La siguiente declaración ha sido publicada por el recientemente constituido Comité de Seguridad de Base de Docentes en Estados Unidos. Puedes seguirnos en Facebook y registrarte para nuestro primer evento, en el que recibiremos llamadas, el sábado 22 de agosto. Para participar, contacta al Boletín de Maestros del WSWS.
La campaña por reabrir las escuelas en medio de la pandemia de coronavirus que se sigue extendiendo amenaza la salud y la vida de millones de niños, docentes, padres, abuelos y miembros de la comunidad.
Muchos distritos escolares han reanudado la enseñanza presencial. En cuestión de días, ya ha habido brotes de infecciones de COVID-19 en Georgia, Delaware, Luisiana, Alabama, Hawái, California y otros estados, lo que ha obligado a miles de niños y trabajadores de la enseñanza a ponerse en cuarentena.
Se está preparando una catástrofe, y está previsto que otros millones de estudiantes vuelvan a las aulas en los próximos días y semanas. Esto incluye a la ciudad de Nueva York, el distrito escolar más grande del país con 1,1 millones de estudiantes y 135.000 docentes y personal de apoyo.
Ya sea Trump, Betsy DeVos y el gobernador de Florida DeSantis o demócratas como Biden y el gobernador de Nueva York Cuomo, todos apoyan esta reapertura de las escuelas a pesar de las advertencias de científicos y expertos en salud pública y encuestas que muestran que el 59 por ciento de los votantes se oponen a la reapertura total de las escuelas K-12. Esto no es porque estos políticos controlados por las corporaciones que han dedicado toda su carrera a recortar la financiación de las escuelas y a privatizar la educación pública de repente hayan empezado a preocuparse por las necesidades académicas, sociales y emocionales de los niños.
Por el contrario, solo tienen un objetivo: sacar a los niños de sus hogares para que sus padres puedan ser obligados a volver al trabajo para así producir ganancias para las élites corporativas y financieras. Habiéndole dado a Wall Street un rescate multibillonario en dólares, los demócratas y los republicanos quieren obligar a los trabajadores a pagar por ello sin importar cuántos mueran.
Docentes, padres y estudiantes están decididos a parar esta locura. Cientos de miles de personas de casi todos los Estados de los EEUU, junto con varios otros países de todo el mundo, se han unido a grupos de Facebook que se oponen a la reapertura de las escuelas. Se organizaron más de 100 manifestaciones y caravanas de coches por EEUU en las últimas semanas.
Docentes, personal de las escuelas, padres, estudiantes y otros de todo EEUU están tomando la iniciativa de formar el Comité de Seguridad de Base de Docentes. Nuestro propósito es unir a los educadores y los jóvenes, padres y toda la clase trabajadora para que se opongan a la reapertura de las escuelas y los intereses sociales que impulsan esta política homicida.
Antes que nada, los trabajadores necesitan los hechos científicos para contrarrestar la desinformación y las mentiras promocionadas por los políticos y los medios corporativos.
La campaña por la reapertura de las escuelas está siendo predicada sobre tres mentiras básicas.
Mentira #1: Los niños son menos susceptibles a la infección y no desarrollan síntomas graves de COVID-19
Se informó de casi 180.000 casos de COVID-19 en niños entre el 9 de julio y el 6 de agosto. Esto es un aumento del 90% del total de los casos entre los niños en solo cuatro semanas. Casi 100.000 niños en los EEUU dieron positivo por COVID-19 en apenas las dos últimas semanas de julio, según un informe de la Academia Estadounidense de Pediatría. Los niños eran del 0,5 al 5,3 por ciento del total de las hospitalizaciones reportadas, dependiendo del estado y la edad.
Cuando se hospitaliza a niños, uno de cada tres necesita la UCI, o sea con la misma frecuencia que los adultos. El seis por ciento de estos necesitan respiradores. Desde mayo, al menos 90 niños murieron de COVID-19 en los EEUU, muchos de ellos sin problemas de salud previos.
Mentira #2: Los niños casi nunca transmiten el COVID-19
Sendos estudios recientes y abarcadores con muestras de gran tamaño realizados en los EEUU, Italia y Corea del Sur concluyeron que los niños transmiten el COVID-19 más fácilmente que los adultos. Uno de los estudios, de Chicago, encontró que bebés y niños pequeños infectados con el virus pueden transportar cargas virales en la garganta y las vías respiratorias hasta 100 veces más grandes que en adultos. La difusión de la enfermedad mortal en Israel se ha atribuido en buena medida a la reapertura de las escuelas.
Mentira #3: Las escuelas se pueden reabrir "con seguridad"
Un estudio reciente de la Universidad de Florida confirmó que una forma pulverizada infecciosa de partículas diminutas de COVID-19 pueden ser transportadas por el aire y viajar a 16 pies o más, mucho más de los recomendados seis pies [dos metros] para el distanciamiento social. Estas partículas pulverizadas también pueden permanecer suspendidas en el aire durante horas en lugares mal ventilados.
Como resultado, cada autobús escolar y cada aula se volverán un ambiente confinado peligroso a pesar de la toma de temperatura, el uso de la mascarilla y los esfuerzos por mantener la distancia social. La Oficina de Responsabilidad del Gobierno halló recientemente que el 41 por ciento de los distritos escolares tienen que actualizar o remplazar los sistemas de ventilación en por lo menos la mitad de sus escuelas, lo que implica un total de 36.000 edificios escolares.
La ciencia reciente sin excepción deja claro que la reapertura de las escuelas será una catástrofe absoluta. El mes pasado, la secretaria de prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany presentó brevemente la perspectiva de la clase gobernante hacia la pandemia cuando declaró que la "ciencia no estorbaría" la campaña por reabrir las escuelas.
Obsesionado solamente con el impacto de la pandemia en la bolsa, Trump y los demócratas y republicanos estatales no hicieron nada mientras el virus mortal se extendía a principios de marzo. Solo la acción colectiva de los trabajadores, que incluyó una serie de huelgas espontáneas que desafiaron a los sindicatos lanzadas por trabajadores de las industrias automotriz, cárnica, logística y otras, junto con exigencias de los docentes de la ciudad de Nueva York de cerrar las escuelas, llevó a los confinamientos oficiales en todo el Estado. Se ha demostrado que esto les salvó la vida a decenas de miles de personas.
Una vez más, le toca a la clase trabajadora emprender acciones de emergencia. el Comité de Seguridad de Base de Docentes está luchando por unir a todos los trabajadores —educadores, chóferes de autobuses escolares, bedeles, trabajadores de mantenimiento y otro personal de apoyo, con trabajadores de las manufacturas, sanidad, logística, almacenes y procesamiento de alimentos, minoristas y de restaurantes— para llevar a cabo una huelga general nacional para impedir la reapertura de las escuelas y salvar vidas.
Al librar esta lucha, adoptamos las siguientes demandas por las que instamos a todos los trabajadores a luchar:
· ¡Por el cierre inmediato de todas las escuelas públicas, privadas y concertadas! Esto es innegociable. Es imposible abrir las escuelas "con seguridad" durante una pandemia arrasadora. La pérdida de vidas y el daño físico y emocional permanente a los niños que extienden la enfermedad a docentes, padres y abuelos empequeñece cualquier alteración causada por la enseñanza en línea.
· ¡Financiación total para la educación pública, el acceso a internet y la educación en línea! Los billones entregados a los ricos deben ser redistribuidos para brindar acceso universal a internet de alta velocidad, seguridad alimentaria, asistencia médica mental, apoyo a la educación especial y todos los otros recursos necesarios para brindar la educación a distancia de mayor calidad para cada estudiante y cada docente. Estos programas deben ser apresurados en las áreas rurales, reservas de nativos americanos y los barrios obreros más empobrecidos, que la clase gobernante desde hace décadas viene dejando que se pudran.
· ¡Protección total de los ingresos de todos los padres y cuidadores que se queden en casa con sus niños! Los educadores no son ajenos a las necesidades de los padres, como lo son los políticos controlados por las corporaciones. Por eso el dinero entregado a los ricos debe ser utilizado para dar ingresos plenos a aquellos que no pueden trabajar porque deben quedarse en casa con sus hijos. Al mismo tiempo, hay que restaurar las prestaciones plenas por desempleo y aumentar la financiación para proteger a las familias, y hay que implementar una moratoria permanente para parar todos los desahucios y ejecuciones hipotecarias de viviendas.
· ¡No bajarles los ingresos a los docentes que decidan quedarse en casa! Hay que darles a los docentes y trabajadores de la educación que se nieguen a trabajar en condiciones insalubres ingresos y prestaciones plenas mientras dure la pandemia, no hay que multarlos y castigarlos. Casi 1,5 millones de docentes, o uno de cada cuatro, tiene alguna condición física que lo pone en un riesgo mayor de enfermarse gravemente de COVID-19.
· ¡Por la libertad de expresión y la protección a los denunciantes! Todos los que hablen contra las condiciones inseguras de trabajo —sea en las escuelas, fábricas, almacenes, hospitales u oficinas— tienen que ser defendidos contra cualquier acoso por parte de empleadores o funcionarios del Estado. Todos los trabajadores que hayan sido victimizados tienen que ser recontratados y tienen que cobrar sus sueldos atrasados.
· ¡Parar toda la producción no esencial! Hasta que se contenga la pandemia, solo deben permanecer abiertas industrias clave como la producción de alimentos, asistencia médica y logística. A los trabajadores de esas industrias hay que darles las medidas de seguridad más avanzadas para evitar que se infecten. A todos los trabajadores no esenciales y a los trabajadores despedidos hay que darles plenas prestaciones de desempleo y acceso gratuito a la asistencia sanitaria.
Las escuelas tienen que permanecer cerradas hasta que la amenaza a la salud pública haya pasado y los comités de seguridad de base, trabajando conjuntamente con científicos de confianza y expertos en salud pública, garanticen la seguridad de los niños, docentes y empleados de las escuelas. Esto solo sucederá después de que un programa masivo de pruebas y de rastreo de contactos muestre que las tasas de positivos a nivel nacional son menores del 0,1 por ciento. Antes de que reabra cualquier escuela bajo estas condiciones, todos los sistemas de ventilación tienen que ser modernizados, el personal de mantenimiento y de enfermería tiene que ser financiado plenamente, y el tamaño de las clases tiene que ser reducido permanentemente a no más de 15 estudiantes.
El Comité de Seguridad de Base de Docentes es totalmente independiente de la Federación Docente Estadounidense (AFT), la Asociación de Educación Nacional (NEA) y otros sindicatos, que no representan a la clase trabajadora. La AFT y la NEA están colaborando con el Partido Demócrata para perpetuar la mentira de que se pueden reabrir las escuelas con seguridad. En ciudades como Chicago, Los Ángeles y en otras grandes áreas urbanas, los sindicatos han hecho acuerdos con los demócratas locales para empezar el semestre solo mediante enseñanza en línea. Pero esto no es sino una maniobra para disipar la oposición popular y darles más tiempo para preparar una reapertura total.
La lección central de la oleada de huelgas espontáneas de 2018-2019 en West Virginia, Oklahoma y otros Estados, junto con las huelgas de Los Ángeles, Oakland y Chicago, es que es esencial que los docentes se basen en su propia fuerza independiente para luchar.
La catástrofe sin precedentes de la pandemia es fundamentalmente una cuestión social y política, no simplemente médica. Existe la tecnología y la pericia médica para contener el virus y asegurar la seguridad de toda la clase trabajadora, pero bajo el capitalismo todo se subordina a los intereses de ganancia de la élite corporativa y financiera.
Desde que empezara la pandemia, la riqueza colectiva del director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, el jefe de Tesla, Elon Musk, y el resto de los multimillonarios estadounidenses creció en casi $600 mil millones. Mientras los demócratas y los republicanos han entregado billones a la oligarquía financiera, han recortado el subsidio de desempleo de $600 semanales y han dejado a Estados con un déficit de financiación escolar de cerca de $300 mil millones. Esto se utilizará para acelerar el ataque a los docentes, el cierre definitivo de escuelas, la transferencia de bienes públicos a escuelas privadas o concertadas y otros planes con ánimo de lucro.
Nuestras demandas no se basan en lo que las corporaciones y los políticos dicen que es asequible sino en lo que es necesario para proteger la vida y el bienestar de niños, docentes y toda la clase trabajadora. Al lanzar el Comité de Seguridad de Base de Docentes, nos proponemos como objetivo movilizar a la clase trabajadora como fuerza social independiente contra la reapertura insegura de las escuelas y por la defensa de la educación pública.
Que todos los educadores, trabajadores de escuelas, padres y estudiantes que apoyen esta iniciativa se unan a nuestra página de Facebook y que nos contacten hoy para establecer comités de base locales en tu escuela y tu barrio. Envíanos toda información relevante, incluyendo los desarrollos significativos en tu distrito o Estado, y la compartiremos ampliamente con un público mundial.
Estaremos celebrando un encuentro nacional, en el que recibiremos llamadas, a las 3:00 PM EDT [EEUU] (12:00 PM PDT) el sábado 22 de agosto, para discutir desarrollos y una vía a seguir. Te instamos a hacer planes hoy para participar en este encuentro vital.
(Publicado originalmente en inglés el 15 de agosto de 2020)