Este reporte fue pronunciado el 1 de noviembre en el último encuentro de la campaña electoral 2020 del Partido Socialista por la Igualdad, llamado “En vísperas de las elecciones de guerra civil”.
La elección presidencial del 2020 se está llevando a cabo en medio de una crisis global, desencadenada por una pandemia, que solo puede comprarse con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y la Segunda Guerra Mundial en 1939.
Hasta este encuentro, se contabilizan 1.196.000 muertes a nivel mundial según las estadísticas oficiales disponibles. La cifra más alta de fallecimientos se registra en Estados Unidos, donde hasta ayer, se habían perdido 236.072 vidas. En Brasil, 159.884 personas han muerto. La cifra de muertos en India es de 122.111, en México 91.743, en Reino Unido 46.791, en Italia 38.618, en Francia 36.826, y en Alemania 10.494. Estas cifras oficiales minimizan el total verdadero de muertes.
El virus del COVID-19 se está propagando fuera de control. Durante las últimas dos semanas y comparado a las dos semanas previas, las muertes han aumentado 24,5 por ciento en España, 129 por ciento en Polonia, 135 por ciento en Reino Unido, 200 por ciento en Francia, 323.7 por ciento en Italia, 2.286 por ciento en Alemania.
En Estados Unidos, donde la propagación del virus nunca fue puesta bajo control, la pandemia está resurgiendo en prácticamente todos los estados. La interacción entre los esfuerzos deliberados del Gobierno de Trump de propiciar la propagación del virus, la política general de reabrir escuelas, obligar a los trabajadores a permanecer en el trabajo pese a las condiciones inseguras y priorizar las ganancias sobre las vidas, y el declive pronunciado en el nivel cultural de la población a causa de 40 años de políticas sociales reaccionarias ha producido la catástrofe en marcha.
Independientemente del resultado de las elecciones el martes, la cifra de muertes seguirá aumentando a un paso horrendo en las siguientes semanas y meses. En su más reciente declaración, Anthony Fauci afirmó francamente que EE.UU. se acerca a un desastre: “Nos espera muchísimo dolor. No es una buena situación. Todas las estrellas están en fila en el lugar equivocado al llegar a las temporadas de otoño e invierno, con las personas congregándose dentro de casa. No podrías estar en una peor posición”.
Si algo ha quedado claro durante los últimos ocho a nueve meses, es que concebir la pandemia solo en términos médicos es completamente inadecuado. Es, ante todo, una crisis política. Por supuesto, hay un virus que está matando a personas. Pero la respuesta a la pandemia —el fracaso en o, más precisamente, la negativa a implementar las políticas que salvarían vidas— ha sido definida de acuerdo con los intereses financieros de la clase capitalista. Cualquier discusión de las políticas necesarias para combatir el virus que excluya un examen de los intereses socioeconómicos que bloquearon una respuesta efectiva a la pandemia es inútil.
Es más, el fracaso en contener la pandemia no es meramente el producto de malas políticas de unos cuantos líderes políticos ignorantes e incluso criminales. El hecho de que la pandemia esté haciendo estragos por todo el mundo, que las muertes estén disparándose en los países capitalistas avanzados de Europa occidental y que el mayor número de muertes se registre en el país capitalista-imperialista más rico y poderoso, Estados Unidos, es una condena para todo el sistema capitalista mundial.
Las afirmaciones de que el impacto de la pandemia era imprevisible son mentiras descaradas. Los científicos han estado haciendo advertencias detalladas por años. Pero, como con cualquier otro problema social y de nivel societario, la respuesta de los Gobiernos ha sido definida de acuerdo con los intereses financiero de las élites gobernantes.
Una gran crisis histórica, y la pandemia es de tal magnitud, revela y pone a prueba las perspectivas y programas de todos los partidos. La pérdida de vidas humanas que ya cité constituye una exposición devastadora del programa y las políticas de todos los Gobiernos capitalistas y partidos de la clase gobernante.
Pero, dado que este es el último evento público de la campaña electoral del Partido Socialista por la Igualdad, es un momento apropiado para repasar la respuesta de nuestro partido a esta crisis histórica. ¿Estuvo el PSI a la altura?
El primer evento público de la campaña electoral presidencial del PSI fue celebrado en Ann Arbor, Michigan el 24 de febrero, hace un poco más de ocho meses. Para esa fecha, la cifra de muertes global era de 2.699. No se había registrado ninguna muerte en Estados Unidos para entonces. Pero, el Partido Socialista por la Igualdad ya estaba advirtiendo del peligro presentado por el brote de la pandemia. Al introducir al camarada Joseph Kishore como candidato presidencial del PSI y hablando en nombre del partido, declaré:
Los problemas nacionales son, en esencia, problemas globales, que exigen soluciones coordinadas globalmente. Las potencias imperialistas están involucradas en una acumulación militar frenética en busca de sus objetivos criminales geopolíticos. China y Rusia también están fortaleciendo sus fuerzas militares.
Pero, mientras los Estados nacionales se preparan para disputar mercados y territorios, el coronavirus no presa atención a las fronteras y se sigue propagando por todo el globo. El virus, que viaja sin pasaporte y sin molestarse en aplicar por una visa, es totalmente indiferente a la nacionalidad, origen étnico o racial, o religión de sus posibles víctimas.
El 6 de marzo, el Partido Socialista por la Igualdad publicó una declaración, “Cómo combatir la pandemia”. Para esa fecha, el total de muertes por COVID-19 en el mundo era de 3.493. En Estados Unidos, se habían registrado 15 muertes. El WSWS declaró:
La propagación de la pandemia de coronavirus persiste en docenas de países de todo el mundo en uno de los peores brotes infecciosos del último siglo, amenazando con tomar millones de vidas.
Desmintiendo la desestimación criminalmente deshonesta de la severidad por parte de la Casa Blanca, el número de casos en EE. UU. aumenta rápido. La respuesta en todos los niveles del Gobierno ha sido negligente e incompetente, exponiendo la total falta de planificación y preparación en uno de los países capitalistas más ricos…
La indiferencia del Gobierno de Trump hacia la salud de la población no es nada mejor y quizás es peor que la de los faraones del antiguo Egipto hacia los esclavos. La prensa ha pasado más tiempo lamentando la caída en los precios de las acciones de Wall Street que la pérdida de vida humana…
Esta catástrofe social debe prevenirse. Todas las secciones de la clase obrera, los jóvenes y estudiantes necesitan exigir que los Gobiernos tomen acciones de emergencia para detener la propagación del virus y proveer el cuidado necesario para todos los infectados. Esto requiere la reasignación masiva de recursos sociales.
El principio que debe guiar la respuesta es que las necesidades de la sociedad anteceden a los intereses de lucro. No se puede permitir que los cálculos capitalistas en torno a los valores de las acciones y las ganancias limiten, socaven o prevengan la batalla contra la enfermedad.
El 13 de marzo, el total de muertes por COVID-19 era de 5.943. En EE.UU., se habían reportado 48 muertes. El WSWS publicó un artículo intitulado “El capitalismo está en guerra con la sociedad”. Declaró:
El brote de la pandemia y sus consecuencias sólo pueden entenderse en el contexto del desarrollo del capitalismo mundial en los últimos cuatro decenios. Estos cuatro decenios han puesto de manifiesto todas las características socialmente reaccionarias de un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción, en el que todas las consideraciones de necesidad social están subordinadas al afán de lucro y a la inmensa riqueza personal. El lema de la oligarquía capitalista es: “Si la acumulación de nuestros miles de millones de dólares requiere la muerte de millones, que así sea”.
El 17 de marzo, las muertes por COVID-19 en el mundo habían aumentado a 8.046. En Estados Unidos, 121 personas habían fallecido. El Comité Nacional del Partido Socialista por la Igualdad publicó “Un programa de acciones para la clase obrera”. Esta declaración ofreció un análisis detallado de la negativa global de los Gobiernos capitalistas a tomar las acciones necesarias para detener la propagación del virus. El Comité Nacional declaró:
En la medida en que la propiedad privada interfiera con las medidas de emergencia, debe ser barrida a un lado. Todas las industrias rescatadas por el Gobierno deben ser en cambio convertidas en bienes públicos bajo el control democrático de la clase obrera, reorientadas hacia la producción de los bienes necesarios.
Si hubiera estallado una guerra, las clases gobernantes estarían reestructurando la vida económica para producir los instrumentos de muerte. Ahora se trata de producir los instrumentos de vida.
Se oponen los intereses irreconciliables de dos clases antagonistas. Para los capitalistas, es una cuestión de asegurar sus intereses de lucro y garantizar que su propiedad y riqueza permanezcan intactas. Ninguna medida puede afectar sus intereses. La clase obrera está preocupada por los intereses de la humanidad, partiendo de las necesidades sociales, no el lucro privado.
Planteamos estas demandas para movilizar a los trabajadores, elevar su consciencia de clase, desarrollar su entendimiento de la necesidad de solidaridad internacional de clase y aumentar su confianza política propia. No le prestamos confianza alguna a que ningún Gobierno capitalista vaya a combatir la pandemia y tenemos toda expectativa de que se resistirán en contra de estas demandas. Lo que pueda o no lograrse será determinado en lucha.
Durante la última semana de marzo, el Congreso votó de manera casi unánime a favor de entregar varios billones de dólares a Wall Street y apuntalar los precios de las acciones que caían en picada, en una operación de rescate que superó con creces el rescate de 2008-09. Una vez que se aprobaron las disposiciones de la Ley CARES, el Gobierno y ambos partidos capitalistas abandonaron los esfuerzos para detener la propagación del virus. La política de “inmunidad colectiva” —promover el contagio de gran parte de la población— entró en vigor. La señal de este curso asesino fue dada por el columnista líder del New York Times, Thomas Friedman, quien promovió con entusiasmo las políticas inhumanas instituidas por el Gobierno sueco.
Desde fines de marzo, 230.000 estadounidenses han perdido su vida al COVID-19. La pérdida total de vidas en el mundo supera el millón.
A lo largo de la campaña electoral, las políticas del Partido Socialista por la Igualdad se han basado en un análisis marxista de la crisis capitalista global, los intereses en conflicto de las principales clases sociales y la lógica de la crisis internacional. Nuestro programa electoral ha sido consistente con los principios que guían la batalla por la independencia política de la clase obrera, la lucha por el poder obrera y la construcción de una sociedad socialista en Estados Unidos e internacionalmente.
El PSI no tiene un programa especial para las elecciones, definido por cálculos pragmáticos de corto plazo y extremadamente impresionistas sobre la supuesta realidad electoral. El PSI sigue siendo un partido socialista revolucionario en un año electoral.
El punto esencial debe subrayarse cuando se proclama desde todas partes que Trump y Biden están involucrados en un conflicto existencial titánico en el cual las fuerzas del bien y el mal se oponen marcadamente. El conflicto entre dos facciones de la oligarquía estadounidense jamás fue retratado en términos tan monumentales. A uno hasta se le podrían olvidar los incontables bancos en Estados Unidos y el extranjero que han financiado los esquemas de negocios semicriminales de Trump por casi medio siglo, mucho antes de que llegara a la Casa Blanca; y que Joseph Biden, el senador por décadas del gran paraíso fiscal corporativo de Delaware fue el autor de incontables leyes socialmente regresiva y opresoras.
El New York Times, que respondió el mes pasado a la bien merecida infección de COVID-19 de Trump con un editorial urgiendo su recuperación pronta, pretende darles un sermón a los socialistas sobre por qué deben apoyar a Biden “sin disculpas ni vergüenza—e incluso con algo de emoción—”.
El Partido Socialista por la Igualdad rechaza con desdeño tales llamados cínicos a la colaboración de clases, a abandonar un punto de vista de independencia de clase.
No se trata de que el Partido Socialista por la Igualdad subestime el peligro representado por Trump. Todo lo contrario, el PSI ha advertido continuamente que Trump busca construir un movimiento fascistizante. Pero también hemos explicado que Trump no es meramente un gánster desquiciado y cruel, sino que es el producto de la crisis y las contradicciones del capitalismo.
La batalla contra Trump y contra la aparición del fascismo estadounidense no puede avanzarse en la medida en que la clase obrera permanezca políticamente atada al Partido Demócrata.
El PSI tiene una política que no se limita al 3 de noviembre, sino para todos los días que siguen a la elección. Los camaradas Joe Kishore y Norissa Santa Cruz y los otros oradores explicarán en mayor detalle las políticas de nuestro partido. Examinarán los distintos aspectos de la crisis política. Pero todos harán hincapié en que la única respuesta efectiva a los esfuerzos de Trump de crear un régimen fascistizante es una basada en la movilización social y política independiente de la clase obrera, y dicha movilización debe arrancar preparando una resistencia popular masiva a cualquier intento de Trump y las pandillas fascistas impulsadas por él para suprimir votos y anular los resultados de la elección.
No habrá ningún regreso a la “normalidad” después del 3 de noviembre. La extrema tensión en torno a estas elecciones refleja el estado explosivo de la sociedad estadounidense. El capitalismo, asolado por la desigualdad social, marchando hacia la guerra, es incompatible con la democracia. Si la democracia ha de sobrevivir en Estados Unidos, debe reconstituirse sobre bases completamente nuevas, es decir, socialistas.
Por eso esperamos que después de escuchar a los oradores de hoy, todos los participantes de este webinario tomen la decisión de unirse al Partido Socialista por la Igualdad.
Nuestro trabajo no es hacer milagros. Tampoco hacemos promesas; no prometemos curas inmediatas. Estamos enfrentando una crisis histórica monumental en la que está en juego el futuro de la humanidad. No existe ninguna solución fácil.
Somos un partido revolucionario que le dice a la clase obrera la verdad. Si la clase obrera ha de prevenir el establecimiento de la dictadura más horrenda que el mundo ha visto, debe asumir la lucha por el poder. Todos los participantes que estén de acuerdo con esta perspectiva necesitan tomar la decisión de construir el movimiento que está luchando por poner fin al capitalismo, que se basa en las lecciones de la historia y que tiene confianza en la fuerza de la clase obrera.
Trotsky lo dijo de forma clara y sencilla en 1938 cuando hablaba del peligro del fascismo en Estados Unidos. Dijo que los trabajadores tendrán que aceptar el socialismo o se verán obligados a aceptar el fascismo. Debemos decir la verdad. Solo podemos asumir responsabilidad por nuestras propias acciones. Esa es la concepción que ha guiado a nuestro movimiento.
Hemos luchado a lo largo de toda esta campaña por explicar las cuestiones políticas a la clase obrera. Las citas que mencioné son solo un puñado de literalmente cientos de artículos y declaraciones que hemos publicado este año. Cada palabra que hemos publicado ha sido confirmada por los eventos, así que podemos hablar con cierta confianza sobre el futuro.
No solo estamos trabajando para el 3 de noviembre o el 4 de noviembre o el mes de noviembre. Estamos preparándonos para las grandes luchas que se avecinan y tenemos confianza en que encontraremos una respuesta cada vez más amplia conforme los trabajadores reconozcan que nuestro análisis es correcto.
(Publicado originalmente en inglés el 2 de noviembre de 2020)