Si bien gran parte de Venezuela permanece sin energía eléctrica debido a un apagón que el presidente Nicolás Maduro atribuye a ataques cibernéticos de los Estados Unidos, la historia en torno al presunto incendio de un camión de “ayuda humanitaria” en el puente de Cúcuta, Colombia, que tuvo lugar el 23 de febrero, ha quedado completamente expuesta.
Ahora está claro que las acusaciones de Marco Rubio, John Bolton y otros funcionarios estadounidenses de que Maduro ordenó la quema del envío de ayuda fueron mentiras destinadas a ganar apoyo para los esfuerzos del Gobierno de Estados Unidos para instigar un golpe de Estado derechista en Venezuela.
La quema del camión con ayuda ocurrió cuando un pequeño número de activistas de derecha y bandas criminales se reunieron en el puente Francisco de Paula Santander que conecta Colombia y Venezuela e intentaron forzar el ingreso de un convoy de camiones cargados con suministros proporcionados por la Agencia para el Desarrollo Internacional de EUA (USAID, por sus siglas en inglés), la cual está vinculada a la CIA.
El títere estadounidense, Juan Guaidó, y la oposición de derecha esperaban que esta táctica provocara deserciones masivas en el ejército venezolano y movilizara apoyo popular para derrocar a Maduro. Sin embargo, el convoy de ayuda — al cual se opusieron la Cruz Roja y la organización de ayuda de la Iglesia Católica debido a su transparente propósito político — fue fácilmente repelido y las deserciones entre los militares han sido hasta ahora menores.
Los informes no confirmados de fuentes a favor de la oposición que señalaban que el ejército venezolano era responsable de quemar el camión de ayuda fueron divulgados de inmediato por funcionarios de los Estados Unidos. El senador Marco Rubio afirmó en Twitter, sin ninguna prueba: “Cada uno de los camiones quemados por Maduro llevaba 20 toneladas de alimentos y medicinas. Este es un crimen y si el derecho internacional significa algo, él debe pagar un alto precio por esto”. Otros tuits similares fueron emitidos poco después por John Bolton, el asesor de seguridad nacional de los Estados Unidos, Mike Pompeo, el secretario de Estado, y Mark Green, el jefe de la USAID.
Los medios de comunicación estadounidenses obedientemente asumieron su papel de difundidores de propaganda estatal, informando como un hecho absoluto todas las afirmaciones que este incidente fue llevado a cabo por fuerzas pro-Maduro. Como lo informó Glenn Greenwald en The Intercept: “CNN lideró el camino no solo para difundir estas mentiras del Gobierno, sino también para afirmar de manera independiente su verdad”, cuando afirmó que “un equipo de CNN vio cuando dispositivos incendiarios de la policía en el lado venezolano de la frontera prendieron en fuego los camiones”.
Sin embargo, las mentiras sobre el camión quemado fueron utilizadas para alinear a la fuerza a cualquier demócrata que podría haber titubeado en cuanto a la operación de la Administración de Trump, incluyendo a Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. En la noche de la operación del convoy de ayuda, Sanders tuiteó “el Gobierno de Maduro debe poner las necesidades de su pueblo primero, permitir que ingrese la ayuda humanitaria en el país y abstenerse de emplear violencia contra los manifestantes”.
Como quedó claro poco después del incidente por los reportajes tanto de fuentes de medios de comunicación opositores como el informe de Max Blumenthal en Grayzone, los responsables de quemar el camión fueron los mismos manifestantes fascistizantes antigubernamentales que acompañaban el convoy cuyo propósito era ser un caballo de Troya. Como lo muestra claramente el video, el trapo en fuego de uno de los cócteles Molotov lanzados por los manifestantes se separa de la botella y se dirige hacia uno de los camiones.
El sábado por la noche, el New York Times publicó un informe revelador analizando el video del evento y proporcionando un gráfico del puente, que muestra las posiciones relativas de las tropas gubernamentales y los camiones con ayuda, junto con las posiciones de los manifestantes. Esto socavó completamente las afirmaciones de que el camión quemado fuese responsabilidad de Maduro.
El informe del Times, semanas después del evento, solo subraya que ninguna de las afirmaciones proimperialistas de los políticos y las figuras de los medios de Estados Unidos se puede creer en primera instancia, incluidas las afirmaciones de que la gran mayoría de la población venezolana quiere que Maduro salga y Guaidó tome el poder. Existe un odio generalizado contra el imperialismo yanqui entre la población venezolana, quien ve a Guaidó como un títere de los Estados Unidos. No hay un apoyo masivo para un golpe de Estado.
Esto, sin embargo, no ha impedido que la Administración de Trump continúe con sus esfuerzos para socavar al Gobierno de Maduro. En una entrevista del domingo en el programa “This Week” de ABC, Bolton se negó a predecir que Maduro sería expulsado, pero declaró: “Creo que el ímpetu está del lado de Guaidó”.
Venezuela se encuentra actualmente en el cuarto día de un apagón en todo el país, con Maduro afirmando en Twitter que la interrupción del servicio y los subsiguientes fallos al intentar reiniciar el sistema son el resultado de múltiples ataques cibernéticos. Si bien la infraestructura de Venezuela ha sufrido durante años debido a la falta de inversión, lo cual podría causar un corte de este tipo, un ataque de esta naturaleza está ciertamente dentro del poderío del Gobierno de los Estados Unidos.
Guaidó aprovechó el apagón para instar a la marginada Asamblea Nacional, controlada por la oposición, para que declarara un “estado de alarma”, que autorizaría la entrega de ayuda humanitaria internacional, lo cual plantea la posibilidad de otro enfrentamiento con Maduro.
(Publicado originalmente en inglés el 11 de marzo de 2019)