Sean cuales sean las consideraciones tácticas inmediatas, los preparativos estadounidenses para el conflicto con China continúan a buen ritmo.
(Publicado originalmente en inglés el 25 de junio de 2023)