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Informe de empleo en enero muestra el desastre económico en curso mientras Senado de EE.UU. elimina aumento al salario mínimo del proyecto de ley de ayuda

El Senado de Estados Unidos votó el viernes por la mañana para aprobar un proyecto de ley presupuestaria, un paso clave hacia la promulgación del paquete de ayuda a la pandemia de $1,9 billones del gobierno de Biden. Para garantizar la aprobación del proyecto de ley presupuestaria, los demócratas hicieron varias concesiones clave a los republicanos, como la prohibición de aumentar el salario mínimo federal a $15 por hora durante la pandemia, la imposición de un límite de ingresos gradual en el pago de $1.400 de estímulo a los individuos y la prohibición de los pagos a los inmigrantes indocumentados.

El presidente Biden, acompañado por Kamala Harris, habla con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el jefe de la mayoría de la Cámara de Representantes, James Clyburn, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, Peter DeFazio, y el representante John Yarmuth, en el Despacho Oval, el 5 de febrero de 2021 [Crédito: AP Photo/Alex Brandon]

La medida del paquete de ayuda se produjo cuando las nuevas cifras económicas del gobierno muestran que hubo un aumento neto de sólo 49.000 puestos de trabajo en enero, tras una cifra revisada que mostraba una pérdida de 227.000 puestos de trabajo en diciembre. Las cifras de empleo de noviembre también se revisaron a la baja. En la semana que terminó el 30 de enero se registraron 779.000 nuevas solicitudes de subsidio de desempleo, lo que supone un descenso con respecto a la semana anterior, pero sigue siendo un nivel sin precedentes.

Tras la votación en el Senado, la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, aprobó una votación de procedimiento clave que despeja el camino para que la cámara baja del Congreso apruebe el proyecto de ley de ayuda a la pandemia a finales de mes.

Las cifras de empleo muestran el fuerte impacto económico que sigue teniendo la pandemia de coronavirus sobre los trabajadores y sus familias. Con la cifra de más de 3.000 muertos diarios por el COVID-19 y amplios sectores de la economía sin funcionar, millones de personas están sufriendo la indigencia, el hambre, el corte de las prestaciones médicas y el peligro de desahucio.

Los demócratas están utilizando una táctica parlamentaria, la reconciliación presupuestaria, para hacer avanzar el proyecto de ley de ayuda a la pandemia y evitar la amenaza de un filibusterismo republicano. Sin embargo, a pesar de contar con una mayoría operativa en ambas cámaras del Congreso, los demócratas capitularon en cuanto a la propuesta de un aumento progresivo del salario mínimo, fijado actualmente en la tasa de subalimentación de $7,25 por hora, hasta $15 para 2025. Esto después de que un senador demócrata, Joe Manchin de West Virginia, amenazara con votar "no".

La miserable tasa de $7,25 se fijó en el primer año del gobierno de Obama y no se ha movido desde entonces a pesar de las periódicas posturas cínicas de los demócratas.

Tras la votación en el Senado, Biden dijo que es probable que el aumento del salario mínimo se elimine del proyecto de ley de ayuda final, una vez que salga del proceso de reconciliación entre la Cámara y el Senado. Afirmó que se presentaría más tarde como una medida separada, pero la aprobación, incluso en una forma reducida, es extremadamente improbable dada la capacidad de los republicanos del Senado para bloquear la legislación utilizando el filibusterismo.

La negativa de los demócratas -que tienen el control total del Congreso y la Casa Blanca- a trazar una línea en la arena sobre el aumento del salario mínimo, una medida que podría beneficiar a 32 millones de trabajadores, muestra el carácter poco sincero de las afirmaciones de Biden, reiteradas en una sesión informativa sobre la medida de ayuda a la pandemia el viernes, de que estaba dando prioridad a las necesidades de los trabajadores sobre las de los ricos.

Un trabajador a tiempo completo que gana el salario mínimo actual se lleva a casa unos $15.080 anuales. Eso está muy por debajo del absurdamente bajo nivel de pobreza oficial de $17.240 anuales para una familia de dos y $21.720 para una familia de tres.

Significativamente, el senador demócrata Bernie Sanders, ahora presidente del comité presupuestario del Senado, apoyó la enmienda de la senadora republicana Joni Ernst, de Iowa, diciendo que no se debería aumentar el salario mínimo durante la pandemia. Es difícil exagerar la insensibilidad de esta medida. Muchos de los trabajadores que se verían inmediatamente beneficiados por un aumento del salario mínimo se dedican a la distribución y logística de alimentos y a otros servicios esenciales de primera línea, donde los trabajadores arriesgan sus vidas a diario a cambio de salarios de miseria.

Además, ocho demócratas también se unieron a toda la delegación republicana del Senado para imponer una prohibición de la distribución de cheques de ayuda para la pandemia a los trabajadores indocumentados.

Los demócratas han indicado que están abiertos a limitar los cheques de estímulo de $1.400 propuestos para los individuos en función de los ingresos del hogar, reduciéndolos a partir de $50.000 de ingresos anuales para un individuo o $100.000 para un hogar, una medida que afectaría a millones de familias de clase trabajadora. En una nueva bofetada a los trabajadores, los ingresos de 2019, anteriores al impacto económico de la pandemia, se utilizarán como base para el cálculo de la reducción.

Mientras tanto, aún no se vislumbra ningún alivio de la pandemia. La desastrosa lentitud e ineptitud del despliegue de las vacunas está siendo socavada por la aparición de nuevas variantes del virus, más infecciosas y mortales. Además, cada vez hay más pruebas de que estas variantes pueden ser, al menos en parte, resistentes a las vacunas.

Las cifras publicadas el viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. muestran que el desastre económico provocado por la pandemia está lejos de terminar. Casi 18 millones de trabajadores están recibiendo algún tipo de ayuda por desempleo y otros 6 millones contabilizados como empleados están trabajando a tiempo parcial porque no pueden encontrar un empleo a tiempo completo.

La pérdida neta de empleo en diciembre pasó de 140.000 a 227.000, mientras que la ganancia de noviembre se revisó a la baja, pasando de 336.000 a 264.000.

Hay 4 millones de parados de larga duración, aquellos que llevan 27 semanas o más en el paro. El número de solicitudes de prestaciones ampliadas aumentó en 197.000, hasta los 1,7 millones, en la semana que terminó el 16 de enero, la más reciente de la que se dispone de cifras, lo que indica que el número de parados de larga duración está aumentando.

Aunque la tasa de paro oficial de enero bajó un 0,4 por ciento, hasta el 6,3 por ciento, otras medidas muestran que el número de desempleados se mantiene estable. La tasa de participación de la población activa, el porcentaje de la población en edad de trabajar que está empleada, sigue siendo un 1,9% inferior al nivel de enero de 2020.

En enero sólo se crearon 49.000 nuevos puestos de trabajo, la mayor parte en el sector público. El empleo privado sólo aumentó en 6.000 puestos. El empleo en el sector del ocio y la hostelería, que incluye la restauración y el alojamiento, siguió viéndose afectado, con un descenso de 61.000 puestos de trabajo el mes pasado, tras haber caído en 536.000 en diciembre.

Además, el empleo en los servicios de ayuda temporal aumentó en 80.900 puestos de trabajo en enero, más que el aumento general del empleo, lo que indica que los empresarios son reacios a crear puestos de trabajo permanentes y bien remunerados.

Incluso los pequeños aumentos de empleo en la administración pública pueden ser ilusorios. El Departamento de Trabajo advirtió previamente que los despidos de trabajadores de la educación el año pasado debido a la pandemia habían distorsionado los patrones normales de acumulación y despido estacional, lo que posiblemente hizo que las cifras de contratación de enero parecieran mejores de lo que eran en realidad.

Para ilustrar aún más la irracionalidad y la naturaleza socialmente regresiva de la respuesta capitalista a la pandemia, el empleo en el sector de la salud disminuyó en 30.000 puestos de trabajo en enero. Esto a pesar de la puesta en marcha de programas de vacunación supuestamente sólidos y de las trágicas escenas de hospitales y unidades de cuidados intensivos abarrotados en medio de un aumento de casos y muertes por COVID-19 después de las vacaciones.

Las interminables concesiones y retrocesos de los demócratas demuestran que incluso con el control de ambas cámaras del Congreso y la presidencia son incapaces de, y de hecho se oponen a, avanzar en cualquier medida económica seria para abordar la catástrofe social a la que se enfrenta la clase trabajadora en Estados Unidos. La alternativa que se plantea es que los trabajadores asuman la lucha por el socialismo para tomar el control de la sociedad y acabar con la subordinación de la vida económica y social a las exigencias de beneficio de los ricos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de febrero de 2021)

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