Un nuevo informe revela que la mayoría de los estados de Estados Unidos están perdiendo terreno en medidas clave relacionadas con la esperanza de vida, que ha disminuido en cada uno de los últimos tres años. El "Puntaje de 2019 sobre el desempeño de los sistemas estatales de salud" del Commonwealth Fund muestra que las "muertes por desesperación" (muertes prematuras por suicidio, abuso de alcohol y sobredosis de drogas) continúan aumentando en casi todos los estados. El informe muestra, además, que estas muertes están vinculadas al aumento de los costos de la atención de la salud que suponen una carga financiera cada vez mayor para las familias de todo el país.
El reporte del Commonwealth Fund evaluó las “muertes por desesperación” en los 50 estados y el Distrito de Columbia, y elaboró un ranking para 47 medidas de acceso a la atención médica, calidad de la atención, uso de la atención médica, resultados de salud y atención médica basada en las disparidades de ingreso. El informe encontró que la expansión del seguro estatal Medicaid bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible ha sido un factor central que llevó a mejoras significativas en el acceso a la atención médica.
Las razones detrás de la decisión de una persona de quitarse la vida, de consumir drogas hasta una sobredosis fatal, o de beber alcohol en exceso que conduce a problemas de salud y la muerte, son complejas. Pero este nuevo estudio muestra que una de las principales causas subyacentes de tales tragedias es la desigualdad social, en particular la falta de acceso a la atención médica y las dificultades financieras asociadas.
La crisis de los opioides, el suicidio y las muertes relacionadas con el alcohol
Si bien el estudio encontró que las muertes por suicidio y abuso de alcohol y drogas son parte de una crisis nacional, señala que los estados y las regiones se ven afectados de diferentes maneras. El trastorno por uso de opioides ha impulsado un aumento en las muertes por sobredosis de drogas con resultados trágicos para las familias en todo el país. La aparición de opioides sintéticos altamente letales, como el fentanilo, en el suministro de drogas ilícitas ha contribuido a esta crisis nacional.
La epidemia de opiáceos ha afectado especialmente a los estados de Nueva Inglaterra, en el medio de la costa atlántica y varios estados del sudeste. West Virginia, Ohio, Pennsylvania, el Distrito de Columbia, Kentucky, Delaware y New Hampshire tienen las tasas más altas de mortalidad por sobredosis de drogas.
En Pennsylvania, Maryland y Ohio, las tasas de mortalidad por sobredosis de drogas fueron al menos cinco veces más altas que por abuso del alcohol y aproximadamente tres veces más altas que las tasas de suicidio. En Montana, Nebraska, las Dakotas, Oregon y Wyoming, las tasas de mortalidad por suicidio y alcohol fueron mayores que las de drogas.
West Virginia ha sido el estado más afectado por la crisis de los opioides, con 58.7 muertes por cada 100,000 residentes, una cifra asombrosa dos veces y media más que el promedio nacional. Esto fue 25 por ciento más que en el estado con la siguiente tasa más alta de muertes por opioides, Ohio, que tuvo 46.3 muertes por cada 100,000 residentes. Las muertes relacionadas con opioides en West Virginia se multiplicaron por cinco en 12 años, pasando de 10.5 muertes por 100,000 en 2005 a 57.8 en 2017.
La tasa de muertes por sobredosis de drogas aumentó más del doble en los Estados Unidos entre 2005 y 2017. Estas muertes aumentaron en un 10 por ciento solo entre 2016 y 2017.
Las tasas de suicidio a nivel nacional han aumentado en casi un 30 por ciento desde 2005. Paralelamente al fuerte aumento en la tasa de mortalidad por sobredosis de drogas, la tasa nacional de muertes por suicidio aumentó de manera más acelerada entre 2016 y 2017 que durante cualquier otro período de un año en la historia reciente. De manera similar, la tasa de mortalidad relacionada con el alcohol aumentó aproximadamente un 2 por ciento anual entre 2005 y 2012, pero aumentó aproximadamente un 4 por ciento anual entre 2013 y 2017.
Seguro, acceso y costo de salud
El Commonwealth Fund señala que las reducciones en la población no asegurada luego de la expansión de la cobertura de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA; Affordable Care Act) en 2014 ahora se han estancado o incluso han comenzado a erosionarse en algunos estados.
La ACA, comúnmente conocida como “Obamacare”, si bien amplía parte del acceso a la cobertura de atención médica, nunca ha desafiado la dominación de la industria médica con fines de lucro. Se requería que las personas sin seguro pagado por su empleador o un programa gubernamental compren un seguro de una compañía de seguros privada.
Casi todos los estados vieron reducciones sustanciales en las tasas de no asegurados entre 2013 y 2017 con la apertura de los mercados de seguros de la ACA, con menos personas citando los costos como una barrera para recibir atención médica.
Cuando se escribía la ACA, se habló de expandir Medicaid, el programa del seguro de salud para los pobres administrado conjuntamente por el Gobierno federal y los estados, para todos los ciudadanos estadounidenses y residentes legales con ingresos de hasta el 133 por ciento de la línea de pobreza. Sin embargo, la Corte Suprema de los EUA dictaminó en 2012 que dependía de los estados ampliar o no sus programas de Medicaid.
Casi todos los estados que expandieron Medicaid bajo la ACA vieron una reducción en las tasas de no asegurados hasta el 2015. Sin embargo, después de 2015, cualquier progreso en la reducción de las tasas de no asegurados se había estancado en la mayoría de los estados. Desde el 2016 hasta el 2017, más de la mitad de los estados estaban simplemente estancados. Dieciséis estados vieron un aumento del 1 por ciento en la tasa de no asegurados, incluidos los que expandieron y los que no expandieron Medicaid.
Los estados que adoptaron la expansión de Medicaid han visto tasas más bajas de personas no aseguradas. Para el 1 de enero de 2017, Massachusetts tenía la tasa más baja de personas sin seguro, con un 4 por ciento. Los estados con las tasas más altas de no asegurados (Mississippi, Florida, Georgia, Oklahoma y Texas) se encontraban entre los 19 estados que no habían ampliado Medicaid para esa fecha. En Texas, el 24 por ciento, casi una cuarta parte de todos los residentes, estaban sin seguro
Las tasas de no asegurados fueron particularmente altas en los estados con grandes poblaciones afroamericanas e hispanas. En Florida, Georgia y Texas, aproximadamente el 20 por ciento de los adultos negros no tenían seguro en 2017, en comparación con el promedio de los EUA de alrededor del 14 por ciento. En Texas, más de un tercio de los adultos hispanos no tenían seguro en 2017. Sin duda, algo que contribuye a esta cifra entre los hispanos es la denegación de Medicaid y el acceso al mercado de ACA para inmigrantes indocumentados.
Costos de salud
Además de la falta de seguro de salud, el alto costo de la cobertura para las personas aseguradas contribuye a la crisis en el acceso a la atención médica. El informe señala que, a fines de 2018, 30 millones de adultos seguían sin seguro y se calcula que 44 millones de personas tenían seguro, pero lo consideraban un "seguro insuficiente" debido a los altos costos de bolsillo para la atención médica en relación con sus ingresos.
Las personas con planes individuales de bajo la ACA estaban aseguradas a las tasas más altas. Sin embargo, el costo de los planes privados de atención médica patrocinados por el empleador está aumentando, lo que expone a los trabajadores y sus familias a mayores deducibles y costos de bolsillo. En la mayoría de los estados, la cantidad que los empleados contribuyen a la cobertura de su empleador está aumentando más rápido que el ingreso medio.
Un factor clave que contribuye a las tasas de personas sin seguro o con seguro insuficiente es la tasa general de crecimiento en los costos de atención médica en el país. En comparación con el lento crecimiento de los ingresos medios de EUA, los trabajadores enfrentan costos crecientes a medida que las aseguradoras aumentan los deducibles y otros costos compartidos para los afiliados. Como los trabajadores con planes tanto del ACA como de empleados están cubiertos por la industria de seguros, estas compañías privadas elevan los costos para que los asegurados aumenten sus costos.
El informe del Commonwealth Fund desmiente el mito de que el uso de los servicios de atención médica por parte de las personas sea el principal impulsor del crecimiento de costos y primas. El informe señala que existe una evidencia creciente de que los precios pagados por las aseguradoras privadas a los proveedores de atención médica, en particular los hospitales, son responsables de este crecimiento.
El informe señala, según el Health Care Cost Institute, que “entre 2013 y 2017 los precios de los servicios para pacientes hospitalizados pagados por las aseguradoras privadas aumentaron en un 16 por ciento, mientras que la utilización disminuyó en un 5 por ciento. El análisis encontró patrones similares para los servicios ambulatorios y profesionales, así como los medicamentos recetados".
En otras palabras, mientras los trabajadores y sus familias están luchando por obtener una atención médica decente y asequible, todo el sistema de prestación de atención médica en los Estados Unidos está orientado a enriquecer los hospitales, las empresas farmacéuticas y las compañías de seguros. Los que sucumben a las "muertes por desesperación" son las víctimas de un sistema de atención médica y de una sociedad que valora las ganancias capitalistas por encima de la salud y la vida misma de sus ciudadanos.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de junio de 2019)