El sábado, el World Socialist Web Site celebró a través de una reunión en línea el 150 aniversario de la Comuna de París de 1871, la primera vez en la historia mundial en que la clase obrera tomó el poder estatal. El presidente del Consejo Editorial Internacional, David North, moderó e inició la discusión, en la que participaron Alex Lantier, secretario nacional del Parti de l’égalité socialista, la escritora del WSWS, Thérèse Leclerc, y el editor nacional de EE.UU. para el WSWS, Barry Grey.
Durante el último año, el Comité Internacional de la Cuata Internacional (CICI) y el WSWS publicaron una serie de ensayos y sostuvieron eventos críticos celebrando una serie de importantes aniversarios, incluyendo el 80 aniversario del asesinato de León Trotsky, los 200 años desde el nacimiento de Friedrich Engels, y el 150 aniversario del nacimiento de Lenin y de Rosa Luxemburgo.
Para el CICI, la conmemoración de los eventos históricos siempre está vinculada con el esclarecimiento de las tareas que enfrenta actualmente la clase obrera. La experiencia histórica conforma las bases esenciales para la educación de los trabajadores y los jóvenes, ya que les ofrece una orientación y una dirección, y les permite ver sus luchas contemporáneas en un contexto más amplio. En un periodo de enormes crisis como el que vivimos, las lecciones históricas siempre asumen una relevancia contemporánea inmensa. Esto sin duda es cierto con la Comuna de París.
Durante la reunión, que duró un poco más de dos horas, los panelistas discutieron una serie de cuestiones críticas. Repasaron el pasado histórico que llevó a la Comuna, incluyendo la respuesta de las diferentes clases a las revoluciones de 1848. Discutieron la forma en que la Comuna confirmó poderosamente la labor teórica e histórica de Karl Marx y Friedrich Engels en la elaboración del socialismo científico y el materialismo histórico a partir de mediados de la década de 1840. Evaluaron las fuerzas políticas y sociales involucradas en la Comuna y los errores que cometidos que dejaron a los comuneros vulnerables a la violencia contrarrevolucionaria. Además, examinaron las lecciones extraídas por marxistas como Lenin y Trotsky a raíz de la pasmosa violencia empleada contra los comuneros a manos del Estado capitalista.
En la introducción a la discusión, North explicó que la Comuna nació el 18 de marzo de 1871, cuando la clase obrera de París se alzó contra el intento del Gobierno francés de Adolphe Thiers de desarmar a la clase obrera quitándoles la artillería, la cual era vital para defender la ciudad. Los líderes del Gobierno escaparon de la ciudad, trasladando su sede a Versalles e iniciando una guerra civil contra los trabajadores parisinos.
“Setenta y un días después”, explicó North, “el domingo, 28 de mayo de 1871, la Comuna fue suprimida por el ejército del Gobierno de Versalles, el cual retomó París a través de una horrenda masacre de la población obrera en la ciudad”. Añadió:
En apenas los últimos siete días de la existencia de la Comuna —la “Semana Sangrienta” del 21 al 28 de mayo— el ejército de Versalles masacró a más de 20.000 trabajadores. En cientos de años, ninguna ciudad europea había presencial tales niveles de violencia y nada comparable a esta masacre volvería a ocurrir hasta los ataques de los nazis entre 1939 y 1945.
La Comuna, como explicó North, no fue solo una historia de destrucción y tragedia. “Los logros de la Comuna durante sus 71 días de existencia tuvieron una importancia histórica monumental. La forma de este Gobierno y las medidas que tomó pregonaron una nueva época en la historia humana. El hecho de que la Comuna de París demostrara que existe la posibilidad de una alternativa al Estado burgués explica, en el análisis final, la sangrienta venganza llevada a cabo por el régimen versallesco”.
Leclerc repasó el análisis contemporáneo de Marx en su obra La guerra civil en Francia, sobre las formas de gobierno y las políticas implementadas por la Comuna, que formó las bases para un tipo de sociedad completamente nuevo, libre de desigualdad y explotación de clases. Señaló que las políticas de la Comuna, que se produjeron cuando la pobreza y el hambre habían asolado la ciudad durante el sitio del ejército prusiano, “llevaban realmente la impronta de la clase obrera”.
Algo crítico fue que la Comuna rechazó el militarismo y el nacionalismo del fracasado régimen de Napoleón III. Con 100.000 trabajadores inmigrantes y refugiados políticos de toda Europa en París, según Leclerc, la Comuna adoptó “la defensa del internacionalismo y dio la bienvenida a todos los inmigrantes, dándoles derechos igualitarios y cargos de autoridad en la Comuna”.
Grey discutió el trabajo de Lenin, quien estudió a fondo los escritos de Marx y Engels sobre la Comuna. En agosto de 1917, ocultándose en Finlandia y luchando por movilizar al Partido Bolchevique en lucha por la toma del poder, Lenin preparó su gran obra El Estado y la revolución. Una de las lecciones centrales que Lenin extrajo fue que la clase obrera no podía simplemente asumir control del Estado burgués. Una revolución obrera no era posible, concluyó Lenin, “sin la destrucción del aparato de poder estatal creado por la clase gobernante”.
Grey también apuntó a las conclusiones de los líderes marxistas sobre las debilidades de la Comuna de París. No arrestó a Thiers ni derribó su Gobierno después de su plan criminal del 18 de marzo. Tampoco tomó control del Banco de Francia, que financiaba los planes del Gobierno capitalista.
Una de las lecciones más importantes de la Comuna, que fue discutida en la reunión, es la violencia despiadada que empleó la clase capitalista para defender su dominio sobre la sociedad. El Gobierno capitalista de Thiers, con la colaboración del Gobierno prusiano, desplegó un ejército para ahogar la Comuna en sangre
El 21 de mayo, las tropas de la Tercera República tomaron parte del muro de la ciudad de París gracias a un acto de traición de un oponente de la Comuna, así como a los descuidos de las unidades militares de la Comuna. Tras invadir toda la ciudad en una semana, las fuerzas del Gobierno de Thiers asesinaron a unos 20.000 trabajadores, en su gran mayoría después de rendirse. North citó un pasaje del libro Masacre del historiador John Merriman sobre la Comuna de Paris:
Después de destruir las puertas del cementerio Père Lachaise el sábado por la noche, las tropas versallescas lo invadieron. Muchos de los comuneros que combatieron ahí fallecieron, algunos en combates cuerpo a cuerpo con bayonetas y entre las tumbas. Los soldados capturaron al resto y ejecutaron a cientos en masa, enfilando en pares a los prisioneros fédéré [comuneros] a lo largo de un muro junto a una fosa muy profunda. Las ametralladoras no descansaban. Muchos prisioneros cayeron o fueron lanzados a una fosa común.
Elaborando sobre el nivel de violencia dirigida contra los trabajadores parisinos, Lantier declaró:
Fue una ofensiva general contra cualquiera que representara a la clase obrera políticamente. Cualquiera que fuera capturado [en París] con pantalones de la Guardia Nacional, cualquiera capturado protegiendo una barricada eran privados de un juico según las leyes de la guerra. Decenas de miles fueron acribillados en el mismo lugar donde los encontraban. Los lugares mejor conocidos para pasear y apreciar las vistas de París —los jardines junto a la Escuela Militar y la Torre Eiffel, el parque Monceau, los jardines de Luxemburgo, el cementerio Père Lachaise— fueron convertidos en campos de ejecuciones masivas.
Esta masacre, subrayó North, se produjo en un país considerado como el corazón de la cultura europea y a manos de un Gobierno que decía ser una República democrática. Tales son los métodos del Estado capitalista cuando se trata de defender su dominio de clase.
Todas las generaciones de marxistas han aprendido de la experiencia de la Comuna de París. North señaló que el periodo entre la Comuna de París y la Revolución rusa de 1917 duró menos de 50 años, aproximadamente el mismo periodo entre hoy y los horrores de Chile en 1973, cuando una junta militar tomó el poder y llevó a cabo una masacre de trabajadores y jóvenes socialistas.
La Comuna de París se produjo a una etapa temprana del desarrollo del movimiento socialista. Sin embargo, anticipó fundamentalmente la dinámica de la revolución y contrarrevolución en el siglo veinte. Trasciende una lección central a raíz de las derrotas y los éxitos de esta historia, quizás la lección más importante de la Comuna de París: el papel colosal de la dirección revolucionaria.
Trotsky, en su ensayo “Lecciones de la Comuna de París”, escrito en febrero de 1921, hace hincapié en este punto. “Podemos hojear página por página toda la historia de la Comuna y encontraremos una sola lección: es necesaria la enérgica dirección de un partido”. Las palabras de Trotsky resuenan poderosamente en la actualidad:
El partido obrero —el verdadero— no es un instrumento de maniobras parlamentarias, es la experiencia acumulada y organizada del proletariado. Sólo con la ayuda del partido, que se apoya en toda su historia pasada, que prevé teóricamente la dirección que tomarán los acontecimientos, sus etapas, y define las líneas de actuación precisas, puede el proletariado liberarse de la necesidad de recomenzar constantemente su historia: sus dudas, su indecisión, sus errores.
La reunión concluyó conectando el pasado con el presente, relacionando el París de Thiers con el París de Emmanuel Macron, el actual presidente de Francia.
Lantier explicó que la respuesta a la pandemia de Macron, quien ha subordinado todas las consideraciones, incluso las más vitales, al afán de lucro de la aristocracia financiera capitalista, entraña consecuencias asesinas. En las próximas semanas, ante el desbordamiento de los hospitales franceses con pacientes críticos, podrían fallecer más personas en Francia que las que murieron en París durante la Semana Sangrienta hace 150 años.
En medio de los horrores de la pandemia de COVID-19, el proceso de desenmascarar la democracia burguesa resuena de forma potente. Esto no solo es cierto para Francia. Los Gobiernos de los principales países capitalistas aún no han ido tan lejos como matar a tiros a sus propios ciudadanos. No obstante, la impactante indiferencia hacia la pérdida de vidas humanas debido a la política de “inmunidad colectiva” de la élite gobernante se hace eco de la barbarie de Thiers.
Hoy día, la batalla contra la pandemia de COVID-19, las guerras y la obscena desigualdad de la sociedad capitalista exige una lucha por poner fin al orden capitalista. A medida que los trabajadores asuman esta lucha, la Comuna de París y el heroísmo de los comuneros inspirarán a las nuevas generaciones. También inspirará a los trabajadores a unirse y construir el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el movimiento socialista revolucionario de hoy.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de abril de 2021)