Los trabajadores académicos de la Universidad de California llevan más de un mes en una huelga histórica, la mayor de la historia de la enseñanza superior en Estados Unidos.
La huelga inicial de 48.000 ayudantes de cátedra, investigadores y postdoctorados ha expresado un poderoso estado de ánimo de rebelión e intransigencia. Enfrentados a condiciones imposibles, con salarios de unos $2.000 al mes en uno de los lugares más caros del mundo, los estudiantes de postgrado hablan en nombre de amplios sectores de la clase trabajadora al rechazar su existencia de pobreza.
Sin embargo, en contra de estos trabajadores no está simplemente el sistema de la Universidad de California, sino la burocracia del sindicato United Auto Workers (UAW). A cada paso del camino, los equipos de negociación local del UAW, bajo la dirección de los funcionarios sindicales nacionales, han intentado sabotear y desmovilizar a los huelguistas. En un esfuerzo transparente por dividir y debilitar la huelga, han retirado de la mesa de negociación reivindicaciones centrales, como el ajuste del coste de la vida (COLA), y han firmado un acuerdo independiente para 12.000 investigadores académicos y postdoctorales. Los responsables del sindicato también han intentado acallar las críticas de los trabajadores de base por impedirles hablar en las reuniones e impedirles físicamente expresar su oposición en las protestas.
En respuesta, los trabajadores académicos han comenzado a rebelarse y a acudir en masa a grupos alternativos de chat y reuniones destinados a contrarrestar la desinformación y las tácticas de miedo del UAW. Los trabajadores de todos los campus han formado el Comité de Base de Huelga de la Universidad de California (CBHUC), que ha pedido la expulsión del equipo negociador y la elección de un comité negociador controlado por las bases y comprometido a luchar por sus reivindicaciones. El CBHUC también ha pedido a los huelguistas que apelen directamente a sectores más amplios de la clase obrera para luchar contra la administración de la UC, controlada por el Partido Demócrata, y sus exigencias de austeridad.
Los directivos del UAW saben que, si volvieran a presentar la insultante oferta de la Universidad, ello enardecería a los trabajadores y provocaría un abrumador voto negativo. Por este motivo, el equipo negociador ha aceptado con entusiasmo que el gobernador Gavin Newsom seleccione un mediador previo al impasse. Los directivos del UAW esperan que el mediador del Partido Demócrata les ofrezca alguna mejora cosmética que puedan colgar delante de los trabajadores para intentar imponer una votación de ratificación.
Al mismo tiempo, el UAW y el resto del aparato sindical de California están desesperados por impedir que la huelga de la UC sea un catalizador de un movimiento mucho más amplio de la clase trabajadora contra la persistente inflación y el asalto bipartidista a la educación pública y otros programas sociales vitales.
Esta estrategia se puso de manifiesto el miércoles por la mañana en la UCLA, donde el UAW organizó una concentración ante una reunión trimestral de los Regentes de la UC. El acto comenzó con un organizador del UAW que explicó por qué habían elegido ese lugar. 'Hemos entrado en un proceso de mediación y tenemos que mantener la presión, por eso nos manifestamos hoy aquí', declaró.
Añadió que la Junta de Regentes de la UC tiene una 'línea directa de comunicación con la Oficina del Presidente de la UC' y 'ellos [los Regentes de la UC] tienen el oído del gobernador, Gavin Newsom, que también está aquí hoy'. Y lo que es más importante, concluyó, 'tienen el poder de persuadir a la Oficina del Presidente de la UC para que negocie de buena fe y acuerde un buen contrato para los trabajadores graduados'.
Esto es un completo disparate. El gobernador Newsom y la Junta de Regentes de la UC no son mediadores neutrales. Hablan en nombre de los intereses corporativos más poderosos del estado, que están decididos a destripar la educación pública y superior.
¿Quiénes son los Regentes a los que el UAW les dice a los trabajadores en huelga que apelen? Éstas son sólo algunas de los personajes que pueblan est a junta:
- Richard Leib –exejecutivo de Lockheed Martin involucrado en escuelas concertadas y servicios de inteligencia.
- Peter Guber –director general de Mandalay Entertainment, antiguo ejecutivo de Sony Entertainment, con un patrimonio neto de unos mil millones de dólares.
- María Anguiano –ex consultora de Barclays Capital y Deloitte implicada en el lucrativo sistema nacional de escuelas concertadas Knowledge is Power Program (KIPP), y la Fundación Bill y Melinda Gates, contraria a la educación pública.
- Ana Matosantos –nombrada este año por Newsom, Matosantos es la exdirectora del Departamento de Finanzas de California, donde, bajo Brown y Schwarzenegger, orquestó recortes presupuestarios históricos. Asimismo, formó parte de la Junta de Supervisión, Gestión y Estabilidad Económica de Puerto Rico, por designación del presidente Obama, en que impuso un brutal programa de austeridad y privatización en la isla.
- John Pérez –primo del exalcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa y otro ex presidente demócrata de la Asamblea Estatal, pasó siete años como asesor político del sindicato United Food Commercial Workers antes de convertirse en director político de la Federación Laboral de California. Su biografía en el sitio web de los Regentes presume de que, mientras fue presidente de la Asamblea, 'eliminó el déficit estructural que dejó el presupuesto de California en desequilibrio durante más de una década, y aprobó con éxito dos presupuestos consecutivos equilibrados y puntuales que dieron lugar a mejoras generales en la calificación crediticia de California'.
Junto con el gobernador Newsom, otro 'miembro de oficio' (automáticamente un regente en virtud de su papel en el gobierno estatal) es Tony Thurmond, el superintendente estatal demócrata de Instrucción Pública. Elegido con el apoyo y la financiación de la Asociación de Profesores de California, Thurmond desempeñó un papel fundamental en la aprobación a la fuerza de contratos entreguistas durante las huelgas de profesores de Los Ángeles y Oakland en 2019.
Estos personajes son hostiles a la educación pública. Son empresarios ultrarricos y agentes políticos, con un historial de recortes presupuestarios, austeridad y privatización. Representan la trinidad de multimillonarios, políticos del Partido Demócrata y funcionarios sindicales que dirigen el estado de California.
Es una locura creer que estas personas, que encabezan el asalto a los trabajadores académicos, puedan cambiar de opinión.
Un portavoz sindical de UC Irvine dijo en la concentración del martes: 'Gracias a nosotros, el gobernador ha dado un paso adelante y ha recomendado un mediador independiente que tiene experiencia en conseguir contratos justos para los movimientos obreros'. Pero ¿quién precisamente es ese 'mediador independiente'?
Darrell Steinberg, actual alcalde demócrata de Sacramento, ha sido nombrado por el gobernador Newsom. Pero Steinberg dista mucho de ser 'independiente', es miembro del consejo asesor del canciller de la UC Davis y un viejo operador del Partido Demócrata.
El año pasado, Steinberg logró un acuerdo de mediación entre la fundación médica Kaiser Permanente y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (NUHW, según sus siglas en inglés) para poner fin a la huelga de dos meses de 2.000 trabajadores de la salud mental en el norte de California. El acuerdo que propuso incluía un aumento salarial del 13% en cuatro años, muy por debajo de la tasa de inflación actual, y la ampliación de los comités obrero-patronales, concebidos para reducir costes y aumentar la productividad.
El mes pasado, los sindicatos ferroviarios promovieron la Junta Presidencial de Emergencia (PEB), por sus siglas en inglés) de Biden como una fuerza 'independiente' en la huelga ferroviaria. La PEB se puso totalmente del lado de las compañías ferroviarias, proponiendo un contrato sin días de baja por enfermedad y aumentos por debajo de la inflación. Esta fue la base del acuerdo provisional que el gobierno de Biden hizo tragar a los trabajadores, ayudado por los votos de los demócratas 'progresistas' Alexandria Ocasio-Cortez, miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA), y Bernie Sanders.
De hecho, el DSA ha desempeñado un papel similar en la huelga de la UC: pidió a 'Gavin Newsom [que] intervenga y haga saber a la Junta de Regentes que ¡no tolerará prácticas laborales injustas en nuestro estado!'. Tales declaraciones no tienen nada que ver con una perspectiva socialista de unir a los trabajadores contra los intereses corporativos que controlan la UC. Newsom es un político pro corporativo con lazos familiares con las fortunas empresariales Getty, Pritzker y Fisher. Él es la misma fuerza contra la que los trabajadores académicos están en huelga.
Varios funcionarios de otros sindicatos también hablaron en la manifestación, incluida Yvonne Wheeler, la presidenta del AFL-CIO del Condado de LA, que recientemente reemplazó a Ron Herrera, cuyas conversaciones racistas con miembros demócratas del Ayuntamiento de Los Ángeles se convirtieron en un escándalo nacional. Otra oradora fue Cecily Myart-Cruz, la presidenta de United Teachers of Los Angeles (UTLA), que traicionó la huelga de maestros de Los Ángeles de 2019. La UTLA desconvocó abruptamente la huelga y dio a los maestros solo unas horas para votar sobre un contrato que sancionaba el cierre de escuelas y la privatización. Esto no impidió que Myart-Cruz hablara sin parar de 'solidaridad'.
Es evidente que la 'solidaridad' para la burocracia sindical significa algo totalmente distinto de lo que significa para los trabajadores. ¿Qué 'solidaridad' hay, por ejemplo, en enviar a una cuarta parte de los huelguistas de vuelta al trabajo cuando el resto no ha conseguido un contrato, como ha hecho el UAW?
Los trabajadores deben luchar por la verdadera solidaridad. Esto significa llegar a los maestros de Los Ángeles, los estibadores de la Costa Oeste, los trabajadores de la salud, los trabajadores ferroviarios y otros trabajadores de la UC y preparar una acción conjunta contra ambos partidos controlados por las corporaciones y su programa de austeridad y guerra. Tal solidaridad sólo puede lograrse en una rebelión contra la burocracia sindical y la expansión de los comités de base como nuevos centros de poder de decisión de los trabajadores.
La lucha de los trabajadores académicos de California se ha ganado enormes simpatías. En estos momentos, decenas de miles de trabajadores están reteniendo las calificaciones, lo que está provocando una interrupción generalizada de la enseñanza superior en el estado. En toda la UC se han retrasado los plazos para la entrega de notas hasta cerca de Año Nuevo. Es evidente que la UC espera que para entonces se haya llegado a un acuerdo a la fuerza.
El camino para seguir no consiste en dejarse llevar por una traición sindical, sino en que los trabajadores tomen la lucha en sus propias manos.
Para participar en el Comité de Basede Huelga de la Universidad de California, envía un correo electrónico a ucstrikerfc@gmail.com.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de diciembre de 2022)
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