Está en marcha una tragedia de proporciones monumentales en China como resultado del abandono por parte del Partido Comunista Chino de su política de “cero COVID” y adopción del “COVID para siempre” según las exigencias de las potencias imperialistas de EE.UU. y Europa.
Todavía es muy temprano pero los reportes de todo el país indican que China está en medio de una crisis sin precedentes. Los hospitales se están viendo abrumados por pacientes y los cuerpos están apilándose en las morgues a una velocidad extraordinaria. Por la insistencia del capital financiero mundial, el PCCh ha lanzado efectivamente una bomba pandémica a su propio país.
En solo un mes, a partir del 11 de noviembre, el PCCh ha eliminado todo aspecto de la política de “cero COVID”, incluyendo las pruebas masivas, el rastreo de contactos, los confinamientos y las cuarentenas de aquellos expuestos a infectados con COVID-19. El lunes, el Gobierno local de Chongqing, una ciudad de 32 millones de habitantes, anunció que los trabajadores del sector público que den positivo a COVID-19 pueden seguir trabajando “de forma normal”.
La velocidad con la que se está abandonando el “cero COVID” y se está sometiendo a la población China a los contagios masivos es impactante. Las cifras oficiales de contagios y muertes son completamente imprecisas, pero es imposible ocultar el empeoramiento de la crisis cuando toda China es testigo de escenas que recuerdan a Wuhan en febrero de 2020 y la ciudad de Nueva York en marzo de 2020.
Las redes sociales chinas están dominadas por discusiones sobre la catástrofe médica y social. Millones están compartiendo historias de seres queridos, colegas y vecinos que se infectaron y están sufriendo fiebres altas y otros síntomas, que han sido hospitalizados o han muerto en casa. Han circulado ampliamente fotografías de hospitales saturados e incluso de pacientes muriendo en el piso.
Varios individuos han publicado estimaciones de que al menos el 50 por ciento de sus compañeros de trabajo contrajeron el virus. Se agotaron las medicinas para la fiebre y las pruebas rápidas de COVID en las farmacias de varias ciudades. Las funerarias ya están inundadas de pacientes fallecidos y algunas reportan que están recibiendo más de cuatro veces el número normal de cuerpos y que hay tiempos de espera de hasta 10 días.
Los adultos mayores en China son los menos vacunados y los que tienen un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19, pero también ha habido muchos reportes de hospitales pediátricos que han excedido su capacidad y de niños de todas las edades que han muerto en la última semana.
En las ciudades de todo el país, las ciudades están vacías debido a las cantidades masivas de infectados o de personas que se están refugiando en casa por temor a contagiarse. Varias personas han contraído COVID en sus apartamentos a pesar de tomar precauciones, al ser efectivamente imposible escapar del virus. Esto se debe al carácter sumamente transmisible de la subvariante BF.7 de ómicron que se está propagando en China, en combinación con el carácter anticuado de la mayoría de las viviendas en el país, lo que facilita la transmisión aérea entre apartamentos.
El sábado, Wu Zumyou, el epidemiólogo jefe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China, declaró que la actual ola probablemente continuará hasta mediados de enero y que será seguida por dos olas más entre fines de enero y mediados de marzo debido a los viajes masivos durante el Año Nuevo Lunar. Varios estudios y modelos publicados en las últimas semanas estiman que bastante más que un millón de personas podría morir por COVID-19 en China en los próximos meses.
El Gobierno del PCCh abandonó el “cero COVID” sabiendo muy bien que resultaría en cientos de millones de contagios y más de un millón de muertes. Son culpables de un crimen social monumental y se están desacreditando completamente.
No obstante, es necesario entender que los instigadores y principales responsables de esta calamidad son los Gobiernos, las corporaciones y la prensa de las potencias imperialistas, ante todo EE.UU. Tras permitir la propagación irrestricta del COVID en sus países, cercaron a China con una red de contagios masivos interminable que ha producido variantes cada vez más inmunoevasivas y transmisibles. Mantener el “cero COVID” con un enfoque nacionalista siempre fue imposible, pero las políticas temerarias y criminales fuera de China aceleraron el fin de la política en todas partes.
Por más de dos años, las potencias imperialistas han exigido que China acepte los contagios masivos para avanzar sus intereses empresariales, financieros y geopolíticos. Un factor que precipitó el fin del “cero COVID” fueron las amenazas de Apple, Nike y otras corporaciones de trasladar la producción a otras partes. Wall Street y los oligarcas financieros se rehusaron a tolerar cualquier interrupción a la producción capitalista dentro de China, el núcleo de las cadenas de suministro globales.
Como lo ha comentado muchas veces el World Socialist Web Site, las potencias occidentales y sus medios de comunicación han promovido incansablemente el levantamiento pronto y total del “cero COVID” en China. Más recientemente, una avalancha de propaganda en toda la prensa occidental celebró las protestas reaccionarias contra el “cero COVID” que se expandieron por toda China a fines de noviembre, que instaron la eliminación final de todas las medidas de mitigación.
El New York Times y el Financial Times, entre los principales voceros de Wall Street y la City de Londres, respectivamente, han marcado la pauta.
El 3 de diciembre, el Consejo Editorial del New York Times alabó “las impresionantes protestas en toda China contra la estricta política ‘dinámica de cero COVID’” y apoyó su llamado a “levantar las onerosas restricciones anti-COVID”. Alegremente, citaron a un manifestante de Shanghái: “Todos estábamos muy felices anoche. Comenzamos a imaginar cómo sería la vida después de que se relajaran las restricciones en todo el país”.
Por su parte, el Financial Times publicó un artículo el 27 de noviembre, “China estremecida por protestas mientras se propaga el enfado por el ‘cero-COVID’”. El artículo aplaudió a los manifestantes, quienes “se quejaron por la falta de libertad y lo que llamaron la naturaleza anticientífica de las políticas de China ante el COVID, que buscan eliminar el virus por medio de pruebas masivas, cuarentenas y confinamientos”.
El lunes, ambas publicaciones respondieron a la intensificación de la crisis sanitaria en China publicando y destacando artículos que equivalen a coartadas para encubrir que promovieron los contagios masivos. Conscientes de su culpabilidad por la inminente ola de muertes masivas en China, intentaron absolverse a sí mismos y culpar a Xi Jinping y el PCCh.
En una declaración del Consejo Editorial intitulada “La fracasada reapertura de China al COVID”, el Financial Times puso en tela de juicio “la capacidad del Gobierno chino de tomar decisiones sabias y oportunas”, afirmando “la actual transición apresurada y mal coordinada del ‘cero COVID’ hacia vivir con el virus está socavando las afirmaciones de China de ‘poner de primero al pueblo’”.
En su principal artículo el lunes, el New York Times escribió: “China abandonó de repente la estrategia de ‘cero COVID’ en la que el Sr. Xi apostó su reputación. Ahora el país se enfrenta a una ola de infecciones y el Sr. Xi ha dejado a los oficiales a su suerte para lidiar con el desorden y la incertidumbre”.
Añadieron, “La fórmula del Sr. Xi para superar el COVID pudo haber propiciado accidentalmente este giro estremecedor y potencialmente devastador para China… Por dos años, su guerra contra el COVID contó con una aceptación pública generalizada, pero eventualmente el esfuerzo agotó al personal, presionó las finanzas locales y aparentemente sofocó los intentos de discutir una transición comedida, ni hablar de organizarla”.
El grado de cinismo e hipocresía de estas declaraciones es pasmoso. Apenas días después de exigir estridentemente el fin del “cero COVID”, estos propagandistas están intentando lavarse las manos ante las consecuencias.
Lo que acontece en China es la expansión final de la política de “COVID para siempre” aplicada por los Gobiernos capitalistas en todo el mundo desde la aparición de la variante ómicron a fines de 2021. Es un crimen social de dimensiones monumentales cuyas consecuencias tendrán un gran alcance tanto dentro como fuera de China.
Exponer a una sexta parte de la población mundial a un contagio le da una nueva oportunidad al coronavirus para mutar y evolucionar en variantes aún más peligrosas que reverberarán por todo el mundo. Las potencias imperialistas y sus medios de comunicación han buscado desestabilizar China instigando esta crisis, pero esto desestabilizará aún más todo el mundo en el ámbito económico, sanitario y social. Se está abriendo un nuevo capítulo y una nueva etapa de la pandemia.
Es necesario extraer las lecciones políticas de esta experiencia. Detrás de todas sus mentiras raídas sobre “democracia” y “derechos humanos”, esta es el verdadero rostro del capitalismo. Cuando se trata de defender las ganancias y la acumulación de la riqueza, no hay crimen que las potencias imperialistas no estén dispuestas a perpetrar.
Aquellos responsables por perpetuar la pandemia y permitir su expansión a todos los rincones del planeta necesitan ser sometidos a una rendición de cuentas. En el próximo año, la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19, que está poniendo al descubierto las mentiras y la desinformación que han guiado la política pandémica, profundizará sus esfuerzos para investigar y desenmascarar a todos los responsables de la catástrofe en marcha.
(Publicado originalmente en inglés el 19 de diciembre de 2022)