El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató una diatriba global contra el socialismo en una universidad de Florida el lunes, en la que se dirigió a Venezuela como la primera línea de batalla en su cruzada fascistizante.
Ante una audiencia selecta de agentes republicanos y exiliados de derecha venezolanos y cubanos que cantaban "USA, USA, USA" y "Trump, Trump, Trump", el discurso y la reacción del público tuvieron un carácter fascistizante. Resucitó el lenguaje no solo de mccarthismo y de la John Birch Society en los Estados Unidos de los años cincuenta, sino también el de Mussolini y Hitler en la Europa de los años treinta.
Imitando a los dictadores fascistas, el antisocialismo histérico del presidente se combinó con un belicismo imperialista. Trump presentó un ultimátum a los militares venezolanos sobre capitular ante el cambio de régimen de los Estados Unidos o ser masacrados. Dejó en claro que Washington considera que el golpe de Estado contra el Gobierno de Nicolás Maduro es solo el primer paso en una guerra a nivel hemisférica para derrocar a los Gobiernos de Nicaragua y Cuba y erradicar la creciente influencia de los rivales geopolíticos de Estados Unidos, China y Rusia en América latina.
Para Trump, el discurso en Miami, sin duda, representó una de las primeras salvas de su campaña electoral de 2020, en la que pretende movilizar a los elementos más ultraderechistas de los Estados Unidos. Pretende poner a los demócratas a la defensiva, obligándolos a negar cualquier conexión con el "socialismo" o el "izquierdismo". Cuenta con su cobardía congénita: que ningún demócrata saldrá a advertir al pueblo estadounidense que el hombre que está en la Casa Blanca, como han revelado sus asesores, ha estudiado los discursos y escritos de Adolf Hitler y está llevando a cabo políticas que llevan a una dictadura abierta y a la represión policial-estatal.
El discurso de Trump, repleto de promesas de llevar a cabo una cruzada global contra el "comunismo y el socialismo", reflejó temores crecientes dentro de la oligarquía dominante de los Estados Unidos, pero no hacia la insípida política de gente como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez, sino hacia un peligroso desafío desde abajo a su poder y riqueza. Esta capa gobernante se ve estremecida por la expansión constante de huelgas, incluidas las que se lanzan en oposición a los sindicatos existentes, así como una radicalización generalizada tanto de los trabajadores como de los jóvenes. Las encuestas recientes han expresado cada vez más la preferencia de una generación más joven por el socialismo más que el capitalismo. Este temor entre los milmillonarios y multimillonarios de los Estados Unidos constituye una base esencial para la agenda fascistizante promulgada por Donald Trump.
El discurso también se produce pocos días después de la declaración del estado de excepción, cuyo propósito inmediato es utilizar a los militares para construir un muro a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. Sin embargo, las implicaciones son mucho más amplias. La declaración es un asalto frontal a las normas constitucionales básicas y los derechos democráticos, dirigidos al crecimiento de la oposición social dentro de los Estados Unidos. Trump y sus principales asesores están operando a partir de un libro de jugadas fascistas.
En su diatriba anticomunista, Trump declaró que "el socialismo por su propia naturaleza no respeta las fronteras", y "siempre está buscando expandirse", una queja que refleja los temores dentro de la clase dominante del creciente movimiento internacional de la clase obrera. Esto incluye la erupción de huelgas por los trabajadores mexicanos en las plantas maquiladoras que alimentan a la industria automotriz de los Estados Unidos en la misma frontera que Trump quiere bloquear.
Contra esta expresión incipiente de la unidad internacional de la clase obrera, Trump escupe el veneno del nacionalismo y la xenofobia, como lo hicieron los fascistas de los años treinta.
"La hora crepuscular del socialismo ha llegado a nuestro hemisferio", recitó Trump, siguiendo un discurso redactado por su asistente fascistizante, Stephen Miller
El socialismo, proclamó, “consiste en casi una sola cosa, el poder para la clase dominante". Solo produce, añadió, "corrupción, explotación y decadencia". ¿Cómo difiere esto en lo mínimo del Gobierno y el orden social que él mismo preside? No pudo explicar.
En relación con Venezuela, Trump declaró en su discurso que Washington busca "una transferencia de poder pacífica, pero todas las opciones están abiertas".
Esta amenaza directa de una intervención militar estadounidense se produce cuando el Pentágono se ha involucrado cada vez más en una provocación transparente en la frontera de Venezuela, utilizando aviones de carga de la Fuerza Aérea de EUA que se describen como "ayuda humanitaria" en la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta. Washington tiene un historial bien conocido de emplear charadas "humanitarias" similares en América Central y en otros lugares como medio para entregar armas a fuerzas terroristas.
El objetivo de acumular suministros de USAID en la frontera es provocar una confrontación con el ejército venezolano que luego se puede utilizar como pretexto para la intervención militar directa de los Estados Unidos.
El entrelazamiento que hace Trump de la ambición del imperialismo estadounidense de esclavizar a América Latina y un anticomunismo rabioso conducirá, si no se detiene, hacia una guerra hemisférica y una represión masiva dentro de los EUA.
Dentro de este contexto político, se debe tomar nota especial de las amenazas cada vez más violentas de Trump contra aquellos a quienes percibe como sus enemigos personales. Su demanda de "retribución" contra Alec Baldwin, cuya última parodia en el programa de comedia Saturday Night Live de Trump enojó al presidente, no fue nada menos que una incitación a un ataque físico contra el actor. Este episodio político debe tomarse en serio. Sin embargo, como es de esperar, la amenaza contra Baldwin, así como la diatriba de Trump en Florida, fue ignorada en las transmisiones de noticias de las principales cadenas de televisión el lunes por la noche.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de febrero de 2019)