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Perspectiva

Edward Gallagher, Donald Trump y las guerras criminales de EE. UU.

El viernes, el New York Times filtró videos y fotografías que documentan crímenes de guerra de EE. UU. en Irak. El material incluye una foto de una docena de soldados de Operaciones Especiales de EE. UU. con el cuerpo de un adolescente que acababan de asesinar.

El capitán de Operaciones Especiales, Edward Gallagher, quien sostuvo la cabeza del adolescente como si fuera un venado recién cazado, fue quien había acribillado a muerte al adolescente herido y detenido.

Un tribunal militar lo exoneró por el asesinato del joven y luego el presidente Donald Trump lo indultó por una serie de otros crímenes en varios ataques homicidas durante su despliegue.

La fotografía y los videos recuerdan las impactantes fotografías de 2004 en la prisión Abu Ghraib. Pero, mientras que hace 15 años la Casa Blanca, el Congreso y la prensa afirmaron deplorar el depravado trato a los prisioneros iraquíes —al mismo tiempo en que suprimían el grueso de la evidencia fotográfica y encubrían a los oficiales detrás de la tortura como el presidente Bush, el vicepresidente Cheney y el secretario de Defensa Rumsfeld— el perpetrador principal de este crimen de guerra está siendo aclamado como un “héroe” por el presidente estadounidense.

La cúpula militar y el Times se opusieron a la glorificación de Gallagher por parte de Trump en gran parte porque expone el hecho de que los asesinatos masivos y la destrucción en Irak, Afganistán, Libia, Siria y otros países en la mira de Washington no son crímenes de “manzanas podridas”, sino crímenes del imperialismo estadounidense.

En el programa “This Week” de ABC News el domingo, el asesor de seguridad nacional, Robert C. O’Brien defendió la intervención de Trump en el caso de Gallagher. “En última instancia, el presidente, como comandante en jefe, ha dicho que respalda a nuestros hombres y mujeres uniformados”, dijo O’Brien. “Miren,” añadió, “es preocupante que enviemos ente que tiene que tomar decisiones instantáneas tratando con terroristas… Y lo que el presidente ha dicho es que respaldaremos a nuestros guerreros”.

El reporte del Times, basado en una filtración de materiales investigativos internos de la Armada, es una muestra macabra de las actividades de Gallagher, uno de los tres criminales de guerra indultados por Trump en noviembre.

Gallagher no tomó ninguna “decisión instantánea” cuando utilizó su cuchillo de cacería para ejecutar al prisionero adolescente. Logró escapar su sentencia bajo cargos de asesinato solo después de que un médico en su unidad asumiera responsabilidad por la muerte en un dudoso juicio militar, tras recibir inmunidad por parte de la fiscalía. Gallagher fue sentenciado solo por aparecer en la fotografía con el cuerpo de la víctima, una acción que es un crimen según las convenciones de Ginebra.

Varias grabaciones de video de entrevistas realizadas durante la investigación del Servicio de Investigaciones Criminales de la Armada (NCIS, siglas en inglés) sobre Gallagher ofrecen un retrato desgarrador de su conducta en las zonas de guerra durante un largo periodo. Los experimentados soldados y veteranos de las guerras en Irak y Afganistán describen a su exjefe de unidad como “sumamente malo”, “tóxico” y “perfectamente OK sobre matar a cualquiera que se moviera”. Describen cómo Gallagher asesinó a civiles, incluyendo niños, y a prisioneros, culminando en el incidente por el cual fue procesado.

El Times tuvo acceso a tanto las entrevistas como miles de mensajes de texto entre muchos de los 22 miembros del pelotón Alpha, equipo SEAL siete. El alcance de la filtración demuestra la amplia oposición dentro de la cúpula militar hacia la intervención de Trump para anular cualquier castigo administrativo contra Gallagher, un caso claro de “influencia de mando” ilegal para manipular el resultado de un proceso judicial militar.

Trump intervino con una orden el 15 de noviembre con la que indultó a dos oficiales del Ejército acusados de crímenes de guerra en Irak y Afganistán, el capitán Matt Golsteyn y el primer teniente Clint Lorance, así como a Gallagher. Además, revirtió la decisión de la Armada de multar a Gallagher, quien ya se retiró, reduciendo su rango y quitándole su insignia de SEAL. Cuando el secretario de la Armada, Richard Spencer, se opuso a esta interferencia en la línea de mando militar, Trump lo despidió.

Los críticos de Trump dentro de la élite gobernante se opusieron particularmente a su declaración, en un tuit publicado en octubre anunciando que revisaría los tres casos de crímenes de guerra, “Entrenamos a nuestros muchachos a ser máquinas de matar, ¡luego los enjuiciamos cuando matan!”.

Su oposición a tal comentario solo se debe a que es una admisión demasiado abierta del verdadero papel del ejército estadounidense, particularmente las decenas de miles de tropas de Fuerzas Especiales como los SEAL o la Delta Force del Ejército, quienes son reclutados y entrenados para ser asesinos despiadados. Los enjuiciamientos son extremadamente inusuales y posiblemente se detengan completamente después del precedente establecido por Trump.

Trump busca sumar a Gallagher Golsteyn y Lorance a su campaña de reelección. Desfiló a los criminales de guerra en un evento para donadores de campaña este mes, y Gallagher fue fotografiado con Donald Trump Jr. en la conferencia Turning Point USA Student Action, una asamblea de jóvenes de tendencia fascista en la que habló el presidente el 21 de diciembre. Esto es parte de su esfuerzo para arraigar su reelección en llamados a los elementos más violentos y reaccionarios del aparato estatal, incluyendo la policía, la Patrulla Fronteriza y las Fuerzas Especiales militares, así como a elementos fascistizantes y capas sociales desorientadas dentro del electorado.

Gallagher y su esposa Andrea también posaron en fotografías junto a presidente durante su visita y presuntamente le dieron un regalo para expresar su agradecimiento por el indulto —una bandera blanca y negra del Estado Islámico de Irak y Siria capturada en Mosul, Irak—. El regalo ciertamente simboliza la conexión entre el criminal de guerra en jefe, Donald Trump, y su cómplice e instrumento, Gallagher. Mosul fue bombardeado por artillería, misiles y aviones de guerra estadounidenses ininterrumpidamente hasta que quedó reducida a escombros, matando a decenas de miles de personas.

Gallagher puede encarnar la violencia homicida, un individuo para el cual asesinar se ha vuelto una obsesión. Pero Trump tomó cantidades incalculablemente mayores de vidas por medio de sus órdenes como “comandante en jefe” para destruir ciudades como Mosul en Irak y Raqqa en Siria.

Y Trump tampoco es una aberración. Sigue a una serie de presidentes que podrían y deberían ser procesados por crímenes de guerra. Estos incluyen, para nombrar solo a los más recientes, George Bush padre por la guerra del golfo Pérsico y las invasiones estadounidenses de Panamá y Somalia; Bill Clinton por la intervención militar en la antigua Yugoslavia y los bombardeos contra Irak, Afganistán y Sudán; George Bush hijo por la guerra en Irak y la invasión de Afganistán, Barack Obama por continuar estas guerras y lanzar nuevos ataques en Libia y Siria y una guerra con drones por todo el mundo.

Gallagher tampoco es excepcional. Los crímenes como estos e incluso peores son el sello distintivo de todas las guerras imperialistas de conquista contra naciones empobrecidas y oprimidas. Desde la masacre en My Lai en Vietnam, a las atrocidades en Abu Ghraib en Irak y el asesinato de 16 civiles afganos por parte del sargento Robert Bales en 2012, el ejército estadounidense ha demostrado su capacidad por la brutalidad y violencia deliberada.

Estos crímenes de guerra fueron llevados a cabo sobre una base bipartidista, bajo presidentes demócratas y republicanos, apoyados y encubiertos en general tanto por legisladores demócratas como republicanos. Cabe notar que los demócratas en la Cámara de Representantes no han sometido a Trump a un juicio político por indultar a criminales de guerra, ni hablar de ordenar asesinatos masivos en Irak y Siria, así como en la guerra con drones en marcha por todo el norte de África, Oriente Próximo y Asia central. En cambio, han elegido procesar a Trump por no respaldar lo suficiente los crímenes de guerra en Ucrania y socavar la prolongada operación estadounidense para armar a Ucrania y convertirla en una punta de lanza militar contra Rusia.

(Publicado originalmente en inglés el 30 de diciembre de 2019)

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