Trabajadores ferroviarios por todo Estados Unidos votaron por 99,5 por ciento para autorizar una acción huelguística, anunció la Hermandad de Ingenieros Locomotores y Trabajadores Ferroviarios (BLET, en sus siglas en inglés) el martes. El voto casi unánime es una manifestación poderosa de oposición y expresa una determinación por trabajadores ferroviarios para luchar. Una huelga podría ocurrir legalmente para el 18 de julio, cuando expira el período de “descanso” de 30 días mandado por el gobierno.
No es difícil ver la razón por este voto abrumador. Más de 115.000 trabajadores ferroviarios han estado sin contrato nacional durante casi tres años. Por esto, no han visto ningún aumento salarial durante ese período, a pesar de la inflación galopante, que ahora ha superado 9 por ciento.
Condiciones en los ferrocarriles son intolerables. Trabajadores laboran durante muchas horas y sufren de una escasez de personal extrema, mientras decenas de miles de trabajadores se han resignado de la industria durante los últimos años. Más allá del peligro siempre presente del COVID, descarrilamientos y otros accidentes ocurren diariamente. A través de esquemas castigadoras de asistencia tales como “Hi Viz” y “Precision Scheduled Railroading” y más, los trabajadores ferroviarios están de turno 24/7, para que no tengan la habilidad de planear su vida personal o familiar.
La huelga es una parte de una revuelta global por trabajadores ferroviarios. Después de una semana de huelgas nacionales el mes pasado, se ha anunciado una segunda vuelta de huelgas ferroviarias en trenes de cercanía británicos. Por todo el mundo, camioneros, estibadores y otros trabajadores logísticos están adoptando una actitud firme.
Para trabajadores ferroviarios estadounidenses, el voto de huelga no es simplemente un gesto simbólico. Cuando dicen que quieren hacer huelga, eso dicen en serio. Trabajadores saben que no hay otro modo de revertir las décadas de condiciones laborales y salarios en declive, y prevenir un colapse inminente de la industria entera después de reducciones de costes sin fin por los milmillonarios y las empresas de Wall Street que dirigen la industria.
Pero los sindicatos ferroviarios han dejado claro que no tienen ninguna intención de invocar una huelga. Presidente de BLET Dennis Pierce inmediatamente buscó disminuir las expectativas de los trabajadores en la misma declaración que anunciaba los resultados del voto. En vez, los sindicatos han estado exigiendo durante meses que la administración de Biden bloquee una huelga por designar un Consejo de Emergencia Presidencial, que intentará hacer cumplir un acuerdo contractual. Es probable que Biden buscare hacer esto casi inmediatamente después del fin del período de “descanso” el 18 de julio. La exigencia de los sindicatos ferroviarios por un Consejo de Emergencia Presidencial significa una exigencia de que el gobierno declare ilegal una huelga por sus propios miembros.
Pierce escribe, “Hoy, la industria ferroviaria está realizando una campaña mediática completa para exigir que el gobierno intervenga para salvarlos de una posible acción laboral legal por los empleados a quienes han abusado durante años. Miren la hipocresía en eso”.
¡Miren la hipocresía en las mismas palabras de Pierce! ¡Los mismos sindicatos han estado participando en una propia “campaña mediática”, incluso antes de la industria ferroviaria, para exigir que Biden salve a la burocracia sindical de una acción laboral!
La declaración propia de Pierce expone como un fraude las afirmaciones por los sindicatos de que se pudiera hacer que un CEP fallara en favor de los trabajadores. Si ése fuera el caso, ¿por qué estaría la industria exigiéndolo también? Las compañías saben, como los sindicatos, a pesar de sus declaraciones públicas, que la prioridad doméstica alta de Biden es restringir aumentos salariales. A pesar de afirmaciones de que trabajadores ferroviarios y otros “trabajadores esenciales” tengan que seguir trabajando en aras de la “economía”, Biden y la entera élite política están dispuestos a desencadenar una recesión económica por alzar las tasas de interés, para aumentar agudamente el desempleo y hacer retrasar las exigencias salariales de trabajadores.
Los sindicatos también están exigiendo “apoyo” de las empresas transportistas que usan los ferrocarriles y la élite corporativa entera. Argumentan que éstos son aliados posibles para los trabajadores ferroviarios porque los dos grupos sufren daño de la “mala dirección” que ha causado retrasos y trastornos de horario amplios.
Pero la única preocupación de las empresas transportistas es la entrega puntual de sus productos. A ellas no les importa cómo se consiga –si por la imposición de equipos de uno, como buscan hacer las compañías ferroviarias, por el despliegue de la Guarda Nacional para dirigir los ferrocarriles, o por la imposición de horarios todavía más onerosos. Aun así, preferirían sufrir de escaseces que ver una verdadera lucha por trabajadores ferroviarios porque tal lucha se podría propagar como un incendio salvaje entre sus propios trabajadores, a quienes ellas someten a condiciones similares.
El anuncio de Pierce viene después de declaraciones semejantes de presidente Jeremy Ferguson de SMART-TD, quien denunció como una calumnia maliciosa las acusaciones de que los sindicatos planeen organizar una huelga o exigir aumentos salariales que vayan al compás de la inflación. En vez, dijo Ferguson, “esperamos a que la Ley Laboral de Ferrocarriles (RLA, por sus siglas en inglés) haga su trabajo como lo ha hecho en el pasado para que no llegue a [una huelga]”.
El trabajo de la RLA es desarmar a los obreros frente a los ataques corporativos por prevenir huelgas e imponer vueltas sin fin de charlas obligatorias, la mediación y el arbitraje. La dirección es requerida atenerse a un estándar mucho más suelto. BNSF fue permitido imponer unilateralmente su nueva política de asistencia “Hi Viz” este año, mientras un juez federal, que citaba las necesidades de las cadenas logísticas en Estados Unidos, emitió un mandamiento judicial según la RLA para bloquear una huelga contra la política de asistencia punitiva. Los sindicatos BLET y SMART-TD luego aceptaron la responsabilidad por hacer cumplir este mandamiento judicial a los obreros en los términos más expansivos posibles.
La RLA también sirve como una excusa conveniente para las propias políticas corporativistas del sindicato. Incluso sin esta legislación flagrantemente anti obrera, los sindicatos han aceptado durante casi un siglo que estarían haciendo esencialmente lo mismo. En los puertos de la Costa Occidental, el Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenamiento (ILWU, por sus siglas en inglés), que no está bajo la jurisdicción de la RLA, ha mantenido a 24.000 trabajadores portuarios de la Costa Occidental en el trabajo durante dos semanas después de que su contrato se expiró el 1º de julio. Mientras tanto, funcionarios del ILWU están reuniéndose a diario con la administración de Biden para discutir cómo se debe prevenir abandonos, incluso mientras los puertos están exigiendo concesiones mayores.
En el fin de su declaración, Pierce afirma, “Al final, la pregunta de si o no algunos de los empleados representados por sindicatos de la industria ferroviaria quieren hacer huelga es secundaria a lo que realmente quieren”. ¡No, no es secundaria! La huelga es el arma más básica en el arsenal de los trabajadores. Nada se ha ganado sin movilizar la fortaleza de trabajadores contra los empleadores y los políticos sobornados. Pero los sindicatos están trabajando con la administración de Biden para entregar esta arma sin una lucha. Por hacer esto, están actuando como nada más que una extensión de la represión estatal.
Trabajadores necesitan organizar una lucha no solo en los ferrocarriles de Primera Clase, sino contra los sindicatos corporativistas ferroviarios y el Partido Demócrata y Republicano. El único modo de seguir adelante es a través de una rebelión por trabajadores ferroviarios contra este sistema podrido y la lucha por el control de base.
Esto significa la formación de un comité de base a escala nacional, que une a los trabajadores en todos los siete ferrocarriles de Primera Clase. Desigual que los burócratas sindicales, que empiezan y terminan con la RLA y lo que los ferrocarriles están dispuestos a dar, un comité de base, formado de trabajadores que excluye a los funcionarios sindicales, rechaza este marco regulado y empieza con las necesidades de los trabajadores.
La primera exigencia de un comité debe ser: ¡ Biden, manténgase fuera de esto! ¡No a un Consejo de Emergencia Presidencial! ¡Nada más de intervención gubernamental en pro de las corporaciones! Los trabajadores tienen que construir un movimiento para finalmente forzar la abolición de la RLA y defender su derecho democrático básico de hacer huelga.
Si se invoque un CEP o no, el comité de base tiene que determinar qué sucede, no los funcionarios sindicales ricos que hablan secretamente con la dirección y funcionarios gubernamentales. Ni un solo obrero votó a autorizar su “estrategia” falsa de instar la designación de un CEP.
El comité negociador debe dimitirse, y ser reemplazado con uno elegido directamente de, y compuesto de, trabajadores ferroviarios de base. Mientras tanto, toda discusión debe ser emitida por livestream en el internet, de fácil acceso a todos los trabajadores ferroviarios. Ésta es la única manera de derrotar la conspiración sindical-corporativa-gubernamental para forzar que trabajadores acepten más concesiones.
Además, el comité debe popularizar y luchar por exigencias que corresponden a las necesidades urgentes de los trabajadores ferroviarios. El World Socialist Web Site sugiere que entre éstas debe haber las siguientes:
1. El fin de Hi Viz, Precision Scheduled Railroading y todas las otras políticas de asistencia abusivas. Hay que haber jornadas laborales que son regulares y semanales para los trabajadores, que no superan 40 horas por semana.
2. Un aumento salarial de 50 por ciento para compensar años de salarios estancados y decrecientes y revertir el éxodo de trabajadores de la industria. Además, cualquier contrato tiene que incluir ajustes según el coste de vida para compensar por la inflación creciente.
3. El fin permanente de la campaña de la dirección por equipos de una persona, y el establecimiento de al menos equipos de dos como una norma permanente.
4. El fin de superpools, trenes excesivamente largos, y otras prácticas inseguras que contribuyen a accidentes.
5. Un aumento masivo en gastos en la infraestructura ferroviaria para prevenir el descarrilamiento y otros desastres.
6. El fin de la monopolización de los ferrocarriles por milmillonarios como Warren Buffett y Bill Gates. Hay que nacionalizar la industria ferroviaria y transformarla en una utilidad pública bajo el control democrático que es la propiedad colectiva de la clase obrera.
Al fin y al cabo, el comité de base debe extenderse y establecer líneas de comunicación con estibadores, trabajadores ferroviarios, camioneros y otras secciones estratégicas de la clase obrera. Los trabajadores no están solos. Por todo el mundo, trabajadores se niegan a aceptar más concesiones y más traiciones de los sindicatos. Los aliados naturales de los trabajadores ferroviarios no se encuentran en la Casa Blanca, ni en las oficinas de las empresas transportistas, sino en la clase obrera internacional.
Si está de acuerdo con este programa, contacte al World Socialist Web Site hoy. Rendiremos toda la ayuda posible para trabajadores ferroviarios.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de julio de 2022)