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El Centro Reiss en la Escuela de Derecho de NYU: un centro de pensamiento de la cúpula de seguridad nacional y el Partido Demócrata

Parte 2: El papel del Centro Reiss en el juicio político y la campaña antirrusa

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A través de sus colegas y su publicación, JustSecurity.org, el Centro Reiss está ligado estrechamente a la campaña anti-Rusia del aparato de seguridad nacional y el Partido Demócrata y sus esfuerzos para enjuiciar a Trump con una agenda belicista y antidemocrática.

Hay una conexión directa con la campaña anti-Rusia y los esfuerzos del juicio político del Partido Demócrata y las agencias de inteligencia a través de Andrew Weissman, distinguido y alto integrante del Centro Reiss. Antes de llegar al Centro Reiss, fue el fiscal principal en la Oficina del Asesor Especial de Robert Mueller de 2017 a 2019, mientras se preparaba el informe.

Además, el director ejecutivo del Centro Reiss, Rachel Goldbrenner, tiene conexiones con Eric Ciaramella, identificado en algunas publicaciones como el denunciante de la CIA que reveló la transcripción de las charlas telefónicas de Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Según los informes, ella vio a Ciaramella en la Casa Blanca, junto con su exjefa Samantha Power, dos veces en 2016.

La participación pública del Centro Reiss se produce a través de su publicación JustSecurity.org. Creado en 2013, el sitio web tenía su base en el centro de Derechos Humanos y Justicia Global de la Facultad de Derecho, antes de ser trasladado al Centro Reiss en septiembre de 2018, poco después del cambio de nombre de este último. Es financiado por la Facultad de Derecho de la NYU, así como por the Atlantic Philanthropies y Open Society Foundations—ambas fundadas y presididas por George Soros.

El sitio web se describe a sí mismo como “un foro en línea para el análisis riguroso de las leyes y políticas de seguridad nacional de EE.UU.”, ocupando “un lugar especial en el ecosistema de la información como una voz de experiencia independiente y confiable”. Se preocupa principalmente por “las amenazas muy reales a la justicia y seguridad aquí en los Estados Unidos, desde la bienvenida a la interferencia electoral extranjera hasta la difusión deliberada de desinformación”.

El coeditor de JustSecurity.org es Ryan Goodman. Es otro exfuncionario de Obama en Reiss: se desempeñó como asesor especial del asesor general del Departamento de Defensa en 2015-2016 y ahora es integrante del Consejo de Relaciones Exteriores, el Comité Asesor de Derecho Internacional del Departamento de Estado y la junta de asesores del Colegio de Guerra Naval de EE.UU. Se especializa en derecho internacional de los derechos humanos y ha abogado por el cambio del derecho internacional para que los Estados miembros de la ONU—en particular EE.UU.—puedan participar en intervenciones militares unilaterales con el pretexto de defender los derechos humanos sin el voto del Consejo de Seguridad. El tipo de intervenciones imperialistas por los “derechos humanos” que apoya Goodman ha provocado la matanza de millones de personas y la mayor crisis de refugiados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

JustSecurity.org ha proporcionado una plataforma importante para que exfuncionarios militares y de la CIA agiten por el juicio político y brinden a los medios alineados con el Partido Demócrata “recursos” para su cobertura. Por lo tanto, el Centro ha publicado dos cronogramas principales: uno se llama “cronograma Trump-Rusia”, que pretende documentar los lazos de una década del presidente con los oligarcas rusos y el Kremlin. El segundo es sobre “Ukrainegate”, el foco de las audiencias para el juicio político.

Rachel Maddow, de MSNBC, felicitó al sitio por publicar un “Centro de Intercambio de Documentos Públicos: Investigación Juicio Político Ucrania”. Ella proclamó en un tuit: “Felicitemos a Just Security por esto. Excelente”. Mientras tanto, tras una entrevista con Ryan Goodman, Spencer Bokat-Lindell, del New York Times, escribió un artículo titulado “¿La Cámara de Representantes debería empezar a encarcelar a los funcionarios de Trump?”.

En consonancia con el sistemático encubrimiento y glorificación de las fuerzas de extrema derecha con las que trabaja el imperialismo de EE.UU. en Ucrania, el cronograma del sitio web de “Ukrainegate” describe a los grupos fascistas apoyados por Washington que efectuaron el golpe en Ucrania en febrero de 2014 como “activistas contra la corrupción”. También criticó duramente la resistencia del Parlamento ucraniano a la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU). La NABU fue fundada con dinero estadounidense después del golpe y creó un Tribunal Superior Anticorrupción cuyo objetivo era acabar con la oposición al golpe fascista. De hecho, el primer jefe de la NABU fue Tetiana Chornovol, que tenía vínculos estrechos con el ala paramilitar de Svoboda, partido abiertamente antisemita y neofascista, en el momento del golpe.

En otro artículo, “La guerra es lo que la guerra hace: el orden mundial y el futuro del conflicto”, JustSecurity.org dice, “¡Estados Unidos está en guerra con Rusia!”. El artículo acusa a los adversarios de Washington de buscar reemplazar el dominio militar del mundo por parte de EE.UU. con “alternativas más egoístas”. A esto le sigue la declaración de que “el objetivo fundamental de la política exterior estadounidense es garantizar que los Estados Unidos de forma al futuro orden mundial … debemos construir una visión de la guerra que se ajuste a ese fin”. Pero otro artículo reciente, un comentario sobre el indulto de Trump a un oficial de la Armada que cometió crímenes de guerra, fue titulado, “El presidente Trump está dañando a nuestros militares: los casos de crímenes de guerra son el último ejemplo”. Fue escrito por David Lapan, figura de un think tank de Washington que estuvo 30 años en el ejército y ha trabajado como asesor de varios secretarios de defensa, el Estado Mayor Conjunto y las tropas estadounidenses en Afganistán.

El 6 de diciembre, JustSecurity.org publicó un artículo de Marc Polymeropoulos, que se retiró de la CIA en junio, tras 26 años de trabajo para la agencia de espionaje asesina. Se titula: “Un llamado a las armas: tomar la amenaza de Rusia en serio”. Al explicar la agenda belicista del juicio político, Polymeroupoulos escribe, “desde mi retiro en junio, dos hechos me hacen pensar que nuestra [de la CIA] campaña contra Rusia enfrenta desafíos nuevos e incluso mayores. ... Mi temor proviene principalmente del presidente, que, durante varios meses, retrasó abiertamente el esfuerzo general del gobierno de EE.UU. con su desafortunada intromisión en Ucrania y con el retiro de tropas estadounidenses de Siria. Trump le dio a Putin un gran regalo en ambos frentes. ... Sin embargo, no todo está perdido, ya que el Llamado a las Armas [contra Rusia] sigue siendo un grito de batalla válido. El Congreso, en particular, tiene ahora la responsabilidad de garantizar que el gobierno de EE.UU. permanece totalmente centrado en el esfuerzo contra Rusia. ... Nuestras instituciones de seguridad nacional no pueden luchar con un brazo atado a la espalda. El Congreso—tanto demócratas como republicanos—deben hacer rendir cuentas a este presidente y debe asegurar que contrarrestaremos al Kremlin a escala global, sin ceder ni un centímetro. Después de todo, la elección presidencial 2020—con los servicios de seguridad rusos listos para actuar otra vez—está a la vuelta de la esquina”.

El mismo autor elogió a los funcionarios estatales que testificaron en la investigación para el juicio político por tener “fuerza ética hercúlea” en otro artículo del sitio web, y felicitó a la CIA, diciendo “las décadas de capacitación ética persistente y la contratación de los ‘mejores y los más brillantes’ ha dado buenos resultados”.

Lo notable del Centro Reiss en la NYU y la publicación JustSecurity.org es su descaro. No es una operación encubierta. Su histérica agitación belicista está a la vista de todos. Las biografías de sus integrantes y miembros de la junta están publicadas en Internet con orgullo por sus conexiones directas con la CIA y el gobierno de Obama. El Centro también cuenta con el apoyo explícito de Wall Street y los grandes medios de comunicación, que son propiedad de multimillonarios. Es un engranaje importante en la maquinaria de un Partido Demócrata que impulsa el establecimiento de una dictadura de las agencias de inteligencia estatales.

Que el Centro Reiss pueda funcionar de esa manera es el resultado y el síntoma de la integración de la academia en el aparato estatal desde hace décadas y de la creciente dependencia de las universidades de la aristocracia financiera. Universidades como la NYU, una de las más caras en el país, se parecen cada vez más a corporaciones que otorgan títulos. Poseen enormes carteras de bienes raíces y acciones y dan trabajo a ejecutivos con salarios multimillonarios (ver: los lazos de la Universidad de Nueva York con Trump, los bancos de Wall Street y las monarquías del Golfo Pérsico).

Si bien es triste, el papel del Centro Reiss en el antidemocrático juicio político no es único. En el primer día de las audiencias para el juicio político de Trump, 5 de noviembre, los testigos presentados por el Partido Demócrata para dar testimonio fueron profesores de facultades de Derecho de élite: Noah Feldman (Harvard), Michael Gerhardt (Universidad de Carolina del Norte) y Pamela Karlan (Stanford). Feldman fue asesor político del Consejo de Gobierno iraquí en 2003 y Karlan trabajó en el Departamento de Justicia de Obama entre 2014 y 2015, cuando la agencia atacaba a Edward Snowden y Julian Assange por exponer la vigilancia masiva y los crímenes de guerra brutales de EE.UU.

La participación del Centro Reiss en las audiencias para el juicio político y la campaña anti-Rusia del Partido Demócrata confieren la mayor urgencia al trabajo del JEIIS (Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social, IYSSE) en la NYU y su lucha para movilizar a los estudiantes y trabajadores independientemente del Partido Demócrata, sobre una base socialista contra el gobierno de Trump.

Este semestre, el JEIIS organizó una reunió importante sobre el Proyecto 1619 del New York Times como parte de una serie nacional patrocinada por el Partido Socialista por la Igualdad (SEP) y el JEIIS sobre “Raza, clase y la revolución que se avecina en EE.UU.” Con su falsificación racialista de la historia, el Proyecto 1619 es el corolario ideológico de los preparativos belicistas y el juicio político de los demócratas y la CIA, que buscan desorientar y dividir a la clase obrera cuando esta empieza a luchar contra el capitalismo.

En respuesta a la reunión del JEIIS, la administración de la NYU organizó, con poca antelación, una reunión con Nikole Hannah-Jones, directora del Proyecto 1619, que fue moderada por el presidente de la NYU, Andrew Hamilton. En la reunión se impidió a un representante del Partido Socialista por la Igualdad hacer una pregunta y Nikole Hannah-Jones dijo que “no había antisemitismo en Alemania” porque “no quedaron judíos” tras el genocidio nazi (ver: Nikole Hannah-Jones, la teoría de la raza y el Holocausto).

Al día siguiente, el IYSSE celebró una exitosa reunión en la NYU, que refutó las falsificaciones políticamente motivadas del Proyecto 1619 y proporcionó una perspectiva para la próxima revolución socialista a una audiencia de trabajadores y estudiantes. Esta lucha debe continuar y ampliarse en la NYU y en todo el país. Instamos a todos los estudiantes y jóvenes que quieran unirse a esta lucha contra el imperialismo y al socialismo para que se pongan en contacto y se unan al JEIIS.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de diciembre de 2019)

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