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Perspectiva

La importancia global de la lucha de los estibadores en Norteamérica

Puerto de Los Ángeles, mayo de 2023

El lunes, 7.000 estibadores canadienses de la costa oeste votaron en más de 99 por ciento a favor de autorizar una huelga contra los operadores portuarios de Columbia Británica. El voto se produjo en medio de ralentizaciones y protestas de las bases en los puertos de la costa oeste estadounidense, donde 22.000 estibadores han estado trabajando por casi un año sin un contrato.

Este fin de semana, el puerto de Seattle, Washington, uno de los más concurridos del Pacífico, fue paralizado por los trabajadores para protestar la propuesta del organismo patronal Pacific Maritime Association (PMA) de aumentar los salarios unos miserables $1,56 por hora, muy por debajo de la inflación. También ha habido ralentizaciones en algunos de los mayores puertos del mundo, incluyendo Long Beach y Oakland, obligando a los cargueros a esperar en colas que se extienden varias docenas de kilómetros de la costa para atracar.

Es difícil exagerar la poderosa posición que ocupan los estibadores de la costa oeste en la economía capitalista mundial. Durante casi medio siglo, un gran porcentaje del comercio mundial ha pasado por los puertos que operan, especialmente desde el desarrollo del transporte transoceánico de contenedores.

El 9 de junio, se encontraba varado un cargamento valorado en 5.200 millones de dólares frente a las costas de California, Oregón y Washington, y eso después de solo unos días en los que apenas se ralentizó el ritmo de trabajo, no se detuvo. Basta recordar el colosal impacto económico cuando un portacontenedores, el Ever Given, bloqueó el Canal de Suez en marzo de 2021.

Casi el 40 por ciento de todas las importaciones estadounidenses, desde alimentos hasta ordenadores y productos industriales, pasan por los puertos de Los Ángeles y Long Beach. Según un análisis realizado en 2022 por el economista marítimo John Martin, a través de los puertos de la costa oeste se generan casi $2 billones al año en actividad económica. Esto supone casi el 9 por ciento del producto interior bruto estadounidense en 2021.

Esta lucha plantea una cuestión estratégica fundamental que todos los trabajadores portuarios deben comprender: si las empresas logran su viejo cometido de dividir a los trabajadores por país, conseguirán extraer más concesiones y mayores beneficios. Pero si las bases se unen más allá de las fronteras nacionales, podrán lanzar una contraofensiva contra los operadores y movilizar el apoyo de los trabajadores de todo el mundo.

En los puertos de todo el mundo hierve la ira de la clase trabajadora por las ganancias de los operadores, las muertes por COVID y los salarios cada vez más alejados del creciente coste de la vida. Según Crisis24, una agencia de consultoría de seguridad marítima, el año pasado se produjeron al menos 38 protestas o huelgas importantes en los puertos de todo el mundo, casi cuatro veces más que en 2021.

En los últimos meses se han producido fuertes huelgas de estibadores en Inglaterra, Francia, Argentina, Sudáfrica, Chile, Corea del Sur, Alemania y otros países, por los mismos problemas que están en juego en la costa oeste de Norteamérica. Los trabajadores portuarios de la costa oeste de México han amenazado con huelgas esta primavera, incluso en la ciudad de Manzanillo, en el estado de Colima.

En una declaración reportada por Bloomberg a principios de este año, Crisis24 advirtió: “Es poco probable que la agitación laboral disminuya de cara a 2023, y de hecho podría empeorar en el caso probable de que las condiciones económicas mundiales no mejoren”.

La lucha enfrenta a los trabajadores con el Gobierno de Biden, el Partido Demócrata y el Republicano, así como con el Gobierno de Trudeau en Canadá.

En las dos últimas semanas, las asociaciones patronales National Association of Manufacturers (7 de junio), National Retail (Minorista) Federation (5 de junio) y Retail (Minorosta) Industry Leaders Association (2 de junio) han enviado cartas en nombre de Wall Street, instando al Gobierno de Biden a intervenir contra los estibadores y forzar dictatorialmente la firma de un convenio, como ya lo hicieron Biden y el Congreso el año pasado contra los ferroviarios, quienes habían rechazado un acuerdo favorable a las empresas.

Estos planes están en marcha, como reveló un artículo publicado el lunes por el Journal of Commerce, que informó de que la secretaria de Trabajo en funciones Julie Su, que trabajó como adjunta del exsecretario de Trabajo, Marty Walsh, durante la lucha ferroviaria, se reunió con funcionarios de la PMA el lunes con el fin de “conseguir que los negociadores del [sindicato] ILWU se acerquen a una propuesta salarial que ponga un acuerdo a su alcance”.

Para el Gobierno de Biden y sus aliados en Canadá, acabar con la lucha de los estibadores se considera fundamental no solo para aumentar las ganancias, sino también para intensificar su campaña bélica contra Rusia y sus preparativos de guerra contra China. La clase dominante ha asignado sumas ilimitadas para la guerra, y todo ello se pagará reduciendo los salarios y recortando los programas sociales.

Los puertos, además, son fundamentales para el transporte de material militar por todo el mundo. Un informe de 2022 de la Escuela de Guerra del Ejército señalaba que EE.UU. “depende de sus puertos marítimos para proyectar su poder militar en todo el mundo. En un conflicto de gran envergadura, el 90 por ciento de la carga militar estadounidense se transportaría por mar. La infraestructura portuaria militar actual se concentra en 22 puertos estratégicos. Diecisiete de los puertos marítimos estratégicos son puertos comerciales a los que el Departamento de Defensa (DoD) envía sus equipos, en caso de conflictos militares en ultramar, junto con los envíos comerciales civiles”.

En este contexto, el aparato del International Longshore and Warehouse Union (ILWU) y otros sindicatos de estibadores están haciendo todo lo posible para evitar una huelga. A diferencia de su rama canadiense, el ILWU en los puertos estadounidenses ni siquiera ha convocado una votación de autorización de huelga, a pesar de que el contrato estadounidense expiró en julio de 2022. Los funcionarios locales del ILWU, como el presidente del Local 29, Raymond Leyba, amenazan con despedir a los trabajadores solo por hablar con los reporteros del World Socialist Web Site. Así de aterrorizados están por el crecimiento de la ira de las bases.

Los paros y las protestas en los puertos de la costa oeste demuestran que los intentos del ILWU de contener a las bases se están desmoronando. Este enorme aparato burocrático, compuesto por funcionarios sin conexión alguna con las luchas de los estibadores, es un lastre para los trabajadores de base de todo el mundo. Su objetivo es vigilar a las bases en nombre de la Administración de Biden y del Estado.

En su panfleto “Los sindicatos en la época de la decadencia imperialista”, que León Trotsky estaba escribiendo en el momento de su asesinato a manos de la GPU estalinista en agosto de 1940, el revolucionario ruso escribió: “Hay un rasgo común en la evolución, o más correctamente en la degeneración, de las organizaciones sindicales modernas en todo el mundo: su acercamiento y crecimiento junto al poder del Estado”.

En los más de 80 años transcurridos desde que Trotsky sometió la degeneración de los sindicatos a un análisis marxista, el proceso no ha hecho sino acelerarse, al tiempo que se ha disuelto la separación entre los burócratas de alto nivel y el Estado capitalista.

Los estibadores de base no deben perder la iniciativa esperando que el aparato del ILWU actúe por ellos. Ese día nunca llegará. Fíjense en lo que les ocurrió a los ferroviarios estadounidenses, que votaron abrumadoramente a favor de una huelga y rechazaron el intento de la burocracia sindical de imponerles un contrato entreguista a la fuerza. Pero los demócratas y los republicanos del Congreso ilegalizaron su lucha recurriendo a la Ley del Trabajo Ferroviario. No pueden confiar en los amigos del ILWU en la Casa Blanca.

La Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base está preparada para ayudarles a los trabajadores a tomar el poder en sus propias manos. La AIO-CB es una red mundial de comités obreros controlados democráticamente cuyo objetivo es dar poder a los trabajadores de base. Su objetivo es ayudarles a los trabajadores a romper el aislamiento y hacer causa común con sus compañeros de trabajo a nivel internacional. Instamos a todos los trabajadores portuarios de base a que se pongan en contacto con nosotros hoy mismo.

(Publicado originalmente en inglés el 13 de junio de 2023)

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